jueves, 3 de septiembre de 2009

Mar de ardentía.



…y mira con cuánta risa
el blanco lirio en camisa
se está burlando del hielo

(Góngora)

Pronto llegará el otoño. En esta mañana gris me encuentro confundido. Dudo entre salir a pescar ballenas o dejar que me trague una de ellas, recorrer en su vientre las profundidades de los océanos, las simas abisales que aún no conozco, rastrear las incógnitas submarinas.
De golpe recuerdo que apenas sé nadar y opto por mecerme en un mar de ardentía. A lo lejos una sirena canta “porque ha perdido una perla llora una concha en el mar”. La nostalgia me atrapa como un pulpo gigantesco y el paraíso de mi infancia va y viene entre inmensas olas de caricias maternales, ternura de mis abuelas y dulzura de mis tías. Sobre esas olas, en una pequeña embarcación de recuerdos, navegan mi padre, abuelos, tíos, los hombres de mi familia con sus voces graves, los que reían a carcajadas, me llevaban de la mano y decían que los chicos no lloran.
Seguí su ejemplo durante años, cambié mi voz, me negué a llevar camiseta de tirantes y boina, reí, no lloré. Y así la vida fue pasando con una elegante y apasionada serenidad. Hasta que llegaron las muertes, la nada. Entonces no lloré, no sabía.
Un día cualquiera, no recuerdo la causa, pudo ser un amor no correspondido, una partida, un regreso, el sufrimiento de un niño, el desvarío de un anciano, la acumulación de sentimientos, no lo sé, no lo sé, pero fui otro, y yo, supe, olvidé lo que me habían enseñado, aprendí. Y lloré.
Jonás me toca el brazo y me invita a seguir remando, a dejar de soñar. El mar se encrespa y contamos gaviotas en vuelo, la costa está cerca y en la playa distingo cuerpos de león con cabezas de hombres barbudos, tumbados, alados. No sé si hemos llegado a Mesopotamia o el problema es que no sé cómo continuar. Lo dejo por hoy.
Septiembre es/será un mes duro al que me cuesta enfrentarme –como a ti, como a ti, como a ti- pero estoy seguro que para cuando queramos darnos cuenta será diciembre y añoraremos este tiempo de cambio.

Ardentía es una reverberación luminosa que se puede ver en el mar, que se percibe, generalmente y de mejor manera, durante las noches de luna llena y que además sirve de guía a los pescadores, pues se trata de una señal de que hay peces cerca y sus jornadas dependerán del tamaño de la ardentía. Este fenómeno se produce por la concentración de microalgas llamadas plancton, cuyos colores, ayudados con la luz de la Luna, dan paso a una explosión luminosa. Como si se tratase de fuego en el mar, por los brillos y colores que ella emana, la ardentía es resplandor, pesca y poesía, que se concentran en una sola manifestación de la naturaleza
 


17 comments :

Tinta de aterrizaje dijo...

A veces los ojos se dotan de limpiaparabrisas para la lluvia, perdón, para el lloro: se activan cuando la vida aún es una incertidumbre.
Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Tinta de aterrizaje, en el caso de quién escribe creo que esos limpiaparabrisas se activaron cuando la vida se convirtió en una certidumbre.
Besos, a montones.

Ventana indiscreta dijo...

Hoy soy yo quien te vierto un poema, porque entre tanto lloro, tanta incertidumbre, tanta sirena, tanto bolero (¡Santa LUPE!) quiero que se te vaya el gris ( o se te difumine), que ya ves, tanto lloró Orfeo que Eurídice volvió:


Ni en este monte, este aire, ni este río
corre fiera, vuela ave, pece nada,
de quien con atención no sea escuchada
la triste voz del triste llanto mío;

Y aunque en la fuerza sea del estío
al viento mi querella encomendada,
cuando a cada cual de ellos más le agrada
fresca cueva, árbol verde, arroyo frío,

A compasión movidos de mi llanto,
dejan la sombra, el ramo y la hondura,
cual ya por escuchar el dulce canto

De aquel que, de Estrimón en la espesura,
los suspendía cien mil veces. ¡Tanto
Puede mi mal, y pudo su dulzura!


Anda majo que para comernos el turrón aún queda. Ponte los cascos y escucha a Gluck (Cómo se parece a Glup):

http://www.goear.com/listen/a2b044f/orfeo-e-euridice---jai-perdu-mon-eurydice-maria-callas

Besos (Manué está currando, seguro que luego coge el arpón y lo llena de tinta para escribirte).

Pedro M. Martínez dijo...

