sábado, 14 de julio de 2007

Guerreros.


Y como hago ahora para hacer creer que sé lo que no sé. Con esta espléndida sonrisa que teje fidelidades, con esta briosa mirada que genera confianza, con el gesto de palmear la espalda como si siempre, desde hace, somos ya. Y no, no es cierto, acabamos de conocernos y nada invita a la intimidad, a la entrega de posibilidades, como si sí, como si fuera posible, no, te lo digo yo, no lo es. Aunque.

Sucede que aquel día, precisamente aquel, me cansé de ser correcto y educado, de seguir la norma. Y lo hice, el mal. El pasillo era largo y estaba poco iluminado, el hombre era bajo y miraba al suelo, nos cruzamos justo en la mitad, allí donde no había apliques, no me saludó, quizás fuera eso, le zancadilleé por detrás, alevosamente, según caía le golpeé en la sien, le quité la cartera de mano y esperé a su espalda. No gritó, se levantó torpemente, cuando estaba casi incorporado le pateé en el tobillo, volvió a caer. Ahora si corrí al ascensor, no fueran a salir de alguna oficina. Salí a la calle, llovía, por las papeleras fui dejando los folletos, cartas amarillas, bolígrafos, la cartera la tiré a un contenedor. No sé por qué hice una cosa así, no conocía al tipo, no le había visto nunca, no me había hecho nada, ni siquiera le quité el dinero.

Sí, mi litera es la de arriba.

Pasaron quince días, pensé mucho en aquello...

.

Ayer escribí esto. Me pregunto de donde me salen cosas así. Debía ser un relato mucho mas largo. No quiero continuarlo, no me agrada, no quiero escribir sobre algo violento, no lo soy, soy en absoluto, todo lo contrario

Reviso mis textos y, para mi sorpresa, tengo varios de este tipo -incluso alguno me ha traído problemas, Google es traidor-. Seguro que no tiene más importancia que el puro contraste con otros temas, más amables, o simpáticos, o amorosos. Aunque, pensándolo bien, me doy cuenta que tampoco me apetece escribir últimamente sobre temas eróticos. ¿Me estaré dulcificando? ¿me habré vuelto un oso de peluche? ¿será la edad? ¿será que he pasado alguna puerta? ¿estaré cambiando el estilo? ¿me habré quedado dormido? Pues creo que no, que estoy bien despierto a pesar del extraño clima de este julio, algo debe ocurrir aquí dentro. En cualquier caso, de algún sitio sale esto de hoy, lo de la pistola del otro día y el sueño de anoche. Bueno, eso lo cuento otro día, que hay que dosificarse.


12 comments :

Arthur dijo...

Ja! supongo que eso de la agresividad contra señor petiso fue un sueño. Pero si no, entonces WOW! que agresividad, ni yo me hubiera atrevido a agredir a un desconocido sin razón. Y eso que yo soy como mi Mamá, castigador con quien debo.

Saludotes y abrazotes.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur (el primero)

Gusthav dijo...

Pobre señor petiso, pero si en realidad pasó eso en sueños, supongo que no hay explicación para eso, porque en los sueños las cosas pasan sin razón, a veces son cosas como darle una paliza a un señor petiso, pero a veces son cosas raras y hasta imposibles, como poder respirar abajo del agua.

Saludos y abrazos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav (el segundo)

Margot dijo...

No todo tiene que tener una rázón o si la tiene vaya usted a saber cual es...

O jugar a ponerse en el papel de... a mí me divierte hacerlo y es un ejercicio imaginativo.

O a lo mejor es que te mola el lado oscuro y te estás conviertiendo en bestia... auuuuuu (jeje)

Me las piro papiro. Saludaré a Heráclito de tu parte, va? y yo te beso y así te amansas. Bueno sólo un poco, muérdeme flojo pero no tanto, decían en una peli.

Mar Benegas dijo...

Cuantas cosas esconden las almas, ying yang, todo lo claro tiene algo oscuro... si no sale de otro modo es necesario soñarlo o escribirlo, por que haberlo haylo.

Besos.

Anónimo dijo...

Bueno ya lo sabrás, siempre te leo y callo, eres tú quien debe decir, esta vez una pequeña excepción para preguntar:¿no será que estás despertando?

UN HOMBRE ES LO QUE HACE, LO QUE AMA...
Un hombre es lo que hace, lo que ama,
lo que pinta su voz con el aliento,
lo que construye su palabra al viento,
lo que desde sus manos se derrama.

Lo que florece en tierra o en escama,
lo que da al mundo desde el pensamiento:
trigo y harina, masa y alimento,
la letra impresa, el fruto en cada rama.

Un hombre, sobre todo, es el reflejo
del instante fugaz en que respira
el aire que lo va poniendo viejo.

Un hombre es esa imagen que suspira
cuando por fin descubre en el espejo
un ángel sosegado que se mira.

M dijo...

No resultas agresivo núnca...y pensar que puedas serlo por lo escrito es confundir a Cervantes con El Quijote.

B x C

Pedro M. Martínez dijo...

Arthur y los cuentos, cuentos son.
Me ha encantado lo de petiso (dicho de una persona: Pequeña, baja, de poca altura), acá no se utiliza ese adjetivo.
Y también me ha gustado ese castigador con quién debo
Saludos

Pedro M. Martínez dijo...

Ah, Gusthav, ¿qué tu no respiras abajo del agua?, ¿pues que clase de pez eres?
Aquí respiramos debajo del agua con toda normalidad, de hecho vivimos sumergidos. Tienes que venir

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, es eso, lo de la bestia. Una reconversión. Una vuelta a los orígenes. El fracaso de una educación, de una contención, la naturaleza sale. Me cargo al señor petiso y a su propia madre (que también será petisa)
Dos días de cenas me han convertido en esta piltrafa que teclea y se confunde. Ay.

Pedro M. Martínez dijo...

Mar haberlo haylo, sí.
Estoy preocupado con lo de los incisivos, me crecen demasiado.
A ver, enséñame el cuello.
Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Anónimo, también de Carmen González Huget esa que dice:
(Ah, y sí, creo que estado dormido demasiado tiempo. Grrrr)


Me devora la boca que me besa,
me erosiona la voz que me acaricia
y me da vida la tenaz sevicia
de tu labio trocado en fiel pavesa.

Me asesina la mano que confiesa
lo que la voz no eleva a la caricia
me edifica tu labio y su codicia
que dilapida su lujuria aviesa.

Me reta y me sostiene tu locura,
me desalienta tu vivir sensato,
me desarma y cautiva tu ternura,

y en este canto preso que desato
se me enamoran alma, mente y boca
del mordiente clavel que las desboca.

Pedro M. Martínez dijo...

Viuda de Tantamount, es que aquí se confunden los contornos, las señales y por ir al norte fue al sur. Besos, intensos, de mañana.

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