Carta a una amiga reencontrada.
Mi querida amiga, las palabras sirven para comunicarse, pero en ocasiones, de tanto repetirlas, de escucharlas una y otra vez, de leerlas sin entrar en ellas, pierden su sentido, su significado.
También cuando el que las emite no tiene la credibilidad suficiente, dice lo que se espera que diga, o ya sabes cómo es y esas cosas, no le damos demasiada importancia.
No sé si entro en alguno de esos apartados. Tampoco me importa. No porque no me importe, no, sino porque poco puedo hacer para cambiarlo.
Sí puedo hablar/escribir/decir.
Y te digo una vez más que soy un hombre muy afortunado.
Lo soy por muchas circunstancias, por muchas bendiciones, por tantas y tantas cosas. Como no quiero aburrirte te diré solo una, la que te compete.
Soy un hombre muy afortunado porque cuando te veo se me ilumina el alma.
Esto no es una frase rebuscada, no intenta serlo, es una constatación de lo que me ocurre.
A lo largo de mi vida he tenido y tengo la fortuna de tener muchas personas que me han querido, el privilegio de tener la estima de mi familia, mis amigos, mis amigas. He tenido relaciones con algunas damas. Idilios, amores, amoríos, relaciones furtivas, largas, cortas, tormentosas, plácidas, he amado y me han amado. Sin ánimo de presumir de ello, al contrario, con pesar, pienso que me han querido más de lo que yo he querido. Me doy cuenta que me he perdido mucho.
A ti siempre te he querido, desde niño. Era un amor incontrolable, te quería y ya, no podía hacer otra cosa. En algunos momentos he sufrido mucho por ello. Sobre todo cuando no me hacías caso, no me entendías, no me dabas ni siquiera la oportunidad de expresártelo.
Pero el tiempo pasa y ordena los sentimientos. Llego un momento en el que, por fortuna, aprendí a quererte por lo que eres ahora, la mujer, la persona actual. Y eso lo cambió todo en mi relación/emoción contigo.
Ahora no espero nada de ti. Como consecuencia te veo y se me abre el pecho.
¿Ves como soy muy afortunado? Somos amigos desde hace ni sé cuantos años (si lo sé pero no quiero saberlo) y ahora me ocurre que te veo y soy muy, muy feliz. He aprendido a quererte seas como seas, ya no depende de ti. Tampoco depende de mí. Te quiero y ya. Sé que eso es un privilegio.
Posiblemente esto ya te lo he contado, con las mismas o con otras palabras. Pues lo repito, hoy que es sábado, hace calor y estoy contento.
Henry Purcell
De Wikipedia
Esta considerado el mejor compositor inglés de todos los tiempos.[1] Purcell incorporó elementos estilísticos franceses e italianos, generando un estilo propio inglés de música barroca.
Biografía
Purcell nació en el condado de St. Anne, Westminster. Su padre, también de nombre Henry Purcell, fue caballero de la Capilla Real, y cantó en la coronación del Rey Carlos II de Inglaterra. Fue el mayor de tres hermanos, de los cuales el menor (Daniel Purcell, fallecido en 1717) fue igualmente un prolífico compositor.
Luego de la muerte de su padre, en 1664, Henry Purcell quedó bajo la tutoría de su tío Thomas Púrcell (muerto en 1682), quien mostró por él afecto y cariño. Thomas era asimismo caballero de la Capilla del Rey y gestionó la admisión de Henry como miembro del coro. Henry estudió primero con Henry Cooke, maestro de los niños, y luego con Pelham Humfrey, sucesor de Cooke.
Se dice que Purcell comenzó a componer a los 9 años de edad, pero la primera obra que puede ser identificada con certeza como de su autoría es la Oda para el cumpleaños del rey escrita en 1670 (Las fechas de sus composiciones son a menudo inciertas, a pesar de la considerable investigación).
Después de la muerte de Humfrey, Purcell continuó sus estudios con el Dr. John Blow, mientras asistía a la Escuela de Westminster. En 1676 fue nombrado ayudante organista de la Abadía de Westminster y compuso obras como Aureng-Zebe, Epsom Wells y La libertina.
