Eso que está bajo la almohada ¿es una vaca?
Esto no es un escote, es una patria.
(Vázquez Montalbán a Cecilia Rossetto)
Uno no puede ser escritor si no se ha comido un ventrílocuo.
No importa cuando.
Ni lo grueso o delgado que estaba.
Importa, sí, comerse también al muñeco.
A partir de ahí, escribir, sin cesar, como un alucinado monje zurdo, contar, no importa qué, ni cómo, el caso es contar, alimentar el hircocervo, esparcir grano, mantener la impostura de ser quién no eres, al menos no eres como eres, o sí, cubrir el rostro de ella con un pañuelo para no besar los labios que otro haya besado, ya, que cuando vi su cama no pude contener el escalofrío de imaginarla en brazos de su marido, sus suspiros, las palabras que a mí también me decía, después, o en días alternos, locura de enamorarse de quién no se debe, enajenación de pubis, insistencia en el error, caminar por el lado oscuro de la calle, el hueco entre mis sábanas, la ausencia de aquella con quién las compartía, ausencia más ausencia es igual a soledad, palabras de alquitrán, palabras enemigas que no me socorren, hacer la maleta y huir, la luna se reflejaba en su piel y ella dormía con las ventanas abiertas mientras yo siempre las he cerrado, discrepancias mínimas que fueron creciendo, dulce contra salado, chocolate contra pepinillos (en vinagre), sentido del humor contra un amor que se fue diluyendo cuando consumimos las posturas, una tras otra, intentamos invitar a terceros a nuestra cama pero unos eran feos y otras ansiosas, aquel tenía un lunar en la mejilla y a esa le gustaba más ella que un servidor que servía lo mismo para un roto que para un descosido pero que cuando se comió el primer ventrílocuo estuvo digiriéndolo tres semanas, como una boa constrictor, asimilando eso de hablar con las tripas, simular que el bajito era el que decía lo que tú sentías, meterle la mano entre la ropa y mover sus labios, los tuyos en realidad, ser otro y tú, demasiado complicado eso de ser uno mismo y hasta aquí puedo leer.
Porque uno, ya te digo, no puede dedicarse a esto de escribir si no se ha comido también varios muñecos, pequeños señores plastificados que digan lo que tú no dices alrededor, personajes de cartón manipulables, mecanismo elemental y consensuado, salir al escenario y hacer reír, o llorar, pasen y vean, el oso amoroso, la mujer barbuda, el león rapado, los payasos sin atrasos, este es el circo literario para espectadores sin complejo de lectores, por cierto, nena, eso que está bajo la almohada ¿es una vaca?
27 comments :
Muy bueno, Pedro.
Hoy me toca viaje al pasado (no te extrañará) y lo hago de mano del bisabuelo de mi mujer, que era ventrílocuo y diseñaba sus propios muñecos.
Allá por 1914 actuaba en "Poliorama" con su nombre "Gran Juliano", "ventrílocuo originalísimo", según recoge La Vanguardia en su hemeroteca
http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1914/03/15/pagina-11/33332712/pdf.html
Y creo que tienes razón.
No se puede ser escritor sin haberse comido un ventrílocuo con sus muñecos y todo.
Un abrazo.
También me lo he encontrado en
http://www.elcomerciodigital.com/gijon/20070804/la-columna/viejo-gijon-20070804.html
¿Y si un gran ventrílocuo lo come a uno? ¿Lo come como quien se come un pollo o selecciona a alguien que cacaree demasiado? ¿Y vale que también como un ventrílocuo se coma a un poeta?
Gente que sin apenas mover los labios funden sexos, posturas y cuentos, ¿cómo lo harán, me he preguntado siempre?
Saludos, Pedro.
¿Y tú? ¿Tú?
Esto va a parecer una canción de los Sudamericanos como siga así
¿Me hablas de genialidad, de locura?
Madre mía, hace tanto tiempo que no tengo un orgasmo como Dios manda, eso me pasa por acostarme con ateos.
Pero tú, tú...aunque agnostico, te llevas una vaca, la metes debajo de la cama, empiezas a decir de aquí y para allá y yo, y yo, ains
Ays, Pedro ¡Cómo me has dejao!
ybris, ay de aquel que olvide sus orígenes, de dónde venimos, nunca sabrá quién es, ni dónde va. Aunque los amnésicos voluntarios son los que más lejos llegan, no necesitan recordar, ni siquiera hablar, con pisar a los demás es suficiente (todo estos rumores y planes contra los trabajadores me tienen frito. Pandilla de haraganes).
Me permití el atrevimiento de enviarte ese trabajo nostálgico de un coleccionista pulcro y lleno de recuerdos. Me gustó y quise compartirlo.
