Ese hombre.
“Presidiendo la mesa familiar ese hombre está mirando la televisión. Los informativos presentan imágenes de una guerra. Enfadado, busca en el mando a distancia hasta encontrar un programa de variedades. Sus hijos están comiendo a su lado, no hablan. Su esposa va y viene de la cocina, masticando, trae el agua, se lleva un plato, se sienta, se levanta, tampoco habla.”
Ese hombre lleva una pistola en la mano derecha. Le secundan otros hombres también armados. Se acercan a una casa en las afueras del pueblo. Con gritos imperiosos ordena a sus ocupantes que salgan. Salen dos familias. Lo que queda de ellas: ancianos, niños, mujeres. Les intimidan. Les forman en hilera contra la pared. Golpean a un viejo que les miraba. Entran a la casa y se apoderan de unos pocos objetos de valor. Un hombre alto, barbado, separa a una mujer joven y la lleva detrás de la casa. Se oyen sus gritos pidiendo auxilio. El hombre de la pistola camina unos pasos, se separa y abre fuego sobre el grupo indefenso. Sus compañeros le secundan. Los cuerpos se agitan ante las balas, se rompen, caen al suelo. Todavía resuena el eco de los gritos de muerte cuando vuelve el hombre barbado empujando a la mujer, sucia de barro, sujetándose la falda. Por la espalda, le golpea en la cabeza con la culata de su arma, dos veces. La sangre le sale por la boca mientras cae al suelo junto a lo que fue su familia. Algún cuerpo todavía se mueve. Luego los hombres queman la casa y se van. Ríen.
“Ese hombre está riñendo a su esposa. Le dice que es demasiado sensible, que esas cosas pasan muy lejos, que es gente rara, no hay más que ver como visten, como hablan, no se les entiende nada. Le dice que ese es un conflicto histórico, que esos pueblos siempre han estado luchando entre ellos. Le cuenta, otra vez, que su madre sí que lo pasó mal en la guerra civil. Le dice que se preocupe de la cena. Le pasa la mano por la espalda y se va al salón a leer el periódico deportivo. Sus hijos se pelean en el pasillo. Ríen.”
Ese hombre está dormido. Le despiertan las sirenas de alarma. En la oscuridad busca los pantalones, maldiciendo por habérselos quitado. Escucha aviones hacia el norte – están lejos, no hay peligro - piensa. Va al cuarto de sus hijos. Una explosión y en el segundo siguiente todo desaparece alrededor. Sus cuerpos quedan fragmentados en pedazos. Apenas han tenido tiempo de sufrir, de saber que han muerto. Los bombarderos siguen dejando su diaria carga diaria de destrucción. Los periódicos dirán que por un trágico error se han bombardeado objetivos civiles. Y sigue la tragedia.
“Ese hombre está en unos grandes almacenes, no sabe si comprarse una camisa con rayas rojas o azules. No acaba de saber qué color combinará mejor con sus corbatas. Está preocupado por esta cuestión. Se pone nervioso con estas cosas. Su esposa no le ha acompañado y suele aconsejarle. Esto le molesta -esta mujer no está nunca cuando la necesito-.”
Ese hombre ha salido a buscar comida. Con esperanza. El huracán le dejó sin nada. Los políticos que vinieron entonces no se acuerdan de sus promesas. El agua, el lodo, se llevó su casa con su familia dentro. Él se salvó, ni sabe cómo. A veces quisiera haber muerto. Reza, nunca fue demasiado religioso pero ahora reza. Los niños del poblado se burlan cuando le ven de rodillas.- El viejo se volvió loco - dicen. Él sólo quiere encontrar comida y agua. También busca alguien que le de trabajo por un poco de dinero, para buscar un techo, un mañana. Camina, con esperanza. A veces se para y reza, otra vez.
"Ese hombre está conduciendo rápido su automóvil por el carril izquierdo de la autopista. Adelanta a los demás coches. Tiene prisa, le espera un cliente. Sonriente, mira su rostro en el espejo retrovisor. Está satisfecho, los negocios le van bien, este año aumentaran sus beneficios a pesar de la crisis. Llamará a Marta para ir juntos a comer. Llamará a su esposa para decirle que no irá a comer. Recogerá la raqueta nueva de tenis. Elegirá un menú para el banquete de inauguración de la nueva oficina. Ese pobre hombre está inmerso en un sin vivir.”
