The Five Senses; Touch (c.1865) - Henry Guillaume Schlesinger (1814–1893)

domingo, 8 de abril de 2012

Metonimia de la sospecha. (4)

Sus cenizas
orientan hoy mis pasos
y salto sobre ellas sin miedo

(Luisa Castro)


Siguió la sospecha, una vez que la llave entró en la cerradura de la puerta principal y encontró las ventanas cerradas, se dedicó a prender el pabilo de cirios amarillos que iluminaron los cuadros con escenas de caza, con retratos de serios señores vestidos de gris, cornucopias y, en mitad del aposento, la cama con una mujer desnuda que se sobresaltó ante aquella presencia inesperada, tapándose los pechos, buscando su combinación de seda, una puerta, un arma, una huida del hombre que se acercaba con gesto amenazante. Por ejemplo, o. La mujer vestida de perfume, buscó su pijama mientras el intruso se acercaba. Detrás de él, fotógrafos, abogados, periodistas. Y ella, la otra, su pérfida rival. Supo que estaba perdida y afrontó el escándalo con una mueca de desprecio, con su cuerpo desnudo indiferente ante los flashes de los reporteros. O también.. El reloj del salón acababa de dar la diez. La mujer despertó a la cuarta campanada. Con ojos aún nublados de sueño, no reconoció aquella espalda, ni los largos brazos del hombre que yacía a su lado. Con un gesto pudoroso se cubrió los pechos y busco a tientas su ropa. No sabía quién era aquel hombre y mucho menos donde estaba. Bajo una jarra con agua en la mesilla de noche, dos billetes arrugados. Esas cosas. Misterios de la palabra escrita, trazos negros con florituras de mariposa, alianzas con la fantasía, rutina de los días con relojes, con horarios inflexibles, con cordones al cuello, con necesidad de creer que hay otras posibilidades, otros caminos, una mirada bajo la alfombra, flagelarse la espalda con escritos llenos de mentiras, de verdades imaginadas, de necesidad de inventar lo que no. Ilusiones. Lluvia de gallinas desbordando la tinaja bajo los agujeros del tejado. Alrededor de la cama caballos invisibles piafan y agitan las crines húmedas por el sudor, cocean a un imaginario caballero, trotan por las nubes formadas en los sueños de una mujer desnuda, dormida, abandonada sobre las sábanas negras. Desde la ventana, un hombre, real, la mira y en sus ojos baila el deseo. Al fondo suena un piano.Metonimia de la sospecha que se transforma en lucidez, lucha de Ceres y Venus, la colección de mascarones de Neruda en la playa Negra, aromas de tabaco verde, percepción de que los relojes atrasan, las seis, las cinco y cuarto, luego las cuatro y media, luego las dos, horas de luto, ansia de larga duración, la idea constante de la mujer en una baño luminoso y vacío, barrera superada de encajes de Bruselas y corchetes, el agua deslizándose por su pelo, por su rostro, por su pecho, acariciando su sexo, ojos en las rendijas, observando, las enredaderas del deseo aprisionando sus piernas detrás de los biombos, las grietas de las paredes filtraban el sonido de un clavicordio, rubor en su oscuridad de mirón, flores rojas de Pascua sobre la mesa, perfumes de lavanda, de vetiver, el vaho de la ducha envolviendo el desconcierto por la piel desnuda, curiosidad adolescente, alivio compulsivo, sensación de culpa, de soledad, búsqueda del abrazo desatado, entrar en esa estancia de amor, miriñaques blancos, cintas de amaranto, largas faldas con botones de damasco en la cintura, flores de terciopelo rojo en los muslos, camisas con encajes, el fulgor de otra mirada, enfrente, alguien más miraba, un rival, un enemigo, quizás un criado, un noble, un hombre emboscado, el pequeño cuchillo imaginado en la mano, celos de niño malcriado, absurda propiedad de nada, código de un honor inexistente, tribunal sin jueces ni testigos, guirigay de sentimientos nuevos, descubrimiento de la dependencia de otro cuerpo, ser guerrero siendo mozo, luchar sin batalla declarada, ser enemigo antes de buscar alianzas, rendirse a la hermosura de una hembra desconocida, besos al mármol del baño, al aire, frustración del regreso a los estudios, a los deberes de muchacho aplicado,-¿qué haces aquí?¿me espías?- y la hermosa mujer pasa a su lado envuelta en toallas blancas, el pelo en un moño, los pies mojando las zapatillas bordadas en falso oro, un mohín de desprecio, orgullosa y cruel deja deslizarse levemente un dedo por el escote, el contoneo de las caderas ocultas por el tejido rizado provoca un incendio en las mejillas del joven que corre ya por los pasillos, avergonzado, vencido, no sabe que la guerra en su cuerpo no ha hecho sino empezar.(sigue)/




Quiero escribir pero me sale espuma,
quiero decir muchísimo y me atollo:
no hay cifra hablada que no sea suma,
no hay pirámide escrita sin cogollo.