Pero debo añadir que estoy más en el ahora que en el ayer, ni siquiera recuerdo muchos rostros, prefiero imaginarme los que conoceré en breve.
Estoy en un momento de cambio, no desdeño lo que pasó pero me siento hervir por un cambio.
¿Podría el Gran Juliano darme algún consejo?
Un abrazo.
Querido Tempero, has tocado la fibra de la existencia. Un muñeco gigante nos ha comido (haced tiempo, rey, hace tiempo) y pone en nuestra boca lo que quiere que digamos. Dicta modas, tendencias, costumbres, opiniones, posturas (aunque el sexo lo pongamos nosotros). Ese Gran Muñeco Gigante se llama Televisión y lo mueven manos poderosas.
yo no veo televisión. Solo documentales de la 2
¡Mentira!
no…como mucho hago zapping…
¡Trolero!
Entre tú y yo, Tempero, una vez me comí un poeta (sorry, una poetisa). Durante un tiempo hablé por mis labios los que ella movía en mis tripas.
Pero, ay, empezó a crecer y crecer en mi interior, desbordando estómago, intestinos y el orto, se desbordó mi yo y en esa marea me ensucié y sufrí (soy tan pulcro, tan remilgado). Hube de lanzarme de cabeza a lagos en las alturas (soy tan buen nadador) y allí, en el frío de la nada, volver a intentar la ingestión de poetas nuevos. ¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?
Saludos de jueves después del miércoles.
Pues tú más Nikté, tú la bolita del mundo.
Hala, rebota, rebota.
Mis respetos, que pensaba que eras una niña mona que jugaba a bloggear.
Y no, eres genial,Ana María se fue buscando el sol en la playa. (era Eva María, ya lo sé).
Escribes con ese punto que determina el límite, el perímetro de lo verdaderamente bueno. Tú estás dentro.
O eso dice mi muñeco.
¿Tienen hipo los muñecos?
Conocí a una mujer (escolti, una señora ¿eh?) que no tenía orgasmos, se los negaba. Yo brujuleaba por su cuerpo, arriba y abajo, tocaba su mente a la par que su cuerpo (qué rico, señor), era un obrero sexual, con mi pañuelo de cuatro puntas en la cabeza y el palillo entre los labios. Cordera. Y ná, ná de ná.
¿Gozas, vida?
Anda, bobo, sigue, te doy media hora para que insistas
Y ansí nos pasábamos las tardes, como si nada. Dale que te pego.
Por cierto, a las 7,23H ¿te viene bien?
Buen jueves.
¡qué gozada, Pedro!
:-)
Pues... yo muñecos... no, pero sapos ¡un montón! Quizás por eso escribo como con hipo y no consigo salir de la charca.. ¡suerte de los nenúfares que me alegran un poco la vida!
A un conocido le pasó lo mismo de:"por cierto, nena, eso que está bajo la almohada ¿es una vaca?" Pero rectificó en seguida: "Perdona, ¿por qué te has metido ahí?"
un abrazo
Escribe la experiencia y es para quitarse el sombrero.
Besos
Los poetas andaluces andaluces como Jose Carlos Rosales en su libro 'El desierto, la arena' dicen/e en su poema titulado 'Pasos en la arena'
Recuerdas los caminos que quedaron
atrás. Aunque pudieras no podrías
volver a recorrerlos: se han borrado
y, al girar la cabeza, no ves nada,
en la arena no hay nada de tus pasos.
Recuerdas los caminos que no existen
y lamentas haberlos recordado:
esperarás sin ganas a que el viento
también borre las huellas de esa pérdida
que vuelve sin que vuelva lo perdido.
Recurdas los caminos imposibles
y te olvidas de ver el horizonte
que, delante de ti, parece vivo
Ed. Fundación Jesé Manuel Lara
Colección Vandalia/Nova
Y esto pedro en cuanto a lo que dicen los poetas andaluces. Ahora te puedo decir cómo se anda a caballo:
en este enlace que si quieres pones algún día, aunque yo de los caballos desconfío, piafan en exceso y acaban tirándote. Yo me monté en uno y aún ando tras de la amazona que se atreva. El problema es que mi caballo es demasiado barroco. Ve a Ella y se pone a dar cabriolas raras e inconcebibles. Y yo le digo, tú para que yo soy el poeta, y el relincha que relincha. Para amigo, que me bajo. Le digo, que este lance no necesita de caballo. Pero de lo que si no me olvidaré nunca será de los caballitos persas ni del amor imprevisto. Lorca, ya sabe usted:
Mil caballitos persas se dormían/en la plaza de tu frente
Saludos bien entrado el jueves.
