Guide print marked with Pablo Inirio's notes for darkroom printing. Inge Morath Magnum Photos

sábado, 31 de agosto de 2024

Otra carta ingenua

 



Mi amada, tú eras en tanto que yo no era, me inventaba desde tu realidad, desde el acto de fe de saberte joven, cortaba las cintas de una meta imaginaria a la que llegaba exhausto, pero llegaba, atravesando un bosque de lobos, bebiendo en arroyos grises, ninfas bailando entre los troncos de los olmos, homenaje a tu belleza inextinguible, pánico de tu ausencia, viajes en una caravana de mercaderes de seda, arena, barro, piedras, mis caballos siguiendo la Cruz del Sur, mi guía, la aguja de la brújula señalándote, eras mi eternidad.

Perdone, esta carta ¿es para su amante?

Pues sí.

Esto…disculpe, no sé cómo decírselo.

¿A qué se refiere?

Alicia ya no vive aquí.

¿Quién es Alicia?

Su amante ¿no?

Usted me confunde.

Seguro.

Yo soy aquel.

Ah.

Y todo se funde en negro y no tiene sentido escribir estas cosas mientras luce el sol y la realidad se esconde bajo las piedras como un alacrán herido, vengativo, esperando la mano ingenua del amante ingenuo, una mujer leyendo la tenue poesía de su soledad, reforzando las cursivas, la gloria efímera, el tiempo, el despertar, los sueños, tu voz, mi amada, vivía en tu voz.

Y así

viernes, 30 de agosto de 2024

Cartas ingenuas



Mi amada, vivía en tu voz, la escuchaba sin siquiera entenderla, me bastaba con acumular el sonido, el tono, el final de besos y luciérnagas, la nieve acumulada sobre el tejado, la transparencia de su recompensa, la resurrección de mi carne, tu vida eterna, amén.

Como en un sagrario atesoraba voz y memoria, rumor de párpados y oscuridad, memoria y resignación, el cuchillo del silencio cortando mi fe con insolencia, el bisturí que inauguró el amor/sexo, la estela de la resistencia, la búsqueda visceral del borde del universo, lo otro, lo tuyo.

A tu lado me sentía diminuto y fugaz, acuclillado bajo tu espacio de flores serias, de jardines, del planeta de tu saber, paralelo a tu voz de consonantes, de vocales como rocío, de los verbos deslizándose por tu paladar, daba palmas por el privilegio de estar en el círculo de tu piel rosa, los días impares, días contados, horas marcadas, placidez tendida sobre la alfombra de…

Perdona, esta carta ¿es para mí?

Depende, ¿quién eres?

¿No reconoces mi voz?

Laura

No.

Carmen.

No.

Begoña.

No.

Elisa.

No.

Me rindo.

Si no sabes quién soy métete la carta donde te quepa.

Oh, lo siento. Vaya, que mal carácter tiene usted.

Gilipollas.

jueves, 29 de agosto de 2024

Fleabag



Fleabag. Serie en Prime. La empecé  hace tiempo. La dejé al de diez minutos. No me llegaba. El otro día, buscando, la reencuentro. Me he visto las dos temporadas en un suspiro. Las series de la BBC tienen un sello de calidad. Como en esto de los gustos es complicado coincidir y aunque el personaje principal puede resultar exasperante, solo diré que me parece Muy Recomendable. Vosotros mismos.


(Esta gente lo cuenta muy bien. También te digo que es su trabajo y cobran por ello. Como lo mío es gratis soy más escueto)

https://www.bbc.com/mundo/noticias-49799762  


https://www.esquire.com/es/actualidad/tv/a29183084/fleabag-premios-emmy-2019-mejor-serie-comedia/

miércoles, 28 de agosto de 2024

Por ejemplo William Gaddis.

