martes, 2 de diciembre de 2008

Weather Project.

Las tres leyes robóticas.

1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto cuando estas órdenes están en oposición con la primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no esté en conflicto con la primera o segunda Leyes.

(Manual de Robótica 1ª edición, año 2058 - Isaac Asimov)


Ha entrado el invierno en otoño y hoy, con la que está cayendo, sales a la calle y se mueren los gorriones de frío, la Gran Vía está llena de señores con corbata y jubilados despechugados, señoras (aparentemente) despreocupadas y señoritas como magnolias, que vas con tu carpetilla y las gentes se hablan a voces que tal parece que sean sordos o se insultan desde los coches, tocan la bocina, se sacan mocos en los semáforos, una delicia de ciudad con sus obras, asfalto levantado y músicos en las esquinas, bajo las cornisas, congelados, que mi Conchi quiere estudiar violín y le corto los dedos, que me la imagino ahí, con su casete de respaldo orquestal y rascando las cuerdas y luego veo una foto de Anne Sophie Mutter y el contraste me puede, me aturde, me disturba como cuando me cruzo con SSS que era mi reina erótica y ahora es una señora con cachaba a la que ayudo a cruzar la calle no se la vayan a llevar los coches por delante, que circulan como locos, tanto que no puedo atraparlos cuando corro por el campo de Volantín, que está lleno de turistas con gorros de lana y chamarras de colores, con sus planos extendidos, jo, que dan ganas de decirles que aquí andas dos manzanas y te has salido de la ciudad, que el autobús panorámico no tiene ni tiempo, ni distancia para el panorama, que pasas por según qué calles y te han robado hasta el flequillo, un suponer, que abres el periódico y tienes cuatro páginas de contactos con tacto, señorita de grandes pechos necesita niño crecido, soy zorrita viciosa, ven, soy Caperucita ¿quiere ser mi lobo?, folla bien y mira con quién, que debe ser un negocio con muchos clientes, que algo falla que no follan con quién quieren o que solo follan con quien pueden (y pagan) o por ejemplo que “pones” la radio y suena ...cualquiera, un grupo, un solista, cuatro notas, va, lo escuchas, puede que hasta te guste, ahora “pones” a Bach y no entiendes nada, demasiadas notas, y mezcladas o, por ejemplo, que entras a un museo y miras los cuadros, si hay una vaca pintada ves una vaca pintada, en el Guggenheim si hay una mancha ves una mancha, es que no entiendo de pintura moderna, de qué leches entiendes tú, tío, que te comes un huevo frito con patatas y te sabe a gloria, que pagas 36 € por un Carpaccio de cigalas y vinagreta de bacón y ¿qué quieres que te diga? que la nueva cocina no me va, demasiado sofisticado y yo mismo, que para no escribir sobre lo que escribo de cuando escribía dejo estos post que algunos dicen que no se entienden y con los que me ahorro una pasta en confidencias a señoritas de clubs nocturnos, a confesores modernos con sotanas a rayas o terapeutas desocupados a tiempo parcial. Os quiero, guapos (a ti no, fea).

Y llueve, llueve, llueve...


25 comments :

Anónimo dijo...

Pedro, te veo cunqueiriano. Tiras del hilo y es un cuento de nunca acabar que me gusta mucho. Pero la Pipa se rompió y el cuento se acabó... BUAAAAAA... SNIFF,SNIFF
LLueve, nieva, hace un frío que te vas por la pata abajo y no sólo los curas y sicoanalistas están en crisis ( aquellos y estos desde que se inventaron los blogs), Y yo me fío de los robots, pero el problema es que están hechos por humanos y la segunda ley se la pueden pasar por el forro de sus entretelas.
Buenas noches :)

cristal00k dijo...

jajaja! la releche, eso es lo que tu eres rapaz! Me encantas. Tu a lo tuyo hala!
Un beso.

Andaya dijo...

