sábado, 4 de julio de 2009

Cámara de vídeo (¡).


Matamos lo que amamos. Lo demás
no ha estado vivo nunca.
Ninguno está tan cerca. A ningún otro hiere
un olvido, una ausencia, a veces menos.
Matamos lo que amamos. ¡Que cese ya esta asfixia
de respirar con un pulmón ajeno!

(Rosario Castellanos)



Sus días transcurrían plácidos, sin sobresaltos, cómodos, se quería, se regalaba una vida amable, de soltera sin altibajos.

Hasta que compró una cámara de vídeo.

Como vivía sola, al principio se dedicó a grabar a las vecinas que colgaban la ropa en los tendederos, a la portera que daba vueltas por el patio, a su pez, a su perro, a las palomas.

Un día decidió grabarse a sí misma.

Nunca se había visto desde fuera y tuvo curiosidad.
Colocó la cámara en un trípode y enfrente instaló el escenario apropiado. Se vistió con un traje vaporoso, aquel rojo que le sentaba tan bien. Fue un ritual en el que no dejó nada al azar, la iluminación, la música, el color de las cortinas.

Y se grabó.

Paseó por la habitación, habló a la cámara, cantó, gesticuló, recito alguno de sus poemas.

Y esperó.

Sentada frente al televisor, con un vaso de vino en la mano, oprime el on.

Y empezó.

No, no podía ser esa.
No, esa cámara estaba estropeada, ella era más joven, esa señora que se movía de forma ridícula, con esas poses afectadas, con los hombros hundidos, con la mirada cansada, con ojeras, con arrugas, con esa falta de garbo, no podía ser ella.

Y se desesperó.

Su vida era tan cómoda, ¿en esa se había convertido?, ¿en esa absurda mujer?
Esa misma noche tiró la cámara de vídeo por la ventana. Desde arriba vio como se estrellaba contra el suelo.
Luego se quedó tumbada en el sofá, insomne, viendo aburridos programas de tele tienda, telefilms antiguos, programas de relleno de madrugada, como otras noches.






12 comments :

Unknown dijo...

Ya que has tirado la videocamara, (no te la pido por que no la quiero si no lleva el photoshop integrado) mejor ganar el tiempo escribiendo que mirando los programas de teletienda, ya que es algo que sabes hacer muy bien.
Aunque tu interés en saberlo sea muy ralativo, sepas que te sigo, que espero con impaciencia que publiques algo nuevo para devorarlo.
Saludos. Ángel

Ventana indiscreta dijo...

Imagínate que el poema que recita es éste:

Não creias, Lídia, que nenhum estio
Por nós perdido possa regressar
Oferecendo a flor
Que adiámos colher.

Cada dia te é dado uma só vez
E no redondo círculo da noite
Não existe piedade
Para aquele que hesita.

Mais tarde será tarde e já é tarde.
O tempo apaga tudo menos esse
Longo indelével rasto
Que o não-vivido deixa.

Não creias na demora em que te medes.
Jamais se detém Kronos cujo passo
Vai sempre mais à frente
Do que o teu próprio passo


porque ella era portuguesa.

Ventana indiscreta dijo...

Imagínatela española, amante de Portugal:

No creas, Lidia, que ningún verano
Que un día perdimos pueda retornar
Brindándonos la flor
Que aplazamos coger.

Cada día se te da una sola vez
Y en el redondo cerco de la noche
No hay ninguna piedad
Para e que duda.

Más tarde será tarde y ya es tarde.
El tiempo apaga todo menos se
Largo e indeseable rastro
Que deja tras de sí lo no vivido.

No creas en la demora en que te mides.
Jamás párase Cronos cuyo paso
Va siempre por delante
De tus pasos.


Hala bonito, ahora vas y te grabas. Y no se te ocurra dejarnos en Paz como el Niño Josele (por cierto, no se escucha).

Besos con zoom.

Isabel Mercadé dijo...

¡Vaya! Recuérdame que nunca me compre una cámara. Mi espejo ya es bastante despiadado. (En realidad es muy bueno, me ha gustado mucho, Pedro).

