No es solo un número
Werner Bischof. Floods in East Hungary, 1945
No llueve demasiado pero escribo
en blanco y negro.
Busco color en el 322.
No tanto para ser entendido en la
individualidad sino para cumplir una obligación, preguntarme por el sentido de
este espacio, impedir la peligrosa tendencia a lo hueco.
No hay censura, de momento.
Tampoco hay tiempo para
experimentos, otros lenguajes, estilos pasados de moda aunque a muchos les
parezcan nuevos, innovar con asociación libre de ideas, músicas, imágenes
oscuras o verdes, trucos de prestidigitador aficionado.
Al final solo hay trabajo, evitar
la incomunicación, buscar un personaje, Parker, Pedro o nadie, decir, pintar el
absurdo de la existencia, el absurdo de querer recordarlo cada día.
Me baño en el sentido de la vida
y recuerdo cuando me ahogaba, no hace tanto.
Ahí fuera llueve, no demasiado.
Busco color en el 322.
No es trabajoso, la música viene
sola, la comparto.
Agradezco tanto las visitas a
media tarde, silenciosas, inconstantes, amables, amistosas.
Solo deseo no perder el estímulo,
alimentar la hoguera, que la rutina no me haga olvidar nada.
Cada día la cifra me informa.
Ayer 322.
Nunca la mirada es sobrepasada
por la cifra.
322.
A veces dejo de pensar, nunca de
sentir.
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