Lídice.
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Lídice es un poblado de Checoslovaquia (actualmente República Checa), hoy recordado por haber sido completamente destruido, a instancias de Hitler, por las fuerzas nazis de ocupación durante la Segunda Guerra Mundial en venganza por el asesinato del jerarca nazi Reinhard Heydrich.
Historia
El pueblo aparece mencionado en la literatura desde 1318. Antes de la industrialización del área, muchos de sus habitantes trabajaban en las minas y fábricas de los pueblos cercanos de Kladno y Slaný.
La masacre de Lídice
En 1942 el dirigente de las SS Reinhard Heydrich ejercía como "protector" de Bohemia y Moravia, ocupadas desde 1939. En la mañana del 27 de mayo de 1942, se dirigía en su vehículo descapotable desde el Castillo de Praga hacia el sector de Holešovice, cuando fue atacado por dos guerrilleros de la resistencia checa, Jozef Gabčík y Jan Kubiš. Estos soldados, entrenados en el Reino Unido, habían descendido en paracaídas en diciembre de 1941, como parte de la Operación Antropoide. El 4 de junio de 1942 Heydrich murió en el Hospital Bulovka de Praga, víctima de una infección. Esto hizo enfurecer a Hitler, que ordenó al nuevo gobernador de Bohemia, Kurt Daluege, que hiciera lo necesario para encontrar a los asesinos. Como resultado de ello, los alemanes iniciaron una brutal campaña de represión en contra de la población civil checa.
De todas las operaciones de venganza, la más conocida es la ocurrida el 10 de junio. Ese día, fuerzas de seguridad alemanas rodearon el poblado de Lídice, cerrando todas las salidas. Este pueblo fue escogido por ser uno de los más activos en contra de la ocupación nazi, entregando a la resistencia una gran cantidad de partisanos. Al entrar al pueblo, toda la población fue sacada de sus casas, separando a todos los hombres mayores de 15 años y llevándolos a un granero. Al día siguiente fueron todos fusilados. Otros 19 hombres y 7 mujeres que trabajaban en una mina cercana fueron llevados a Praga y también ejecutados. Las mujeres y niños restantes fueron enviados al campo de exterminio de Ravensbrück, donde un cuarto de ellos murió en las cámaras de gas o por el trabajo forzado. Los niños, por su parte, fueron llevados al gueto de la calle Gneisenau en Łódź (actual Polonia), donde fueron separados en base a criterios raciales. Los que podrían ser objeto de "arianización" fueron enviados a Alemania, mientras que los 82 restantes fueron asesinados en Chelmo. El poblado fue destruido y totalmente arrasado. Un documental original, realizado por los soldados alemanes, ha sobrevivido como testimonio de la masacre.
En total, 340 habitantes del pueblo fueron asesinados (192 hombres, 60 mujeres y 88 niños). Lo mismo le sucedió a otro pequeño poblado llamado Ležáky dos semanas después: los hombres asesinados, las mujeres enviadas a los campos de concentración y los niños "arianizados" o enviados a las cámaras de gas. El resultado final de la represión por la muerte de Heydrich fue de 1.300 personas, entre partisanos, altos dirigentes checos y víctimas circunstanciales, como los habitantes de Lídice.
Lídice, hoy
Pese a haber sido completamente destruido, el pueblo fue reconstruido en 1949. Con posterioridad a la masacre, muchos pueblos de varios países tomaron su nombre para ellos. Así, el pueblo de San Jerónimo Aculco, en el Distrito Federal (México), cambió su nombre por San Jerónimo Lídice; se creó el barrio y hospital Lídice en 1943 en Caracas, Venezuela, mientras que en Panamá se creó Lídice de Capira, al igual que varios pueblos en Brasil. Así, el nombre del pueblo es recordado pese a las intenciones de Hitler. El nombre empezó a ser utilizado por mujeres de varios países.
El pueblo se levanta en un área contigua a la original, donde existe un gran parque-monumento en memoria de las víctimas. La villa de Ležáky no fue reconstruida, y sólo existe un monumento.
Y todo esto, más o menos no importa ya ahora que Souad Massi canta en una lengua que no conozco pero siento, creciendo en una memoria antigua, todo esto pertenece al pasado ¿no?, no importa ahora que sobre la cama están extendidas mis pobres pertenencias, lo elemental para salir a caminar, a conocer (me), a intentar saber que más allá de la piel, del ombligo, hay otros, iguales, algunos mudos, algunos expresándose con gestos, con silencios, iguales dije, no, superiores, con la mirada limpia, sin subterfugios, sin capotes rojos para citar al toro del miedo, al furioso animal que nos hacer hablar en este zoco absurdo sin visitantes, con apenas unos pocos nombres escogidos, arriba y abajo en la espera del próximo final de mes, y otro, y otro. Etc.
Mientras tanto, debajo de un capirote, dejamos aquí apenas unos gramos de esperanza, de palabras engarzadas, de susurros enmascarados, de mentiras disfrazadas. Etc.
Ya no sé cuándo. Etc.
5 comments :
Los hombres, (Y mujeres) transparentes, deben, (Si son previsores) llevar siempre un Kit de supervivencia y un botiquín de primeros auxilios en momentos muy concretos.
Imprescindible sobre todo si salen a buscarse, porque ser transparente para los demás, acaba por hacerte creer que eres como ellos te ven, o creen verte, y duele tanto y te mueres tanto y acabas tan maltrecho cuando no sabes si eres tu o lo que otros creen que eres, que como mínimo, debes de llevar siempre encima tiritas, eso, y una brújula sin agujas y un reloj sin manecillas, para engañar incluso al espacio y al tiempo, terribles confabuladores que siempre tratan de adivinar invisibilidades y transparencias.
Besos…
Me gustó lo del zoco.
Transito por sus callejuelas, llenas de sorpresas. Cuando vuelvo donde creí conocer, algo nuevo y sugerente me cautiva. Allá una música, acá un pensiero, piú lontano una imagen, un libro, una película. Me devano los sesos buscando el lugar por el que alguna vez pasé, pero nada!
Es como un zoco dentro del sombrero de un mago.
Más o menos así, azocadita, sonrío y sonrío.
El eco, apreciado Pedro, termina siempre por desvanecerse como si fuera un grito. El rugido de terror se va con el pasado, con él marcha hacia la nada. Pero yo todavía oigo el eco de esas muertes y con ellas moriré también.
Pero tienes razón, ya nada importa porque los asesinos regresarán, no te quepa la menor duda de ello. Sordos y ciegos, elegantes o zafios, refinados o rudos, volverán con los cuchillos de matarife en la mano prestos para la nueva matanza.
Saludos.
Pues todo esto, funciona.
Aún en la más triste de las existencias hallamos belleza en este vivir “debajo del capirote”, dulces voces, encantadoras caricias, delicados sones… todo con el mismo fin.
No nos permitamos el olvido nunca.
Un abrazo.
Lídices morales, zoos conquistados por taxidermistas, zocos donde se exponen conciencias de saldo... ¿Esperanza? ¿Dónde?
un abrazo
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