The Five Senses; Touch (c.1865) - Henry Guillaume Schlesinger (1814–1893)

viernes, 20 de abril de 2012

Rotura.

Tempestad

Puedo sobrevivir con poca cosa y ahora,
cuando preveo que la tormenta traerá
perfumes tal vez turbadores, me preparo
para ofrecer un poco más de resistencia.
Del desamor que me rodea, alguien, lejano
como el ojo remoto del tiempo, se aprovecha
para inventarse un amor hecho a medida.
Está bien complacer y es cansado. Tantos límites
por transgredir agostan las palabras.
Salgo a la calle y nadie me espera.
Ahora pasa más gente por el puente y me parece
que todos están más atareados
que antes. Hace mucho que truena
por el lado de poniente, pero el aguacero
no llega nunca. Cerraré a cal y canto
el cajón de los proyectos. Tanto da
compartirme conmigo mismo pues
no hay esperanza ni retorno ni viaje.

Miquel Martí i Pol,
(Llibre de les solituds, 1997.)



En un semáforo.

“Crack, algo se ha roto pero te entiendo,  vaya si te entiendo, eres una mujer del siglo XX viviendo en el XXI, se han caído las hojas del calendario que tenías en la cocina y solo sabes que este es tu año y dibujas los límites del sí y el no, del ya veremos.

Se rompen las normas y ya no me importa quién lee, qué entiende. Solo sé que te miro y te veo bella. No eres la niña que conocí hace quince años, eres una mujer nueva y eso es mucho, demasiado, me desborda, tanto que me has pellizcado desde un extremo del corazón y ahí me tienes, amigo, admirador exclusivo, el que te llama, el que te habla, el que ha despertado de algunos sueños, el que te ha abierto puertas a ti misma.

A veces me asustas, te has hecho dura, egoísta, tajante, fría, inaccesible. Lo peor es que entiendo que no me aproveches, que creas que todo es para siempre. Nada es para siempre, todo tiene un tiempo.

Desde el accidente soy un gallo desplumado, un duro de corazón blando, un hombre que ha aprendido a llorar, que llora, que a veces necesita algo más que silencio, o miedo, o yo qué sé. No soy el que era, han pasado los años. ¿Qué debo hacer para que me creas? ¿Qué debo hacer para que me veas por dentro? No sé lo qué digo, pienso demasiado tiempo en ti, no me conviene, estás dentro, aquí dentro. No sé cómo no entiendes que necesito tu ternura.”

-Perdone ¿decía algo? ¿Quiere que le ayude a cruzar?

-No, no, disculpe, hablo solo, ya me arreglo. Gracias.

Y camina en dos muletas.



Este es el cuento del viernes, raro.

jueves, 19 de abril de 2012

Otro día.




El atentado contra Lenin.

La tarde del 30 de agosto de 1918 Lenin había pronunciado un discurso en una fábrica de armamento de Moscú. Cuando salió del edificio, y antes de que pudiera entrar en su coche, Kaplán le gritó. Al girarse, ella le disparó tres tiros: uno atravesó el abrigo de Lenin, hiriendo a una mujer, los otros dos le alcanzaron el hombro y el pulmón izquierdos, respectivamente. No hubo testigos de que fuese Kaplan quien disparó contra Lenin. La oscuridad en el patio de la fábrica, la multitud presente y lo inesperado del ataque hicieron imposible la identificación fidedigna del asaltante, a pesar de la declaración poco fiable de algunos de los presentes durante la posterior investigación.

Lenin fue inmediatamente trasladado a sus aposentos del Kremlin. Temía que hubiese otros conspiradores tramando su asesinato y se negó a salir para recibir atención médica, sino que se le proporcionó en la misma estancia. Sin embargo, los médicos fueron incapaces de extraer las balas fuera de las instalaciones sanitarias. Pese a la gravedad de las heridas, Lenin sobrevivió, permitiéndosele seguir su convalecencia en las afueras de Moscú el 25 de septiembre de 1918. Se había salvado de morir por el disparo en el cuello al girarse cuando le disparaban. No obstante, su estado de salud nunca se recuperaría del ataque y se cree que el atentado influyó a la larga en los posteriores infartos que le incapacitaron y acabaron con su vida.

