A sus órdenes
Este es un juego tan alegre que imaginamos rostros perfectos, sin lágrimas, sonrisas de ilusionista, oropéndolas cantando al amanecer, perros de ojos tristes lamiéndonos las manos, un gramófono de aguja malherida, un fado cantado entre las ruinas, el azar de encontrar lejos un milagro que nos acerque y nos deje expectantes ante el límite del futuro y la memoria, cuerpos desnudos bajo la fiera lluvia de agosto, acortan los días pero no sé si la noche llega a las ocho o a las nueve, no sé si llegará la madrugada.
De momento, sin fecha de regreso, es lo que tiene ser soldado raso.
A sus órdenes
0 comments :
Publicar un comentario