De las trincheras.
Supervivientes de la última guerra, veteranos, compañeros en la trinchera, amigos que se juntan para evocar al hechicero de la memoria, al curandero de las heridas sin cicatrizar, al ilusionista del aquelarre, al mago de los remedios imposibles.
La vida ha ido pasando y ellos la desgranan en recuerdos que se han vuelto amarillos, quemados en los bordes, papeles arrugados que mienten. Hay que mentir para seguir viviendo la verdad.
Hablan y hablan, en realidad no saben quienes fueron sus enemigos, quién se apostaba en la sombra al otro lado de las alambradas. A veces el silencio, a veces lo presentido, siempre su propio reflejo.
Recuerdan a los que cayeron, héroes o descuidados, ausentes, víctimas de sí mismos y de la torpe maquinaria del olvido. No están y los libros de historia son crueles, no hay fechas, las páginas están arrancadas, las fotografías se difuminan, están borrosas.
No es tiempo de balances, aún, quizás nunca lo sea, bastante tienen con curar las heridas, con tapar las ventanas que dan al patio donde juega lo que no fue, los sueños que bailan alrededor de hogueras que no se apagan, ecos de nombres imaginarios. Soledad.
Hay un camino con árboles a los lados, con mensajes como frutos, con pájaros de alegres colores, hace calor, quizás no sea el paraíso pero como espejismo sirve. El cielo se ha llenado de nimbos que parecen caballos blancos y dragones inofensivos, el vino pone mordazas al rencor, el equipaje de agravios se arrumba en un almacén de polvo, solo hay espacio para la luz.
Saben que una nube negra está llegando por las Azores, que no hay retirada, que las trompetas han enmudecido, que los mapas se han vaciado de flechas y caminos, saben que la muerte está agazapada detrás de la tapia.
Supervivientes de la última guerra, veteranos, compañeros en la trinchera, amigos, brindan y beben, se juntan hombro con hombro mirando el horizonte, cantan las melodías que aprendieron entonces, empuñan el optimismo como una bandera, no olvidan, siguen.
3 comments :
Si hubiese estado ahí, en alguna de esas trincheras, y ahora tuviese que preguntarme si aquello es lo que hizo posible que podamos transitar de país en país como ciudadanas del mundo, no entendería absolutamente nada.
Hombro con hombro y empuñando el optimismo con amigos, si, porque la terrible humanidad una vez entendida puede dañar nuestro tan trabajado cerebro social.
Un abrazo
En general escribo con el corazón. Eso no excluye que el uso pueda implicar abuso, técnico. Pero creo que una cosa u otra se nota. Creo.
Este escrito sale directamente del alma, de lo más profundo, de un momento de luz me ha salido así.
Y me duele, intensamente.
Para disfrazarlo, para esconderme, para aliviarme le he puesto imágenes bélicas, de un duro Kirk Douglas, del duro que yo no soy (aunque a veces quiero camuflarme).
Las fotografías no tienen nada que ver con lo que quiero decir.
Quizás alguien haya entendido lo que este texto lleva dentro.
Si es así me alegro (por mí).
La vida es hermosa, día a día nos va descubriendo la realidad, la nuestra. Así, aun cuando es dura, es bella.
Vivamos.
Que a veces estás demasiado metida en ti, que no piensas y te vuelves necia, no tienes en cuenta al que tienes delante, el que está al otro lado, y metes la pata, y le fastidias, le metes el dedo en el ojo mientras miras a tu ombligo, y ni te enteras si no te dicen ¡aparta ya!, ensimismada, tu cerebro hilvana ideas sin tener en cuenta lo que te están diciendo, que te vuelves egoísta más rato del que corresponde y luego te llevas estos sustos, que casi le dejas ciego, que le has hecho sentir mal solo por estar al asalto de tus sensaciones, sin mostrar el cariño que te inspira por lo que está intentando transmitir de corazón siempre, y eso te lleva a sentirte muy mal cuando ya es tarde y te jodes porque te ha pasado más veces, has metido la pata hasta la cintura, y sabes que así no se vive, que se vegeta cuando no se cuenta con el otro. Y que decir lo siento no llega ni a arrimarse a la desazón a la que esto me lleva.
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