Katja Lang

viernes, 31 de enero de 2025

Casi ocho años después.

 

 

Todo empezó con Marlene Dumas y la casualidad.

Me había enfadado con Marie, que estaba histérica por lo del viaje y eso y me fui a correr al lado de la Ría. Al llegar al Guggenheim pasé bajo la araña de Louise Bourgeois. Apoyados en dos de sus patas unos individuos de aspecto oriental hablaban en voz baja. Yo corría a cámara lenta (como en Carros de Fuego), de pronto una fugaz sombra pasó por mi mente y entendí. “Pensar que ha sido la artista viva más cara”- se decían en perfecto japonés. Esto me sorprendió, no, entenderles no (la sombra no era tal, bueno sí, en realidad era la sombra producida por mi frente ya que una lengua de fuego se había posado a escasos centímetros de mi cabeza, una paloma blanca volaba cerca), en algún sitio había leído que Marlene Dumas era la artista viva mejor pagada. También pensé/recordé cuando de la mano de Andrea vi su exposición en la Saatchi de Londres, qué tiempos.

Después dejé de correr, de entender japonés, de entenderme y sigo mirando cabeza abajo los cuadros de Marlene. Tampoco los entiendo, no sé si seguirá con su producción tan inquietante y subversiva, reflexionando sobre el racismo, la infancia, la identidad sexual, la maternidad, el terror, el abuso del poder. No lo puedo saber, ya no me escribe, ya no somos y salto sobre la censura, la represión sus años sudafricanos de apartheid, su cotización actual, su granja estudio en Amsterdam, salto sobre mí mismo y me vuelvo a casa dando patadas a las papeleras, rompiendo cristales y siendo tan estúpido como cuando salí, hace ya tanto.

 
¿Me perdonas?- dije.
Sí- contestó Marie.

Lo de después es ya otra historia.
Y no es mentira.



 

Marlene Dumas (Capetown, Sudáfrica, 1953)

Artista holandesa de origen surafricano.

Estudia la carrera de Artes Visuales en la Universidad de Capetown, Suráfrica (1972-1975). En 1976 se traslada a Holanda donde asiste al Ateliers 63 en Harlem (1978 y 1978), y cursa estudios de sicología en la Universidad de Ámsterdam (1979-1980). Su obra se enmarca en el neo-expresionismo conceptual de la década de los setenta. Entre lo más conocido de su producción están sus acuarelas y dibujos, realizados a partir de fotografías de prensa o tomadas por ella misma y en los que reproduce algunos de los rasgos de la imagen impresa, como su carácter plano y desenfocado. Entre 1976 y 1983 realiza sobre todo grandes collages a los que incorpora textos, recortes y algunos objetos. Una de sus obras más representativas de este periodo es Don´t talk to strangers (1977). A fines de los ochenta y principios de los noventa acomete una serie sobre el tema de la maternidad en la que el tema es tratado con más extrañeza que romanticismo. La temática religiosa aparece en su obra a principios de los ochenta, y en 1988 lleva a cabo la importante serie "Defining the negative", en la que cuestiona las representaciones tradicionales del desnudo femenino con cierta dosis de humor. Ha escrito sobre artistas como Jenny HolzerEmil NoldeBarbara Kruger,Edvard Munch, Barbara Bloom o Francis Bacon. Su obra ha viajado por instituciones de Europa y Estados Unidos y pudo verse en la 46 edición de la Bienal de Venecia (1995). Entre sus individuales más destacadas pueden mencionarse la de la Tate Gallery de Londres (1996), así como las del Centre Georges Pompidou, París, y la del Institute of Contemporary Art, Boston, celebradas ambas en el 2001.

