sábado, 22 de septiembre de 2007

Críptico, tal vez.

OJALÁ con el tiempo
sólo quede lo bueno, que los años
arrasen la memoria de los días
de miseria y que el viento,
igual que se llevó nuestras promesas,
se lleve las palabras alevosas
con que nos golpeamos
hasta hacernos sangrar.
Que el corazón descanse y que la lluvia
borre la última huella
de la última batalla.

(José Fernández de la Sota)



Lo aviso aquí y ahora: estoy esperando el milagro, que se aparezca la virgen sobre una zarza ardiente, que luzca el sol en mitad de la noche, que se abran los océanos, que caminemos por el aire de entonces. Ya.


Mientras llega pinto mis paredes de amarillo, de alegría, de verde, me siento junto a la ría a ver la natación sincronizada, las regatas, mi infancia en la barca que me llevaba a la otra orilla, justo donde estoy ahora, imagen metafórica. Ya no llegan hasta aquí las gaviotas ¿os habéis fijado? No.


A la izquierda la belleza insoportable del Guggenheim, sus líneas de titanio recostándose en la cabeza de un arquitecto loco, artista, comerciante, prestidigitador, un genio trilero negociando con políticos ensimismados en su ombligo con boina y acento de Txomin del Regato. Fue así.

Mediante una ajustada economía de palabras el improvisado guía logra arrastrar al despistado y exiguo grupo de turistas holandeses desde la ingestión masiva de pintxos y cerveza, desde el mostrador de la taberna a esa marca roja en un cartel a la altura de un primer piso. Siguiendo la señal del dedo del entusiasta cicerone leen sin entender: Hasta aquí llegaron las aguas una noche de finales de agosto de 1983. Recuerdo que entonces parecía que se acababa el mundo y ha pasado una eternidad. Así me esta ocurriendo ahora, sobreviviré. (Críptico, tal vez, Camille, pero no tanto.)


De otra parte, si al llegar a cierta cota de la vida uno no aprovecha lo que queda de energía disponible, la masa de los años y los cabos sueltos, lo sabido y lo olvidado, la multitud de cicatrices y censuras, entonces puede ocurrir que la curiosidad se agote y que la fiesta se reduzca a cenizas. (Salvador Pániker)


17 comments :

Natsuki dijo...

Me quedo con las palabras de Pániker a las que haces referencia: "si al llegar a cierta cota de la vida uno no aprovecha lo que queda de energía disponible [...]"
Pues eso. Y también a uno de mis poetas: que no te salves, Pedro.
Y espero tampoco hacerlo yo. Aunque hoy el cielo está cubierto de una ceniza negra, mal oliente, y el corazón me late a pasitos.
Cuídate, siempre.

tomatita dijo...

Sí, un tanto críptico, pero sobrevivirás, claro que sobrevivirás. Tú mismo lo has dicho.
Además la ciudad está preciosa, aquí hace sol, seguro que en Bilbao también, y hay que aprovechar toda la belleza posible, ayuda a vivir mejor (puah, parezco un anuncio del ministerio de sanidad y consumo)...

En fin, que te envío un abrazo de esos reconfortantes por si ayuda en la supervivencia.

Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

¿En qué quedamos? Natsuki, me salvo o no, me cuido o no. Mira que si me cuido me salvo.
Como dice tu poeta preferido:

MASS MEDIA

De los medios de comunicación
en este mundo tan codificado
con internet y otras navegaciones
yo sigo prefiriendo
el viejo beso artesanal
que desde siempre comunica tanto

mirada dijo...

Me gusta Pascal Parisot, sexy.. sexy..
Y más curiosidades tengo también.
Me encanta leerte. (creo que alguna vez ya te lo he comentado)
Besos y un abrazo enorme, enorme, enorme.

Pedro M. Martínez dijo...

tomatita en Bilbao llueve, entre sirimiri y un poco más, buena temperatura, día sin coches -¿para cuando un día con amor?-, mucha gente por la Gran Vía, dejan bicicletas gratuitamente (nadie pedalea, con lo que llueve), se acabó el verano, muchas caras con gesto de mal humor, pero es sábado, quizás no se dieron cuenta, que nos abrazamos y que nos dejen tranquilos – a ti a y a mi- contándonos nuestras cosas.
Por cierto, sabes qué...(etc)

Pedro M. Martínez dijo...

Ca alors, Mirada, a mi me gustas tú. Sería una delicia cantar a dúo contigo. Mejor que en un coro. O cantar contigo en el coro cuando todos se hayan marchado. Sin organista. O cantar buscando los ecos de una carballeira. Sin señores con vacas. Y buscar la más bella canción. No será difícil. Lo complicado serán los besos y los abrazos ¿serán antes o después de cantar? Sin son antes quizás no cantemos. Sin son después quizás no hayamos sabido escoger la canción. Intentaremos todos los sonidos, saldrán bien, ya lo verás (o lo escucharás).
Un beso (ya, solo uno, pero que beso)

Ogigia dijo...

Gracias por visitarme, un saludo....yo lo haré con frecuencia....

Ogigia dijo...

me gusta tu blog...lo he visitado...Lo enlazaré, si te parece

Luna Agua dijo...

La cultura oriental dice que cada día debe prepararse como si se fuera a morir. O sea, vivirlo con toda la energía.

El saber que vamos a morir, nos empuja a vivir con más y más....

El Toro de Barro editorial dijo...

La barca que nos lleva al otro lado del río, a la niñez, en donde estamos...Tal vez sea por que yo mismo he sobrepasado esa cota de edad de la que hablas, y a partir de la cual parece que todo pude pasar, pero entiendo esas recaídas en la melancolía y esa suprema rebelión contra sus devastadores efectos que es vestirse de luces, o del amarillo refulgente con que tu pintas las habitaciones de tu corazón. La verdad es que estoy empezando a sentir el peso de los trenes que dejé pasar... protagonista de Pániker.

cabellosdefuego dijo...

la virgen sólo se aparece en los 80. es una nena kitsch.

Camille dijo...

Ahora entiendo el porqué de las tormentas de lágrimas de ayer. Hoy ya luce el sol, Pedro. Ya descansa. Siento mucho lo que estáis pasando porque sé que de duro que es a veces no se soporta, pero al menos él ya tiene paz.

Muchos besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Ogigia, gracias, por visitarme, por enlazarme, por leerme.
Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Luna Agua, tu comentario del día 22, leído hoy por mi, cobra toda su fuerza.
Lástima ser occidental.
Pero aprenderé rápido, rápido.
Abrazos

Pedro M. Martínez dijo...

El Toro de Barro, es impresionante tu trabajo cultural, divulgativo, tan lleno de sensibilidad. Realmente no sé de dónde puedes sacar tiempo, conocimientos y energía para compartirlos así. Además de, por supuesto, generosidad.
Te envío mi abrazo y mi agradecimiento.

Pedro M. Martínez dijo...

cabellosdefuego, pues haber avisado.
Y yo aquí, esperando...

Pedro M. Martínez dijo...

Camille, eres muy dulce y sensible.
Te diría muchas más cosas pero tú ya las sabes.

Te lo agradezco.
Besos y besos.

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