Kaplan fue encarcelada e interrogada por la Cheka. En su primer interrogatorio únicamente chilló nerviosa que había disparado a Lenin, pero se negó a decir nada más y a firmar su declaración, siendo trasladada a continuación a la cárcel de Lubianka. Interrogada por altos funcionarios del gobierno, se negó a aportar datos sobre su persona o sobre el ataque. Los investigadores de la cheka no lograron encontrar el arma usada en el asalto y sólo tras el cierre de la investigación el 2 de septiembre de 1918 se anunció la entrega de una pistola, que no se pudo asegurar que fuese la usada en el atentado. No se usó como prueba contra Kaplan, que fue ejecutada por entonces (oficialmente el 3 de agosto de 1918, pero quizá el 31 de agosto). En 1958 el comandante del Kremlin en 1918, Malkov, confesó haber ejecutado a Kaplan el 3 de septiembre en el patio del edificio por orden de Sverdlov.

Su confesión fue escueta: Mi nombre es Fanya Kaplán. Hoy disparé a Lenin. Lo hice con mis propios medios. No diré quién me proporcionó la pistola. No daré ningún detalle. Tomé la decisión de matar a Lenin hace ya mucho tiempo. Le considero un traidor a la Revolución. Estuve exiliada en Akatuy por participar en el intento de asesinato de un funcionario zarista en Kiev. Permanecí once años en régimen de trabajos forzados. Tras la Revolución fui liberada. Aprobé la Asamblea Constituyente y sigo apoyándola.

(De Wikipedia)

Fanya Kaplán






"Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, se hizo
un silencio en el cielo, como de media hora" (8.1)


El día pasó como pasan estos días grises, marchito, atribulado, taciturno, estéril, etcétera.

Por la noche tiene un sueño breve hasta que las ortigas del insomnio trepan y se adueñan de la verja que separa el jardín onírico de rosas y agua fresca del fango que cubre el miedo al presente, al pasado, al futuro, a todo lo que conoce y desconoce. Una sensación de angustia le hace dar vueltas en la cama, las sábanas se enrollan en su cuerpo sudoroso a pesar del frío de la madrugada. Son tiempos desolados, de penuria, pánico y arena, un pozo fétido de incertidumbre. Le duele la noche amenazadora.

Luego se queda en un duermevela inquieto hasta que suena el despertador. Se levanta y arrastrando las zapatillas llega hasta el espejo de plata sucia. Ese es él y ha llegado el tiempo de ponerse la careta sobre la carne vacía, de agotar el desasosiego, el quebradizo sentido de vivir así.

Al ajustarse la corbata todo cambia. Con el café se toma las tres pastillas, dos blancas y una azul. Enciende el teléfono y tiene ya cinco llamadas perdidas, el aviso de varias citas esa mañana, ha quedado para comer con Julia y discutir lo de la partición del piso. En el ascensor está silbando, Sale sonriendo por el portal. Otro día.



miércoles, 18 de abril de 2012

Central.



…fue tierno, quizás demasiado. Hasta entonces, en estas cosas del amor carnal lo sentimental estaba excluido. Las mujeres que pasaban por su cama eran directas, con urgencias, resueltas, sabían. Con ella fue diferente, tanto que al principio se sintió tímido, avergonzado, sus cuerpos unidos tenían algo de fraternal, pura ternura. Había deseo, sí, pero creciendo desde una mirada resbalando por la piel, cálida, blanca, tan suave, hasta los susurros. Era natural esa desnudez compartida. Abrazados, se movían apenas, se paraban, se contraían, aceleraban, se besaban, se acariciaban como si eso fuera lo único posible en la delicadeza de amarse de esa manera, así. En un momento, ella se puso a horcajadas sobre él, moviéndose despacio, tan despacio que se mordía los labios para no demostrar su intenso placer. Cuando llegó el orgasmo abrió la boca y musitó su nombre como si fuera la primera vez, tomó su cara con manos temblorosas y vio un rostro de niña que sonreía, entonces lloró…    


martes, 17 de abril de 2012

Doble error.

…Sólo aquello que amamos es capaz de decirnos quiénes somos.
Suele ocurrir en mayo o junio, 
y hay quien se enamora de solo una palabra
y hay quien se enamora de unos labios cerrados.
Pero es preciso andar sin preguntar adónde
hasta sentir la voz que llama desde lejos,
y que repite un nombre que ignorábamos,
y ese nombre es el nuestro,
y es a nosotros a quien llama.
Antonio Gala




No eres lo que dices.
Me dice/n.