(Cesar Vallejo).





sábado, 7 de abril de 2012

Metonimia de la sospecha. (3)


La mitad de las ocupaciones del hombre son funestas, la mitad de sus gestos, gestos de duelo. La muerte ha puesto ya su impronta sobre la vida. Esta está formada por una serie de actos incoherentes, sin finalidad, si no es la muerte, que, a su vez, carece de sentido.
.


Sigue la palabra como tentación, hablar para salvarnos, quod pro quo, escribirnos, leernos, a veces sentirnos, democracia de los blogs, liberarnos de las voces que nos aprisionan, redimirnos contando nos, justificando la distancia, agitando las fotografías como señuelos, los colores y poco más, poema a poema, historia tras historia, la misma, esto ya lo hemos leído antes y a otros y las Variaciones Goldberg y el dolor de su mutismo, la avidez de los cuerpos y las princesas que jamás leyeron “El astrágalo” de Albertine Sarrazin. B tiene miedo a bañarse en el mar porque de niña le asustó una ola. P guarda los cubiertos bajo servilletas de hilo en un cajón del armario de la cocina cuando hay tormenta, teme a los rayos. F es un misógino. FB tiene miedo a mirar a M de frente porque le intimidan sus amplios senos y sus caderas de paridora. JM dice que le gustan las jóvenes y se ríe. A es moralista y cuando habla te apunta con su dedo índice. C cree que es la mujer menos atractiva del mundo. P pensaba que a un momento de felicidad le seguía uno de dolor, sufría en sus risas. MY lloraba cada noche antes de dormirse porque pensaba que el mundo era injusto con ella. AM está preocupada por el paradero del alma de Hitler, teme que esté en el infierno. X lleva boina por dentro de la cabeza. S es seria y fuma demasiado. L siente marchitarse su lozanía. G es bella y ríe, no sé que hace cuando no. AG es artista. DB juega al fútbol. B es rencoroso. PM es anciano y bebe vino de Rioja. F es alto y pesca bogavantes. R es tasquero. I es asturiana y dulce. Justo antes de mi enfermedad un barco de bandera cubana encalló en la barra en mitad de la bahía, fotografías de un tiempo no demasiado lejano y sin embargo desde entonces ha pasado un mundo.Una vez transcurrido el fulgor de la sílaba gutural queda la fragmentación de lo cotidiano, la mansa adecuación al deterioro físico, el músculo supeditado, Vía Láctea en láminas, frascos numerados, los goznes de lo oscuro girando en lo de después, tinta azul para un tiempo en el que las cunetas se poblaron de olmos de recuerdos, no se precisa un tratado de hermenéutica para interpretar estos difusos trazos de post rasguñados en la altiva garamond, a veces otras hasta aquel viernes en que el cielo estaba gris y las olas rompían con estruendo en las rocas bajo las propiedades del convento. La muchacha protegía su nuca de los hilos de salitre que flotaban en la playa invadida de gaviotas. Caminamos sobre un sendero de algas y a nuestro paso la espuma formaba arcos brillantes y húmedos. Hablábamos y las palabras quedaron prendidas en las zarzas –giré la cabeza y florecían-. Hablábamos y todo estaba dicho. Nos besábamos y el pudor nos envolvió los labios. La conocí, sí, y aún no he empezado, kilómetros de lluvia para un viernes, pensar en ella mientras conduzco, ella al final de una autovía de camiones, cantando en una ventana, mirándome desde una curiosidad que quiero concretar, bailando de puntillas con una música de guitarras, presentida en sus cartas a otros, en sus miradas a otros, en sus palabras a otros, dijo aire y contesté aviones, dijo I y contesté H, nos dijimos tantas cosas y ninguna, no hizo falta. Ella. Al conocerla deseé tenderme a su lado (vestidos, ¿eh?) y abrir los cajones de su cabeza, uno a uno, revisar sus armarios interiores, saber de sus recuerdos, de sus miedos, de sus gozos, de sus luces, de sus cuartos oscuros, quise abrirle las ventanas y dejar que el sol entrase por sus cuartos. Ay, hacía tanto frío en aquella playa. ¿Lo digo?, al conocerla, después, deseé tenderme a su lado (desnudos ¿eh?) y besarla en cada herida, en cada cicatriz, en las grietas que le sorprenden, en los huecos que la bajamar ha dejado en su historia; deseé hacerlo con tal lentitud que nos iban a faltar horas para tantos besos, besos de pájaros, besos tiernos, besos de niños sorprendiéndose el uno al otro en un pajar con luz de luna. Al conocerla comprobé que era real, que respiraba, que miraba tan dentro que sabías, que ataba con un cordel su fantasía y la llevaba como un globo de los que daban los jueves en las zapaterías. Después nos despedimos y el milagro quedó ahí, creciendo, trepando por las ruedas de su autobús, por mi autovía de camiones. Este beso no puedo suplantar al que no nos dimos.

