The Five Senses; Touch (c.1865) - Henry Guillaume Schlesinger (1814–1893)

lunes, 19 de marzo de 2012

Silenciosa.

El silencio de Jacques Lacan, durante los últimos años de su vida, fue una metáfora de aquella imposibilidad de delimitar lo real, lo imaginario y lo simbólico en estructuras, en discursos interpretativos, analíticos y, empíricamente comprobables. Lacan supo desde el principio que lo real no se puede expresar en términos de lenguaje, es la esencia que subyace a todo lo demás. Así el sujeto vago de su mundo imaginario al simbólico, y viceversa, buscando aquello a lo que no puede acceder pero que está dentro de él.

 
…No puedo callar más, añoro la dulzura de tus manos sobre mi cuerpo, tanto, tus labios besándome los párpados, tu voz bañándome en aguas claras, como cuando con marea baja buscaba percebes en las rocas lisas de Ogoño, atento a las olas traidoras.

Tantas cosas ignoras aún de mí, tantas camas en las que he dormido, tantos pájaros, animales oscuros y música, temblores y miedo.

No, no te escondas detrás del abanico, no cierres las puertas, no levantes paredes imaginarias, agravios reales, silencios o despedidas, no bajes al subterráneo, no te pierdas en tus viajes.

Sigo aquí, anhelándote, confuso, hambriento, seguro, con las heridas abiertas, con la memoria a flor de piel, con el cuerpo esperando el bálsamo de tu cuerpo de niña, de tu mente de anciana.

Ven…


 Emerson dice así: «Emplea el lenguaje que quieras y nunca podrás expresar sino lo que eres». 

domingo, 18 de marzo de 2012

Miradas de domingo

Glen Orbik.


Claudia Cardinale, Les Deux Rivales, 1964 (Francesco Maselli)

Rooney Mara by Mert Alas and Marcus Piggott for the November Issue of Vogue

Lilya Corneli 


Lilya Corneli 


Lilya Corneli 

Lilya Corneli 

Saul Leiter


sábado, 17 de marzo de 2012

Ejem...


He muerto muchas veces, por muchas mujeres. Creí que esta vez, ayer, - ¿o fue mañana?- también iba a morir. Pero no. Jamás he amado a nadie como a ella. Y no muero. Algo ocurre ¿Qué es esta desmemoria? Me he asomado al abismo y no estaba. Yo no estaba.

Eso que la disecea no me impide, aún, escuchar el latido puntual del deseo. A veces como un torrente, a veces como un zumbido en mis oídos torpes, cansados pero atentos.

Por eso desde ahora, desde hoy, las once de la mañana, quiero ser intrascendente, soportarme, absolverme, darme la paz, mirarme. Defenderme la miseria, comprar mentiras en el mercado negro, vestir de blanco. Cerrar los ojos, perderme en lo nimio, aliarme con el sol, borrar el aguacero. Soplar los fragmentos solitarios del recuerdo, representar la vida, su certeza. Escoger una ruta, equivocarme, salir de noche, como un prófugo, fugitivo de mi. Ahondar en el misterio del azar, masticar el error, mirarme de frente, sonreír Llegar al límite tardío, involuntario, inmóvil, como un pez no solidario. Someter el dolor de la añoranza, su consistente aroma oscuro, olerlo. Entrar al laberinto de ese lunes, seguir hasta el final del pasillo del martes, hasta  el cuerpo desnudo tendido en el lado luminoso del amor del jueves. Soltar al miserable maniatado que solloza en la isla. Acumular innominadas reivindicaciones,  gestos huecos y una mirada de perro tras los cristales.

Trato de sobornarme los sentidos con luz, con música, con palabras pero no basta.

Materia entre los dedos, quema al mediodía, mañana arrasada, noches tan largas, un funámbulo hace gritar a los mirones, un hombre escucha voces, esa mujer vive en la melancolía, ese otro dibuja con sus dedos el vacío del mundo, el hueco entre tanto y nada. Y el resto ahí, tan pacienzudo, esperando.

Me voy a pasear por el filo de olvidarla.

Caspar David Friedich. The Wanderer Above the Sea of Fog, 1817-18,

(Entre tú y yo, creía que todo había terminado. Fíjate que ya son años. Pero no. Sigue la rueda. Y rueda. Me arrastra, me arrolla, me lleva colgando del carro de la basura. Joder, como duele el corazón, como duele. Quién lo diría al verme así, sacando pecho, sonriendo, inventando frases, pavoneándome como si nada. Pero no. ¿Y si esta vez me he muerto de veras?)  


viernes, 16 de marzo de 2012

2-1

Athletic Club 2-1 Manchester United 





Aviso: este establecimiento queda cerrado hoy para descanso del personal por resaca tras la celebración posterior al partido de fútbol  celebrado en la Catedral.