 


jueves, 30 de enero de 2025

Malos sueños de finales de enero



Llegan los sueños como mastines, fieros, negros. Me muerden los muslos de la ansiedad. Caigo por abismos sin fondo, me despierto. Me persiguen hordas de hombres oscuros, mal encarados, me despierto. Estoy en mitad de un desierto, angustiado, me despierto. Miles de ojos me miran, siguen cada uno de mis pasos, me despierto. Me afano, ansioso, sobre Ella, sin llegar a nada, me despierto. Vuelven aquellos a quién amé y amo y no están, hablo con ellos, es tan real, lloro y me despierto. Ay.

miércoles, 29 de enero de 2025

Pascal Quignard



Sobre tres frases de Gabrielle Colette

Colette escribió tres frases extraordinarias. Tres proposiciones muy densas, que apenas pueden seguirse, y que sin embargo emitió en un mismo movimiento. Quisiera comentarlas. Son éstas: “A menudo me digo que me gustaría vivir en el seno de una especie distinta de la especie humana. Hay una belleza natural más bella que la estética. Hay una belleza en los cataclismos, la tempestad, las tormentas, los saltos de los animales en la jungla, los galopes de los caballos sobre las mesetas y los prados, los meandros de los ríos en las llanuras, la gracia de los jóvenes que juegan”.

Hay una superioridad silenciosa de Colette sobre todos los demás escritores franceses que “explican” lo que hacen, que exigen demasiado sentido en el curso de la vida, que anticipan demasiada racionalidad en el Ser, que proyectan demasiada orientación en la Historia, que quieren fundar su decir antes de enfrentar sus riesgos (Montaigne, Rousseau, Sade, Laclos, Stendhal, Mallarmé, Ponge, Klossowski, Bataille…). Por desgracia, soy como eran ellos. Ella, Gabrielle Colette, como la castellana de Vergy, como Madame de Genlis, no argumenta. Colette era perfectamente consciente de esa soberanía que ella asociaba además, indisolublemente, con el silencio sexual. Se aferraba como a la niña de sus ojos a ese silencio absoluto, testigo de la fuente viviente en ella. Lo ejercía sobre todos los hombres que la deseaban, sobre todas las mujeres que ella pretendía. En sus Aprendizajes, confiesa que su “truco de enamorada” se restringió obstinadamente toda su vida a esa reticentia refleja. La sonrisa a escondidas, los ojos bajos, la mano que se retira, la evitación incomprensible, el retiro arisco, el silencio ante la pregunta que le plantean, el rostro inexpresivo ante cualquier súplica. Siempre responder mediante el rechazo a responder. Esa mujer nunca ocultó la admiración que sentía por los libros que Friedrich Nietzsche compuso en los años 1880. Es Cibeles ante los ojos de su madre y también es Cibeles ante los ojos de su hija. Un acuerdo total con la naturaleza funda esa obra. Una crueldad vibrante la impulsa. Despreciaba a los blandos, porque les faltaba desarrollar fuerza, a los gordos, porque no tenían el coraje de pasar hambre y adelgazar. Detestaba a los que se consideraban desdichados, porque le parecía que no había que añadir la necesidad al dolor que hace sufrir el azar. Fue voluntariamente Medea para su hija tal como lo habrá sido para su nieto. De manera sorprendente, Colette es la única escritora cuya concepción de la humanidad no fue ensombrecida por la experiencia de la primera guerra. Es lo contrario de Céline. Los dos hombres que más amó eran judíos (Schwob, Goudeker). No sintió ningún horror ante los horrores de las trincheras, que para ella no eran peores que el sitio de París, no eran peores que la Semana sangrienta. Lo peor era normal. Su padre, cuyo nombre masculino tomó como si se tratara de un nombre de mujer, había sido herido en la batalla de Melegnano, en 1859. Luego de que una bala de cañón austríaca le aplastara la pierna, fue amputado por un cirujano de Milán, justo debajo de los testículos, que quedaron ambos intactos. En el trimestre que siguió a su amputación, el emperador Napoleón III lo nombró por decreto imperial recaudador de impuestos en Saint-Sauveur-en-Puisaye. Ella escribió que nunca había sido tan feliz como cuando se reunía con Jouvenel en el frente, multiplicando los abrazos en una cama de hostería con el ardor incomparable de un hombre maloliente que sale del barro de la trinchera donde estuvo enterrado todo el día y que aún está completamente impregnado de miedo.