He visto que todo afán y todo éxito en una obra excita la envidia del uno contra el otro. También esto es vanidad y atrapar vientos.(Eclesiastés 4-4).

viernes, 6 de abril de 2012

Metonimia de la sospecha. (2)






Roman Jakobson, ha realizado una clara y concisa explicación de las relaciones entre metonimias y metáforas guiandose por las consideraciones estructuralistas de Saussure. Por otra parte el mismo Jakobson en el trabajo referido explica en parte la diferencia de ciertas afasias, metonímicas las unas, metafóricas las otras. Jakobson considera que la metonimia se relaciona con lo que el antropólogo James George Frazer ha clasificado como magia por contagio, y que la metáfora se relaciona con lo que el mismo Frazer llama magia homeopática, o imitativa. También Jakobson encuentra que los procesos de lo inconsciente, denominados por S. Freud «desplazamiento» y «condensación», son coalescentes o correspondientes a la metonimia y a la metáfora respectivamente. A partir de esto es que Lacan expresa que lo inconsciente está estructurado como un lenguaje, mediante procesos de tipo metonímico y metafórico. Según varios lingüistas la metáfora es una exageración de la metonimia.




Crecen las verdades como corteza y la hiel se ha disuelto, oh maravilla, mientras le envío mensajes sin respuesta -¿estás bien?, pregunto- y nada, desde entonces todo es nada, miro en derredor y aquí ya he estado, eso pensaba cuando la grieta del pecho no cerraba, no crecían flores en sus pezones mínimos, no buscaban mis dedos la húmeda certeza, sus labios entreabiertos, la mirada de niebla, nos amábamos sobre la hierba y en su pubis crecía el paraíso. L´emozione non ha voce cantaba Çelentano y ella se obstinaba, todo o nada, escogí nada y eso fue todo, volver a empezar, cambiar de llaves, la derrota me hizo esclavo, perdí la dignidad, Alcibíades amaba a Sócrates y si aún escribo así, aquí, es que no soy libre y te acompañe tu obsceno doble hasta el fin de los tiempos, amén. Concepto del doble, otro, ser el que eres, espejo, su otro lado, Alicia, fascinado por la nimiedad, viejo intento de escribir una novela –no esto, no esto, por favor- en la que se mezclen un viaje a Lisboa, ráfagas de jazz, fragmentos de una historia que después se bifurcó, aquella ciudad con su estatua ecuestre, saudade, carreteras del Alentejo, Wayne Shorter, la lonja de pescado en Faro, la cama estrecha en la pensión en Alfama, luego la vuelta y ni siquiera habíamos salido. Detrás de los signos, de las metáforas, asoma una teoría de la lucidez, una vez que sabes no hay regreso, nada es igual, ya no se puede olvidar, el conocimiento nos deja en una cima de la que no se puede bajar, aire frío rompiéndose en los diques del alma, sin huella, las cenizas de los últimos años esparcidas por las cordilleras de días que sangran, sábanas huecas, no recinto del sudor después del amor, estampa fijada en el espejo del hotel de la plaza, un caballo pintado en la pared, supe, oh, supe, sé y el oxígeno de la lucidez se ha quedado en mis arterias hasta cegar un futuro indescifrable. Basta, pongamos en orden los misterios. No ocurre aquí nada extraordinario si descartamos que la improbable poiesis contenida encierra un latido, un pacto con las palabras desde el cuarto de atrás, hablo para ser, y viceversa, ella está ahí, leyendo, la escucho cuando se acerca con sus zapatillas de gato y Tobías a su lado. Clavo clavos de oro en la caja que encierra los rosarios, el cuaderno de sumas y restas, el fragmento de una noche, la imposibilidad de reinventar la magia de la mirada que convertía un sueño en la historia más bella después del diluvio de luz, cuando se abrieron las esclusas lunares y su cuerpo pudoroso se bañó al borde del pozo que nos tragó para siempre. El mármol del silencio sella la oscuridad donde yacen los recuerdos (sigue).