80 años


jueves, 15 de marzo de 2012

Lo circunstancial.

Sentimos que aun cuando todas las posibles cuestiones científicas hayan recibido respuesta, nuestros problemas vitales todavía no se han rozado en lo más mínimo. Por supuesto que entonces ya no queda pregunta alguna; y esto es precisamente la respuesta. (Ludwig Wittgenstein)


Sale un hombre del opaco y grita airado “Die Grenzen meiner Sprache bedeuten die Grenzen meiner Welt”.  “Los límites de mi lenguaje representan los límites de mi mundo”, que escribió en 1922 el filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein en su Tractatus lógico-philosophicus 5.6. Hubo un tiempo en el que estas cosas me impresionaban. Mañana. Hoy me dedico a temas sin temas, al quizás de mi no. O sea que estoy cansado, que´s mucho tiempo, que ya no sé cómo decir lo que ya he dicho/sentido/sentiré. Aún así, tú ves, voy y vengo por textos que no sé cómo me invento con la falta de tiempo, inercia, deseo de desear. Y las ganas. Hoy tengo ganas de ti, que cantaba no sé quién, pues no, que las ganas se están mudando a territorios indefinidos en los que solo hay agua y amaneceres, silencio y gaviotas a lo lejos, a ras de la superficie oscura de mi mar.

¿Qué quiere decir todo esto?, pues yo qué sé, digo y digo y varios días después lo entiendo. Curioso. Es así. Una suerte y una desgracia. Transitar por lugares llenos de símbolos y recuerdos, llevar de la mano el afán y una llave. La inspiración es un caballo que a veces corre por otras praderas. Se lo dije a Cris, esto no es lo que quiero escribir/decir/compartir, pero las palabras/ideas/sentimientos han saltado por una ventana y temo estrellarme con ellas en el silencio negro de la noche, el olvido y objetos en espera del próximo dueño. «El silencio es retórica de amantes», escribió Calderón, pero los amantes se han jubilado y pasean por playas diferentes y apenas hay obras públicas que dirigir desde detrás de la valla, mirando el trabajo ajeno. Olé.

He asesinado al poeta, al boxeador, al sinsorgo, al místico que nunca fue y los discursos que dictaron amores se han borrado del atril del púlpito.

Busco lo inexpresable, lo que aún está detrás de la pared de ladrillos.

Con ahínco, eso sí, seguro que lograré decir lo que ahora no sé pero está ahí en el caos de la nada, en ese silencio del lenguaje, en los límites de mi mundo actual.

Lo cambiaré, sin engaños o subterfugios, sin miedo, este propósito es ya un comienzo.

Voy p´allá.

(Fotografías: Andrea)

miércoles, 14 de marzo de 2012

En un anillo dorado


Importa el hecho de que mi amiga S
haya construido las olas para mi,
que vaya a ser yo la mariposa
que me quede un solo día
para decirle que ya no.

(Eli Tolaretxipi)


Mujer que yaces a mi lado, inmóvil como la esposa de Lot, salada tú también, dulce como el moscatel de Chipiona, picante como un pimiento, dorada tu espalda en el peregrinaje por las costas del sur, adoro ese contraste de piel blanca en tus nalgas, en tus pechos que me envían mensajes como palomas cómplices; tus brazos cansados de desbrozar con el almocafre las malas hierbas de mi pensamiento único, esparciendo polvo en mi camino a ti, tan transitado, tan amado, tu cuerpo entero lleno de atajos al baúl de tus suspiros, de tu corazón vencedor en nuestra batalla, en la que siempre, sometido, derrotado, me postro con mi alfanje roto, mis lanzas, mi adarga que entrego en una rendición sin condiciones.
Oh, mujer que sabes que mis naves de recreo sólo quieren arribar a tu puerto de luz; que trazas, traviesa delineante, mi única carta de navegación; que sabes que un cíclope ciego de deseo me lleva de la mano hasta tus altas almenas; qué náyades con tu rostro me acarician mientras avivo y soplo la hoguera de esperarte.