 

I

Cuando terminas un libro de más de mil páginas y no sabes bien lo que has leído es imprescindible mirarse/te en un espejo y ver los posibles cambios producidos en los músculos faciales, en el paladar y en las ingles. Quizás ya no recuerdes como eras antes, no te preocupes, pregúntate si has disfrutado, si has aprendido algo, si en tu corazón, en tu cerebro, en tu próstata hay alteraciones. Esto último es difícil de medir, hay personas que sí y personas que no. Si eres de las que sí, enhorabuena, si eres de las que no, enhorabuena. De las publicaciones Fher a Gaddis no hay tanta distancia, de ser a no ser, sí. Lo primero es un hábito lo segundo es un hálito, tranquilidad, tiene cura, hay que ponerse a ello con dedicación, rendirse y al lío, duele un poco al principio pero enseguida te acostumbras, es la literatura, amigo mío, o su ausencia. Oye y si no, pues no, leer y sobre todo escribir está sobrevalorado, son ejercicios en tránsito hacia la desaparición, una actividad de gentes ociosas, un querer y no poder, qué se habrán creído. Ánimo, ya queda menos para el Juicio Final. (Continuará)


William Gaddis


William Thomas Gaddis Jr. (29 de diciembre de 1922 - 16 de diciembre de 1998) fue un escritor estadounidense, considerado uno de los grandes novelistas norteamericanos del siglo XX. Escribió cinco novelas, de las cuales dos ganaron el Premio Nacional del Libro.
Biografía
Gaddis nació en la ciudad de Nueva York, aunque creció en Massapequa. En la Universidad de Harvard se licenció en Literatura inglesa, y allí escribió sus primeras historias, poemas, ensayos y entrevistas para el Harvard Lampoon. Una vez finalizada su educación, comenzó a trabajar en Nueva York para el periódico The New Yorker; en esta época, Gaddis pasaba su tiempo libre en compañía de algunos escritores de la Generación beat, tales como Allen Ginsberg o Jack Kerouac, habitués del barrio bohemio Greenwich Village. Gaddis realizó muchos viajes, abandonó Nueva York y viajó extensamente por México y América Central, donde se unió a los rebeldes de Costa Rica durante una breve guerra civil. Más tarde, pasó alguna temporada en España y, desde aquí, llegó hasta África. Gaddis aprovechó todos sus viajes para ir recogiendo experiencias y distintos materiales para incluirlos en la novela en la que, por aquel entonces, estaba trabajando, Los reconocimientos. Continuó trabajando en esta novela en los primeros años de la década de los cincuenta, hasta que fue publicada en 1955. Esta obra es una vasta novela experimental de complicada elaboración y cerca de mil páginas, en la que convergen intenciones grotescas, falsedades, plagios, y otros artificios literarios al estilo de Tristram Shandy. La novela está basada en el palíndromo "trade ye no mere moneyed art" y es concebida como una provocadora denuncia de las actuales manipulaciones de la realidad. La novela de Gaddis recibió malas críticas y su autor fue comparado con James Joyce.

Los reconocimientos fue reimpresa en una edición rústica y publicada en el extranjero, lo que supuso para Gaddis el comienzo de su reputación como escritor clandestino. En 1974, Los reconocimientos se volvió a editar masivamente en una edición rústica, pero en esta ocasión la crítica elogió a Gaddis, que fue calificado de "escritor experimental" y su trabajo identificado con el de Thomas Pynchon. Con el paso del tiempo la novela ha adquirido un status de clásico esencial, llegando a ser definida por el célebre crítico Harold Bloom como "La Ulises americana". Con su siguiente trabajo, la obra titulada Jota erre (1976), alcanzó el reconocimiento que se le había negado con la publicación de su anterior novela, consiguiendo el Premio Nacional del Libro. La novela es de una complejidad similar a la de su primera obra; en ella, el autor presenta mediante una narración polifónica la condición de decadencia a la que ha llegado el sistema económico actual, en el que cualquier cosa es posible. De esta manera, el protagonista de la novela, un niño de once años llamado Junior, se convierte en el mago de las finanzas en Wall Street al construirse un imperio financiero de millones usando simplemente el correo y el teléfono. Gaddis pretendía crear un paralelismo que reflejase la pérdida de sentido del lenguaje, empobrecido por el propio uso. En 1985 apareció una nueva novela, Gótico carpintero, considerada como una de las novelas más importantes de las últimas generaciones literarias. Presentaba un tema paralelo al expuesto en Los reconocimientos, puesto que la novela intenta retratar las mil caras de la falsificación, específicamente en lo relacionado con la religión y el arte. Gótico carpintero marcó un punto de inflexión en la carrera literaria de Gaddis, y sus admiradores creyeron por un momento que con esta novela el autor conseguiría una mayor popularidad y aumentar el número de sus lectores.