En la teoría psicoanalítica lacaniana, se considera como registro de lo simbólico al área del psiquismo dedicada a procesar perceptos (estímulos) principalmente acústicos y también, a través de vías acústicas, estímulos visuales, táctiles, etc. para ser después reducidos a símbolos.


jueves, 5 de abril de 2012

Metonimia de la sospecha. (1)

Wikipedia dice: La metonimia (del griego metha: «más allá», onimeia: «denominación») es un tropo o figura retórica que alude, como su etimología lo indica, a la translación de un nombre o translación de una denominación, es decir al 'sentido translaticio' -lo que vulgarmente suele llamarse 'el sentido figurado'-.


Scherezade corre por los largos pasillos del palacio con el cordel de la imaginación enredado en los tobillos. Abre puertas, mira detrás de las cortinas, busca la historia que salve su vida esta noche. Sus pupilas están dilatadas por la belladona. La atropina y el miedo aceleran su ritmo cardiaco, teme el hacha del verdugo. Cierro corchetes de un tiempo invisible cuando en la mesa del jardín se posaban insectos de obsidiana y los tigres husmeaban el olor de las gacelas sobre las hojas mustias de otros días. Hay que encontrar el cuento que nos salve esta noche, que redima la doble mirada de nostalgia y futuro, con tristezas de agua detenida, con risas amarillas, con las horas volando sobre los nueve números que llevan a la voz de la ausencia. La voz como pretexto para llegar al ombligo y desde ahí al alma cautiva. Es decir la experiencia desvistiéndose de lo irremediable, de lo apocalíptico, de los bosques de pesadillas mientras con dedos de saqueador guardo debajo de la alfombra el descubrimiento de que John Dewey mantenía una concepción enteramente dinámica de la persona, que proponía la reconstrucción de las prácticas morales y sociales, también de las creencias. El travelling del vuelo sobre la playa en invierno lo he sacado de Fellini aunque el fragor del mar, el viento roto y las gaviotas estaban ahí antes de Nino Rota, antes de Laga y justo ahora que comprendo que esto no es una elegía, no hay desesperanza, al contrario, brilla. No es usted sospechoso,dijeron, y eso me lleno de ira, me desalojó del diván en el que compartía el miedo y el asombro, los descubrimientos de otro sexo, las lecturas de Max Aub, "lo primero que recuerdo de ti son las manos" y en realidad estoy cavando el foso donde enterrarme, a aquel/yo/otro, subiendo después este/yo/el mismo sobre la tierra amontonada y saltando al otro lado, allí donde aún no hay reproches, ni silencios y la punta del lápiz titubea ante tamaño espacio albo, ante la dimensión del todo, un nuevo mundo para inventar, faltarán nombres para tanto personaje, definiciones para los artificios, piezas para los artilugios que hurguen en la piel de la sensibilidad, entre los entresijos del aburrimiento, organizando carne y ropa, desnudez y florituras para hablar como otro, sentir como otro, ser otro sin haber llegado a ser uno, osadía pasando de puntillas por los límites, por la limitación, bostezos apenas ocultos por piadosas manos y soy un hombre Afortunado encerrado ahora en su box, blop, blog comenzando, quizás sin saberlo, la versión 2.0 de este sueño y la hoguera está encendida, pueden ustedes preparar sus puentes mientras sentado en una terraza, en Roma –amoR- escucho las 5 easy pieces de Scott Walker, enteras, prodigio de músico y mi paciencia.(sigue)

Soy aquel que no quiso
recurrir al recurso del silencio
cuando ya no quedaban palabras por aquí.

(José Manuel Caballero Bonald)



miércoles, 4 de abril de 2012

Lo actual.



Harto ya de oscilar entre cimas y simas, de avanzar palmo a palmo y dejar las zancadas, intento esculpir la niebla y atrapar el fulgor, virando de sombra a las luces que oscilan sobre la ría perezosa de la niñez.

Florecen los tilos y protejo mi garganta de las fauces de los mastines, rostros difusos en las esquinas donde giran  viento y humo, donde se fragua el rencor escindido, los recuerdos tallados mientras cantan los petirrojos en la alameda.

Enterradas las vísperas, esta es la comarca del presente, un edificio que se desmorona, oscilando en la escarcha, adelante y atrás, se mueven las piedras a tal rapidez que parecen inmóviles, al fondo la negra trampa de la nostalgia.

Agito las plumas y las palabras como un presagio, el tiempo es esta caja de madera donde guardo lo que no ha sido, las alas plegadas, los días perdidos, un dibujo en la arena, escondo mi canto, que nadie sepa.