Por cierto, qué increíble descubrimiento este Serrat sin piedad. Estás lleno de sorpresas.

Y hermosísimo poema el de Ventana Indiscreta ¿de quién es?

Un beso.

Isabel Mercadé dijo...

¡Lo he encontrado! Por si a alguien más le interesa, es de Sophia de Mello. Muchas gracias por el hallazgo, Ventana indiscreta.
Abrazos.

Tempus fugit dijo...

Matar al emisario. No soluciona nada, y menos cuando uno mismo es el emisario.

un abrazo¡

Shandy dijo...

Introducción:
Cierto que no se puede matar lo que nunca ha estado vivo, herimos a los que amamos y sólo nos pueden herir quienes nos aman... Ay,pero necesitamos pulmones y espejos que no sean sólo los nuestros.

Relato:
La protagonista no vive, se deja llevar por la inercia de los días, como un tronco que es arrastrado por la corriente de un río. No estaría mal contemplarnos a nosotros mismos, mirarnos por dentro y por fuera. Pero si eso nos sirve para dar un cambio de rumbo. Hizo bien en tirar la cámara, pero sigue dentro del mismo círculo, contemplando la vida desde una pantalla. Tirada en el sofá, como otras noches.

Epílogo:
Porque te necesito y me necesitas, cuando te hiero yo, o me hieres tú, tu derrota es la mía y mi fracaso tu quebranto. Por eso donde más duele nos damos los besos. No me anules, déjame ser yo contigo, un Tú + un Yo, y a veces un nosotros, porque si me entregase a ti me despreciarias y si te venzo me odiarás y si huyo no he de verte nunca más.
No, yo no quiero que tengas piedad de mí.

Diossss,Pedro, como me gusta esta canción de Serrat (también me gustó la de Roberto Fonseca).

(Me encanta esa letra que ha dejado esa Indiscreta Ventana: Cronos no espera, siempre va un paso por delante).

Bicos para alguna herida chiquita. Para las que son grandes, necesitas de los besos que no tengan piedad de ti.

Luísa dijo...

Olá, Pedro!
Há umolhardeperto que apreciou o teu comentário em "Missíva".
Todos temos uma, não achas?

Gostei do teu blog...embora o rosto seja assustadooooooooooooooor!
Voltarei, se permitires.
Beijinho terno!

Susy dijo...

Se arriesgó y no poco. Olvidamos a menudo que una cosa es que nos vean y otra, opuesta, vernos. Y pudiera ser que esa mujer a otros fascinara pero fascinarse a uno mismo... no ha lugar.

No sabes lo colorada que me puse cuando leí tu admirativo comentario en mi blog y lo que me gustó que leyeras todas las entradas.

Muchas gracias, un placer y un beso.

pepa mas gisbert dijo...

Para algunas mujeres la teletienda es su retrato de Dorian Gray.

Un abrazo

Ahora soy Luz... dijo...

Siempre he preferido el espejo. Con él, la mentira es mucho más fácil...

Un saludo

Nikté dijo...

Esta historia me resulta familiar, por decirlo de algún modo.
Verás, tengo una amiga que le gusta muchisimooo la fotografía, pues esta amiga, como te cuento, se dedicaba a hacer fotos diarías de los amaneceres desde su ventana, pues ninguno es igual al otro.
Un día descubre que la idea no es tan original, que existe no se qué pelicula donde un individuo se dedica a rodar una esquina, siempre la misma esquina, y el caso de un pintor, que cada día da un color diferente de la paleta a un lienzo.
A pesar de ello persiste, es su proyecto.

Cuando cree que ya ha captado todos los amaneceres posibles, toma la cámara y se hace a si misma una quinientas fotos, no te miento,de cerca, muy de cerca,su objetivo era reconciliarse o reconecerse, demasiadas arrugas.

La llevó al proyector y las vió una a una.
Al principio se sobresaltó:"esa señora no puedo ser yo"

Pero empezó la tira donde se veía realmente hermosa, fué las que se hizo asomándose a una ventana azul cobalto y el traslúz de las horas amables de la tarde le conferían un rostro nuevo.

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