En 1994 se publicó su siguiente trabajo, Su pasatiempo favorito, donde Gaddis reflexionaba sobre la propiedad intelectual y el plagio. Esta obra le supuso ganar su segundo Premio Nacional del Libro. En la novela Jota erre, un escritor, Jack Gibbs, estaba tratando de terminar un libro que titularía Agapē Agape; esta situación ficticia le hizo a Gaddis concebir la idea generadora de su quinta novela, que acabó poco antes de su muerte y que tituló asimismo Ágape se paga. Si bien Gaddis estaba generalmente considerado como uno de los más importantes y geniales escritores americanos, y con un número de lectores muy reducido, sus libros se han convertido en clásicos contemporáneos. En sus novelas, Gaddis renovó el experimentalismo de Faulkner, Joyce y Sterne, anticipando con su narrativa a los postmodernos; la crítica también lo ha comparado con Malcolm Lowry y Herman Melville.

Gaddis falleció a los 75 años, el 16 de diciembre de 1998 en East Hampton, víctima de un cáncer de próstata.





martes, 27 de agosto de 2024

Feedback


Mankind's Eternal Dilemma, The Choice Between Virtue and Vice, Frances Franken the Younger


Lo del feedback, hoy por ti mañana por mí y la armonía, la compasión incluso, vaya usted a saber, hay veces que y sin embargo se mueve. El blues, un blues, cantar a la luna en un patio sin vecinos. En este cuento ¿hay lobos?, siempre hay lobos, agazapados, sonrientes, vestidos como cualquiera, conteniendo los aullidos hasta que, pueden despedazarte en dos bocados, si te dejas, coge el dinero y corre…No hay dinero…Entonces ¿qué haces aquí? …Buena pregunta, colega, la respuesta está en el viento y en la candidez, aquella exhortación a la bondad tiene la culpa, creo, yo qué sé. El fin se acerca, pecadores arrepentíos, los que no pecáis de palabra, obra u omisión también, todos. Hale, podéis ir en paz, esto es solo un blog ¿qué queréis? 

lunes, 26 de agosto de 2024

A la tarde llovió


Overcast, Taylor Schultek


Aquella mañana el ascensor se detuvo en una plaza y de ahí subimos al cielo, sin atajos, sin reloj, acurrucados en el escondrijo de querernos sin aun saberlo, tanteándonos como ciegos en mitad de un viñedo, en el escondrijo de un nosotros que levantamos como un himno, doblamos el mapa y tan pronto nos encontrábamos ahí como aquí, sin abismos, sin otra orientación que gozarnos en la mirada y los suspiros, con el sentimiento como un ramo de jazmines embriagadores, habitantes en la locura de lo imposible, desintegrados, enamorados sin mañana y sin equipaje, entregados, cómplices, amantes, tú y yo.

A la tarde llovió.

domingo, 25 de agosto de 2024

La última, paga.



Bella, tú y yo necesitamos amor sin medida, amor rodando cuesta abajo, amor como un veneno dulce, amor de nuestros cuerpos sudando en la cama, temblando, gimiendo, mordiéndose los labios, amor que necesita otro cuerpo, el de ese corazón herido, ausente.

Pobre, pobres de nosotras las amantes, San Judas nos bendiga, Santa Margarita del Amor Perdido, rupturas reventando como abscesos de pus subiendo en una viscosa marea. ¿Quién entiende el dolor?, ¿quién entiende el amor? Maldita guerra de inocentes.

Tú y yo necesitamos amor, amor sin fecha de caducidad, amor con etiqueta de garantía, no se admiten devoluciones, somos las que somos y esa grieta de la pared se formó en otros terremotos, otras catástrofes que dejaron asolado el mundo de entonces. Este es diferente, nuevo, las flores crecen entre las junturas y hay un atisbo de sol entre las nubes.

Corre, la última que lo encuentre, paga.

sábado, 24 de agosto de 2024

Mientras cae el otoño



MIENTRAS CAE EL OTOÑO


 Nosotros esperamos

envueltos por las hojas doradas.

El mundo no acaba en el atardecer,

y solamente los sueños

tienen su límite en las cosas.

El tiempo nos conduce

por su laberinto de hojas en blanco

mientras cae el otoño

al patio de nuestra casa.

Envueltos por la niebla incesante

seguimos esperando:

La nostalgia es vivir sin recordar

de qué palabra fuimos inventados.