Cualquier código ético tiene fisuras, cualquier código moral tiene fracturas; como las del gris de un día frío roto por un violín bien puesto, que me escuece la piel de pesar en la calle helada de gentes en venta, y ya casi es navidad, con sus luces de colores y colores sin más luces que un comercio de bendiciones, buen mercado para las sotanas, las de cuello alto, las de diván bajo.
Me voy a trabajar.

Pedro M. Martínez dijo...

Queridas, queridos míos:
1º que clicas en los nombres en rojo (Anne Sophie Mutter. Bach)y entras en un mundo nuevo.
Inténtalo.

Pedro M. Martínez dijo...

No sé si cunqueiriano dama shandy, pero lo que estoy es helado. Y trabajador, que llevo una racha que no paro (y que no pare).
Quiero contestarte con calma (¿sabes dónde la venden?)
Fíate de los robots, el de casa es un sol, tiene unas ideas…, es muy majo y cariñoso, se llama Pepe y no sabes cómo cocina.
El trabajo me espera. Voy p´allá
Buenos días.

Pedro M. Martínez dijo...

cristal00k, sigo en lo mío.
Y si sé que te gusta, más.
Muchas gracias.
Un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Tu comentario Andaya merece un tiempo de reflexión.
No lo tengo.
He robado estos minutos a la mañana.
Luego seguiré pero agradezco mucho tus palabras.
Te deseo un buen martes.

a-escena dijo...

Qué grata compañía tienes contigo mismo.
Como siempre, vuelvo a envidiarte (sanamente).
Aquí no llueve, pero casi.
Besos.

Arantza G. dijo...

Razón tiene la gente cuando dice que con los blogs nos ahorramos tela en psicoanalistas.
"Pa fuera penas"
Buena semana
Un beso

Tempero dijo...

Y por qué no una cuarta: Un robot debe proteger a otro robot salvo que éste incumpla las leyes primera, segunda o tercera. O podríamos invertir el óden de las leyes de robótica y donde dice robot poner ser humano y viceversa. O simplemente dejarnos de leches de tornillería y donde pone robot poner sencillamente ser humano con y dejar sólo la primera ley: Un ser humano no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
Saludos.

Arantza G. dijo...

Según las leyes robóticas...en qué nos diferenciamos?
Buen día.

irene dijo...

Me gustan tus post, todos, los entienda o no, aquí también llueve y llueve y llueve, y hace un frío..., pero no importa, me gusta más que Madrid.
Por cierto, de cortito nada de nada, quizás seas demasiado joven, comparado conmigo, claro. Con el tiempo se entienden muchas cosas y se asombra uno de muy pocas. Lo entenderías aún menos, supongo, si te dijera que tuvimos una relación de pareja de diez años, que él se casó, yo nunca tuve esa "vocación", y a partir de ahí, la relación se tornó en amistad, hasta hoy, de esto hace un montón de años. ¡Vivir para ver!
Bueno, ya vale, esto parece un culebrón.
Más biquiños.

gloria dijo...

Pues nada Pedro, eso que te ahorras no? Que yo creo que entiendo tus post, y digo creo porque igual entiendo lo que me parece y no lo que tú pretendes, pero bueno, supongo que esa es la gracia de esto ¿no? Conclusión que me encantas, y si este blog te sirve pues mejor para mí que podré seguir disfrutando...
Besos guapo

Pedro M. Martínez dijo...

El amor bien entendido empieza con uno mismo a-escena
Siempre me he tenido mucho cariño, ya ves.
Me lo enseñaron desde pequeñito.
Y de eso hace ya mucho.
Pero tengo buena memoria.

Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Pobres psicoanalistas.Arantza G., de qué van a vivir.
Esta gente, tanto blog, tanto blog
Y además escriben.
No sé dónde vamos a parar.
Mañana miércoles.
Un beso

Pedro M. Martínez dijo...