“El único ser al que veo completo es el feto en vísperas de nacer, que todavía nada.”

En esta frase de Colette, que fue bailarina nudista en el período de entreguerras, hay algo que anuncia las danzas extrañas, también desnudas, cubiertas de cenizas, del butoh, que siguieron a las bombas lanzadas sobre Hiroshima, sobre Nagasaki, y los siete años de ocupación norteamericana en el territorio de las islas del Japón que prohibían mencionarlas y llorar a sus muertos.

Fue en 1962 cuando Hijikata degolló en público, en la penumbra de un pequeño escenario, a un gallo que sostenía entre sus piernas desnudas.

La dependencia del origen, la inherencia al cuerpo continente de la madre de pronto, con un golpe de cadera, se rompe. Así es el instante natal.

Increíble danza expulsiva (pérdida del agua) intrusiva (la intrusión del aire en el cuerpo), caída al suelo (en la no motricidad, en la posibilidad de la muerte, en la defecación, en el hambre), tal es el fondo de la experiencia de los hombres.

Cada uno de nosotros viene de esa manera del mundo oscuro.

Así es el ankoku butoh, la danza oscura que agita a los nacientes que tratan de desplazarse y de sobrevivir en la superficie de la tierra, empujando los huesos de los muertos que los engendraron con sus sexos aún tumefactos y vivos.

Estiran los cinco dedos de sus manos hacia adelante en la luz lanzando gritos.

“Ankoku-butoh” quiere decir exactamente “danza-salida-de-las-tinieblas-que-sube-a-ras-del-suelo”. Que re-nace. Danza que intenta el renacimiento. Vida que procura renacer en el curso de una motricidad originaria.

Al día siguiente de una explosión estelar originaria.

Colette decía que tenía que hacer que su cuerpo gozara todos los días, sin excepción. Que había sido así toda su vida, sola o no, o con sus dedos, o con los labios de una amiga, o mejor aún, según lo que ella misma aclaró, penetrada por el sexo de un hombre más joven que ella. Colette explica esa necesidad por medio de una imagen potente: dice que le hacía falta “gozar cada día como un prisionero prepara la evasión”.

Pascal Quignard 

 

Simenon

 


En 1948, cuando vivía en Tucson, Georges Simenon escribió “La nieve estaba sucia”, un título que destaca entre su ingente producción literaria. Una magnífica novela, dura, sórdida, inteligente, inquietante, tortuosa, profunda, con un personaje central bien definido que nos hace pensar, que nos fascina y nos repele por su relación con la vida, con los demás e incluso consigo mismo. Simenon nos va contando lo que ocurre en ese pueblo ocupado por fuerzas alemanas y en un hábil giro narrativo pasa a lo que ocurre dentro del personaje. En todo momento exige al lector que entre en la trama, que la entienda, que participe. Me ha gustado mucho.    


martes, 28 de enero de 2025

Pete Seeger - "Forever Young"


POR SIEMPRE JOVEN

Que Dios te bendiga
que todos tus deseos se hagan realidad
que siempre hagas por los otros
y dejes que otros hagan por ti
que puedas construir una escalera hacia las estrellas
y subas cada peldaño
Que permanezcas por siempre joven
(por siempre joven, por siempre joven)
Que permanezcas por siempre joven

Que crezcas para ser justo
que crezcas para ser verdadero
que siempre sepas la verdad
y veas la luz que te rodea
que siempre seas valiente
ponte de pie y se fuerte
Que permanezcas por siempre joven
(por siempre joven, por siempre joven)
Que permanezcas por siempre joven

Que tus manos estén siempre ocupadas
que tus pies siempre sean rápidos
que tengan una base sólida
cuando el viento cambie
que tu corazón esté siempre alegre
y tu canción sea siempre cantada
Que permanezcas por siempre joven
(por siempre joven, por siempre joven)
Que permanezcas por siempre joven

Plagiándome.