No se apagan las brasas del amor furtivo, se resquebraja el muro del cementerio, los alquimistas bajan en marcha de carruajes austeros, las olas han profanado el refugio, la marejada  dispersó credenciales y escapularios, el futuro es espuma. 






Muere Antonio Mingote a los 93 años.

Descanse en paz.

martes, 3 de abril de 2012

Anne Sexton



Canción para una dama


El día de los pechos y las pequeñas caderas
la ventana acribillada por una desapacible lluvia,
lluvia arreciando como un pastor,
nos acoplamos, tan cuerdas y tan locas.
Yacimos como cucharas mientras la siniestra
lluvia caía como moscas sobre nuestros labios
y sobre nuestros ojos felices y nuestras pequeñas
caderas.

“El cuarto está tan frío con lluvia”, dijiste
y tú, femenina tú, con tu flor
rezaste novenas a mis tobillos y a mis codos.
Eres un producto nacional, un poder.
Oh, mi cisne, mi esclava, mi querida rosa de lana,
incluso un notario daría fe de nuestro lecho
mientras tú me amasas y yo me elevo como el pan.


Anne Sexton


“En el principio era la palabra”, así comienza el Evangelio según San Juan. Quise empezar por la palabra, buscando comunicación en la enjundia del texto, en su profundidad, intenté ir más allá de lo escrito, dejar puertas abiertas a lo que decía detrás de lo que escribía.  Ahí me fui, de cabeza.

Pasó el tiempo y poco a poco aprendí que mi verde muchos lo veían rojo, algunos verde y demasiados sin movimiento, en blanco y negro. La mayoría no leía lo que decía, ni siquiera leía, miraba las fotografías, lógico. Por eso también aprendí que además de la voz estaban la imagen, la música, los colores, la técnica, que un blog lo permite (casi) todo.

Cambié, lo intenté, en algo he fallado, lo intento, lo intento.

Leo a otros y envidio su desparpajo o sus conocimientos,  el dominio del verbo, su facilidad para contar historias, la sutil manera de interesarme, de atraerme, su sencillez, su complejidad, su cultura, su falta de normas, muchas virtudes y defectos.

Sigo aprendiendo, claro.

«No hay nadie más que nosotros
en esta casa sobre la lengua de tierra.
El mar viste una campana en su ombligo.
Y soy tu putita descalza durante
toda una semana. ¿Te apetece salami?
No. ¿Preferirías no tomarte un scotch?
No. Tú no sueles beber. Pero sí
que me bebes a mí. Las gaviotas matan peces,
chillando como niños de tres años.
Las olas son un narcótico, gritando
yo soy, yo soy, yo soy
toda la noche. Descalza,
tamborileo por tu espalda.
Por la mañana corro de una puerta a otra
de la cabaña jugando al pilla pilla.
Ahora tú me coges por los tobillos.
Ahora vas ascendiendo por las piernas
y llegas a perforarme en la diana de mi deseo».
Anne Sexton



Entro en páginas extraordinariamente interesantes y apenas tienen visitas, cero comentarios, llevan tiempo y tiempo y soportan el silencio. No me lo explico. Tengo amigos que me cuentan que se sienten invisibles, ni decir de algunas amigas. Tampoco lo entiendo, el día que me sienta invisible saldré a la calle con plumas en la cabeza, con banderas, gritando por las calles.

Por eso sigo aquí, cantando, desafino muchas veces, sí, pero me subo al escenario.

Las calles están llenas de cofrades con sus capirotes y sus cirios, arrastrando pasos o llevándolos en el aire, al cielo con ella,  con sus tambores y trompetas, atronando el cielo con una fe medieval, compleja, que no entiendo, llorando porque llueve, riendo con los pies desnudos, tradiciones que no cesan, saetas al amanecer, rezos y flores,  nazarenos y vírgenes con el alma rota. Lo siento pero me voy, que recen sin mí, busco otras calles, otras oraciones, otra fe.

Esto ha sido lo de hoy.

Y Anne Sexton, disfruten.



