jueves, 12 de abril de 2007

Primer verano sin Marta.

Detrás de los objetos
que yo nombro
están los otros nombres.

Ángeles Lasanta




Dejémonos de rodeos, siempre he escrito para acostarme con las mujeres que deseaba. Debo añadir que he escrito mucho, mal, pero mucho.
Así me relacioné con Laura. Comencé a cortejarla con cuentos cortos, con besos largos. Cada mañana le enviaba un poema azul, una rosa roja, un suspiro.
De esto hace diez años, de nuestro matrimonio, nueve; de nuestra hija Marta, dos.

Ya no escribo pero hoy, en este tiempo de siesta insomne, los recuerdos se enroscan como una enorme serpiente dormida bajo la parra y siento el peso de mis cuarenta años creciendo entre ortigas.
No sé que demonios hago aquí, sólo, a setecientos kilómetros de Laura, en este hotel lleno de ruidosas familias de manteca y vinagre, con gritos sin censura de niños asilvestrados corriendo por los pasillos. Todavía no comprendo esa inesperada guardia nocturna en el hospital. ¿No había otra enfermera para los dichosos turnos?.

.- Vete tu, cielo. Tenemos el hotel pagado. El día ocho estoy ahí con la niña, sin falta.-

Así llevo siete días solitarios, paseando por la playa con un viento de levante que me muerde la piel enrojecida. Miro y remiro a mujeres dentro de minúsculos y tentadores bikinis, de inmensos trajes de baño, como catedrales, rebosando carne y gritos entre las olas. Cuando el mar se retira me embriago con los olores de la bajamar, con la espuma que peina la arena con diademas de algas de colores. Vuelvo a mi cuarto entre aromas de retama y malvavisco y a cada paso tropiezo con el escollo de los celos. Me tumbo sobre la cama sin nadie que me extienda el after sun por los muslos.

En el duermevela pienso en la blanca espalda de Laura recorrida por la lengua del estúpido Juan Gómez, ese blando pediatra que no sabe dar la mano como un hombre. Es posible que esta Madame Bovary que estoy leyendo tenga la culpa de estas dudas, aunque quizás Felipe Echevarría esté perdido entre las piernas de Laura. Celos idiotas. La llamo por teléfono, no está, qué raro, cincuenta teorías me llueven y cincuenta médicos internos tocan y retocan a mi esposa, desgarran su uniforme de enfermera, besan sus labios temblorosos de deseo - le gusta-, acarician su piel que es solo para mi- le vuelve loca-, puede ser que en mi propia cama. Esto es nuevo, jamás sospeché hasta ahora, aunque siempre me ha molestado ese compañerismo, esa familiaridad en el trato. Vuelvo a telefonear, no está. Bajo a mi coche y me pierdo en carreteras atestadas de veraneantes sonrosados. Cada kilómetro me imagino un posible amante. Llego al amanecer. Subo las escaleras, jadeante, abro la puerta con cuidado, ella duerme, sola, ay, bella, beso su frente con ternura, con delicadeza. Salgo con sigilo. Regreso al hotel de la costa. Setecientas dudas, a cada kilómetro un pálido amante sale por la ventanilla y se difumina sobre el asfalto. Que tontería esto de los celos, estoy agotado pero feliz. Llego, me duermo sobre la cama, sin desvestirme.

.- Dormilón, despierta. Día ocho. Aquí estoy, como te dije. Besa a tu hija. Venga, vamos a la playa.

Y el verano navega.
Mientras paseo por la orilla del mar con mi mujer y mi hija de la mano, el mar canta melodías de felicidad.
Cuando vuelva llamaré a Carmen.







31 comments :

Ainur dijo...

Me encanto la entrada, solo espero encontrar algo asi en mi vida futura.

que envidia

ybris dijo...

Marta, Laura o Carmen.
Celos, deseos o recuerdos.
Distancias, acercamientos, sueños.
Un relato bordado, amigo.

Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Ainur, pero cómo que la entrada. Me dejo los ojos en el relato y a ti te gusta la entrada, pues vaya. Así como demonios vamos a mantener los blogs que resulta qu´esa entrada a saber qué pájaro será, o de qué pájaro y vas tú y –ala- Me encanto la entrada. No, si ya digo…
Abrazos, buen día.
(jajajajajaja)

Pedro M. Martínez dijo...

Loredana, lo mismo digo.

Pedro M. Martínez dijo...

ybris, me cuesta distanciarme de mis personajes. Al final les cojo cariño y ayer me hice 700 Kms. solo por acompañar al tío ese del cuento.
Y es que son unos inseguros, que parece que se comen el mundo y no se comen nada.
Un abrazo.

Churra dijo...

Al final todas son la misma , aunque tu las llames de distinta forma y esten en sitios diferentes ,los kilometros recorridos me parece a mi que son los de siempre
besos

Pedro M. Martínez dijo...