Ventana indiscreta, escribo muy mal, no logro transmitir cómo soy, lo que hago, me pierdo en lloros cuando lo que más hago es reír, pinto grises los jueves cuando lo que en realidad pinto cada día son Kandiskys. (hala, exagerao)
O quizás es que miento bien. ¿Escribir es mentir?, ¿a qué viene esto de asomarme aquí cada día?, ¿obstinación?, ¿una promesa?, Santa Lupe
(¡qué pedazo de interpretación!) nos proteja, nos ilumine, nos guíe por sonetos de Don Luis y la Callas no está reñida con los boleros (a mí me los cantaba al oído en París, bajito, junto a un ventanal que daba al Sena)
Dile a Manué que Moby dick está de vacaciones.
Salud.

ybris dijo...

No soy de mar más que las ganas de serlo y el recuerdo de las miradas perdidas -siempre que tuve ocasión- hacia donde el horizonte es grieta entre cielo y agua.
Entiendo y me parece bello recurso literario dejarse atrapar por la nostalgia y sumirse en un mar de ardentía donde nuestra vida flota con retazos del pasado allí donde pasamos de la sequedad al llanto.
Un hermoso escrito, Pedro.
Nunca te falte ese mar de ardentía en que mecerte.

Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

ybris, que comentario tan bello, muchas gracias.
Yo si soy de mar, es más, cuando estoy lejos de ella siento enormemente su falta, una especie de ahogo (qué paradoja), esa carencia húmeda, el olor de un acantilado, la brisa que te acaricia después de besar las olas. Esas cosas.
En Corme (Coruña), este agosto, me enseñaron ese término de “ardentía”. Siempre se aprende algo. Me resulta curioso que habiendo vivido siempre cerca de la mar me entere ahora de ese fenómeno. Será que no lo he visto nunca.
Me tiro de cabeza al mar de ardentía y si me ahogo en nostalgias, sea.
Y es que el dolor por las ausencias no se mitiga

Tempero dijo...

Recuerdo de una foto:

Una ballena varada,
un mar desconcertado,
un horizonte inseguro,
un mar estremecido.

Recuerdo esa foto donde por no se qué problema/s aparecieron varadas una ballenas. Y sí, yo no quiero estar en su interior, quiero estar en la fuente de su palmera de agua, que es como estar en la infancia de un libro que leímos, donde el mar era una garantía de arenques (para los del interior, por lo menos).

Abrazos.

Arantza G. dijo...

Nostalgia es una palabra triste. Y tú ries...
Besos

Pedro M. Martínez dijo...

Tempero, un horizonte inseguro es algo que debe preocupar (nos)
Y tal como están los tiempos el horizonte ni se ve.
Será la bruma
Pero que no decaiga y en esa palmera que dice comeremos arenques, perdices y zamburiñas
Pero podemos cambiar el menú, a tu gusto.
Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Arantza G., debe ser la inconsciencia.
O que es una risa nerviosa.
En cualquier caso te felicito en el día de tu segundo cumpleaños.
Y añado este beso tan grande.
Guapa.

Tesa dijo...

Ellos también lloraban Pedro, seguro. Su pecado era, sencillamente, vestirse la máscara y hacerlo a escondidas.

Pedro M. Martínez dijo...

Quizás Tesa, jamás les vi.
Bueno, sí, hace unos años, no demasiados, a mi padre, ya mayor, en el funeral de su mejor amigo.
Le dolía –mucho, mucho- el dolor, y también llorar.
Yo ya había llorado mucho antes.
Y, te lo juro, fue un triunfo.
Lo malo es que a partir de ahí , liberado, no paras.

Ahora que puedo, río y río.
Un beso.

gaia07 dijo...

Hola querido Pedro. Un placer saberte aquí, ahí y allí.

Aprender lo que no te enseñaron es lo que hace falta para vivir en plenitud.
Cada vez que toquen tu brazo y salgas de un sueño no importa dónde estés o lo que veas, prevalecerá aquello que has compartido antes, durante y después.

Un abrazo lleno de besos.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07 ¿dónde estás? aquí, ahí ,en Egipto, allí ¿dónde?
Donde estés te deseo que seas muy feliz.
Muchos besos en la mitad de un abrazo.

mirada dijo...

Bueno, pues pescaremos sardinitas, querido Pedro.


Buen día, :-)

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, tu sabes que contigo me voy a pescar lo que haga falta, ballenas, tiburones, anchoas, verdeles, merluzas, lo que salga.
Y remo yo ¿vale?
Guapa.

pepa mas gisbert dijo...

Teniendo en cuenta que estoy de vacaciones en septiembre, estos días reiré todo lo que pueda. No hace demasiado no sabía llorar o no podía, lamentablemente en estos últimos años he llorado demasiado porque es bueno llorar quizás no tanto las causas del llanto.

Un abrazo

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