Otoño
Román Zaslonov
Ha entrado el otoño desde
detrás de los montes de franela, aprovechando el silencio de la tarde,
deslizándose hasta la ciudad indefensa de verano y asfalto y la palabra crisis
colgando de los balcones y los rostros y tristeza.
Las casas, aún las altas, están
ciegas como animales subterráneos que hociquean abajo, aún más abajo, al centro
de la embozada verdad, si hubiera una sola, esa intranquila que bambolea,
embotada, desasosegada, mirando con cien ojos este lunes con tormentas que nos respiran en la nuca justo antes del despertador, adiós a los sueños,
adiós a la quimera, adiós.
Parker y Oigee i esperaban el
22 con grosellas, bacalao y esperanza, ilusión, preocupada vigilia desde el
anuncio, días contados con ábacos de jade y dedos mojados en mermelada y
jengibre, una música de Beatles armónicos, los recuerdos en una caja negra que
un día tuvo luces de navidad y luciérnagas. Ahora ha pasado y el horizonte está
tapiado de nubes amarillas.
(Debo deciros que mis
pensamientos y deseos no eran obscenos, no, al contrario, la ternura me
desequilibraba y ansiaba fundirme en abrazos de entonces, tanta dulzura
goteando, horadando el gesto sobrio, calando hasta el punto de no retorno y
enfermedades, solo hablaban de enfermedades
hasta que dije la palabra mágica…sexo, claro. Todos rieron.)
El otoño se abraza con hojas
amarillas y playas vacías, con el recuerdo que se seca sin rocío en acuarelas de
buhardilla que describen sábanas o profundidades, majestuosos caballos de nubes
o imaginación para suplir suspiros descarnados. Las sonrisas se hielan,
espolvoreo belladona en mi bigote y esto es así, el lunes.
(Las chicas hablan en tono alto
y ríen y dejan momentos uno tras otro, como naipes en equilibrio antes del
viento, como pájaros verdes en selvas de voces, el verdugo avergonzado girando
sobre su cabeza el hacha del tiempo, de todos los tiempos y aromas de cunas de
recién nacido y coquetería y limones y uno, dos, tres gin tonic antes de la
negativa, siempre un no delante de la puerta al cielo)
Todo esto es lo que no quería
decir.
¿Sabes?
6 comments :
Precioso esto que esto que has escrito de principio a fin
"naipes en equilibrio antes del viento" y "el otoño se abraza..."
A mí me encanta el otoño,quizás sea porque vivo en un lugar donde el calor del verano resulta bastante asfixiante.
*¿De quién es el cuadro? Es una maravilla!!!
Sobra un "que esto" Jajaja...
y me pongo a trabajar que ya es hora....
Daltvila, el cuadro es de Román Zaslonov y te recomiendo que lo busques en google, tiene verdaderas delicias.
Gracias, muchas gracias por tu comentario.
Otoño, perpetuo toño, en esta ciudad, la nuestra...
Perdona Camille, más mía que tuya, que ya no vives en el Kasko.
Bueno, te dejamos venir cuando quieras.
Todavía no parece otoño, ya lloverá, ya.
Acabo de asomarme.
Qué maravilla!
Gracias por descubrírmelo
Buenas noches
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