lunes, 23 de febrero de 2009

Gendarmenmarkt.

No aquí no ayer en el pasado
sólo en el hueco del hoy que se rellena
mientras se distribuye el vacío
en la idea de qué hora es
cuando la hora ya ha pasado.

(John Ashbery)

La última vez que vi a Elisa llevaba un pañuelo verde alrededor del cuello -ese que una vez besé-.
Nos tumbamos en el borde de la escarcha, allí donde hibernan animales de hielo, donde el vaho es un lenguaje, un signo, un escozor de campanas a lo lejos.
Aquella madrugada cambiamos suspiros, contamos historias de nieve.
La verdad, no nos dijimos mucho, confidencias sin enjundia, con hueco tono de voz, quizás con miedo al roce de piel, de alma.
Luego ella se durmió bajo el manzano, la cubrí con mi jersey azul, su cabeza en mi brazo –qué ironía-.
Sentía su lenta respiración acompasada –acércate, ven-.
También me dormí, a su lado soñé que un endriago nos miraba.
Cantó el gallo, alboreaba., despertamos, se hizo de día, luego... nada.

(Y en el fondo, allí, mirándome, el remordimiento, el saber que hice mal, el error. No me perdono.)



18 comments :

Tempus fugit dijo...

La Nada suele culminar las historias con mujeres que llevaban un pañuelo verde alrededor cuello.

Aznavour, escucharlo...vale, pero verlo....me recuerda al Fari

un abrazo, maestro

fgiucich dijo...

Son las horas que pasan sin dejar rastros. Muy bueno. Abrazos.

Belén dijo...

Eso me recuerda a muchas noches en las que odias que se haga de día, porque acaba el hechizo e la cenicienta...

Besicos

Arantza G. dijo...

Da más miedo el roce del alma que el de la piel.
Los suspiros se cambian como cromos y luego...la nada.
Besos con calor, que hoy ha amanecido el día frío como la nieve.

Camille dijo...

Hacía tiempo que no leía al Glup que un día me enamoró, ese Glup que, con sus palabras, llenaba de escarcha y de rocío la pantalla. De aliento. De ese Glup que comentaba los comentarios, los analizaba e incluso los rebatía ;)
Me alegra ver la escarcha de nuevo, aunque sea con un pañuelo verde al cuello.

Kisses.

P.D. Pues porque está bien así, a mi me gusta así. Una llamada no es necesaria ahora mismo. Sé que lo entiendes, porque eres mayor. Sí, lo eres.

Pedro M. Martínez dijo...

De cenizas el verde es color de esperanza.
Junto con el rojo, el azul y el blanco buscan la poesía.
A veces se encuentra en los caminos más insospechados.

Aznavour tiene 84 años. Es historia viva de un tiempo y dos países, la Armenia de sus antepasados y la Francia desde la postguerra hasta aquí.
Aznavour, feo, bajo, pobre, animoso, sobreviviente, actuaba antes de Edith Piaf, cientos de veces, en escenarios de music hall, en el Olimpia, en locales llenos de humo y miseria de una guerra que había roto Europa. Supo sacar partido de su voz, de sus características físicas, de su sensibilidad para componer canciones que hablaban de sentimientos que se entendían con facilidad. Quizás exagerado, sí -nada que ver con el Fari, quizás sí con -Raphael- pero producto de un tiempo, de una tradición parisina, europea, de una forma de hacer televisión (incipiente aún en esa filmación) primaria, diferente del gusto actual.

Inciso 1. Ayer veía en televisión un documental con el ejército alemán pasando triunfante bajo el Arco de Triunfo, a Hitler bajo la Torre Eiffel. ¿Crees que fue hace mucho tiempo?

Inciso 2. Ayer también veía en televisión un documental sobre los muchos intentos de matar a Franco. Era increíble ver las calles y las gentes de ese tiempo. Han pasado 60 años (+ o -).

Ya no sé qué te estoy contando, chaval. Para entender a Aznavour hay que haber estado en muchos teatros, teatrillos, escenarios minúsculos de Montmartre y alrededores. O en la Palanca en Bilbao, el tubo en Zaragoza, tú me puedes contar algún local en Barcelona (seguro que no) , o Ybris (perdona la mención) en Madrid.

Es lunes, presiento una semana dura. La llevaremos con optimismo y fuerza.
Lo mismo que va en este abrazo y añade el cariño.

Pedro M. Martínez dijo...

fgiucich, ya, pero hora a hora se pasa la vida.
Abrazos

Pedro M. Martínez dijo...

Belén, lo entiendo, me pasa a menudo.
Pero, claro, yo es que tengo sueños muy bonitos, en technicolor y pantalla gigante.
Y siempre me caso con la "chica"
Besicos

Pedro M. Martínez dijo...

Muy escéptica estás tú hoy Arantza G., anda, anda, dame la mano y caminemos, todavía es lunes.
Un beso caluroso.

Pedro M. Martínez dijo...

Pues me lees poco Camille.
Ocurre que la imaginación se resiente con la crisis.
Y la falta de tiempo.
Agradezco mucho tus palabras, lo sabes.

Respecto a la llamada, tú te lo pierdes.
Y sí es necesaria, cuando tú seas mayor ya no me hará falta a mí.

Beso, fea

gaia07 dijo...

Haces mal en no perdonarte. Sólo es error si las normas sociales aciertan, y casi siempre se equivocan.
Continuamente causamos cambios de efecto en las vidas que se cruzan con nosotros, incluso una mirada es suficiente.
Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Tienes razón gaia07 a veces una mirada es suficiente.
No te digo nada un abrazo.
Eso, un abrazo.

Camille dijo...

Sabía que lo rebatirías...

Tú escribes. Yo leo. Sabré yo lo que leo?....

Pedro M. Martínez dijo...

Camille, es el tiempo (su falta).
Si estoy aquí no puedo estar allí.
Y esto me está empezando a aburrir
En fin, son rachas.
Ahora toca agobio.
No tengo tiempo.
Te leo bicicletas verdes.

Camille dijo...

Y...? (no te he recriminado nada, no he sido yo...)

Pues no rebatas los comentarios, leñe!

No te aburras!.A veces un poco de distancia ayuda...

Anónimo dijo...

Te leo a diario. Y he llegado a pensar que es nuestra propia conciencia que se escribe sola en este blog...


Sin palabras pero no sin besos...

Pedro M. Martínez dijo...

Camille ¿distancia? ¿y cómo te olvido?

Pedro M. Martínez dijo...

Quizás hay algo de eso Scheherazade.
Somos todos muy parecidos.
Besos agradecidos por tu constancia.

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