 


Lo que conté ayer no era del todo cierto.

Jamás he cantado yodels.

Al menos en público.

En la intimidad, sí.

Lo confieso.

 

En realidad soy un estudioso del trabajo de un tal Parker.

 

Ahora estoy literalmente sumergido en su “ Parker y el límite hard” (clik para leerlo)

Pero me dicen que en realidad tal texto es un  plagio de otro texto de Pedro M. Martínez. 

Me vuelvo a cantar yodels.

En la intimidad.

lunes, 27 de enero de 2025

Nunca fui aizkolari.

Es la vida, chicos, tantos trabajos he tenido en mi vida.

Cuando era niño me hacían la típica pregunta “¿Qué quieres ser de mayor?”, aizkolari, les respondía y ellos meneaban la cabeza diciendo: “oso ondo, oso ondo”.


Pero otras circunstancias me llevaron a ser cantante de yodels.

En plena era flower power mi padre encontró un empleo para reconvertir hippies en yuppies. Se sentaba a su lado en la hierba de Bryant Park y les convencía para viajar a Egipto, les enseñaba vídeos caseros de Hind Rostom y cuando asentían, les subía a un avión y en realidad terminaban de pasantes en cualquier banco de Suiza. 

Hind Rostom

Mi padre hacía los viajes con toda la familia. Así conocí a Erika Stucky, a varios componentes de the Velvet Hammer, a un tío de Prince, a tantos. Con el ir y venir, en aquellos desplazamientos por tierra y aire, la nariz apoyada en una ventanilla viendo pasar las nubes, los prados, voladoras vacas tontas, me creé un sonsonete de tarareos, monólogos, ruidos con la lengua, chass, ñamñamñam, cambios libres de los sonidos internos de mi cuerpo, del fluir del alma, componía mis propias canciones. Con los años me inspiré en músicas que escuchaba en aeropuertos, en ascensores, en taxis, las que silbaban mis amigos, el sonido de un trombón saliendo por una ventana, el maullido de mi gato Loveless.


Pero uno de mis mayores éxitos fue la adaptación al yodel del poema El esclavo herrero de Joseba Sarrionaindia.

Cautivo en las selvas de occidente
te trajeron a Roma, esclavo, 
te dieron el oficio de herrero 
y haces cadenas. 
El hierro al rojo que sacas de los hornos
lo puedes moldear como quieras, 
puedes hacer espadas 
para que tus paisanos rompan sus cadenas,
pero tú, ese esclavo, 
haces cadenas, más cadenas.

Triunfé. Me llamaban de los principales teatros del mundo. El mejor cantante de yodel. Trabajaba un día sí y otro y otro. Mi camerino se llenaba de flores, los andenes de los trenes de pañuelos blancos, mi cama de amantes rubias, mi garganta se rompía, mi corazón temblaba con los aplausos. Lo dejé.

Nadie me recuerda, ahora soy uno que escribe estas tonterías en una pared y silba.  

¿Te silbo?


domingo, 26 de enero de 2025

Lydia Davis

 


