lunes, 24 de septiembre de 2012

Otoño


Román Zaslonov

Ha entrado el otoño desde detrás de los montes de franela, aprovechando el silencio de la tarde, deslizándose hasta la ciudad indefensa de verano y asfalto y la palabra crisis colgando de los balcones y los rostros y tristeza.

Las casas, aún las altas, están ciegas como animales subterráneos que hociquean abajo, aún más abajo, al centro de la embozada verdad, si hubiera una sola, esa intranquila que bambolea, embotada, desasosegada, mirando con cien ojos este lunes con tormentas que nos respiran en la nuca justo antes del despertador, adiós a los sueños, adiós a la quimera, adiós.

Parker y Oigee i esperaban el 22 con grosellas, bacalao y esperanza, ilusión, preocupada vigilia desde el anuncio, días contados con ábacos de jade y dedos mojados en mermelada y jengibre, una música de Beatles armónicos, los recuerdos en una caja negra que un día tuvo luces de navidad y luciérnagas. Ahora ha pasado y el horizonte está tapiado de nubes amarillas.

(Debo deciros que mis pensamientos y deseos no eran obscenos, no, al contrario, la ternura me desequilibraba y ansiaba fundirme en abrazos de entonces, tanta dulzura goteando, horadando el gesto sobrio, calando hasta el punto de no retorno y enfermedades, solo hablaban de enfermedades  hasta que dije la palabra mágica…sexo, claro. Todos rieron.)

El otoño se abraza con hojas amarillas y playas vacías, con el recuerdo que se seca sin rocío en acuarelas de buhardilla que describen sábanas o profundidades, majestuosos caballos de nubes o imaginación para suplir suspiros descarnados. Las sonrisas se hielan, espolvoreo belladona en mi bigote y esto es así, el lunes.

(Las chicas hablan en tono alto y ríen y dejan momentos uno tras otro, como naipes en equilibrio antes del viento, como pájaros verdes en selvas de voces, el verdugo avergonzado girando sobre su cabeza el hacha del tiempo, de todos los tiempos y aromas de cunas de recién nacido y coquetería y limones y uno, dos, tres gin tonic antes de la negativa, siempre un no delante de la puerta al cielo)

Todo esto es lo que no quería decir.

¿Sabes?



6 comments :

Daltvila dijo...

Precioso esto que esto que has escrito de principio a fin

"naipes en equilibrio antes del viento" y "el otoño se abraza..."

A mí me encanta el otoño,quizás sea porque vivo en un lugar donde el calor del verano resulta bastante asfixiante.

*¿De quién es el cuadro? Es una maravilla!!!

Daltvila dijo...

Sobra un "que esto" Jajaja...

y me pongo a trabajar que ya es hora....

Pedro M. Martínez dijo...

Daltvila, el cuadro es de Román Zaslonov y te recomiendo que lo busques en google, tiene verdaderas delicias.
Gracias, muchas gracias por tu comentario.

Camille dijo...

Otoño, perpetuo toño, en esta ciudad, la nuestra...

Pedro M. Martínez dijo...

Perdona Camille, más mía que tuya, que ya no vives en el Kasko.
Bueno, te dejamos venir cuando quieras.
Todavía no parece otoño, ya lloverá, ya.

Daltvila dijo...

Acabo de asomarme.
Qué maravilla!

Gracias por descubrírmelo

Buenas noches

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