Ese hombre camina por un sendero de tierra. No tiene la mano derecha y el muñón está envuelto en vendas ensangrentadas. Su cara tiene profundos cortes. A su lado un niño famélico, demacrado, mira a todos lados. Escuchan el ruido de un motor y se esconden entre las altas hierbas. Su piel negra tiembla y sus ojos trasmiten el pánico que les embarga. Pasa un jeep con cuatro guerrilleros muy jóvenes y un prisionero al que golpean sin cesar. Sus gritos se pierden a lo lejos. El hombre y el niño se levantan y corren en dirección opuesta.
“Ese hombre con un pijama de seda está tomando una cerveza. Se mira al espejo. Decide que no ha engordado demasiado. Y se toma otra cerveza.”
Ese hombre se inclina junta al cuerpo inmóvil que yace a sus pies y con un hábil movimiento de sus dedos le arranca un ojo. Después el otro. Los introduce en un frasco lleno de ojos que guarda en su mochila. Otros hombres, entre los cadáveres, le imitan. Sus botas van dejando huellas sobre la nieve manchada de sangre. Todos ríen.
Padre nuestro que estás en los cielos. Santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Y no nos dejes caer en la tentación mas líbranos del mal. Amén.
16 comments :
De tu relatos relatos sin entrecomillar los defino: de bella y helada pulcritud (no sé si lo entiendes).
De tu relato entrecomillado rescato un tramo de la escritura en uno de mis libros de cabecera, recomendable como buena literatura y como purga en esta sociedad absurda de consumo:
"Seres humanos, con ayuda de mulos, trabajaban esta tierra para poder vivir. El área de poder de una sola familia humana y un mulo es pequeña; y dentro de los límites de cada una de estas pequeñas áreas la esencial fragilidad humana, la herida finalmente mortal que es vivir y la fuerza indignada para no perecer,..."
JAMES AGEE
WALKER EVANS
Elogiemos ahora a hombres famososos.
Seix Barral.
(Trad. Pilar Girat Gorina)
Y lo siento pero me espera para comer un cocido en tres vuelcos, 1,84 mts y muchas carreras necesitan unas cuantas calorías.
Abrazos, Pedro.
Tempero, intento entender, la verdad, entre tú y yo, que me arreglo mejor en las conversaciones con señoras (y señoritas). No sé, me entiendo mejor, me expreso con más libertad, me siento más a gusto.
Eso no quiere decir que con los señores (y señoritos) no me arregle bien, no, que va, me comunico con facilidad. Pero diferente. Ahí me sale la vena machito, los resabios de un tiempo y una educación, compruebo que deseducarme aún me cuesta. Lo sé porque cambio los temas, la mirada y hasta el tono de voz. No toco temas de sentimiento (en mi cuadrilla un día dije que estaba triste y casi me matan a hostias, decían que eso era de nenas, ya sabes cómo somos por aquí), mucho menos de emociones, o aficiones que no sean ir a San Mamés, tomar vinos o mirar el culo a las paseantes (ninguno sabe que escribo, joder, me despacharían de la pandilla). Como sé cómo funciona esta vaina, suelo decir a menudo “qué buena está esa rubia”, ya sabes, para dar ambiente, para no desmerecer, aunque sea un callo, aunque sea un señor con el pelo teñido, no importa, el tema está en decirlo con el tono adecuado, “qué buena está esa rubia” (o la morena, la pelirroja, la calva, una tía).
Quiero decir que te leo, me gusta como escribes, incluso que me comentes, pero, leches, que no sé cómo decírtelo. Alexitímico, creo que soy alexitímico. Alabar a un señor de 1,84, sus cualidades, me parece poco masculino, fíjate tú que chorrada. Además es que me acojono, qué cosas. Sabiendo que corres es casi peor porque sé que seguro que si digo algo que no te guste me alcanzas. No sé si corro o corría –hay quinquenios en que se me olvida todo- pero tu zancada es mayor. Podría tirarme al agua, nado bien (¿nadaba?), coño, pero seguro que tú nadas como un tritón, un delfín del Retiro, un Weinsmuller del Manzanares y me atrapas.
Lo que si envidio es lo del cocido de tres vuelcos, ahí sí, ahí me has dao. ¿Tienes un sitio en tu mesa? El vino lo llevo yo. Aquí Rioja, somos monotemáticos, no sé si será el mejor, tú decides.
