Escaleras que suben y bajan
Eduardo Arroyo
Es
mi deseo bajar con ella por las escaleras de la vida –tantas hemos
bajado- de la mano, sonrientes, unidos, enamorados en la alquimia de
arrullarnos con manos que asedian duermevelas y fuego de almanaques, frutas y
perejil.
Tropezaremos
alguna vez, quizás, pero no importa, hombro con hombro llegaremos por
laberintos de cordura y escaparates con “se vende o se alquila” en el cristal,
con tiendas de juguetes de madera, con barrenderos poetas, con la boca llena de versos,
repartiéndolos por los portales con calderos de estrellas en el quicio.
Seguiremos
bajando, juntos.
Además,
abajo nos esperan.
No creas, me da bastante miedo.
No creas, me da bastante miedo.
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