He vuelto a cometer el error de decir.
Cacofonía incluida.

Me dejo llevar por la euforia del número, de la continuidad, me lo creo, me crezco en el absurdo de lo nimio, me salto el programa y digo.
Hay que ser ingenuo.

Quizás con eso/esto compenso/intento lo que no, el vacío, el hastío, el frío del agujero por donde pasa el viento del norte. 
Qué, por cierto, hoy es muy frío.

Y de lunes a martes, a pesar del rey y sus elefantes, de los recortes presupuestarios, quería empezar un/otro cuento. Me resisto, me ato los dedos con alambres, cosa que es complicada, ya que aunque utilizo la derecha soy zurdo de convicciones pero aún así con la lengua, bífida, con absoluta imaginación digo:


  
La cosa va así, esto es un juego en el que se trata de imaginar. Para ello utilizo una carta a una mujer que parece despistada pero que se fija en aquello que le interesa, que clava en el texto sus ojos tan bellos y ve lo que ve y más allá, detrás. Y dice/digo (en la carta. Please Mr. Postman).

Uno. Imagina que vas caminando con tus piernas tan largas, tan bonitas y yo soy un desconocido. Nos cruzamos por la calle. Por supuesto ni me miras, no reparas en mí. Yo sí reparo en ti, por supuesto. Qué señora- pienso. En cuanto pasas me doy la vuelta (para mirarte el culo, claro). Me subyuga tu caminar y sigo tus pasos (sin perder de vista el movimiento de tu culo). Esos pantalones son de chico- pienso - pero le sientan bien. Varios kilómetros después, siguiendo tus contoneos, entras en un Audi nuevo y te marchas. Me quedo en la acera. Vaya mujer – pienso, mientras me rasco la cabeza. No pasa nada, tú ni te has enterado, pero quédate con el detalle.

Dos. Imagina más. Sorpresa, nos encontramos después de un montón de años pensándonos desde una y otra parte del mundo. Un día, por la circunstancia que sea, nos vemos, tomamos un café, un zumo de tomate, algo, nos hablamos. Sin quererlo, se abre una puerta que había estado cerrada. Esa puerta da a una habitación. Como está a oscuras tú no sabes lo que hay dentro. Como yo he soñado muchas veces que estaba dentro, contigo, pues sí lo sé. Por eso, mientras James Taylor trina en Barcelona, te doy un beso de record Guinness (por lo largo)  e insisto en un recorrido por zonas de tu cuerpo que estaban dormidas como princesas que comieron manzanas embrujadas. No hay nada que hacer. Tomamos más café. No había pastas de té en el supermercado, lo siento ¿te apetece otra cosa?– dices. Sí, tú –digo, pero cambia el aire y la puerta se cierra con estrépito. Me subo al coche viejo y vuelvo a California. Tú te quedas tan feliz, como estabas.



Seguirá mañana. Lo de hoy no es gran cosa, lo sé, pero tiene el condicionante de la mordaza de mi error, contar que en este rincón cuento.

Y me corto.

Pero sigo, mañana.

Mas.

lunes, 16 de abril de 2012

La realidad de Lída Baarová.



Nadie sabe qué haces/hago aquí.

Aquí es un punto vago entre twitter y la sombra del tiempo escapando a una velocidad que espanta. Hace nada (yO) era una foto viajando en whatsApp, la cabeza inclinada ante la fotografía de un reloj, el bigote enredado en sus manecillas.  Ahora sigo dentro del iPhone sin saber si ha remitido la plaga de serpientes, si Fania Kaplán aparecerá con su ira ciega, si puedo salir ya a recitar por las calles poemas de amor.

Hay una mujer sentada bajo un olmo con una abubilla en el hombro derecho. Creo que es Isabel.

Hay un escritor que regala a un mendigo una naranja llena de joyas. Creo que no soy yo.

Hay un blog insaciable que necesita temas, flores y roleos, música, ven y cuéntalo. Desde facebook se han duplicado los visitantes, no sé si también los lectores.

Asoma el lunes y ya es ayer, con su carga de lo que fue como un embalaje frágil, como un papel de calco de los últimos cien lunes, no recuerdo ya los lunes sin fluoxetina, aquellos en los que florecían las camelias en la tapia frente al apartamento de la que amé.