No recuerdo a qué venía todo esto…,ah, sí, a los señoras o señores (alupé, alupé, sentadito me quedé), eso, que quizás contesto con brevedad a tus – de corazón- magníficos comentarios. Es posible, la causa es todo esto que te digo incluso lo que no te digo, lo que me invento y lo que disfruto (el día que me conozcas dirás, qué cabronazo de Pedro, qué vacilón. Pues nada, que te abrazo chaval (me aúpo un poco o bájate del bordillo) agradecido por tu deferencia y por tu tiempo. Póngame a los pies de su señora.
¿Posees el don de la ubicuidad?
Desde esa pantalla controladora de dos destinos...
No me dijiste el otro día que eras agnóstico? y hoy me sales con el padrenuestro...
Un beso (pecaminoso) ja,ja,ja,
:(
Hoy, mejor me callo...
Un abrazo(no obstante)
Arantza G., no te creas todo lo que leas.
Aquí.
La verdad es que necesitaría ese don de la ubicuidad para llevar mis muchas obligaciones, mis aficiones, mis ensoñaciones y otras actividades con cierta tranquilidad.
Aún así, de momento, lo llevo bastante bien.
Sí soy agnóstico pero un padre nuestro no hace mal a nadie (la verdad es que se me ha olvidado rezarlo completo, hay una parte en la que siempre me equivoco, lo del “poan nuestro de cada día dánosle hoy”)
Un beso virtuoso.
Ya has dicho suficiente en esa brevedad De cenizasUn abrazo, chaval.
Siguiendo la estela del corredor:
De ese hombre entrecomillado: nada de él me entraña, no me extrañaría nada de él.
Y del hombre sin entrecomillar: podría maldecir la hora en que hemos nacido, pero no, te voy a regalar un hermoso poema de Celso Emilio Ferreiro que, por releerlo, creo ahora ajustado. Su título: Poema nuclear. Va en gallego, pero sólo entresaco esto:
Los estúpido padres, las prostitutas,
las grandes damas de la beneficencia,
magnates y mangantes, grandes cruces,
altezas, excelencias, eminencias,
caballeros cubiertos, descubiertos,
nada serán si la bomba viene,
nada el amor y nada la muerte muerta
con bendiciones e indulgencias plenas.
Poema Nuclear
¡Qué ben, que a bomba ven co seu rebombio!
A bomba, ¡bong!, a bomba, bon amigo.
A bomba con aramios, con formigas,
con fornos pra asar meniños loiros.
A bomba ten lombrices, bombardinos,
vermes de luz, bombillas fluorescentes,
peixes de chumbo, vómitos, anémonas,
estrelas de plutonio plutocrático,
esterco de cobalto hidroxenado,
martelos, ferraduras, matarratos.
A bomba, bong. A bomba, bon amigo.
Con átomos que estoupan en cadeia
e creban as cadeias que nos atan:
Os outos edificios.
Os outos funcionarios.
Os outos fiñanceiros.
Os outos ideais.
¡Todo será borralla radioactiva!
As estúpidas nais que pairen fillos
polvo serán, mais polvo namorado.
Os estúpidos pais, as prostitutas,
as grandes damas da beneficencia,
magnates e mangantes, grandes cruces,
altezas, escelencias, eminencias,
cabaleiros cubertos, descubertos,
nada serán meu ben, si a bomba ven,
nada o amor, e nada a morte morta
con bendiciós e plenas indulxencias.
¡Qué ben, que a bomba ven! Nun instantiño
a amable primavera cinza
de vagos isótopos placentarios,
de letales surrisas derretidas
baixo un arco de átomos triunfaes.
A bomba, ¡bong!, A bomba co seu bombo
de setas e volutas abombadas,
axiña ven, vela ahí ven, bon amigo.
¡Estános ben! ¡Está ben! ¡Está bon!
¡¡¡Booong!!!
Celso Emilio Ferreiro
Besos y siento decirte que el cocido estaba buenísimo. El vino era un 'Viña Sastre', ribera de Duero. Muy recomendable para abrir la mente a los de allí, despejándoles de los riojas que están atrapados.
Si es que no puede ser Ventana indiscreta con esas comidas y esas bebidas no me extraña que corráis, escribáis, saltéis, leáis poemas tan bellos y todo lo que se os ocurra.