Jamás me he considerado novelista. Desde que empecé a escribir me sentí cuentista… Bueno, si me remonto a los orígenes, lo primero que escribí fue poesía, aunque aquello era más bien una suerte de conjuro verbal. La novela surgió cuando llevaba más de veinte años escribiendo cuentos. Tengo un amplio espectro de registros, desde una o dos líneas hasta un párrafo, una página, dos páginas, y en algunos casos textos de una extensión algo mayor. A medida que son más largos se vuelven más narrativos, y cuanto más cortos se parecen más a una canción. Puede que no sean poemas, pero el lenguaje, el ritmo y la forma son de un orden más musical, aspecto que se convierte en el elemento prioritario. Pero incluso entre los textos más breves los hay muy distintos. Algunos son como un grito, otros una especie de meditación. Realmente la novela era una especie de cuento largo. No era cuestión de que yo considerara que había llegado la hora de escribir algo orgánicamente distinto desde el punto de vista narrativo, sino que de repente me tropecé con un material que necesitaba mucho más espacio del que yo le podía otorgar dentro de los límites de un relato.

Lydia Davis


Agradecimiento (por las felicitaciones recibidas por mi cumpleaños)


Pueden ustedes ampliarlo.
Si lo desean.
Y leer lo de ayer.

 

sábado, 25 de enero de 2025

25 de Enero

 


Abel Selaocoe acaricia el chelo, Teddy Swins  canta, Leopoldo María Panero habla y deja poemas como insultos a la inteligencia de los inteligentes y yo no entiendo, por eso es estimulante el diálogo aunque sea entre biombos, aunque los antifaces, aunque las distancias, aunque las mentiras empiecen a ahogarnos y nadar bajo el agua tiene el límite de la capacidad pulmonar del que se desliza entre ondas y peces, entre algas que ocultan y arrecifes que desgarran el confiado casco de cargueros surcando mares transparentes pero, desafiando olas y espumas, monstruos marinos, cachalotes, orcas agresivas, salvavidas atrofiados que miran sin ver desde su altura en playas en las que ya no caben los que no saben nadar, los desplazados, los apátridas, los diferentes, los que no se enamoran ni de sí mismos, los últimos en llegar sin haber salido y hay días que no está uno para nada aunque el frío de enero siga sin traducción y la geografía de la gloria siga dentro de una incógnita de exploradores impotentes, de olas en la piscina mínima de un jardín japonés que no sabe usted con quién está hablando y ni con un zumo mañanero de orquídeas rojas se dilatan las pupilas de los dormidos voluntariamente, hay que ver, que entre un insomne feo y la bella durmiente no sé con quién quedarme y aunque no estuve en Pompeya a veces me siento sepultado bajo montañas de lava aburrida, de materia gris incapaz de traducir alfabetos turbios, que los pájaros cantan siempre la misma canción, que estamos aburridos de pájaros, de los mismo pájaros, de la misma jaula, del bosque donde nos perdimos hace años, entre lobos y sacamantecas, en la oscuridad, en el silencio, en el peligro de incendios, destrucción del maná, frutos, raíces, recuerdos bajo la corteza, amo a Carmen grabado en el tronco, añoranza del deseo, de aquel deseo poderoso bajando de cumbres en las que apenas se podía respirar, repetición del miedo, vuelta de tuerca al no ser, a la inconsciencia, al punto cero, hay mañanas que divago, como esta, de cielos grises y nubes dentro del pecho, de dolor sin saber la causa, de una desesperanza tal que meto la cabeza bajo una piedra y si se cae el mundo que me pille dormido. Lástima de insomnio crónico.

Esto tiene un límite, llega desde aquí hasta aquí  (y hace el gesto con las manos).

A partir de ese punto empieza el hastío, sin vuelta atrás, sin remedio, sin otra solución que continuar como si nada hubiera pasado (o cerrar la puerta y volver al principio, o buscar nuevos horizontes, o dar fuego a la barraca y aquí paz y después Gloria).

 


Estas son cosas que escribo dictado por mi imaginación, un señor bajito que tengo sentado detrás del hombro izquierdo y sospecho que mi inconsciente algo tendrá que ver.  No es mi realidad (al menos la de ahora).

Mi realidad es que hoy es mi cumpleaños.