Leo a Pascal Quignard para disfrutar, leo a William T. Vollmann para saber de:
Lída Baarová (nacida como Ludmila Babková) (1914 – 2000) fue una legendaria actriz checa considerada una de las mujeres más bonitas de su tiempo.1
Junto a su hermana, la actriz Zorka Janů tuvo una carrera destacada en el cine checo hasta que partió a Berlín donde conoció al actor Gustav Fröhlich de quien se enamoró y con quien protagonizó varios films. Gracias al éxito del film Barcarole fue tentada porHollywood en 1937 pero desistió la oferta.
Fröhlich estaba casado con la diva judeo-húngara de opereta Gitta Alpar quien debió huir ante la amenaza nazi. Fröhlich y Lída se mudaron a Wannsee, cerca de la casa de Joseph Goebbels (entonces ministro en la administración nazi y con poderosa influencia en UFA, la compañía cinematográfica alemana) con quien ella entabló una tempestuosa relación que fue disuelta por órdenes de Hitler ante las quejas presentadas por su esposa (Magda Goebbels). Goebbels pretendió irse con Lída como embajador al Japón pero Hitler no aceptó su renuncia como ministro. Goebbels intentó suicidarse el 15 de octubre de 1938.
Lída Baroova fue declarada persona non grata y regresó a Praga, huyendo luego a Italia en 1941 donde filmó Grazia (1943), La Fornarina(1944) y Vivere ancora (1945).
Regresando a Praga fue apresada por las tropas aliadas, puesta en custodia y encarcelada en Múnich para ser extraditada aChecoslovaquia, donde fue condenada a muerte (y luego exonerada) por colaboracionista.
Su admirador y agente teatral Jan Kopecký era sobrino del ministro comunista del interior y arregló su libertad. Se casó con ella en 1949 formando un dúo de titiriteros que recorrió Austria emigrando finalmente a Argentina y luego a España.
Intento retormar su carrera cinematográfica pero fracasó, en 1956 se divorció de Kopecky y en Italia trabajó en el film I vitelloni de Federico Fellini y en películas españolas y mexicanas.
En 1958 se mudó a Salzburgo y en 1970 se casó con el ginecólogo sueco Kurt Lundwall y Rainer Werner Fassbinder le dio un pequeño papel en Las lágrimas amargas de Petra von Kant.
En la década de los 90 reapareció en la escena cultural checa publicando su autobiografía(La dulce amargura de la vida) y una película basada en su historia: Sladke horkosti Lidy Baarove
En el 1999 participó en el documental televisivo Las mujeres de Hitler con Leni Riefenstahl y Traudl Junge.

Aún más, descubro a  Gabriel Porras que dice:

 Regresada a Europa a principios de los 50, su prestigio y calidad como intérprete hacen que intervenga en algunos filmes italianos, de los que es obligado recordar I vitelloni (Los inútiles), primera obra maestra de Federico Fellini. En este momento será, precisamente, cuando Lida Baarova inicie una breve pero muy intensa carrera en el cine español (donde otros actores centroeuropeos como Barta Barri, Rolf Wanka, Gerard Tichy, Franz Joham o Lilí Murati, entre otros, huidos de la barbarie nazi y la hecatombe bélica trabajaban asiduamente). Lida Baarova aportó a las pantallas españolas un espléndido ramillete de títulos en los que destacó esencialmente por su naturalidad interpretativa y la belleza en plenitud de una mujer aún joven. De esas películas españolas de la Baarova podemos destacar tres, correspondientes a otros tantos realizadores de primera línea en cine español de mediados de siglo. La primera, Viaje de novios (1956), dirigida por el hispano argentino León Klimovsky, significó el comienzo del llamado cine de parejas, pretendidamente nuevo y en color que inaugura todo un género conocido comúnmente como Comedia Española y que llenó las salas cinematográficas de filmes amables, optimistas y sin demasiadas pretensiones estéticas, cuyo objetivo era el de mostrar una cara moderna de la sociedad española y lograr rendimientos positivos (como así fue) en las taquillas. Esta fue, como digo, la primera, cuya su fórmula se extenderá durante más de quince años.