Giovanni Quessep 

en Quiero apenas una canción. 

Antología, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2010.

viernes, 23 de agosto de 2024

Así sea.

 

Gillian Anderson

Me lo decía, eres tímido y linfático, mientras con las uñas le rozaba los omóplatos. 

Con clarividencia de arúspice supe ver el final de la escalera, supe que había traspasado la línea roja incluso antes de sentirla en los tobillos, cuando estaba, oh iluso, a este lado (o a ese, desde la operación no veo con claridad). 

Como en un juego de niños busco la puerta, ya no sé si para volver a entrar o para salir, desubicado, desequilibrado (nunca me ha gustado el circo)

Me lo decía, no hagas caso del Rumor, mientras me perdía en ella y así sea.

jueves, 22 de agosto de 2024

O de azul, ya verė.

 



 …Son importantes demasiadas cosas, el verbo, la palabra madre, las cartas vengativas que encuentro en los cajones con mariposas venenosas y rencor, las que no supe contestar, el rechinar de mis dientes, de las muelas con y sin juicio, un castigo, por eso nadie me ve, por lo que no hice, ¿será posible?, castigo de Dios que decían algunas abuelas, ¿Dios se mete en estas mezquindades?, que llevo bordadas mis iniciales en la ropa interior por sí, pero no, si no me ven ellas, como para sí, ¿bailas?, “¡no!”Tengo rotas las alas, sí, mi estatura mengua, mi apostura, mis pisadas son leves, se alargan mis adioses como trenes en una noche de estrellas negras, no me ven, no hay murmullos, ni fiebre, ni ojos detrás de las cortinas, inventario de infidelidades, cuadros torcidos, soy el que era, ¡eh!, pueblos desiertos, puertas sin llave, los alcaldes ya no bailan el aurresku y yo aquí, como un gato mojado pintado en la pared, un grafiti, no, soy un hombre, vivo, afilaré mis alas antaño escarchadas entre nubes rotas por aviones de plata, fiebre del miércoles noche, el que más, ahora el que menos, después de dos vueltas al mundo me he perdido en mi barrio, ¿quién soy?, la muerte como un búho en mi hombro de hombre, delicado, un san Tarsicio guardando en mi pecho lo sagrado, pasan los centuriones y nada, pasan los romeros de Almonte y nada, pasa todo dios y no me ve, todos fuimos alguien alguna vez, fui, no saben si soy, no me miran, párpados cerrados, mentes con cortinas, joder, voy a cortarme una oreja, curar la herida con luciérnagas y nieve, anegar mis pozos, proclamo mi sensación de inexistencia, la desposesión de mi caudal anímico, la resurrección imposible, la memoria, de mirar hacia dentro no veo lo de fuera, pero estoy, miradme. Estoy aburrido de que todo el mundo me ignore, de parecer invisible. Voy a teñirme el pelo de verde fluorescente.    


(Suspiro)

miércoles, 21 de agosto de 2024

Verde fluorescente



Voy a teñirme el pelo de verde fluorescente. Estoy aburrido que todo el mundo me ignore, de ser transparente, de cristal. El domingo, cuando vaya a la playa, voy a pintarme una raya amarilla, una franja reflectante sobre mi prominente vientre. Que hablo y nadie me atiende. Eo, eo. Que me siento invisible, antes caminaba por las calles de mi ciudad y me hacían la ola. Hola. Que, ay, ay, ay, algo ha cambiado, que no me ven, que estoy en un semáforo, esperando, se pone en verde y los de la acera de enfrente me arrollan al cruzar, como una manada de ñus, como en esas películas de fantasmas, en eso me he convertido, en un fantasma desencadenado, solo que ni siquiera doy miedo, uuuuh. Y sufro, claro, cómo se sentiría usted si nadie te ve, pues así, mal. Quiero aclarar que lo que me preocupa es que no me vean las damas, las señoras y señoritas, que si no me ven los señores y señoritos me da igual, empiezo a no saber nada, excepto que no me ven, hey, que antes hacía zass y aparecía a su/tu lado, que alardeo de plenitud en la intersección de mi conflicto y es baldío el esfuerzo de mis brazos antaño potentes, sin pliegues musculares, flácidos ahora,  desdibujados, estériles de ternura para acunar realidades, el hastío resucitado, aquí, enseñando mi rostro que pintaré, rayas verdes en las mejillas, morada y marchita la frente, un cromo, que me miren, que se sorprendan, soy, aún. 



