Torre
Torre Iberdrola-Jesús Carbajo
Palacio de Euskalduna. Con el
nudo de la corbata bien derecho presentar la identificación con su código de
barras a la sonrisa de las azafatas. Bluup. Hablan las autoridades, tan serios,
tan cercanos en su ausencia. La importancia de las personas en el
rendimiento de la compañía y la dama se mueve en su elemento por el
escenario rubio o quizás ella es rubia y el fotógrafo es amigo y no para de
-click, click- inmortalizar nuestra presencia en tan magno acto. Invertir
en formación es apostar por aumentar la rentabilidad: equipos mejor formados,
equipos más productivos y los primeros bostezos empiezan aquí y allí,
de la fila veinte a las del fondo. Digitalizarse o morir. Nadie quiere
digitalizarse, ni siquiera afiliarse a un sindicato en esta mañana tan fría,
tan temprano, tan azul en la que el Rey llegará en helicóptero para inaugurar el
acto, este, justo al lado de la torre que costó 200 millones de euros, un
símbolo de poderío y justo entonces aparece el elefante, vuela en círculos
sobre mi coronilla. No es el típico elefante blando de dibujos animados, no, es
un paquidermo fiero, de largos colmillos y orejas pequeñas, barrita con energía
aunque los espectadores de alrededor parece no darse cuenta. Todos
hablan de la nube, pero esta vez la nube te hablará de cómo potenciar tu
negocio y el enorme bicho se ha sentado a mi lado, ocupa varios
asientos, espachurra a los vecinos y hablamos de las nanas desgarradoras que
dejo aquí y que nadie escucha. Normal, es lo que tiene la nube, estar en la
nube, creer que dejar un texto cualquiera en esta esquina puede significar otra
cosa que mi absurda terapia ya que reinventarse es la clave de
cualquier negocio: nuevos tiempos, nuevas soluciones. Es tan iluso
como cierto que mañana también estaré*, excepto muerte súbita, virus
informático o exceso de inflamación de glándulas, que los bostezos se
generalizan y la presunta reunión para Pymes es en realidad una concentración
de personajes que quieren vender a Pymes y el elefante acaba de enroscar su
trompa alrededor del alcalde con su traje gris que se coloca derecha,
bien, la boina no vaya a salir borroso en las fotos de mi amigo
antes músico de rock y ahora fotógrafo que hay que comer, señores, que la vida
es dura, señoras, la comunicación, tu mejor aliado, para vender más,
multiplicando el beneficio de tu compañía que la cuestión aquí y en
Pekín es que todos venden y nadie compra, que todos escribimos y nadie lee, que
para una cosa se necesita carnet, ni siquiera producto y para la otra se
necesita tiempo y gusto y vista y olfato como el proboscidio que
defeca abundantemente sobre las fuerzas vivas y estas no se enteran,
acostumbradas al insulto a ellas mismas, a sus santas madres y a su
descendencia, que el animal (perdón) no repara en respetos a urnas y
democracias orgánicas, que sus propios órganos se revelan y quizás tomar las
decisiones acertadas en el momento oportuno, clave del éxito empresarial y
a estas alturas de las intervenciones solo sabemos que la vida es breve y que
con la oscuridad de la sala aproximadamente el 83,78% de los asistentes se ha
dormido y cada uno sueña en sus cosas, que suelen ser las mismas, que ya me he
acomodado junto a la curva marfileña del coloso gris y le cuento lo de María
(no la virgen, no, la morenita que os dije) y de pronto se encienden las
luces, muchas gracias por su asistencia y es hora de ir
a comer. Me monto en el elefante y salgo con dificultad por las puertas
acristaladas, el Rey ya habrá cortado la cinta, imagino.
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