El gobernador no prohibía los carnavales
Ya no eres el dueño anónimo del mundo, aquel sobre el cual la historia no tenía poder (...) tienes miedo y esperas. (Un hombre que duerme – Georges Perec)
El gobernador no prohibía los carnavales y en febrero volvíamos disfrazados, no sé, de quién no éramos, de cantante resfriado o de pirómano, de Keith Moon, de pordiosero, de recaudador de impuestos, de vigilante de papeleras.
Nos dormíamos por las esquinas sin viento pero interpretábamos aquel sopor como un enigma. Con Vinicius queríamos que todo aquello fuera infinito mientras durase.
Llegó marzo y la letra maldita se me quedó en la punta de la lengua y no, ya no las sutiles posturas de pupilas, el milagro de los cuerpos poéticos y decirlo bien, deslizar el pulgar por su humana geografía hasta detenernos en el luminoso punto en el que la vida se convertía en la vida.
Nadie contó desde entonces los días de soledad, abril con hambre de rimar ladridos, mayo con el golpeteo de las contraventanas que ocultaban la luna y la esperanza. A nadie le importaba.
Después llegaron los generales y el subir y bajar del telón de la libertad. Se cerraron las fronteras al tráfico y al tránsito, se prohibieron los disfraces, todos éramos quién debíamos ser, pintaron el aire de gris, murieron los girasoles y en la garganta nos quedó el agrio sabor de no haber podido ser otros, ajenos al paso marcial, sin cambiar comas ni puntos aparte, encarrilados.
Lo peor es que no para de llover.
9 comments :
Paso deprisa desde mi conexión lenta a las faldas del Gredos extremeño cerca de Yuste.
Espigo:
sopores como enigmas,
infinitos que caducan,
puntos luminosos que vivifican la vida...
Malditos generales que tanto gris nos dibujaron.
Lo peor aquí es más la amenaza de la lluvia que la lluvia misma.
Gran abrazo.
Alguien duerme mientras llueve.
Quizá sean los generales, cansados de su paso marcial. Han perdido incluso la posibilidad de caminar bajo la lluvia.
Un paraguas de sonrisas.
La lluvia es vida y por eso no para.
ybris, me encanta que comentes. Encuentras cosas que ni sé que he escrito.
Un lujo.
Los generales, sobre todo uno, nos jodieron bien.
Un abrazo agradecido.
Y digo yo, virgi ¿qué hacemos con Somalia? ¿Les atacamos? Pero para eso harán falta generales, o almirantes o lo que sea ¿no? Resulta que somos todos pacifistas y desmemoriados. Resulta que el mundo es muy pequeñito y hay pescadores que se van hasta ahí, tan lejos, tan cerca y aunque sea pequeño no to´r mundo e güeno. Hay incluso malos. Vaya lío. Armamos a los pesqueros, vale. Y si se lían a tiros por una y otra parte. Pues mandamos a la fragata Canarias. Y si los piratas esos tienen su Canarias aún más grande. Pues ya veremos, mandamos más Canarias. ¿Nos harán falta más almirantes? A ver, yo no voy, me mareo. Y todo por cuatro anchoas. ¿O hay más? Pero el Índico es muy grande ¿no? Yo qué sé.
Esto, perdona, ¿qué me decías de generales bajo la lluvia? Aquí sí que llueve hoy.
Pero no reímos igual
Un beso.
Mirándolo así Tesa
El miedo hace que impere el control.
La ignorancia allana el camino al miedo.
El fanatismo, el integrismo, el racismo y la intolerancia fomentan la ignorancia.
No resultará fácil a los generales asumir el control si el conocimiento y la tolerancia sustituyen a la ignorancia.
Un beso a salvo de la lluvia.
Pedro, yo sólo supe que los carnavales estaban prohibidos hasta que dejaron de estarlo. Aquí en Galicia, en los barrios y las aldeas, los niños y algunos mayores nos disfrazábamos. Era todo muy doméstico y muy local.
De niña no me enteraba de mucho, pero con el tiempo fui consciente de la castración de generaciones anteriores y de la mía, aunque libramos un poco más. Fueron tiempos universitarios en que "de gris o de marrón un ..."
Tú le pones color hasta a los tiempos del gris y del Black is Black ( como me mola esa canción!)
Aquí les cambiamos el nombre, disfrazándolos en " Fiestas de invierno ".
Y así soterrado vivió Don Carnal.
Prefiero tribuna.
Un abrazo
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