(sigue)

martes, 20 de agosto de 2024

Shakespeare y Parker, mano a mano.

Wolfgang Harms (German, b.1951)   

No regresan las amantes que perturban los sueños de Parker en las noches heridas de tristeza. Aquellas que desnudaron su inocencia desde la herida amorosa, la pasión como codicia, la nostalgia haciendo huecos, dejando sombras en las que se esconden los enigmas del abandono.

Parker esconde el rostro entre las manos y se mira dentro, allí donde el conflicto se confunde con tantas voces perdidas en la ternura estéril, en la plenitud pultácea, desnudo en su propia oscuridad, una gasa de sonidos de espaldas a la madera escondida en el vientre de los naufragios.

Le llamo ─hey, chico, ¿qué te cuentas?

Parker contesta:

LOVE is too young to know what conscience is;
Yet who knows not conscience is born of love?
Then, gentle cheater, urge not my amiss,
Lest guilty of my faults thy sweet self prove:
For, thou betraying me, I do betray
My nobler part to my gross body's treason;
My soul doth tell my body that he may
Triumph in love; flesh stays no further reason,
But rising at thy name doth point out thee
As his triumphant prize. Proud of this pride,
He is contented thy poor drudge to be,
To stand in thy affairs, fall by thy side.

     No want of conscience hold it that I call
     Her 'love' for whose dear love I rise and fall.


Y Miguel Ángel Montezanti traduce este Soneto 151 de Shakespeare

No sabe amor, por joven, de conciencia
¿mas quién no sabe que ella de amor nace?
No culpes, falsa, pues, mi deficiencia
pues de ella tu dulzor culpable te hace.
Porque tú traicionándome traiciono
por la traición del cuerpo mi hidalguía
el alma al cuerpo le transfiere el trono
del amor, pues la carne más no ansía.
Por tu nombre empinándose te observa
como precio triunfal y se envanece
se contenta sin más con ser tu sierva
se yergue en tu interés, por ti decrece.

     No es falta de conciencia que apellida
     amor a quien es mi alza y mi caída. 


Le digo a Parker que, una de dos, o se olvida de esas mujeres que llenaron/vaciaron su vida o se carga este blog y el muro de tanto acumular lamentos.

¡Háblame de otra cosa!

lunes, 19 de agosto de 2024

Shopie Calle

 


Sophie Calle es una artista que trabaja con la intimidad, a través de la escritura, la fotografía, los videos y el arte conceptual. 

Interesante información aquí:

https://mujeresbacanas.com/la-artista-del-voyerismo-sophie-calle-1953/

https://calledelorco.com/2024/08/08/el-vaciado-de-sophie-calle-lucy-sante/

https://www.jotdown.es/2016/06/vendra-la-muerte-tendra-mis-ojos-sophie-calle/

https://lacastro.wordpress.com/2010/04/29/sophie-calle-durmientes/

https://www.cartierbressonnoesunreloj.com/desentranando-el-misterio-a-quien-o-que-persigue-sophie-calle/

https://arteslibertinas.com/artista/sophie-calle/

Está claro que no es necesario un algoritmo canalla para saber por dónde va el personal, de dónde viene y todos sabemos a dónde va. Los gustos, ah, los gustos. Hay también un componente de tiempo, el que cada uno/una dedica a lo suyo. ¿Qué es lo suyo? Pregunta un señor bajito sentado en las últimas filas (en realidad no sé si es bajito porque está sentado y tiene bigote, me lo parece, por la nariz, no sé, bajito). Lo suyo es un territorio inexplorado, virgen digamos, que se nutre de lo que no ya que lo que sí está oído cocina o sí señor o a buenas horas. Tiene que ver con la edad, con el empecinamiento y con el ansia por la cara oculta de la Luna. Dos. Tiene que ver con la nula resignación, con ese centímetro más, con el éxtasis a partir de lo sencillo, eso, que bueno, el éxtasis desde lo sencillo. Quién necesita un algoritmo si entre lo que dicen y lo que callan ya sabes si esa cojera es de nacimiento, un tic o el producto de un accidente con la vespa una noche que volvía de parranda, que no se puede estar a todo, escojo esa playa de ahí abajo, arena fina como harina, agua fría (catorce grados menos que la del Mediterráneo, un dato, ya ves, pero ese es otro hilo, para otro día), gaviotas no agresivas y el Pindo enfrente como un desafío. Luego llegará septiembre y no digan que no les avisé. Sophie Calle, descúbranla. 

