5 de agosto
Sí, fue un malentendido.
Gritaron: ¡A las urnas!
y él entendió: ¡A las armas! -dijo luego.
Era pundonoroso y mató mucho.
Con pistolas, con rifles, con decretos.
Cuando envainó la espada dijo, dice:
La democracia es lo perfecto.
El público aplaudió. Sólo callaron,
impasibles, los muertos.
El deseo popular será cumplido.
A partir de esta hora soy -silencio-
el Jefe, si queréis. Los disconformes
que levanten el dedo.
Inmóvil mayoría de cadáveres
le dio el mando total del cementerio.
Ángel González.
La palabra es un jarro de fresas.
Muerdes y sale sangre.
La palabra es una cucharada de miel,
Tiene los párpados en flor.
La palabra es una pavesa de vaho
Con su vestido de lunares.
La palabra es de vino duro
De piedra de sol.
La palabra está en el cuarto
Y se desnuda toda y me posee.
Cae rendida
Y ya no se puede pronunciar.
Agustín Delgado.
3 comments :
Hablamos de las palabras con palabras, es una especie de cura de humildad para ellas... menos cuando algunos las utilizan tan magistralmente, que aúnlas enriqueces, y se crecen, más.
un abrazo
Leyendo el poema de Ángel González recordaba la anécdota entre aquel mutilado y Unamuno:
Millán Astray: ¡Mueran los intelectuales! ¡Viva la muerte!
Unamuno:
Venceréis pero no convenceréis, porque os sobra fuerza y os falta razón.
También en Hugo Chavez...
La palabras pueden ser lo que su autor decida, pero a veces se rebelan y enmudecen.
Besos
La intensa conmoción de enamorarse, la perversa realidad consumada, la silenciosa paz de la palabra… menudo cinco de agosto nos dejaste.
Un beso.
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