Manías y piedras.
"Sus ojos se iluminaban y podías ver las venas de su cuello y, amigo, no había nada en su cabeza más que la canción" "Cantaba con su maldita alma". (Sam Phillips)
Un saurio rojo de estupor me muerde los intestinos.
No es una metáfora, estoy metido en el vientre del glotón cocodrilo de un día en el que demasiadas cosas no tienen sentido.
El bicho negro del stress (3+3 stress), con negras patas peludas, también me muerde las orejas.
Y esta húmeda camisa de no entender qué pasa.
Aunque debo decir que todavía estoy surcado por barcos y barcos, regatas interminables, navegantes solitarios que llegan los últimos (¿dónde?), travesías de veleros con psiquíatras a estribor, algún náufrago aferrado a su tabla y ballenas despistadas. Durante el tiempo que llevo sentado en el muelle de la bahía, esperando, se ha apagado mi faro y no encuentro bombillas de repuesto.
Mientras escribo y pienso –gran mérito para mi capacidad, lo sé, dos cosas a la vez- suena Zelenka con su Prague 1723, una maravilla que descubrí y que me acompaña en un allegro majestuoso. Paolo Conte me mira esperando su turno.
Hoy no hay jazz.
No sé cómo voy a librarme de este saurio rabioso.
Artículo 10.
• Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
10 comments :
Respirando suave...que explote al centro y luego todo se condense en algo diferente, mágico o terriblemente real o sutilmente cotideano.
Bikiño y salgo de puntillas.
p.d. (gustome-mucho-mi)
Tú mismo me has dado una idea, te la digo: ponle a ese saurio rojo y volcánico "Sentado en el muelle de la bahía"
O se pone a bailar feliz o se tira al río para refrescarse con la música.
Mientras, te sonrío
De pequeña aún vi como rezaban en mi casa eso que llamaban ro-saurio. Sí, ya sé que no es tu caso, Sir Peter, que hoy escribes para ti, pues reza para ti también, nosotros al menos te proporcionamos una letanía lo más juiciosa posible, ¿o quieres que nos tiremos al monte?, ¿o a la selva? Siempre consideré los dientes de los cocodrilos como las cuentas de un rosaurio, dentelladas similares. Ya ves que no voy de monja y me gustas en tu interior, ese sudor que empapa la camisa que hoy rezuma tanta verdad como colonias de albatros te gustaría tener.
Besos.
El estrés es un verdadero saurio rojo.
Vaya si muerde.
Incluso a los menos jóvenes que tú.
No he podido -todavía- localizar el Prague 1723. Mientras tanto escucho ahora de fondo el Requiem en do Zelenka como preventivo.
Abrazos.
Te admiro.
Siempre tan prolífico...
De verdad de la buena, eres genial, muchísimas gracias por tantos regalos.
Muchos besos,
Cuando digo que el saurio rojo de estupor me muerde los intestinos es que me los muerde. Pensaréis que primero tiene que hendir la piel. Éso es fácil para sus dientes. Mi piel no tiene ninguna coraza y mis tripas... Ahí está el intríngulis de la voracidad. Para los tiburones es la sangre y para los cocodrilos las suculentas tripas hacen que degeneren en locura. Y es que uno lo que peor digiere es el stress y ahí se queda, y ni almax ni hostias.
Vamos, que la dentellada es inevitable.
Abrazotes.
No te dejes morder, por favor, los saurios siempre rondan las sensibilidades, son unos bocazas.
Y abrígate, que está empezando a hacer mucho frío, la humedad te cala los huesos y cuando te das cuenta estás congelado.
Un beso relajante con sabor a menta (poleo, "o no leo".
El stress aterriza con su vulgar lodo.
Activa, atenaza y derrumba.
¿Habrá algún saurio que devore al stress?
Besos y cuídate.
Apenas unas bellas frases para decirlo todo.
Deja la bahia y busca otro faro, pero no dejes de hacer lo que haces. Tampoco es cuestión de capacidad, la tenemos todos, el mérito está en saber usarla.
Un beso.
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