Muchas gracias por soportarme.

viernes, 24 de enero de 2025

Oulipo

  



Oulipo (acrónimo de «Ouvroir de littérature potentielle», que se traduce como "Taller de literatura potencial") es un grupo de principalmente escritores en francés y matemáticos que busca crear obras usando técnicas de escritura limitada (Littérature à contraintes). Fue fundado en noviembre de 1960 por Raymond Queneau y François Le Lionnais. Éstos refundan el Seminario de Literatura Experimental (Sélitex), en torno al cual se había reunido un grupo de creadores no convencionales, y pasan a denominarlo Ouvroir de littérature potentielle, o Taller de literatura potencial.

El movimiento

El movimiento enraiza formalmente, por su constitución como club selecto, secreto y no convencional, con el Colegio de Patafísica(al que pasó luego a pertenecer) o el Club de los Savanturiers (fundado por el propio Queneau y Boris Vian), y renuncian desde el principio a afiliarse o erigirse como vanguardia alguna; no obstante, el método de búsqueda de nuevas estructuras formales continúa la senda que recorrió el surrealismo (movimiento en el que Queneau había iniciado su andadura artística y del que se alejó por desavenencias con André Breton) y el dadaísmo.

Pero si el surrealismo abandona la razón y acude al inconsciente en la búsqueda de un proceso de creación sin restricciones, el paradigma oulipiano traza la ruta en sentido contrario, aplicándose consciente y razonadamente restricciones que le permitan nuevas formas de creación, lo que le alejará de Dadá y su culto al azar. El resumen en su divisa fundacional: “Llamamos literatura potencial a la búsqueda de formas y de estructuras nuevas que podrán ser utilizadas por los escritores como mejor les parezca”.

El proceso unirá dos disciplinas, intuitiva y académicamente distintas, pero adoradas por igual por los seguidores del oulipo: las matemáticas y la literatura. Así, conceptos como restricción (semánticafonéticacombinatoriaalgoritmofractal)..., se importarán de las matemáticas para aplicarse sobre el material propio de la literatura: las palabras. Y en este proceso irán encontrando las posibilidades de la lengua, las potencialidades de la literatura.

El Oulipo no establece una normativa artística, sólo ofrece un procedimiento de creación. Lo empleó Queneau antes de la fundación del taller ("Ejercicios de estilo" de 1947, en que se presentan hasta 99 formas distintas de contar un mismo y trivial episodio ocurrido en un autobús) como después (Cent mille miliards de poèmes, "Cien billones de poemas", consistente en diez sonetos, en los que en todos se mantiene la misma rima, así que cada verso puede ser substituido por el verso correspondiente de otro sonetoPor ejemplo: el verso 1 del soneto 1 puede ser substituido por el verso 1 de cualquiera de los sonetos 2 al 10. El número total de sonetos que existen potencialmente es de 10¹, que son los cien billones que dan lugar al título; se tardarían, sin detenerse a comer ni a dormir, varios millones de años en leerlos); pero otros autores también se fijaron reglas como incentivo para la creación, tanto antes (plagio por anticipación) como fue Jean Pierre Brisset y su poema de restricción fonética recogido en la Antología del humor negro de André Breton (versos homófonos: “Les dents, la bouche / Les dents la bouchent / L'aidant la bouche / L'aide en la bouche / Laides en la bouche / Laid en la bouche / Lait dans la bouche / Les dents-là bouche”) como después (Georges Perec y La Disparition de 1969 en la que una vocal desaparece para volver en Les revenentes, o la hipertextual La vida: instrucciones de uso de 1978).

Miembros


(De Wikipedia)


Utilizando esta maquina de aquí arriba y los procedimientos matemáticos de creación de OuLiPo, este es mi primer intento de poema. ¿Me admitirán?.


De los carios.

En los cariotipos de la telefonía
hay místicos insectos de diciembre
que resbalan en la cinoglosa lábil.