domingo, 18 de agosto de 2024

El acorazado Parker



 

Parker mira a su alrededor, está acostumbrado a vivir con una coraza que le acentúa la mirada, la frase, la sonrisa, el gesto, la aparente fortaleza, la ironía. Tanto es así que muchas veces ni siquiera llegan a sus oídos las palabras de otros. A pesar de esto se siente tan necesitado de cariño, de ternura como todos. Este es un guion repetido desde que recuerda, lo de fuera disfraza lo de dentro. Sabe que detrás del oficio, del gesto autosuficiente, de la rutina de estar -ser honesto, legal, fiel, cumplidor, correcto, buen esposo, padre, hijo, vecino, ciudadano, trabajador, etc- tiene miedo, está confuso, quiere asimilar tantas aflicciones que se le acumulan por problemas, por trabajo o su carencia, por  falta de intensidad, por lo afectivo, por el aburrimiento, por la necesidad de pasión, por los contrastes, por las añoranzas, por querer estar en tantos sitios a la vez y no estar en ninguno, por algún reencuentro con el pasado (que no pasa), porque la vida camina tan rápido que le deja atrás y es tan corta y es tan consciente de todo, está tan despierto que no se soporta más en una vida acorazada, de dormido, por consentir, por seguir haciendo lo que debe y no lo que quiere, por dejar de lado tantas oportunidades para ser el que es y seguir siendo el que no es, por no tener creencias, ni maestros, a nadie a quién admirar, nadie ante quién derrumbarse, nadie que le aconseje, que le señale otros caminos, por ser tan débil que debe ser tan fuerte, enérgico, aparentarlo, sacar pecho, pavonearse, presumir, seguir y seguir sabiendo, dios, sabiendo. Pobre Parker, en el fondo sabe que no hace nada para cambiar, tan apuesto con su coraza brillante.

sábado, 17 de agosto de 2024

Las cosas, claras.

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viernes, 16 de agosto de 2024

Parker se come agosto

 

Charlotte Evans (British, b. 1981), Player 12, 2022


Sobre la intimidad de Parker. Que agosto se ha comido por la mitad y lo verde ha virado a paja y humo. Miedo a ser uno mismo, contar lo de uno a través de otro. Prevención, decapitar el rosal cuando empiece septiembre, por si acaso, por si se rebela. Parker eres tú y no lo sabías. El anillo de zafiro de su abuela y una moneda de plata, un legado, un recuerdo caro y doloroso. Parker lleva un bulto bajo el brazo, un paquete atado con bramante del doce, algo envuelto en papel de estraza, un misterio, no nos dice que hay dentro. Ella descubre el placer, nunca había sentido eso, así, se relaja, su cuerpo vibra, los susurros de Parker, además, hacen el resto. Influencia de la ternura sobre la mecánica, sobre la censura. El privilegio, ser conscientes, disfrutarlo. Asomarse a la ventana y ver el mar. El amor hecho añicos escondidos en la jarra del agua y disimulo. El infierno. Parker juega con lo valioso, con todo lo que sabe, el conocimiento da poder. Taciturno. Los símbolos. El día que se cerró el portón de la esperanza. Ver amanecer. El sacrificio y la obstinación. En mitad de la plaza, persignándose antes del adiós. Un lenguaje ciego. El otoño. El primero que diga su nombre pierde. Superposición de textos e intimidad, alguna foto. Cuando Parker miente sobre su vida y cuenta lo que no es, alcanza lo imposible de cuando es. No fumaban, apenas reían, no alababan a Dios, no quemaron a los herejes en aquella placita al sur de la ciudad, en provincias. El traqueteo humano, sin clamor y sin quejido, tratando de llegar en plenitud al invierno. Una mujer, un rival, un puñal, la huida, Parker en Cádiz. Una puerta cerrada con llave, una habitación sin ventanas. La primavera olvidada. La noche que Parker habló de su niñez. Solo hay hoy.

