jueves, 15 de abril de 2010

Una mujer con hojas de endrino trenzadas en el pelo (Lanzarote 4)

(Un inciso en este relato de mi viaje. Espero que después de tanto tiempo leyéndonos en estas páginas seguro que han adivinado que soy un tipo serio, legal, poco dado a imaginaciones absurdas, a divagaciones fuera del circuito de lo normal. Pues bien, este viaje ha hecho que dude de mi cordura.)


Decidí ir a comer. Quizás mis visiones se debían a debilidad, a un mareo transitorio. Alimentándome se me pasaría, seguro. Antes quería afeitarme y cambiarme de ropa. Entré en mi habitación, la 8122. Una mujer estaba sentada en una butaca roja en la mitad de la estancia. Llevaba hojas de endrino trenzadas en el pelo y daba de mamar a un cochinillo (2) que ansiosamente chupaba de su pecho izquierdo.
No respondió a mi saludo de buenos días, siguió aplicada a su labor, mirando un punto indeterminado entre las cortinas. Por supuesto llamé a recepción quejándome del servicio de limpieza. “Se han dejado una señora lactante en mi cuarto”- dije airado. Me duché, me puse unos pantalones blancos y cuando salí aquella dama había desaparecido. El cochinillo no y tenía una mirada que cautivaba. 


(2) Me recuerda al cochinillo que comimos en Corrales de Buelna, en un restaurante magnífico al lado de la carretera. Los niños lloraban porque decían que nos estábamos comiendo a un recién nacido.

7 comments :

 Mayte dijo...

Ha sido como entrar despacio a un cuarto alucinante, como las casas de los espejos pero mejorada Donde los frutos en la trenza azules se confundían entre la leche, el cochinillo fundido con la mujer...lo que si sé con seguridad es que tenías un hambre tremenda Pedro.

Bikiño divagado.

p.d. lo confieso yo tampoco puedo comer como los críos un cochinillo, son tan bonicos, mira que eres cruel pones uno tan tierno...

mirada dijo...

No te lo he dicho nunca, no es habitual que me ocurra cuando leo tus textos, pero bueno es así, si, si, disfruto mucho leyéndote.
Comunicas muy bien, la imagen es muy clara, estimulas la imaginación, provocas sensaciones muy diferentes, mantienes la emoción, se nota tu pasión y dedicación por la escritura, las y los lectores precisamos confiar, y tú trasladas credibilidad, mucha cercanía, corazón, ... y no me refiero a tu persona. :-)

Gracias por compartir así, sos un regalo.

Pedro M. Martínez dijo...

Mayte, comerse un cochinillo es un ejercicio de fe (gastronómica). Imprescindible acompañarlo con un buen vino. Ni qué decir que con buena compañía. Y a gozar.
Gozar es un buen remedio para equilibrar tantas realidades que nos golpean.
Va el beso, volando.

Pedro M. Martínez dijo...

Queridísima Mirada, mi pasión es por la vida. La escritura es una faceta (mínima y muchas veces chapucera) robada a otras actividades.
Oye, argentina, no me escribas estas cosas que me voy para ahí.
Gracias a ti por leerme con esa Mirada,

Palmera dijo...

Ayer encontr´e dos art´iculos, a ver qu´e te parecen(relacionadas con las fotos pasajeras de ayer y hoy):
MOMIX(abril 2003): El teatro de los Sueños. Su Fuente de Inspiraci´on son los Girasoles.
"HUECORAMA"(art´iculo "Estoycon y Latear". Jos´e Antonio Marina.Agosto 2001):
"Las ramas acotan un volumen en el aire.Delimitan el espacio habitado por los p´ajaros.Esto es el Huecorama.Toda casa es un vac´io clausurado , convertido en morada. Los ´arboles tb.Les recomiendo que en sus paseos primaverales contemplen los huecoramas y, en general, el hueco que hay entre las cosas, el env´es de lo que normalmente vemos, aquello que desdeñamos porque la rutina nos ciega y la pereza nos mata."
Por cierto, el cerdito ¿es valiente?.
Da igual, me lo quedo.
¿d´onde hay que firmar para la adopci´on?

Pedro M. Martínez dijo...

Palmera, lo siento, llegas tarde, me he casado con el cerdito.

Y no, no pienses mal, ha sido por amor, nada ha tenido que ver con sus caudales (es/está rico), con la diferencia de edad, de sexo, de religión (él no puede comer hombre), de cultura (él es listo), ha sido un flechazo.

En referencia al hueco, al vacío, te diré que Chillida, por ejemplo, en sus obras Toki' como en 'Rumor de límites VII', constituye una apuesta por el espacialismo, la corporeidad de lo espacial como elemento plástico y la elaboración de la teoría del vacío como fundamento profundo que aporta una reflexión paradigmática en torno a la producción escultórica del creador vasco. Chillida muestra la persistencia de lo subliminal, en el sentido de emplear la materia para construir el vacío, dentro de una dicotomía en la que la armonía es la apuesta fundamental para entender el equilibrio. Hay una idea de movimiento formal, de estructuración cinética, de apuntalamiento de lo sugerido, en el marasmo de la materia de la escultura.
Existe el vacío como contraposición, como producto resultante de una apuesta claramente de volumen. De ahí que Chillida, de la misma forma que hace Tàpies en su obra pictórica, es un buscador de lo trascendente. Pero Chillida parte del vacío, para llegar a entender que la materia es también espíritu, porque sin los polos opuestos no hay existencia. Por su parte Tàpies precisa de la materia para espiritualizarla y convertirla en un discurso inmaterial por desarrollo directo.


Queda claro ¿no?, pues eso.

gaia07 dijo...

No vuelvas a viajar solo, por favor.
Misterioso suceso, un cochinillo. Sabes que según el horoscopo chino es uno de los signos más preciados.

Un besazo.

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