Escapan los pájaros de mi jaula, vuelan por campos de tréboles en los que tu no transitas desde que los trenes dejaron de pasar por nuestra ventana abierta al murmullo del otoño que viene, los mismos que guardamos en fotos enmarcadas, en textos que reservo solo para ti, que no regalo, nostalgia no controlada de tu cuerpo, no numerada.
¿Duermes, amor?, tu rostro está escondido por la melena que agitas a veces para espantar ese deseo que se posa en la misma piedra con musgo, en los pies que huyen sin saber dónde. Déjame que calme el desasosiego, que nos abracemos como lo hicimos bajo el agua de aquella piscina azul, los mirlos esperan en su rama, cuantos minutos llevamos así, las burbujas nos delatan, me falta oxígeno, necesitamos el mar o la tormenta, que llueva o qué de una vez por todas se sequen todas las fuentes, que se caiga el campanario de la iglesia del cerro o que se cumpla el sueño de pasear por esa playa casi desierta – solo esa pareja que envidiamos y que inventan el amor cada atardecer-.
Algo debe ocurrir y los gemidos, algo debe pasar y mi ansiedad calmándose como un caballo después de una carrera – la figura es torpe, pero está llena de notable parecido-. ¿Sueñas, mi reina?, no sueñes, deja que la noche nos lleve abrazados hasta el alba, hablándonos como adolescentes, como turbios adictos a querernos, como los feroces amantes que somos, como las fieras que podemos ser, como el milagro de nuestros cuerpos enroscados, palpitantes, sudorosos, enemigos, cómplices, uno.
Verte así, desnuda, hace brillar el anillo de mi dedo, llena mis ojos de lágrimas de alegría fluyendo como un arroyo del monte entre la niebla de anhelo, delicada hembra tumbada a mi costado como una hurí pintada por Vargas, mi faz de Buck vibra y vibra, altera la vena dorsal profunda y mis nervios se llenan de minúsculas esferas de energía brillante que saltan bajo los músculos tensos, prestos, atentos.
Sudo, bien, sudo y de entre los labios, sin control, cae mi baba mientras te miro y remiro y mis manos inventan alfabetos, dibujan estrofas que conozco y repito, como una letanía, como perlas negras en una sarta que desgrano entre los dedos que se deslizan ahora a milímetros del planeta incandescente de tu cuerpo bajo las sábanas que me llama y llama...

Querido, lo siento, esta noche me duele la cabeza, mañana...
Vaya, otra noche qué no.


martes, 13 de marzo de 2012

Lo emocional.

Y yo, ¿qué llevo, oculto, dentro de mí? ¿Un pez ciego, aplastado por el peso, solo en el abismo? ¿La piedra de la locura, un jardín devastado, una presa que huye del depredador o del fuego, un bufón que no hace reír a nadie? ¿Un oscuro drama que persiste, clavado con clavo de bronce, una antigua risa que no alegra, un ala de ave sin el ave puesta en un plato? ¿Qué llevo, qué contengo, qué me habita? ¿Por qué el día con su noche me imanta hacia la grava, lejos de toda belleza, los cien soles, las nebulosas? (Carlos Barbarito)



En el principio estaba el paisaje, las montañas al fondo y el vacío, lo que no había, elogio a la ausencia de vida, águilas o música, hombres junto a la hoguera o una mujer caminando por el sendero llevando de la mano un ronzal atado alrededor del cuello de un toro negro.

Para lo que es, da igual estar aquí desde hace cinco años y veinte días o desde ayer, el paso lento, el trote o el galope desenfrenado. Dejar textos oscuros,  emocionantes o preñados de irresponsable sensiblería. El meollo está en las expectativas, en el deseo, en la ambición, en la presunción de inocencia, en la desesperación del escritor por decir, en la alternancia entre subastero y gilí. El personaje es el que lee, el que esconde los valores, el propósito de esto, el que busca redención o ternura, el que enreda su trama para que el conjunto de palabras no le parezca tan insulso, lineal, una memez.

Y así pasan los días (perhaps, perhaps, perhaps) buscando la retórica que defina ese vacío que dije, el bostezo, refrenar el instinto de contarlo todo de golpe y la semana que viene ya veremos. No, lo vemos así, goteando.

Hay una certeza, la rutina mató la emoción, en lo cotidiano se perdieron los temblores y todo ya es esta  absurda amalgama de palabras donde nada es nadie y yo qué sé. La gallina.

Vuelva usted mañana.   


William Holman Hunt - Isabella and the Pot of Basil

lunes, 12 de marzo de 2012

Lo angelical.



La vida soñada de los ángeles es un trapecio rojo donde se columpia la realidad que es una señora delgada, desmemoriada, incómoda, absurdamente en lo alto de los días, balanceándose sin red en un trapecio verde sobre su pareja, el grueso señor de la mentira en tres dimensiones.


Esas cosas de los querubines.

Lector es el que lee, escritor es el que escribe, la existencia la marca un reloj desenfrenado. Un día cualquiera, para cuando te quieres dar cuenta, estás en uno de esos trapecios de colores, cabeza abajo, emulando a Pinito del Oro, un suponer. Un resbalón puede ser fatal. Y te caes, claro. 