Exacto, Churra, la que no es.
Y es que hay algunos que nunca están a gusto con nada.
Me gusta lo que escribes y como lo escribes.
Saludos

Anónimo dijo...

Tienes razón Pedro: aunque "se lo coman" todo, un día el mundo se los merienda a ellos. Así de pobrecitos son/somos.

Para machote, Glup: Primero nos aterra con el apocalipsis, después nos deja exhaustos recorriendo Praga y finalmente nos deposita en una playa achicharrados, carcomiéndonos los sesos y el sexo.

Yo no, la verdad, no puedo con este trajín.

Marc dijo...

Torbulencias anímicas, playas relajantes. Bonito equilibrio.

Saludos.

Anónimo dijo...

¿alguien sabe cuantos millones de personas somos en el mundo? ... haciendo unos cálculos a grosso-modo ¿se escribe así? ... bueno calcularemos que somos 5000 millones de personas. De entre estos 5000 millones quitamos a un 50% que no sabe escribir, nos quedamos con 2500 millones, de estos 2500 millones supongamos que la mitad de ellos solamente se defienden con la lista de la compra y poco más nos quedan 1250 millones, y PEDRO de estos 1250 millones sólo tú y nadie más que tú podría escribir este relato.

Un besazo chavalote

¿qué tal Praga? ¿bien no?, aunque los turistas molesten un poco jejeje.

C.A. Makkkafu.

Anónimo dijo...

El sexo sin amor es una experiencia vacía. pero como experiencia vacía es una de las mejores...

Anónimo dijo...

Qué bonito.
Pero, hombre, ¿cómo te da por escoger, precisamente, Madame Bovary?

Besos orgiásticos.

Tempus fugit dijo...

"Cree el ladrón..."
Además, te vas a quedar sin puntos en el carné de condicir: ¿a qué velocidad ibas, loco?
Y tu reacción tiene una explicación lógica: como estabas en un Hotel te volviste algo Otelo.(jo que malo¡¡¡¡¡¡)

un abrazo.

tomatita dijo...

Todos escriben para conquistar a alguien, eso sí es cierto..y a mí me sigue pareciendo adorable.

Un abrazo querido Pedro.

Un placer, como siempre.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, sobre “comérselo todo”, cierto, el otro día me tropecé con un amigo común, de los que se comían todo...pobriño, el tiempo es implacable.
Y sí, también, en esta blog glup se alternan estados de ánimo y paisajes a gran velocidad.
No te carcomas el sexo (duele)
Besos, trajinera.

Marc, el alma en marejada, la playa en calma, lo que escribo también. Todo en orden.

Makkkafu, ¿es un elogio?.
En Praga me molestaba más el mal humor de los nativos que la algarabía de los turistas (yo era uno de ellos). Besos atómicos.

Itoitz, pues te lo recomiendo con amor, verás que cosa.
Escolti, pagando ¿eh?, pagando.

ella y su orgía, lo escogió el protagonista, yo qué sé, me limito a contar lo que se me ocurre.
Ah, gracias.
Besos, uno a uno

De cenizas, ladrón, ladrón, raterillo más bien.
¿Velocidad? Musha, que uno está acostumbrao a “bajar” a Cai.
El chiste, juego de palabras, o lo que sea...pa´matarte, tío. ¡Malo!
Un abrazo.

tomatito, pues sí, pero muchos no lo saben (o no lo quieren saber).
Un abrazo, amable Eva.
Y muchas gracias

Valeria Elías dijo...

los celos, los deseos, esa persona que es una y mil a la vez... las distancias que juegan con los nombres y el sueño de la felicidad qe nos aterra...
Esa paranoia que se esconde entre letras y su sonrisa cómplice...
El amor ante todo... La familia que tira... Y los deseos... buen relato...

Pedro M. Martínez dijo...

Amada Inmortal, los celos, de eso quiere tratar este relato. Y del miedo. Del egoísmo. De lo absurdo. Del tiempo. De hoy, de ahora, de este blog, del tuyo, de estar vivos.
Gracias.

Anónimo dijo...

Hacia tiempo que no te leía tan desgarrador (desde la etapa Blogia, creo) He podido palpar el calor de tu pecho abierto por las palabras. Hoy no ha habido bisturí Pedro, has desgarrado la piel con menos delicadeza pero con mucha pasión...e intuyo que aún te has guardado bastante fervor. Pedro, busca un buen sastre que te cosa la piel a besos, cuarenta años no son nada y menos si son vividos (y cuando quieres los vives) Un placer leerte, luego me pasas el número del sastre que a mí otro cuarentón me ha roto la piel a tiras...
Besos y languidez...

Pedro M. Martínez dijo...

Mi querida rouge, lamento desilusionarte, cualquier parecido de lo que escribo con mi vida es pura coincidencia. Te lo juro.
Repito que lo mío es literatura –parece que nadie me cree- aunque, lo sé, mis cuartos oscuros seguro que tienen mucho que ver en mis textos. Es posible.
Te beso con mucho cariño dado lo dulce de tu comentario (que agradezco).