En 1677 compuso la música para la tragedia de Aphra Behn Abdelazar y en 1678 una obertura y mascarada para la nueva versión de Shadwell sobre Timon de Atenas (de Shakespeare). El coro de La libertina «In These Delightfull Pleasant Groves» se interpreta frecuentemente.
En 1675 escribió varias canciones para Aires, canciones y diálogos elegidos (de John Playford) y también un himno de nombre actualmente desconocido para la Capilla Real. A través de una carta escrita por Thomas Purcell, sabemos que el himno fue escrito para la excepcional voz del reverendo John Gostling, entonces en Canterbury, pero posteriormente Caballero de la Capilla del Rey. Purcell escribió muchos himnos en diferentes momentos para esta extraordinaria voz, un bajo profundo, que se sabe tenía una tesitura de al menos dos octavas completas, desde re2 hasta re4.
Se conocen datos de unos pocos de estos himnos; quizás el más notable ejemplo es They that go down to the sea in ships, compuesto en agradecimiento por un providencial salvamento de un naufragio sufrido por el rey. Gostling, que acompañaba en la oportunidad al rey, reunió varios versos de los Salmos en forma de himno, y le pidió a Purcell que compusiera la música. La obra resulta todavía hoy de una interpretación muy difícil, incluyendo un pasaje que atraviesa toda la tesitura de la voz de Gotling.
En 1680, Blow, organista de la Abadía de Westminster desde 1669, resignó su cargo en favor de Henry Purcell, quien a esa fecha tenía 22 años.
Purcell entonces se dedicó enteramente a la composición de música sacra, y por seis años restringió su conexión con el teatro. Sin embargo, durante la primera parte de aquel año, probablemente antes de asumir el cargo, produjo dos importantes trabajos para las tablas: la música para Teodosio (de Nathaniel Lee), y para Esposa virtuosa (de Thomas D'Urfey).
También se atribuye a este periodo la composición de la ópera Dido y Eneas, que constituye un importante hito en la historia de la música dramática inglesa con la famosa aria el Lamento de Dido, así como la desarrolladísima semiópera The Fairy Queen (La reina de las hadas).
Dido y Eneas fue escrita según un libreto de Nathum Tate, quien lo desarrolló a petición de Josiah Priest, profesor de baile que también dirigía una escuela de señoritas, primero en Leicester y luego en Chelsea, donde la ópera fue estrenada. Dido y Eneas es considerada la primera ópera genuinamente inglesa.
El catálogo de Henry Purcell comprende un total de 860 obras, siendo las más destacadas:
- Indian Queen, última gran obra, elaborada el mismo año de su muerte.
- 43 obras de música incidental para teatro.
- 24 odas, de las cuales 4 son para Santa Cecilia y 6 para María II.
- La música para el funeral de la reina María II, que consta de 17 piezas, si bien los más comunes son entre 4 y 6 (es famosa la Marcha Fúnebre, utilizada en la película La naranja mecánica). Esta misma música se utilizó para el funeral del propio Purcell, casi once meses después.
- 6 semióperas.
- 62 piezas (entre estudios, suites, etc.) para teclado (principalmente clavecín y espineta).
- 114 piezas religiosas (incluyendo himnos y servicios).
Muerte
Púrcell murió el 21 de noviembre de 1695. Poco después, su esposa recopiló varias de sus obras, las cuales se publicaron en dos famosos volúmenes: Orpheus Britannicus I (1698) y II (1702).
Fue enterrado en la Abadía de Westminster, debajo del órgano que tanto tiempo tocó. Su epitafio dice: «Aquí yace el honorable Henry Purcell, quien dejó esta vida y ha ido a ese único lugar bendito donde su armonía puede ser superada».
15 comments :
Hay que comunicarse, con palabras o con gestos. Hay que expresar lo que se siente.
Me gusta esta carta, es sencilla pero intensa.
Te dejo un saludo desde esta madrugada fría.
Se ilumina el alma...como me gusta eso...creo que el cariño siempre se desborda entre las palabras, en esas que no se escriben pero que estan entre las escritas.
Bikiño madrugoso...y de puntillas me voy...sonrío :)
Puede que algún día nos cuentes algo sobre la carta reencontrada a una amiga. ¿Cambiaron tanto las cosas?
Besos.
