De funerales.
Cristina Garcia Rodero
Iba a colgar otra cosa, pero vengo de un funeral y ya sabéis cómo es eso, los vivos celebran que están vivos.
Ha fallecido una señora de 95 años, la madre de unos amigos.
Una vida plena, que en paz descanse.
La iglesia estaba llena.
A la salida me he encontrado con muchos amigos.
Alguno de esos encuentros ha sido sorprendente.
Jose Luis, operado del corazón, vive en Torrevieja, ha sido batería de un grupo rock y camionero. Amigo desde la infancia. Solo le veo en funerales.
Una dama me ha saludado efusivamente. No tenía ni idea de quién era. Ella sí sabía quién era yo ya que me ha dado todo tipo de detalles. He seguido la conversación hasta que no he podido más y le he preguntado -“¿quién eres, maja?”-. Aclarada su identidad hemos tenido una agradable charla sobre amigos comunes, su pareja actual es colega desde hace años. Una despedida con un cariñoso y sincero abrazo.
Miguel, promotor de guateques o similares en un tugurio en el que ejercí de disc-jockey. Está en forma, guapo, con su voz arenosa y su ironía.
Luis que fue un padre jovencísimo y es un abuelo demasiado joven.
Víctor que pasaba por allí y se apunta a todas, hasta a estas misas.
La verdad, de la mayoría de los que me he encontrado no puedo contar nada, no sé si entran en esta página y prefiero seguir siendo su amigo.
Discreción.
Para mí, después de un día duro de trabajo, ha sido un momento de respeto y recuerdo hacia la fallecida y una alegría de reencontrarme con tantas personas que han formado o forman parte de mi vida
Quizás esto de hoy no os parezca interesante pero no puede uno estar a todo.
Me duermo y no puedo seguir.
Hasta mañana.
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