LA BALADA DE LA MASTURBADORA SOLITARIA

Al final del asunto siempre es la muerte.
Ella es mi taller. Ojo resbaladizo,
fuera de la tribu de mí misma mi aliento
te echa en falta. Espanto
a los que están presentes. Estoy saciada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Dedo a dedo, ahora es mía.
No está tan lejos. Es mi encuentro.
La taño como a una campana. Me detengo
en la glorieta donde solías montarla.
Me hiciste tuya sobre el edredón floreado.
De noche, sola, me caso con la cama.
Toma, por ejemplo, esta noche, amor mío,
en la que cada pareja mezcla
con un revolcón conjunto, debajo, arriba,
el abundante par en espuma y pluma,
hincándose y empujando, cabeza contra cabeza.
De noche, sola, me caso con la cama.
De esta forma escapo de mi cuerpo,
un milagro molesto, ¿Podría poner
en exhibición el mercado de los sueños?
Me despliego. Crucifico.
Mi pequeña ciruela, la llamabas.
De noche, sola, me caso con la cama.
Entonces llegó mi rival de ojos oscuros.
La dama acuática, irguiéndose en la playa,
un piano en la yema de los dedos, vergüenza
en los labios y una voz de flauta.
Entretanto, yo pasé a ser la escoba usada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Ella te agarró como una mujer agarra
un vestido de saldo de un estante
y yo me rompí como se rompen una piedra.
Te devuelvo tus libros y tu caña de pescar.
El periódico de hoy dice que se han casado.
De noche, sola, me caso con la cama.
Muchachos y muchachas son uno esta noche.
Se desabotonan blusas. Se bajan cremalleras.
Se quitan zapatos. Apagan la luz.
Las brillantes criaturas están llenas de mentiras.
Se comen mutuamente. Están más que saciadas.
De noche, sola, me caso con la cama.

Anne Sexton.

Anne Sexton


Anne Sexton (Anne Gray Harvey) (Norton, Massachusetts: 9 de noviembre de 1928-Boston: 4 de octubre de 1974) poeta estadounidense.

Pasó la mayor parte de su vida en los alrededores de Boston. Vivió en San Francisco y Baltimore.En 1945, estudió en un colegio-pensión, la Rogers Hall School, en Lowell, Massachusetts. Se casó en 1948 con Alfred Muller Sexton II, conocido por el pseudónimo «Kayo». Vivieron juntos hasta su divorcio en los años 1970 y tuvieron dos hijas, Linda Gray Sexton (1953), que más tarde se haría novelista, y Joyce Sexton (1955). En 1954 se le diagnosticó depresión postparto, sufrió su primer colapso nervioso, y fue admitida en el hospital Westwood Lodge. En 1955, después del nacimiento de su segunda hija, Sexton sufrió otra crisis y fue hospitalizada de nuevo; sus hijas fueron enviadas a vivir con sus abuelos paternos. Ese mismo año, en su cumpleaños intentó suicidarse.

Su médico, el doctor Martin Orne, la alentó a escribir poesía y en 1957 se unió a un taller de poesía animada por John Holmes. Poco después sus poemas conocieron cierto reconocimiento, sobre todo con sus publicaciones en varias revistas de prestigio estadounidenses como el New Yorker, Harper's Magazine o Saturday Review. Su mentor, W.D. Snodgrass, intentó desarrollar su creatividad. Su poema Heart's Needle la inspiró para escribir The Double Image, poema sobre las relaciones entre madre e hija.

En el atelier de John Holmes, conoció a la poeta Maxine Kumin, de quien no se separó hasta el final de su vida y con quien escribió 4 libros infantiles. En otro taller conoció a Sylvia Plath, animada por Robert Lowell. Y más tarde dirigirá sus propios talleres en el Boston College, el Oberlin College y la Colgate University.

Sexton ofrece al lector una visión íntima de la angustia emocional que caracterizó su vida. Anne convirtió la experiencia de ser mujer en el tema central en su poesía, es la figura moderna del poeta confesionalista, a pesar de que soportó críticas por tratar asuntos tales como la menstruación, el aborto y la drogadicción.

Se suicidó en 1974 inhalando monóxido de carbono. Su cuerpo se halla en el cementerio-crematorio de Forest Hills, a las afueras de Boston.