Tengo mucho respeto al señor Asimov Tempero.
No seré yo quien le contradiga.
En cambio a ti, sí, ya ves.
Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

No lo sé Arantza G..
Te sugiero que leas, a

Isaac Asimov

(Petrovichi, Smoliensk, 1920 - Nueva York, 1992) Escritor estadounidense de origen ruso que destacó especialmente en el género de la ciencia-ficción y la divulgación científica.
Nacido en el seno de una familia judía, fue el primogénito del matrimonio formado por Judah Asimov y Anna Rachel Berman. Algunos biógrafos fijan erróneamente su nacimiento el día 4 de octubre de 1919, sin reparar en el hecho de que su madre modificó esta fecha con el propósito de que el pequeño Isaac pudiese ingresar en la enseñanza pública un año antes del que le correspondía por su edad.

A comienzos de 1923, la familia Asimov abandonó la recién creada Unión Soviética para trasladarse a los Estados Unidos de América. Instalados, en un principio, en el barrio neoyorquino de Brooklyn (habitado en su mayor parte por ciudadanos hebreos), los Asimov salieron adelante en su nuevo país merced a la tienda de dulces regentada por el cabeza de familia, negocio que poco a poco fue prosperando y mudando de ubicación.

En dicho establecimiento se ponían a la venta una serie de publicaciones de ciencia ficción que el jovencísimo Isaac comenzó a devorar con verdadera curiosidad tan pronto como hubo aprendido a leer, sin sospechar que, con el paso de los años, algunas de esas revistas habrían de salir a la calle llevando en sus portadas su propio nombre.

Esta precocidad intelectual animó a sus progenitores a facilitarle una temprana formación escolar, por lo que su madre falsificó su fecha de nacimiento para hacer posible su ingreso, en 1925, en una escuela pública de Nueva York. Cursó luego su formación secundaria en la East New York Junior High School, donde se graduó en 1930; pasó luego a la Boys High School, en la que permaneció hasta 1935, año en el que, una vez completados con brillantez sus estudios de bachillerato, se halló preparado para emprender su formación superior con tan sólo quince años de edad.

Matriculado en la universidad neoyorquina de Columbia en 1935, al cabo de cuatro años Isaac Asimov ya había conseguido el título de Licenciado en Químicas; posteriormente, nuevos estudios superiores le permitieron licenciarse en Ciencias y Artes y doctorarse en Filosofía. En contra del deseo de sus padres, que esperaban que se dedicara al ejercicio de la Medicina, Asimov decidió que su futuro profesional pasaba necesariamente por el cultivo de la literatura.

Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó para la Marina estadounidense en unos laboratorios de Filadelfia. En 1942, contrajo matrimonio con Gertrudis Blugerman, con la que tendría dos hijos. Acabada la contienda, Asimov abandonó su puesto en la Navy y siguió estudios de Bioquímica en la Universidad de Columbia, en la que se doctoró 1948. Al año siguiente ingresó en el claustro de la Medical School de la Universidad de Boston, para ejercer la docencia en calidad de profesor ayudante de Bioquímica, materia que continuó explicando en dichas aulas durante casi un decenio (1949-1958).

En 1970, Isaac Asimov se separó de su esposa Gertrude para casarse, tres años después, con Janet Opal Jeppson, con la que no tuvo descendencia. A comienzos de la década de los noventa, a raíz de una intervención quirúrgica motivada por una grave afección prostática, Isaac Asimov se vio obligado a reducir su intensa actividad creativa e investigadora. La muerte le sobrevino en la ciudad de Nueva York a comienzos de la primavera de 1992, como consecuencia de un fallo cardíaco y una insuficiencia renal.

La obra de Isaac Asimov
Escritor prolífico (más de quinientos títulos publicados) y gran divulgador, la obra futurista de Asimov ha gozado de gran popularidad por el sabio equilibro que consigue entre el estilo, la imaginación literaria y el mundo tecnológico y científico. En 1939 empezó a publicar cuentos de ciencia ficción en las revistas especializadas, imponiéndose en pocos años como el principal representante de la rama "tecnológica" de este género, en la que la visión del mundo futuro y de nuevas formas de organización social se basa siempre en premisas de carácter científico (aunque más o menos futuristas) y los avances tecnológicos correspondientes.