   La segunda película que quiero destacar dentro de la filmografía española de Lida Baarova es Todos somos necesarios (1956), excelente filme de José Antonio Nieves Conde, quizá uno de los menos conocidos de este director, que fue uno de los realizadores más sólidos del cine español a lo largo de más de cuarenta años. Aquí la actriz realiza un magnífico trabajo dramático como la madre de un niño enfermo al que se debe intervenir quirúrgicamente de urgencia en la angustiosa parada de un tren bloqueado por la nieve. El talento de la actriz, demostrado ampliamente en la comedia ligera, queda aquí patente en un registro dramático de gran intensidad. Manuel Mur Oti, otro de los grandes directores de la época, dirigió a la Baarova en la excelente El batallón de las sombras (1957), una película coral basada en un estupendo guión y en la que la actriz checa tuvo ocasión, de nuevo, de demostrar su capacidad interpretativa.

Programa uno de los trabajos de Lida Baarova en el cine español, junto a Emma Penella, Amparo Rivelles, Elisa Montés, Alicia Palacios, Tony Soler y Amelia de la Torre. Filme de gran reparto femenino dirigido por Manuel Mur Oti.

Lida Baarova continuó cercana a su profesión de actriz después su paso por España, esencialmente en los escenarios teatrales de Alemania y Austria. No así en el cine, donde no vuelve a aparecer. Retirada en la ciudad de Salzburgo, hasta el final de sus días restó importancia a su relación con Goebbels; así lo expresó en entrevistas y escritos autobiográficos. Indudablemente, quiso guardar para sí todas aquellas experiencias en el seno de la Alemania nazi y al lado de las más altas jerarquías de aquel régimen que tantas desgracias le ocasionó. Su carrera quedó parcialmente truncada y su vida privada y familiar, rota. Quizá su último consuelo profesional así como el reconocimiento a su trabajo se produjo en España. De hecho, su presencia en nuestro cine ha dejado un rastro de elegancia y discreción en un número de destacables títulos e interpretaciones. Lida Baarova falleció el 27 de octubre de 2000 en Salzburgo (una ciudad que, sin duda, se acomodaba perfectamente a su espíritu, cultura y belleza) siendo enterrada por propia voluntad junto a sus padres y hermana en el panteón familiar del cementerio de Praga, la ciudad que la viera nacer 86 años antes. (GabrielPorras)


 Lida Baarova en el cine español (1957)

Y voy caminando hacia el trabajo , whatsAppeando , recibo el primero desde París, una magnífica fotografía, dos cariñosas líneas, tres días faltan para que vuelva Andrea.

Bip, bip, el segundo, de una mujer de cristal.

Cambio, corto y cierro, esto es lo del lunes.    

Kantauri - Bizkaia





domingo, 15 de abril de 2012

Cien años del hundimiento del 'Titanic'

Campanas y cantos por el 'Titanic'










Campanas, desfiles, velas, cantos, exposiciones, flores al mar, música y reproducciones del Titanic y su noche trágica hace cien años se han producido en las últimas 24 horas en varias ciudades del mundo, especialmente en las de Belfast (Irlanda) y Halifax (Canadá). Es el recuerdo y homenaje que se ha hecho al barco más famoso del mundocuya mitología no hace más que crecer.
En Halifax sus habitantes empezaron la conmemoración anoche, teniendo en cuenta que el crucero chocó con el iceberg a las 11.40 de la noche del 14 de abril de 1912. Aunque se hundiría casi tres horas después, es decir, en la madrugada del domingo 15, muriendo más de 1.500 personas de sus 2.208 pasajeros y tripulantes.
Fue en esta ciudad, Halifax, donde hace un siglo asumieron las principales labores de recuperación de cadáveres. Fue La noche de las campanas, en el que destacó un espectáculo audiovisual que mostró toda la historia del Titanic, desde su concepción hasta su naufragio y recuperación de cuerpos, pasando por el interior del crucero y, claro, sus ocupantes. También hubo presentaciones musicales que buscaban recrear lo vivido momentos antes de la tragedia. Poco antes un desfile fúnebre recorrió parte del paseo marítimo, encabezado por un carruaje tirado por dos caballos, acompañado de gaiteros.
A las 00.27 minutos de esta madrugada del domingo canadiense (04.27 GMT) todo quedó en silencio.Fue la hora en que se recibió el último mensaje de radio del Titanic.
Pero la conmemoración había empezado ayer por la mañana en el cementerio Fairview Lawn, donde están enterradas 121 víctimas. "Es importante que sepan lo que pasó, cómo pasó y lo que la ciudad hizo hace cien años", explicaba una madre con su hijo en brazos. Un campo santo en el que también reposa el cuerpo de Sidney Leslie Goodwin, un niño inglés de 19 meses que viajaba con sus padres en esa tercera clase eduardiana en la que fue organizado el Titanic. Fue la cuarta persona que rescató la embarcación Mackay-Bennett, un bebé sin salvavidas en las heladas aguas del Atlántico. Los marineros intentaron identificarlo pero todo fue inútil y lo enterraron junto a los otros 120 adultos en su cementerio. Hasta que en 2007 unas pruebas de ADN lograron identificarlo como Sidney Leslie Goowin.
Mientras Halifax recordaba el Titanic en tierra, en el MS Balmoral, que había estado desandando la ruta del mítico crucero, ofreció tres coronas al mar acompañdas del sonido de la sirena del barco.
Varias embarcaciones han cruzado esto días en Atlántico, entre Belfast y Nueva York, Precisamente uno de ellos, el crucero Journey ha mantenido un servicio en el lugar del desastre, es decir a 400 millas (640 kilómetros) de la costa de Terranova.
Uno de los homenajes más conmovedores es el que hoy ha rendido Belfast, donde se construyó el Titanic. Allí se ha levantado un monumento con los nombres de las víctimas, presidido por los familiares de las víctimas, las autoridades locales y el explorador Robert Ballard, quien descubrió los restos del Titanic en el fondo del océano en 1985.