De Wikipedia, la enciclopedia libre


David Lynch

David Lynch filma su canto al erotismo degenerado



Si un clérigo fundamentalista viera el videoclip que David Lynch ha dirigido para su canción Crazy Clown Time lo interpretaría sin duda como la prueba palmaria de la decadencia de Estados Unidos o, ya puestos, de Occidente entero. El autor de Cabeza borradoraTerciopelo azul o Dune se pone por primera vez tras la cámara dotar de imágenes a su propia música. En este caso, al nuevo single del álbum homónino que lanzó en noviembre de 2011 con la discográfica PIAS. 
Una barbacoa nocturna en un jardín trasero, alcohol, machotes descerebrados, pechos femeninos al aire, cadencias rítmicaseroticofestivas punteadas por jadeos orgásmicos y todo tipo de sonidos recurrentes y obsesivos (berridos de dolor casi inhumanos, el chirrido de un coche al frenar en seco...); ecos que dotan de una pátina de desasosiego onírico a todo lo que hace el cineasta estadounidense.
Lynch aporta una voz de falsete en un desconcertante ejercicio despoken word para una letra en apariencia ingenua y adolescente. La narración de una fiesta etílica en boca de un púber fascinado por su primera experiencia adulta (?). El cineasta también se atreve a rasgar la guitarra eléctrica en este cóctel de clichés estadounidenses, con jugador de fútbol americano incluido.
De holgada experiencia en esto de poner imágenes a canciones, Lynch ha trabajado con artistas como Michael Jackson (Dangerous), Moby (Shot in the Back of the Head) o la banda alemana Rammstein (Rammstein).
Ahora en cambio condensa su inquietante imaginario en siete minutos muy personales. Con referencias a Dalí (ese bigote del caballero yacente) y el caos enervante que solo lograba Buñuel, en esta pequeña obra cinematográfica perviven las turbadoras imágenes que albergaba la habitación roja de Twin Peaks. Imágenes que todavía pueblan la psique del cineasta y de muchos de sus seguidores.


lunes, 2 de abril de 2012

Lo omnisciente.

(El Roto)

La Omnisciencia es la capacidad de saberlo todo, o de saber todo lo que se necesite saber. Es una atributo propio de Dios en las religiones abrahámicas. Por asimilación, en literatura, en el caso de que el narrador conozca todos los pensamientos y sucesos de la historia se le conoce como narrador omnisciente.

La omnisciencia es también un concepto de la literatura, que consiste en uno de los posibles roles que puede asumir el narrador de una historia. Un narrador omnisciente suele escribir en tercera persona, y puede describir sucesos simultáneos, pensamientos o sentimientos de los personajes o información aún no conocida, todo lo cual no sería del conocimiento de ninguno de los personajes de la historia (Wikipedia)


Jeanne Dielman vive en el 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles. No tengo la menor idea de quién es.

Estoy sumergido en la Europa central de William T. Vollmann, literatura pura, difícil, uno de esos libros interminables para degustar en verano, sin prisa, paladeando cada línea. En las primeras páginas cita a Lisca Malbran, corro a google y obtengo apenas una pequeña fotografía y su participación en varias películas al final de la segunda guerra mundial. Desecho el dato y espero la llegada de Fanya Kaplán, un capítulo después.


Si todo hubiera salido como estaba previsto ahora estaría paseando por New York pero el hombre propone y Lufthansa dispone. Será antes del 12 de julio que es cuando caduca mi visado. Como recurso iré a Madrid, que no es lo mismo pero en algún sitio hay que estar.


Ya nunca vendrá el frío
a llenarnos el pozo de zarzamora verde.
Ni volverá tu boca a dejar en la mía el sabor de la almendra.

(Elsa López)

Paso de 12 a 11 y la letra cambia, parece que escribe otro. Vuelvo a cualquier día desde hace tanto y sí, escribe otro, no reconozco esas historias, lo inventado. Raspo los textos hasta quedarme con la esencia, lo mínimo, el dibujo presenta a un hombre atormentado que escribe para huir de sí mismo.

Bebamos y brindemos
por la triste ironía
de estar vivos
y no poder amarnos.

(María Rosal)

Siento que este trabajo diario es superior al que mis escasas fuerzas actuales son capaces de soportar. Para mi sorpresa la estadística al final de la página indica que en los dos últimos meses casi se han duplicado las visitas (de 15.000 a 27.000). La vanidad. Busco por los rincones qué contar a partir de ahora, algo que entretenga, algo que me libre de los tentáculos de la tristeza, que me vista de mí mismo, cuando era.

Por la órbita de los caballos muertos
un sopor sin escrúpulos me conduce hasta el alba.

(Amalia Iglesias)

Dos revistas. En una hablan de Wolfgang Rihm, en la otra de Peter Broderick. Dos estilos, dos opciones. Es curioso, mientras escribo entro a glup y suena Broderick, ¿casualidad?, entro a Youtube y el String Quartet No. 2 op. 10 es demasiado para mis nervios de esta silenciosa mañana de domingo.

Para que venga una lluvia pura sobre la miseria de no saberse nada,
pulsaremos los silencios hasta arrancar una uva demasiado violenta.