Pregunta: es todo esto una cáscara que simule, frases absurdas para rellenar el vacío, un sinsentido, ni siquiera una broma.

Respuesta: no. 


jueves, 15 de agosto de 2024

Qian Han


Qian Han 


Que no se puede uno fiar, que estornuda un hacker, un suponer, en California, en Corea y se van al garete escritos, poemas y poetas, números, todo perdido, en la nube, qué concepto, ¿quién controla todo esto?, ¿dónde van a parar los sueños con fecha  de agosto?, cuántos comentarios con flores y caminos de baldosas amarillas, de ese color me he puesto, Simpson puro, mis zahoríes rabdomantes, los/as alienistas han desaparecido, presúntamente, víctimas de la confianza, sin back up, un estrago, tecnología chunga, fotografías borradas, pero bueno ¿en qué piensa ese Gates?, maldición eterna a quién no lea las líneas desde un centro no sé dónde hasta un corazón sí sé, o no sé, quién sabe, reggae de fondo, ¿Voulez vouz coucher avec moi? algo así me dijo y dije no, que no sabía, qué sabía yo si aún no sé, mi virginidad en un florero, admito duelos al anochecer, detrás de la catedral, conversaciones en, que el tiempo pasa y la tecnología es efímera, ¿quién diablos controla este invento?, ¿dónde se alojan nuestras emociones?, ¿tiene corazón internet?, ¿nos falta una póliza?, la nube, nosotros sí que estamos en la nube, podrías escribir un libro, pues claro, podría, podríamos hacer prácticamente todo aquello que me proponga, propongas, propongamos pero con este plan no sé si, qué, leches, se volatilizan los escritos, los poemas, los pobres amanuenses, los poetas vagan descontrolados con sus dedos ansiosos de teclas y de otros elementos táctiles más mullidos, suaves, dulces, terciopelo de sus pechos que desafían la ley de la gravedad, de la contención de mi dulzura derramándose por ellos, ya ves, al final siempre terminamos en lo mismo...


─Perdona, ¿qué es lo mismo?

─Eh, nada, nada, ya lo he solucionado. Mis disculpas, Gates…o Steve Jobs, quien sea, tú (alguien tiene que tener la culpa)


(Algo tenía que dejar aquí)


Por cierto, no se pierdan ustedes en estos caminos de alienistas y zahoríes.  

Agur.

miércoles, 14 de agosto de 2024

El hombre de Río.

 




“El hombre de Río” (1964), no sé de dónde me viene esta tendencia a revisar películas antiguas. Un Jean Paul Belmondo, seductor, feo/guapo, dinámico, ágil, recogiendo los frutos de” À bout de souffle” siguiendo un género de aventuras que copiarían muchos, descubriéndonos una Brasilia que se creaba entonces (maravillas de Niemeyer), dando la mano a  una jovencita Françoise Dorléac que se ríe y corre. Eso, un cómic del 64 para disfrutar en una tarde tranquila de agosto. 


https://www.revistaad.es/arquitectura/articulos/el-hombre-de-rio-una-pelicula-de-jean-paul-belmondo-a-la-carrera-entre-edificios-de-oscar-niemeyer




Anders Zorn,

Placer de verano, realizada en 1886 por Anders Zorn,


Es cierta tu memoria, no lo dudes, aunque se empañe de soledades, de visitas que estimas fugaces, de ausencias aun estando, de agravios de palabras no dichas, de manos no tomadas, de miradas perdidas, de cartas no escritas, de silencios.

No sé qué quieres, ni en qué viajes nocturnos has subido huyendo de quién sabe qué pensamiento oscuro.

Me has dejado solo en este oleaje que me lleva mar adentro, sin siquiera una boya a la que asirme, sin un pespunte de esas estrellas que apagas cuando quieres.

¿Mi voz?

Te llegarán como zarpazos las nostalgias, el enigma de los sueños, los brazos abiertos, el buzón vacío de poemas.

Sabrás, entonces, que toda batalla exige, primero, una declaración de guerra.
 
Recuerda Polonia.

Estoy desarmado, lo sabes, tú ganas, tú pierdes.

No dibujes desenlaces en la suave luz de los crepúsculos, espera a que amanezca, espera que se vaya la tormenta, espera.

Aunque, no hagas demasiado caso a estas palabras ampulosas,  escucha mi corazón latiendo en la distancia.

Todavía.

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