No, querido Pedro, eso que está debajo de la vaca es una almohada de plumas de ganso.
En la famosa serie de televisión “Twilight zone” había un capítulo en el que el protagonista era un ventrílocuo y su muñeco, o... quizás era al revés, un muñeco y su ventrílocuo. No sé, nunca se sabe quién habla, si yo o tú, tus comentaristas o tus lectores silenciosos, tus vacas o tus almohadas que tarde o temprano vomitarán todos tus sueños llenando la habitación de plumas de ganso..
Saludos
Uy, qué rico!! Me estoy imaginando los pepinillos en vinagre con nocilla y se me hace la boca agua.
Ten cuidado con las vacas que se meten debajo de la almohada, son menos molestos los ratoncitos perez. Y puestos a soñar convienen los caballos alados que pueden transportarte cómodamente por las dimensiones oníricas.
Me ha encantado.
Besos.
Bah ...para ser escritor sólo hay que estar un poco loco.
Incluso a dieta.
Pedro, sigues siendo un interesante escritor, un prolífero escritor, un vegetariano escritor que come mujeres con ensalada sin ajo.
ml
Mi muñeco me dice que bajo la almohada se adormecen voces y ecos que nadie podrá jamás oir.
Y que les den. Pues no hay más sordo que el que no quiere oir.
Por mucho que le den al vinilo e intenten inventarse nuevas notas y melodías., siempre he creído que la escritura es cosa de "ventrilocurailades".
Es oirlas, y es escribirla, es bailarlas. Son notas, sólo notas tal vez desafinadas, pero notas.
Hay quienes saben esperar orgasmos que nunca llegarán, hay quienes saben fingirlos y hay también de esos que cuando se entregan saben dejarse la piel y la voz del otro.
Todo depende de la vaca;) y del toro...
Besos
Entras en Glup.2 y se enciende la noche
Y tras ese cambio, ¿serás quién eres como eres?
¿Dirás cuanto escribes y escribirás cuanto dices?
¿Serás el amante, y el asesino, y el engañado, y ella, y el monstruo, y el seductor?
Y asi son los genios, insatisfechos, llenos de vanos intentos por conseguir lo que ya son.
Un beso.
Gozada, querida Mirada es poder escuchar el regalo de tu voz.
Muchas gracias por tu apoyo siempre lleno de cariño.
Y por tu risa. Un beso
De cenizas, qué casualidad, a mi me gustan a la plancha, no muy hechos, vuelta y vuelta, ligeramente sazonados y con esa salsita tan rica que utilizan en Guetaria (por ejemplo). De chuparse los dedos.
Bajo las almohadas se encuentran cosas insólitas.
Una noche me encontré una señora.
Qué cosas.
un abrazo
Arantza G. ¿te refieres a dormir con vacas? ¿o a comerse ventrílocuos?
Ay. Besos
Tempero, por eso hay que tener cuidado dónde se monta uno o a quién.
A mí los relinchos y eso de piafar que ya no me pone, oye.
Viernes, buen fin de semana
El peletero un poco ganso sí soy, lo reconozco, pero no tengo plumas, ni pluma (solo estilográfica y no la uso).
Con ves/lees hay palabras y a más a más, frases, que dan mucho juego. Lástima que el deber me llama. Seguimos. Mis saludos.
Qué bonito mabel g. c. subirse a un caballo alado (¿Pegaso?) y alejarse de este mundo en crisis irremontable. Montarse para superar lo que no se puede remontar.
Por cierto, el ratoncito Pérez no existe, anoche dejé la dentadura postiza y no me trajo nada (quizás se sabe el truco).
Besos.
Tesa por eso escribo tan mal.
¿Escritor es el que escribe? ¿cuenta la calidad? ¿quién la determina?
¿Hay que comer para escribir? ¿Y al revés? Ay
ml no me he comido una mujer nunca, soy de estómago delicado.
Ahora, eso sí, alguna me ha comido a mí, entero, sin dejar ni rastro de mi recuerdo, de aquel quién era.
Ya te lo contaré.
Encantado de volverte a ver.
Ese final Eva- La Zarzamora...
Depende también de la luna.
Recuerda aquello de ese toro enamorado de la luna
La habilidad cuenta, claro, pero acariciar el alma es un proceso previo a cualquier unión pre orgásmica. O así. Besos
El asesino no gaia07, el resto lo admito, lo soy, lo confieso, no quería pero fue así, tú sabes, la noche, habíamos bebido en las fuentes del sentimiento y los temblores de horizonte nos cegaron.
La insatisfacción puede ser un freno o un estímulo, depende del aire.
Te beso, hoy más (mientras te guiño un ojo)
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