Monstruo.



Lo sé, es difícil creerlo, pero les juro que es cierto.

El monstruo estaba en mitad de la calle, en la desierta madrugada de mi ciudad vacía y negra.

Me miró con grandes ojos acuosos en el fondo de un rostro repelente.

Temblaba su cuerpo gigante en sollozos que conmovían.

Soy una mujer dura, una domadora de derrotas, una superviviente, una solitaria acostumbrada al miedo.

Le invité a mi casa.

Le veo ahí sentado, frente al televisor, llevándose patatas fritas a la boca con sus inmensos y peludos dedos.

Va para tres meses.

Estoy comenzando a preocuparme, no sé si soy un ángel salvador o una ingenua.

Pero, tiene una mirada...

¿Me estaré enamorando?



sábado, 14 de abril de 2012

Sábado, creo.

BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO. Girl and her Duenna, 1670 



Al sur de los limones

el campo esconde manos, las entierra
al sur de los limones, tierra adentro
vivir se queda huérfano de manos
del nativo decálogo del cuerpo.

tantas utilidades escondidas
residen para siempre en el silencio...

un haz de manos quietas es la muerte
yacimiento de manos es el tiempo
debajo de la tierra no hay saludos
los muertos no conocen a los muertos.

Manuel Alcántara


Sábado, pasan los días en cabalgata, como liebres que se pierden en un espacio atroz, sin madrigueras, amapolas blancas, rayos de luz, la vida eléctrica, con la noche suspendida sobre densos presagios de tragedia.

Todo es como debe ser pero cuando es como ni tú y yo hubiéramos imaginado ni en nuestros más extraños sueños es más, es tan, es ay, es deseo de hablarte con mi cabeza apoyada en tu hombro, con tu pelo entre mis dedos, con tu miedo reclinado en el mío.

Tú, tan tuya, tan estricta, con el territorio absolutamente delimitado, ni una bandera sin ondear, prohibido el paso, no, estas son las normas, es inútil perderse en el tupido follaje, en la alucinada realidad del ocio.

Y yo, tan loco, tan ausente, tan de acá para allá, buscando lo que no existe, una paz sin orillas, buscándome, intranquilo, fogoso, apasionado, saltando los helechos que cobijaron la infancia entre Artxanda y quién sabe dónde.

Hay una flor roja que crece en el balcón, que golpea las persianas, hay una manada de caballos salvajes cabalgando por el pasillo de mi piso, quizás he tomado demasiados vinos en el Casco Viejo. Debo dormir.

Hoy no he tenido tiempo ni ganas de escribir pero no quería irme a la cama dejando este espacio vacío para mañana (o sea, ahora, hoy que lees).

Hasta mañana.



Francisco de Zurbarán Agnus Dei

viernes, 13 de abril de 2012

Privilegio.



Das ist einmalig in der Geschichte.
Que quiere decir: esto ocurre una vez en la historia.
Nosotros hemos tenido nuestro Das ist einmalig in der Geschichte.

Es un privilegio, a la mayoría de las personas no les ocurre, nunca.
Y tú tan como si nada.
Hay que ver.



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Bilbao, Euskadi
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