Momento de callarse.
Llegan trenes nocturnos, solo este parará en la estación, temo tirarme en marcha, ya no salto como saltaba, el suelo está lleno de leopardos heridos por el rayo verde, de guitarras descordadas, de un hombre vestido de negro que manosea la soledad, de infantes que confunden la epopeya con una onomatopeya, hay un triángulo y una mujer que se acaricia los senos con claveles, hay un momento para callarse, este.
5 comments :
Hendrix, ¡madre mía! ¿todo eso ves? Lo mismo estoy perdiendo el tiempo aquí y mis textos podían estar, no sé, en la hoja parroquial de San Vicente (la iglesia al lado de mi casa) o en una antología de poetas bilbaínos, yo qué sé. Estoy tan poco acostumbrado a recibir elogios que me turbo, me confundo, me trabuco, tartamudeo, me sonrojo, una cosa adolescente, como de debutante. En cualquier caso no sos vos, soy yo. Muchísimas gracias por tu comentario.
jajaja Cómo eres!!! : )
María, hay personas que eso/esto del quid pro quo no lo manejan bien, les puede el ombligo y este espacio mío es humilde pero orgulloso. A la persona que hizo el comentario al parecer no le ha gustado mi respuesta y lo ha borrado. Él mismo. Estos blogueros que borran los comentarios que no les alaban o no les siseñorean los tengo catalogados, que les den, justo un segundo y agur. Tú, María mía, sigue viniendo a esta esquina que tienes una alfombra roja solo para ti. Gracias, reina de Alejandría. Besos
No he sido lo suficientemente rápida y me he quedado con la intriga de leer lo que decía Hendrix. :D
No sé qué te diría, a mí me ha parecido un texto maravilloso. Me recuerda a muchos de mis viajes en tren, a los que no tienen nada de maravilloso porque hay gente con miedos parecidos a los del narrador, que quizás temen tirarse, pero se tiran, aunque hayan perdido facultades para saltar. En fin, la vida misma narrada de una manera preciosa.
Un abrazo.
Dorotea Hyde, la persona que firma como Hendrix se arrepintió, imagino. Me aburren esos/as que entran al blog solo para que tú vayas al suyo y pongas su link en el tuyo. Qué pesados. En fin, somos muchos y algunos ombligos crecen desmesuradamente. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
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