Es mi ultrajante palabreo
en la duermevela mudable del rubicán
que en la escotilla se ensaña
y se refuerza allí para morir


 


De los carios sabemos que son de origen anatolio y su lengua se emparenta con el luvita, hetita y en menor medida con el palaíta, misio y lidio.




El cariotipo es un esquema, foto o dibujo de los cromosomas de una célula metafásica ordenados de acuerdo a su morfología (metacéntricos, submetacéntricos, telocéntricos, subtelocéntricos y acrocéntricos) y tamaño, que están caracterizados y representan a todos los individuos de una especie. El cariotipo es característico de cada especie, al igual que el número de cromosomas; el ser humano tiene 46 cromosomas (23 pares porque somos diploides o 2n) en el núcleo de cada célula, organizados en 22 pares autosómicos y 1 par sexual (hombre XY y mujer XX).Cada brazo ha sido dividido en zonas y cada zona, a su vez, en bandas e incluso las bandas en sub-bandas, gracias a las técnicas de marcado.



Nombre científico o latino: Cynoglossum officinale
Familia: Borragináceas.
También llamado: Cinoglosa, Lengua de perro, Oreja de liebre, Viniebla, Viniega, Almea, Bizniega,  Hierba conejera, Lapilla, Lengua canina.
La cinoglosa es una planta herbácea.
Tiene hojas basales dispuestas en roseta de las que -al segundo año- emerge el tallo, de aproximadamente un metro de altura.
Los tallos y las hojas poseen un fino vello que no oculta su espléndido verdor.
Con fines medicinales interesa la raíz, aunque de toda la planta se puede sacar provecho.
Las partes herbáceas de la cinoglosa contienen alrededor de un 7% de materias tánicas, que en la raíz se elevan a más del 10%.
Encontramos también una esencia con un olor parecido al que despide la manzanilla.
La raíz contiene además resinas, gomas, materias grasas y, según algunos autores, existe una sustancia hemolítica que posiblemente sea de naturaleza saponínica.
En las semillas se encuentra un alcaloide llamado cinoglosina y un glucoalcaloide, la consolidina.
La principal virtud de esta hierba es la de ser astringente.
Las propiedades astringentes de la hierba permiten emplearla eficazmente contra la diarrea.
También en algún escrito se menciona su uso para sanar llagas.
En cualquier caso, debe usarse con prudencia a causa de los efectos narcóticos que pueden producirse a dosis elevadas.

jueves, 23 de enero de 2025

Leila Guerriero

 


La intuición de Parker

 

Charlotte Sorapure, The Letter, 2017

Parker intuye que esta ciudad está abierta de par en par y aun así sus calles y plazas están llenas de colaboradores del miedo, de chivatos del cuchicheo, de profesionales del ombligo, de calígrafos de fronteras, de ciegos absurdos que se vendan los ojos, de infantes que aún no han aprendido a leer pero que llevan puñales escondidos para matar gorriones desprevenidos. Eso y la envidia como alquitrán. Se guarece pero sabe que alguien le ha delatado.

miércoles, 22 de enero de 2025

No sé cómo explicarlo.

Christopher Thompson, The Letter

No sé cómo explicarlo.

Estábamos tendidos sobre una cama con peces, salamandras y rumores.

De fondo Zelenka.

Rumor de beatas en Begoña.

Algo hacíamos, un intento de disección del amor, la descripción de un plano secuencia, escarabajos en el esófago, el mercurio sobrepasando la raya roja, la armadura desaliñada sobre una silla de enea, la lanza clavada en el espejo, las lenguas como serpientes, una forma de conocernos,

Me quiero detener en esto: la húmeda lengua dejando surcos en la espalda ausente, babeando como un niño, como un loco, como un perro con sed, como un idiota. Una estroboscopia del amor,

Un niño daba vueltas por la ciudad ajena y fría, con maestras surgiendo de las esquinas y novias vestidas de novia.

Un adolescente sentado en una esquina de la ciudad indiferente, ajena y fría, llovían estrellas en la ciudad de los ciegos.