Anónimo dijo...

En tal caso te felicito doblemente por haberme transportado de lleno a tu atmósfera literaria... sin duda allí todo es más emotivo y bello que en la realidad, por eso no me desilusiona, sino que me causa admiración.
Un beso contagiado de la dulzura de tus palabras

Pedro M. Martínez dijo...

rouge, mi realidad (actual) es bella, soy una persona afortunada, muy afortunada. Doy gracias por ello.
Además, entre mis aficiones, está la de escribir. Procuro combinar temas, situaciones, emociones, escribir con el corazón. Si a alguien le gusta me alegro. Sé que es difícil contentar a todos. En los blogs hay buenos escritores, también escritores no tan buenos pero que contagian su humanidad o su experiencia o su feeling.
Insisto, soy un hombre con suerte.
Un beso, entregado.

Anónimo dijo...

Me parece precioso tu raciovitalismo. Por cierto, yo me considero del segundo grupo pues hasta ahora me doy cuenta de que la mayoría de las cosas que escribo (muchas más de las que pongo en los blogs) son puras provocaciones que obtienen su recompensa (*ver el principio del texto "Primer verano sin Marta") Tu prosa llega al placer estético que ,al menos yo,busco en un escritor. Por tanto tus relatos son más que una afición. Pero tu modestia es tierna y te devuelvo un beso y un abrazo cálido.

Anónimo dijo...

Te fijarías poco, o mal. No sé si el tiempo es implacable ( aunque lo cantara Larralde), pero desde luego mi gusto al respecto es impecable.

Ningún amigo (mío) fué, es, ni será "pobriño".

Pedro M. Martínez dijo...

Ay, rouge, desde mi tierna modestia, azorado, te beso y abrazo (otra vez).
Tú sabes lo que cuesta estar aquí.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, lo cantaba Pablo Milanés

El tiempo, el implacable
El que paso
Siempre una huella triste
Nos dejo
Que violento simiente
Se forjo
Llevaremos su marca
Imborrable

Aferrarse a las cosas detenidas
Es ausentarse un poco
De la vida
La vida que es tan corta
Al parecer
Cuando se han hecho cosas
Sin querer

En este breve ciclo en
Que pasamos
Cada paso se da por que
Se siente
Al hacer un recuento
Ya nos vamos
Y la vida paso
Sin darnos cuenta

Cada paso anterior
Deja una huella
Que lejos de borrarse
Se incorpora
A tu saco tan lleno
De recuerdos
Que cuando menos
Se imagina aflora
Por que el tiempo
El implacable
El que paso
Siempre una huella
Triste nos dejo

Y sí, a algunos de los que conocimos el tiempo les ha tratado mal (bueno, el tiempo y sus vidas). Un beso, guapa.

Anónimo dijo...

Y también Larralde.
Te agradezco mucho la transcripción, pero la de Milanés ya la tengo.

Y me sigo reiterando, un conocido no es un amigo. Mis amigos, todos elos, siguen estando estupendos, unos en horizontal, otros en vertical. Pro ya entiendo que algunos matices tú no.

Dos.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, vale, Larralde.
A los amigos que están ya en vertical les suelo llevar flores.
Recuerdo haber estado con alguna amiga en esa posición (se movía, poco, pero se movía), nada que ver con los otros (esta está casi viva).
De matices, matrices, Ostices (María), barnices, narices, varices, perdices y de algunas cosas que dices pues no, que no.

Angie Sandino dijo...

Te confieso algo, vine a verte sin recordar quien eras, y leí tu ultimo post, y luego este otro, no venia a eso, solo a verificar quien eras, pero, me atrapaste con este ultimo relato, sencillamente me encantó y ahora dificil olvidar quien eres...

Un fuerte abrazo!

Pedro M. Martínez dijo...

Ana Gabriela Sandino, lo primero corresponder al abrazo, después agradecer tus palabras y por último desearte un buen fin de semana.

Mónica Sabbatiello dijo...

Hay, creo, un error, que Laura es la hija de ambos, del que narra y de Marta, pero luego... es la que se ha de quedar a setencientos km, o sea, su mujer... Confusión en el nombre? (Fallidos edípicos?) bah, no me pararé en esto porque por lo demás, ¡es muy bueno! No me extraña que haya algo autobiográfico en eso de seducir escribiendo.

Pedro M. Martínez dijo...

Nina de Papuza, ¡glup!, confusión en el nombre (ya lo arreglé).
Tremenda confusión, incestuosa, ay, menos mal que te has dado cuenta. ¡horror!.
Y nadie lo advirtió.
Es lo que tiene escribir sin red (y mira que lo repasé).
(Entre tú y yo, quizás cambié y recambié nombres para que nadie se sienta aludida)
Gracias. Un beso.

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