La verdad, miedo
Stefan Koidl
Nos fuimos al campo a vivir, estábamos aburridos del trajín de la ciudad.
Nuestra casa está aislada, un placer, la soledad. En un extremo del jardín comienza un bosque de pinos, a veces se escuchan ahí ruidos de animales, pájaros, zorros, comadrejas, una vez vimos un jabalí.
Al atardecer tomamos el té en el porche y esa paz debe ser la felicidad.
Los domingos por la noche vemos en televisión Wallander, una serie sueca. Al principio me gustaba pero en esta tercera temporada la violencia es tal que me incomoda, no sé, me desagrada.
El capítulo de anoche fue especialmente duro, unos asesinatos crueles. No quise terminarlo. Salí a fumar al porche, bien abrigado, las noches ya son frescas. Contemplar la luna llena es relajante.
Miré hacia el bosque y me pareció ver una figura, alguien vestido con una gabardina larga, me sorprendí, nunca había visto ahí a persona alguna. Se abanicaba, era su único movimiento, al menos lo único que veía. Le llamé. Desapareció entre los árboles. Me sentí inquieto.
Llamé a Begoña y le pedí que cerrase todas las ventanas. “Hace frío, cariño”
La figura apareció en otro lugar, justo al borde de mi propiedad, llevaba un sombrero, una capucha, una máscara, no sé, se abanicaba, creo que escuché una risa.
No tengo ningún arma en casa, nunca he sentidos sensación de peligro. Cogeré un cuchillo de la cocina. ¿Qué hago yo con un cuchillo?
El hombre ese, quién sea, está en otra esquina, sé que me está mirando ¿qué espera?
“Vete a la cama, Begoña, enseguida voy”
Son las seis de la madrugada, ha desaparecido de mi vista pero sé que está merodeando ¿quién será?, ¿qué quiere?, no sé si llamar a la policía, ¿qué les digo?, tengo frío y miedo.
4 comments :
Inquietante.
Un buen texto. Te felicito.
Salud
Francesc Cornadó
Así empiezan todas las novelas de kurt wallander, con alguien que acecha en la oscuridad y un secreto del pasado que vuelve para revolverte las entrañas...
Francesc Cornadó, lo peor es que es real (o casi).
Muchas gracias.
Un abrazo.
Beauséant, mira que se lo tengo dicho “Kurt, Kurt, que te voy a cobrar royalties” y nada. Hay secretos del pasado que se quedan ahí, enquistado en los recuerdos y te muerden, cada noche, “recuerda, recuerda”. Y claro, así no hay quién duerma y ve uno de todo. Por cierto, cuando bebía, una mañana de abril vi un Pterodáctilo, venía volando hacia mí que estaba mirando Bilbao desde el segundo piso del laboratorio (trabajaba en uno). No fue una alucinación, lo vi de verdad. Ya, ya, entiendo que suena raro pero la mente (con algunas sustancias, a veces, el alcohol es malo) es así, se te va la olla y ves de todo. Agradezco tu comentario. Saludos.
Publicar un comentario