(Yolanda Castaño)

Tantos nombres que no conozco, músicos, poetas, suicidas, tiranicidas, escritores, compositores, deportistas, viajeros, personas como usted, como yo, que tampoco conozco, escribir es ser otro, buscar a otro, ponerse en el lugar de otro, seguir intentando lo cotidiano para hacerlo diferente, único, interesante, yo qué sé. Hoy domingo, para el lunes, he empezado así y termina asá. É lo que é.

¿Qué hacer ahora que ya no soy más joven
si todavía no te he conocido?

(Piedad Bonnett)

(Anselm Kiefer)


Adoro, ahora en febrero,

el dibujo de la isla...

Cuando aún no comienzan a encenderse las luces

y la única blancura deslumbrante

es el destello fugaz de un vuelo de gaviota

hacia poniente.

Veo correr la sombra sobre los últimos pinares

Allá arriba se siente el susurro  de los muertos

...Whiliam parece seda.

El vientre del invierno es frío y frágil;

como dalias tardías de cabeza tronchadas

al socaire de una muralla blanca.

y...

Tu ceniza se diluye allá en lo hondo

amo su mancha opaca

sombra tan grácil, tan quieta

tan liviana...

Posada de través sobre mi ánimo

esa condensación de pena y filigrana...

BEGOÑA EGUILUZ

domingo, 1 de abril de 2012

Las golondrinas lo ignoraban.

photo by Dorothea Lange, Last Ditch series, 1964

Olí mis dedos y ella estaba en las yemas, su olor me hacía temblar de excitación.

La luz entraba por las vidrieras, se descomponía en colores rojos y verdes. Música de órgano, Albinoni quizás. Flores blancas en el altar. Una señora enlutada esperaba su turno delante de los confesionarios. Un hombre arrodillado frente a un Cristo sangrante. El sacristán, supongo, comprobaba el micrófono del púlpito.

No  acostumbro a frecuentar iglesias, me deprime ese ambiente opresivo de viacrucis y santos estáticos, el gran ojo omnipresente controlando mis actos, pensamientos y errores. Salí y me quedé en el pórtico, viendo llegar a los familiares, a los amigos, a los habituales de los funerales, mezclado entre ellos.

No conocía de nada al muerto. Solo sabía que aquella a quién amaba, aquella a la que había amado hacía apenas tres horas, era amiga de la familia. Veía su cara con los ojos cerrados entre mis manos, susurrando nuestra letanía de dulzuras casi infantiles, los nombres que nos dábamos, la ternura creciendo hasta la pasión, uniéndonos hasta  un único cuerpo estremecido, tembloroso, brillando entre los serios muebles de mi despacho, el lecho improvisado en el sofá donde se sentaban los clientes, la puerta cerrada, sin pestillo, al azar de una visita inconveniente. Te quiero, nos dijimos mutuamente en la despedida.

Aquel era su marido, ajeno a mi presencia, seguro y sonriente, hablando con unos y otros, elegante, educado, mayor. Me coloqué cerca, serio, sin mirarle, un asistente mas. Escuchaba su voz. Este era el hombre que dormía al lado de mi amada.  Sentí una indefinible mezcla de simpatía, comprensión, complicidad, odio, respeto, desprecio, me sentí una mala persona. En un momento nuestras miradas se cruzaron y esbocé un saludo.   

La misa estaba a punto de empezar y en la puerta apenas quedaban rezagados. Entre ellos nosotros dos, desconocidos, no imaginados. –Estoy esperando a mi hijo –se excusó, sorprendiéndome. –Sí –dije -, los chavales viven a otro ritmo. Entonces llegó su hijo, unos veinte años, aquel de quién ella tanto me había hablado, su principal remordimiento y obstáculo. –Encantado –se despidió el marido. Absurdo, no nos conocíamos de nada, yo no estaba encantado, no sabía qué hacía ahí, atormentándome, con la creciente certeza de estar enamorado hasta el tuétano, era inútil mentirme en que todo aquello era sexo, no podía vivir sin ella, la quería, la quería, solo para mí.

Tenía que escuchar su voz, saberla ahí. Al tomar el teléfono volví a olfatear entre mis dedos su olor íntimo. Y ocurrió. Despistado, obnubilado, quise cruzar a la otra acera sin mirar a los lados. El coche negro,  un taxi, me arrastró varios metros.

En la cama del hospital no sé quién soy. Tú, yo, nuestro hijo, tu marido, el taxista, el que invento por estar aquí, mi vecino de habitación que se está muriendo, el cura a los pies de la cama, esa mujer que ha llorado, la enfermera que manda a todos salir de la habitación  o el hombre alto vestido de blanco que no conozco y que ríe, en su cara hay una infinita crueldad. No tengo dolores, solo tengo miedo de cerrar los ojos y no poder abrirlos más.  




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