Un hombre tumbado en mitad de la carretera que lleva a la ciudad ajena y fría, los límites se borraron y desde ese día fue extranjero.

Un anciano acezante con el pecho abierto como un campo de trigo, las amapolas aún miraban a la ciudad ajena y fría.

Estábamos tendidos sobre una cama con peces, salamandras y rumores.

Es difícil de explicarlo así, tan ridículo colgado de este gancho, me lastima el cuello y la autoestima, deja un burujón absurdo allí donde se juntan las venas y el rencor, me da un aspecto de masoquista que se exhibe, de profesional de ausencias, de esclavo con el látigo del recuerdo lacerándome la espalda.

Quizás es Zelenka con su música religiosa-

O el rumor de llanto del que llora al encontrar en la cama, entre las sábanas, arrebujado, un caballo gris que me mira con ojos lastimeros.

martes, 21 de enero de 2025

En medio de Spinoza

 

En medio de Spinoza

«Encuentren lo que les gusta, no pasen jamás un segundo criticando algo o a alguien. Nunca, nunca, nunca critiquen. Y si los critican a ustedes digan: -De acuerdo- y sigan, no hay nada que hacer. Encuentren sus moléculas. Si no las encuentran, ni siquiera pueden leer. Leer es eso, es encontrar vuestras propias moléculas. Están en los libros. Vuestras moléculas cerebrales están en los libros. Yo creo que nada es más triste en los jóvenes en principio dotados que envejecer sin haber encontrado los libros que verdaderamente hubieran amado. Y generalmente no encontrar los libros que uno ama, o no amar finalmente ninguno, da un temperamento… y de golpe uno se hace el sabio sobre todos los libros. Es una cosa rara. Nos volvemos amargos. Ustedes conocen la especie de amargura de ese intelectual que se venga contra los autores por no haber sabido encontrar a aquellos que amaba… el aire de superioridad que tiene a fuerza de ser tonto. Todo eso es muy enojoso. Es preciso que, en última instancia, sólo tengan relación con lo que aman».

—Gilles Deleuze, 

lunes, 20 de enero de 2025

Mi tío Ángel y el 47



Al terminar la Guerra Civil muchos no volvieron, los que perdieron y regresaron a casa eran otros. Mi tío abuelo Ángel volvió cuando le liberaron del campo de concentración de Gurs, en Francia. Quizás a causa de su sordera y de las duras experiencias en el frente, era un hombre tosco, algo brusco, aunque con mi hermana y conmigo era cariñoso, tierno, nos hacía juguetes con madera y cuerda. Siendo yo muy niño solía llevarme de excursión a Artxanda. En las faldas del pequeño monte teníamos que cruzar entre muchas chabolas, viviendas precarias, sin electricidad ni agua corriente, expuestas a corrimientos del terreno, entonces sin árboles. Recuerdo que al pasar junto a las personas que vivían allí, mi tío Ángel hablaba con algún conocido, saludaba al pasar, yo me agarraba su mano, asustado. Hoy le he recordado al terminar de ver “El 47”, película que sugiero por su temática, por la extraordinaria interpretación de Eduard Fernández y por el intento del director de recrear la lucha de muchos por conservar la vida y la dignidad.

 

https://www.youtube.com/watch?v=hhdbMuAZsZo

 https://www.youtube.com/watch?v=MZDFTt7s_uE&t=17s

https://www.pikaramagazine.com/2023/05/chabolismo-en-bilbao/


domingo, 19 de enero de 2025

Edith Södergran,



El último y mayor refinamiento de la vanidad es el fin de todo lo vano, igual que cuando una mujer juega con total seguridad con un hombre al que no necesita.

Edith Södergran,
de Observaciones Diversas (1919). En Encontraste un alma. Poesía Completa. Nørdica Libros. Versión de Neila García Salgado.

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