viernes, 21 de septiembre de 2007

Semilla de mostaza.

En la madrugada de China, hordas de pintores se agazapan bajo la loma a la espera del amanecer para atraparlo y destrozarlo en sus lienzos con su arte de caligrafía fraccionada y pinceles torcidos.
Pero hoy toca lluvia de ángeles y las acequias están saturadas de querubines, los caminos rebosan tronos aburridos, dominaciones impacientes y el barro brilla con efímera santidad.


El mundo es un carro de heno y los ancianos padres de Pan- Yüe están sentados bajo el oculto sol de los presagios. Hablan emocionados de su hija tan especial. Todos los padres chinos dicen que su hija es especial pero Pan- Yüe es -seguro, lo dicen las crónicas de los Chi-kwai- la más especial, la más guapa entre las zarzas de la vida que fluye como un río melancólico, revuelto, impetuoso y sin embargo, limpio.
Una mujer duerme bajo la higuera custodiada por un enorme perro negro de colmillos blancos.
Un hombre está jugando con fuego, juglar pasando su ordalía particular bajo las murallas de la ciudad prohibida.
Un anciano murió ayer.
Una niña nacerá hoy a las doce y tres minutos.


Pan- Yüe mira por una ventana los días que pasan, atónita, impaciente, curiosa, ávida, abierta a todos los vientos, cerrada a la lluvia del no, con los ojos llenos de rocío y nieve, con las manos palpando cada superficie de piedra, madera, hielo o anochecer.
Una línea se traza desde su mirada hasta una nube, otra hasta el extremo del tejado, otra hasta esa inquietud a la que todavía no ha dado nombre. Siente y no sabe, sabe y lo siente, sabe, siente, sabe y dieciocho años, parece que fue ayer.
Una mujer está soñando con un hombre que le mira por sus valles internos, que le lleva de la mano a un castillo en lo alto de la montaña.
Ese hombre del fuego jamás ha visto a una mujer y se acerca atónito, imprudente, indefenso.
Luego el perro muerde al hombre y la mujer despierta por los gritos y ladridos, ve la sangre en las piernas que huyen.
El anciano murió sin haber vivido.


La niña que nacerá hoy está inquieta en el vientre de su madre, que también está inquieta, del padre que espera y se muerde las uñas, de toda la familia que llama y da vueltas por las calles.
Pan- Yüe es la más guapa, eso dicen sus ancianos padres, aunque todos los padres chinos dicen que sus hijas son las más guapas, en este caso el oráculo ya lo había previsto -eso dicen las crónicas de los Chi-kwai- con los huesos de pollo, los posos de achicoria y el canto del gallo en el solsticio.


Los inoportunos pintores han huido y el sol disuade a los paseantes. Refugiados en la sombra de una chopera junto al río, Pan- Yüe, su hermano, sus padres y varios millones de chinos más aguardan el plácido mediodía y el atardecer con sus cantos de colores. Pero cuando llega la noche con su luna de esperanza, todos se van y Pan- Yüe se queda sola con sus dieciocho años, en su cama da vueltas y vueltas, sonriente porque la vida le lleva en un carruaje de amor y promesas.




12 comments :

Gusthav dijo...

El mundo es como un juego donde uno es el bueno del juego y trata de llegar al final, matar al malo y rescatar a la doncella, ó encontrar la felicidad.

Saludos y abrazos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Arthur dijo...

Que dicha para cualquier mujer ser Madre. Yo no tengo hijas, pero tengo una sobrina de 4 años que yo veo muy bonita.

Un perro negro? Yo he soñado 2 veces que me muerde un perro, y yo persigo furioso hasta alcanzarlo y dejarlo casi muerto.

Saludotes, y abrazotes

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Pedro M. Martínez dijo...

Algo así Gusthav, algo así. Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

Arthur, para muchas sí, para otras no.
Seguro que tu sobrina es muy bonita siempre que no se parezca a su tío (jajajaja, es broma, perdona).
El perro negro es un simbolismo muy claro. No m extraña que lo persigas en tus sueños. Ten cuidado, muerde (y no sabes como)
Abrazos.

Camille dijo...

Qué bonito, Pedro.
He venido [leído] tres veces. Me encanta como nos haces sentir la espera de todos, la certidumbre de saberse destinados. Todos ellos esperan. Todos ellos saben a qué esperan.

Pedro, tío, te puedes creer que cada día me gusta más leerte? (me estaré volviendo floja?)

Siempre me han apasionado los hilos del destino..

Pedro M. Martínez dijo...

Muchas gracias, Camille, no sabes lo que te lo agradezco, de corazón.
No estoy pasando buenos días.
Los hilos del destino...ay.

Camille dijo...

Todo pasa... Es el otoño, también. Para lo que necesites...(no es una frase hecha).
Algo se te notaba, más serio..
Tú puedes. Tú sabes..

tomatita dijo...

Qué le voy a hacer, tus palabras tienen siempre la sonoridad de alguna melodia que incrementa el placer de la lectura, del reconocimiento.

"Sobre el polvo estrellado
que cae del cielo,
Iba un carro de mulas
rayando el suelo"....

Qué lindo saber que usted existe, que diría Benedetti.

Besos, Pedro.

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias de nuevo Camille

Pedro M. Martínez dijo...

tomatita, ese Auserón.
Ya ves, antes no me gustaba Benedetti. Demasiado “social”, me parecía.
Antes yo era mucho más ignorante.
Algo voy aprendiendo, no demasiado.
Te doy las gracias.
Y un beso, claro.

Loredana Braghetto dijo...

kiss.

George dijo...

buen dato maestro... me has dado una buena idea :D

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