No sabes la cantidad de contento que me llega de tu texto y tu contento. Por lo literario no, es una norma de la casa. Por el contenido: "Somos amigos desde.....". "Te veo y se me abre el pecho". "Te quiero y ya.". De profundis que un hombre sienta y manifieste esas emociones a una mujer. Porque tu amiga es eso ¿verdad? No es un ángel, no un ente incorpóreo, no una licencia poética. Y si existe uno (tú) que piensa así, a lo mejor hay más ¿No?.
Pero qué requetebién se me ha puesto el cuerpo, como con alas. Te dedicaré doble pirueta desde el trampolín.
Precioso sentimiento por una mujer...
Besos.
¿Fría? ¿Dónde estás? Tesa ¿en el Polo?
Mayte, a mí se me han desbordado justamente en esas,
(Y en las que están debajo, con la tinta invisible del cariño)
Es una carta a una amiga reencontrada Tinta de aterrizaje, no una carta reencontrada a una amiga.
Pero sí cambiaron, sí.
Besos.
Magnolio pródigo en nidos, tú sabes, debes saberlo, que lo que más me gusta que me diga una mujer es eso de …podemos ser amigos….
Amistad.
Qué bello cuando se produce entre una mujer y un hombre (y viceversa, claro)
Es más, en mi caso pienso que más auténtica, más profunda que la que se siento por mis amigos. Sí, tengo muchos amigos, pero no es lo mismo, ellos son más de no contar, de no compartir,
Amistad con una mujer, eso sí que es bello, hablar de nuestras cosas más íntimas, contarnos nuestros secretos, tener esa complicidad de saber. Somos amigos, ay, se me llena el corazón.
Además tiene más valor por la cuestión del sexo. Que valentía superar esa atracción, que gran triunfo, ser amigos a pesar de la tentación, a pesar de la posible llamada de la carne (en mi caso no tiene tanto mérito ya que sabes lo profundo de mi convicción sobre el sexo, solo debe practicarse para la procreación y, por supuesto, dentro del matrimonio bendecido) (ah, y si es posible a oscuras).
Por eso, mi querida y florecida Magnolio, alada, no entro en mí de gozo, se me han vuelto a abrir los puntos del pecho al leerte, ya sabes algo más de mí, lo que más me gusta que me diga una mujer es …podemos ser amigos….
Por cierto, a tu edad no te aconsejo dobles piruetas desde el trampolín ¿tenéis piscina en la residencia? En la mía no.
Es bella la amistad así Arantza G.
(y entre tú y yo, difícil)
Besos.
Reencontrarla y… hallarla, descubrirla de nuevo, volver a apreciarla, coincidir en otro momento de la vida, seguirla, sorprenderla con ideas viejas, reunirte con ella, rastrear sus pasos, rebuscar juntos otros sentidos, todo, todo antes que perder una amiga.
Un abrazo.
gaia07 pero ¿y si ya es otra? ¿si nunca fue? ¿si todo es/era una ilusión? ¿si vivo en un mundo de espejos y espejismos? ¿si todo esto lo escribe una máquina y se autodestruirá en cincos segundos? Cuatro, tres, dos, uno, cero……….
Mi más preciado cuentista: Sí, en mi residencia hay una bonita piscina donde, con estos calores, el tráfico intenso y las playas atestadas, nuestras ancianas osamentas estarían mucho mejor, siquiera chapoteando (si la tuya no da para más) que parloteando detras de estos absurdos cristales sobre...mecachis, ya no me acuerdo qué.
Besitos refrescantes
Mi querida Magnolio mecida por los vientos del sur, usted sabe que un día nade hasta el horizonte.
Usted conoce mi extremada sensibilidad según para qué.
Sí, ese día nade hasta el horizonte, o más allá.
Hoy, ahora, no llegaría tan lejos
Mis músculos responden.
Excepto los que rodean el cerebro, esos se me encogen a veces y olvido, o recuerdo, alterno una cosa con otra.
Es tan complicado.
Chapoteemos pues en esta vana charla mientras el verano nos da calor y galbana.
Besos de ley.
Querer a alguien consiste en no pedirle aquello que sabes no va a poder hacer o darte.
Recuerdo una canción del grupo SINKOPE, "MATAR SE ME OLVIDA" que decía, "moriría por ti, pero no mataría".
Aunque quizás por un amigo/a así quizás si podriamos hacerlo.
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