martes, 21 de junio de 2011

Carta del amante ingenuo.


Mi amada, vivía en tu voz, la escuchaba sin siquiera entenderla, me bastaba con acumular el sonido, el tono, el final de besos y luciérnagas, la nieve acumulada sobre el tejado, la transparencia de su recompensa, la resurrección de mi carne, tu vida eterna, amén.

Como en un sagrario atesoraba voz y memoria, rumor de párpados y oscuridad, memoria y resignación, el cuchillo del silencio cortando mi fe con insolencia, el bisturí que inauguró el amor/sexo, la estela de la resistencia, la búsqueda visceral del borde del universo, lo otro, lo tuyo.

A tu lado me sentía diminuto y fugaz, acuclillado bajo tu espacio de flores serias, de jardines, del planeta de tu saber, paralelo a tu voz de consonantes, de vocales como rocío, de los verbos deslizándose por tu paladar, daba palmas por el privilegio de estar en el círculo de tu piel rosa, los días impares, días contados, horas marcadas, placidez tendida sobre la alfombra de…

Perdona, esta carta ¿es para mí?

Depende, ¿quién eres?

¿No reconoces mi voz?

Laura

No.

Carmen.

No.

Begoña.

No.

Elisa.

No.

Me rindo.

Si no sabes quién soy no quiero tu carta.

Tú eras en tanto que yo no era, me inventaba desde tu realidad, desde el acto de fe de saberte joven, cortaba las cintas de una meta imaginaria a la que llegaba exhausto, pero llegaba, atravesando un bosque de lobos, bebiendo en arroyos grises, ninfas bailando entre los troncos de los olmos, homenaje a tu belleza inextinguible, pánico de tu ausencia, viajes en una caravana de mercaderes de seda, arena, barro, piedras, mis caballos siguiendo la Cruz del Sur, mi guía, la aguja de la brújula señalándote, eras mi eternidad.

Perdone, esta carta ¿es para su amante?

Pues sí.

Esto…disculpe, no sé cómo decírselo.

¿A qué se refiere?

Alicia ya no vive aquí.

¿Quién es Alicia?

Su amante ¿no?

Usted me confunde.

Seguro.

Yo soy aquel.

Ah.

Y todo se funde en negro y no tiene sentido escribir estas cosas mientras luce el sol y la realidad se esconde bajo las piedras como un alacrán herido, vengativo, esperando la mano ingenua del amante ingenuo, una mujer leyendo la tenue poesía de su soledad, reforzando las cursivas, la gloria efímera, el tiempo, el despertar, los sueños, tu voz, mi amada, vivía en tu voz.

Y así.


4 comments :

Mayte dijo...

En una voz se desliza el tiempo dibujando sexo y amor que se mezclan y son sin ser lo que se necesita en noches de ingenuidad y cartas de amantes despistados...luego cada uno sabra si ser o no ser es la cuestión...

Besiño, Pedro!

Aury dijo...

Con que tino llega a veces la correspondecia, más que ingenuo a mi me parece un amante ingenioso(te guiño con el ojo derecho porque con el izquierdo no sé)Echaba de menos al cartero.Besos Pedro

gaia07 dijo...

No se puede ser ingenuo sintiendo esto.

Un beso

Anónimo dijo...

¡Tierno!
No, ingenuo.

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