En sus relatos de robots, recogidos en Yo, Robot (1950) y El segundo libro de robots (1964), Asimov fijó las tres leyes de la robótica, que ponen al robot al servicio total del hombre y, aunque algunas veces parecen violarlas, se acaba descubriendo que esto sucede en aras de un interés superior de la Humanidad. Pero mientras los robots evolucionan hacia un modelo androide de inteligencia y lucidez moral superiores a las de los hombres, éstos, movidos por sus impulsos egoístas, incuban una profunda hostilidad hacia ellos.

Entre 1942 y 1949 Asimov publica en Astounding Science Fiction los relatos que después constituirán su Trilogía de las Fundaciones, compuesta de Fundación (1951), Fundación e Imperio (1952) y La segunda Fundación (1953). Este desigual pero poderoso corpus de historias se centra en la decadencia de un enorme Imperio galáctico de origen terrestre y sobre el intento del psicólogo Hari Seldon para limitar a sólo mil años el período de barbarie que ya ha comenzado, objetivo que se propone gracias a las dos fundaciones de científicos y psicólogos que él ha creado para este fin y a la "psicohistoria", nueva ciencia para predecir los comportamientos futuros de las masas.

En 1983 publicó una continuación de la Trilogía, Los límites de la Fundación, novela bastante prolija, llena de intrigas por el poder e interrogantes que resolver. Entre sus varias novelas de los años cincuenta, a menudo sólo parcialmente logradas, destacan Abismos de acero (1953) y El sol desnudo (1957), en donde Asimov asocia con éxito la ciencia ficción con la investigación policíaca, creando el personaje del detective Elijah Baley, auxiliado en su trabajo por un robot.

Pedro M. Martínez dijo...

Debe ser la edad irene, sí, debe ser eso.
Por eso no entiendo lo de la amistad mujer/hombre, siempre pienso en lo mismo (sex, sex, sex, sex, ya sabes, mi juventud)
Claro, suplir mi falta de experiencia(s) con solo imaginación no es suficiente.
Pero lo intento ¿eh?
Ya hablaremos de todo esto ¿vale?
Muchos besos y feliz estancia en Galicia.

Pedro M. Martínez dijo...

Claro, gloria, aquí recibo mucho cariño y me siento muy agradecido.
Por eso sigo y sigo.
Es un chute.
Muchas gracias, preciosa.

El peletero dijo...

A mi los robots no me gustan demasiado, la verdad es que no, y no me gustan porque en realidad no obedecen. Eso que dice Asimov de dar “órdenes” es una tontería, un puro eufemismo.

Los robos hacen lo que les dices, pero no obedecen, son dos cosas distintas.

Saludos.

Andaya dijo...

Ups,pues no re-flexiones, no se vayan a subluxar las ideas (a mi me ha pasado y no veas lo jdd que es inmovilizarlas)

gaia07 dijo...

¿Y quién está guapa con el pelo mojado por tanta lluvia, tiritando de frío y muerta de hambre?
Calor de música, alimento de letras y fotos, aprendiendo sin saber de nada, yo dichosa en un punto de tu escaso tiempo.
Prefiero a los de carne y hueso incluso con mal genio ;-P
Si te beso te calo.

Pedro M. Martínez dijo...

El peletero, lo entiendo, lo entiendo muy bien, soy un robot.
Un comentario muy preciso, muchas gracias.
Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

Andaya, tengo las ideas perfectamente organizadas, se flexionan donde deben, no se subluxan ni de casualidad.
Ahora, la verdad, se me evaporan, a menudo ¿hay algún remedio para eso?
Anda, recétame algo, please.

Pedro M. Martínez dijo...

Pobrecita mía, ay, gaia07, ven que te abrigo.
¿Qué quieres cenar?
Un beso húmedo (de la lluvia, también)

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