Ploff.




Esquizofrenia 
La Esquizofrenia (del griego clásico σχίζειν schizein ‘dividir, escindir, hendir, romper’ y φρήνphrēn, ‘entendimiento, razón, mente’) es un diagnóstico psiquiátrico en personas con un grupo de trastornos mentales crónicos y graves, caracterizados por alteraciones en la percepción o la expresión de la realidad. La esquizofrenia causa además una mutación sostenida de varios aspectos del funcionamiento psíquico del individuo, principalmente de la conciencia de realidad, y una desorganización neuropsicológica más o menos compleja, en especial de las funciones ejecutivas, que lleva a una dificultad para mantener conductas motivadas y dirigidas a metas, y una significativa disfunción social.
El concepto de esquizofrenia comenzó históricamente con el término «demencia precoz» de Bénédict Morel a mediados del siglo XIX. En 1898 Emil Kraepelin delimitó dentro de la demencia precoz varios trastornos como la hebefrenia y la catatonia. Precisamente, debido a las múltiples combinaciones sintomáticas posibles, se ha sugerido que la esquizofrenia se trataría de varios trastornos y no de uno solo. Por esta razón, Eugen Bleuler prefirió utilizar el plural schizophrenias para referirse a esta patología cuando acuñó el nombre en 1908. A pesar de su etimología, la esquizofrenia no es lo mismo que el trastorno de identidad disociativo (o «trastorno de personalidad múltiple», o de «doble personalidad»), con el que ha sido frecuentemente confundida. Actualmente, el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales distingue cinco variables o subtipos dentro de la esquizofrenia, mientras que la Organización Mundial de la Salud distingue siete subtipos. Por otro lado, existe una amplia variedad de modelos categoriales y dimensionales que tratan de abordar y explorar los síntomas de la esquizofrenia y su diagnóstico.
Los síntomas de la esquizofrenia suelen comenzar en adultos jóvenes y aproximadamente 0,4-0,6% de la población se ve afectada. Una persona con esquizofrenia, por lo general, muestra un lenguaje y pensamientos desorganizados, delirios, alucinaciones, trastornos afectivos y conducta inapropiada. El diagnóstico se basa en las experiencias reportadas por el mismo paciente y el comportamiento observado por el examinador. No existen actualmente pruebas de laboratorio para el diagnóstico de la esquizofrenia y ninguno de los síntomas espatognomónico de esta condición, lo que dificulta el diagnóstico.
Algunos estudios sugieren que la genética, defectos durante el neurodesarrollo, el entorno durante la infancia o procesos psicológicos y sociales son factores importantes que pudiesen contribuir a la aparición de la esquizofrenia. Ciertos medicamentos y el uso recreativo de drogas parecen causar o empeorar los síntomas. La investigación psiquiátrica actual se centra en el papel de la neurobiología, pero no se ha encontrado ninguna causa orgánica. Se ha notado un consistente aumento en la actividad de la dopamina en la vía mesolímbica del cerebroen las personas esquizofrénicas. Sin embargo, la dirección de la causalidad biológica continúa siendo una incógnita.
El tratamiento farmacológico de primera línea son los medicamentos antipsicóticos, que fundamentalmente actúan suprimiendo la actividad de la dopamina. Las dosis de los antipsicóticos empleados son generalmente más bajas que en las primeras décadas de su uso. Lapsicoterapia y la rehabilitación profesional y social también son importantes. En casos más graves, donde hay riesgo para el mismo paciente y para otros a su alrededor, puede ser indicada la hospitalización involuntaria, aunque la estadía hospitalaria es menos frecuente y por períodos más cortos que en tiempos pasados. Por lo general, los trastornos de la cognición contribuyen a problemas persistentes de la conducta. Los pacientes esquizofrénicos suelen tener otros problemas de salud, incluyendo drogodependencia, depresión y trastorno de ansiedad, así como problemas sociales como desempleo, pobreza y baja calidad de vida. La esperanza de vida de los pacientes con esquizofrenia es de 10 a 12 años menor que los individuos sin la enfermedad, por razón de los problemas de salud y una mayor frecuencia de suicidio.  (De Wikipedia)



domingo, 11 de marzo de 2012

Mirando el domingo


Charles E Wakeford   April showers, circa 1935


Elliott Erwitt


Brassaï Les mauvais garçons, 1932


Édith Gérin Rue de la Glacière, 1950s


Henry Horenstein - Lovers, Tootsie’s Orchid Lounge, Nashville, 1974

Petersen





Ruth Orkin Man in rain 1950

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