Solo destacar la fuerza y la frescura de la poesía gallega actual (aunque siempre Rosalía)
Y que el sábado estuve dando un largo paseo por tierras riojanas –voy a menudo- y confirmé que es un paisaje y un paisanaje dignos de visitar y visitar.
Así se abre (también) la mente, viajando, contrastando, probando cosas nuevas.
Por la edad, estoy empezando a cerrar la mía (la mente) apenas me caben más cosas (lo sé porque pierdo ideas) (o me las roban, yo qué sé).
Póngame a los pies de los caballos de su marido.
¿y qué hacemos Pedro?
Mirada, se me ocurren varias cosas... (pero no me hagas mucho caso, ya sabes que siempre estoy pensando en lo mismo)
Ese hombre y sus antípodas... Te voy leyendo y me gusta.
Saludos.
Toda maravillosa luz lleva sus sombras, todo avance arrastra rezagados, las buenas intenciones acarrean extremismos ¿Cuándo nos pararemos a esperar que “tod@s” puedan seguir?
Hasta hoy solo la crueldad del fanatismo ha respondido.
Según un estudio de Richard Lee un cazador-recolector bosquimano del paleolítico, en el extremo del Kalahari, empleaba menos de tres horas diarias por adulto para obtener una dieta rica en proteinas y otros alimentos esenciales, el resto del día lo dedicaba a otras actividades físicas y mentales para permanecer en forma y relajado.
Nosotros los “evolucionados”, dedicamos entre ocho y diez horas +/-, y no llegamos a fin de mes, y si queremos dedicarle tiempo a nuestro bienestar físico y psíquico tenemos que hacer alguna que otra hora más de curro intensivo para poder pagarnoslo. La otra alternativa es esperar que el pan nos caiga del cielo ¿Cuándo dejaremos de ser tan lerdos?
Yo me dedico a besarte, que visto lo visto es de lo que obtengo mayor beneficio ;-P
Nikté menea la cabeza. Se pregunta cómo llegó este hombre, el que escribe, a ese conocimiento del hombre.
Intenta decir que ella misma podría matar, desahuciar a cualquier otro de toda su dignidad-en un momento preciso-sin querer que así fuese, fuera de toda cordura. La empatía es simple. Se conoce demasiado, conoce a esos hombres. Ama al igual que ellos, odia y mata al igual que ellos.
Sigue soñando con una palmera de fresa. Intenta imaginar su sabor.
Porque tuyo es el poder, el reino y la gloria. Por los siglos de los siglos. Amén
En realidad mabel g. c., ese hombre es el hombre.
Me alegro que te guste.
Saludos.
gaia07, besar una sombra no sé si es un buen negocio.
Por si acaso amplío el capital.
Dejo cien besos.
¿Llegará?
NiktéCálculo elegíacoCuántos de los que he conocido
(si de verdad los he conocido)
hombres, mujeres
(si esta división sigue vigente),
han atravesado este umbral
(si esto es un umbral),
han cruzado este puente
(si se puede llamar puente).
Cuántos después de una vida más corta o más larga
(si para ellos en eso sigue habiendo alguna diferencia),
buena porque ha empezado,
mala porque ha acabado
(si no prefirieran decirlo al revés),
se han encontrado en la otra orilla
(si se han encontrado
y si la otra orilla existe).
No me es dado saber
cuál fue su destino
(ni siquiera si se trata de un solo destino,
y si es todavía destino).
Todo
(si con esta palabra no lo delimito)
ha terminado para ellos
(si no lo tienen por delante).
Cuántos han saltado del tiempo en marcha
y se pierden a lo lejos con una nostalgia cada vez
mayor.
(si merece la pena creer en perspectivas).
Cuántos
(si la pregunta tiene algún sentido,
si se puede llegar a la suma final
antes de que el que cuenta se cuente a sí mismo)
han caído en el más profundo de los sueños
(si no hay otro más profundo).
Hasta la vista.
Hasta mañana.
Hasta la próxima.
Ya no quieren
(si es que no quieren) repetirlo.
Condenados a un interminable
(si no es otro) silencio.
Ocupados sólo con aquello
(si es sólo con aquello)
a lo que los obliga la ausencia.De "Fin y principio" 1993
Versión de Abel A. Murcia..
Esto dice Wislawa Szymborska
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