domingo, 30 de noviembre de 2025

Funeral.

 

Wilfried Bauer

Me olí los dedos, ella estaba en las yemas, su olor me hacía temblar de excitación.

La luz entraba por las vidrieras, se descomponía en colores rojos y verdes. Música de órgano, Bach quizás. Flores blancas en el altar. Una señora enlutada esperaba su turno delante de los confesionarios. Un hombre arrodillado frente a un Cristo sangrante. El sacristán, supongo, comprobaba el micrófono del púlpito.

No acostumbro a frecuentar iglesias, me deprime ese ambiente opresivo de vía crucis y santos estáticos, el gran ojo omnipresente controlando mis actos, pensamientos, errores. Salí, me quedé en el pórtico, viendo llegar a los familiares, a los amigos, a los habituales de los funerales, mezclado entre ellos.

No conocía de nada al que había fallecido. Solo sabía que aquella a quién amaba, aquella a la que había amado hacía apenas tres horas, era amiga de la familia. Veía su cara con los ojos cerrados entre mis manos, susurrando nuestra letanía de dulzuras casi infantiles, los nombres que nos dábamos, la ternura creciendo hasta la pasión, uniéndonos en un único cuerpo estremecido, tembloroso, brillando entre los serios muebles de mi despacho, el lecho improvisado en el sofá donde se sentaban los clientes, la puerta cerrada, sin pestillo, al azar de una visita inconveniente. Te quiero, nos dijimos mutuamente en la despedida.

Aquel hombre de pelo gris era su marido, ajeno a mi presencia, seguro y sonriente, hablando con unos y otros, elegante, educado, mayor. Me coloqué cerca, serio, sin mirarle, un asistente más. Escuchaba su voz. Este era el hombre que dormía al lado de mi amada.  Sentí una indefinible mezcla de simpatía, comprensión, complicidad, odio, respeto, desprecio, me sentí una mala persona. En un momento nuestras miradas se cruzaron y esbocé un saludo.   

La misa estaba a punto de empezar y en la puerta apenas quedaban rezagados. Entre ellos nosotros dos, desconocidos, no imaginados. –Estoy esperando a mi hijo –se excusó, sorprendiéndome. –Sí –dije -, estos chicos viven a otro ritmo. Entonces llegó su hijo, unos veinte años, aquel de quién ella tanto me había hablado, su principal remordimiento y obstáculo. –Encantado –se despidió el marido. Absurdo, no nos conocíamos de nada, yo no estaba encantado, no sabía qué hacía ahí, atormentándome, con la creciente certeza de estar enamorado hasta el tuétano, era inútil mentirme en que todo aquello era sexo, no podía vivir sin ella, la quería, la quería, solo para mí.

Tenía que escuchar su voz, saberla ahí. Al tomar el móvil volví a olfatear entre mis dedos su olor íntimo. Ocurrió. Despistado, obnubilado, quise cruzar a la otra acera sin mirar a los lados. El coche negro, un taxi, me arrastró varios metros.

En la cama del hospital no sé quién soy. Tú, yo, nuestro hijo, tu marido, el taxista, el que invento por estar aquí, mi vecino de habitación que se está muriendo, el cura a los pies de la cama, esa mujer que ha llorado, la enfermera que manda a todos salir de la habitación o el hombre alto vestido de blanco que no conozco y que ríe, en su cara hay una infinita crueldad. No tengo dolores, solo tengo miedo de cerrar los ojos y no poder abrirlos más.  

sábado, 29 de noviembre de 2025

viernes, 28 de noviembre de 2025

Que nadie sepa

Pietro Donzelli, 1954 Delta del Po, Caffe a Rosolina

Agito las plumas y las palabras como un presagio, el tiempo es esta caja de madera donde guardo lo que no ha sido, las alas plegadas, los días perdidos, un dibujo en la arena, escondo mi canto, que nadie sepa.

jueves, 27 de noviembre de 2025

El presente

thursday market, Karaköy, Istanbul, 1957 by Ara Güler (1928 - 2018),

Enterradas las vísperas, esta es la comarca del presente, un edificio que se desmorona, oscilando en la escarcha, adelante y atrás, se mueven las piedras a tal rapidez que parecen inmóviles, al fondo la negra trampa de la nostalgia.

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Florecer

Andre Derain  Madame Matisse 

Florecen los tilos y protejo mi garganta de las fauces de los mastines, rostros difusos en las esquinas donde giran  viento y humo, donde se fragua el rencor escindido, los recuerdos tallados mientras cantan los petirrojos en la alameda. 

martes, 25 de noviembre de 2025

Oscilación


 
 

Harto ya de oscilar entre cimas y simas dejo las zancadas, avanzo palmo a palmo, intento esculpir la niebla, atrapar el fulgor, viro de la sombra a las luces que dudan sobre la ría perezosa de la niñez. No llego.

lunes, 24 de noviembre de 2025

El valle del caos.

 


El valle del caos.

Friedrich Dürrenmatt

Este escritor suizo no estaba entre mis habituales. Que bien que lo he escogido porque este valle del caos es una curiosa mezcla de novela negra, teología, sátira, humor y caos en el que a veces no sabes qué estás leyendo pero que de una forma o de otra siempre te interesa y te divierte. El tipo de lectura va por gustos y esta me ha resultado original y entretenida que ya es bastante. Me ha gustado.

https://esa-esquina.blogspot.com/2017/08/el-valle-del-caos-de-friedrich.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Friedrich_D%C3%BCrrenmatt

   


Mirror


“the child sleeps” by jessica shirley

No se apagan las brasas del amor furtivo, se resquebraja el muro del cementerio, los alquimistas bajan en marcha de carruajes austeros, las olas han profanado el refugio, la marejada  dispersó credenciales y escapularios, el futuro es espuma.

domingo, 23 de noviembre de 2025

Carta del amante con ranas

Hana Katoba

Las ranas lo dicen, falta poco para volver a verte, unas horas quizás, unos días, semanas, la eternidad. Necesito ginebra para soportarlo, maría, humo que me obligue a olvidarte, aunque ni todas las selvas del Brasil ardiendo pueden hacer que te olvide. Los informativos no hablan de nosotros, nadie sabe quién somos, no somos, no saben quién eres tú, no intuyen quién soy yo, no nos relacionan, pero algunas mañanas, como la de hoy, están llenas de  seísmos y aún me duran los temblores. Quisiera que te peinaras como Ava, quisiera que me cantaras al oído el love me, please, love me como una Polnareff travestida, pero tú solo quieres estar inerme y yo no puedo hacer más que lo que hago. ¿O sí? Sí, puedo disfrazarme de Sean C., vestirme de buzo con escafandra, ponerme alas, desnudarme a pesar de las adversas condiciones climáticas, pintarte cuadros con los dedos mojados en tu saliva después de morderme. Me miro al espejo y veo a otro, suena el teléfono y no eres tú, te recuerdo y vuelve tu sonrisa abrigada con una gabardina sobre tu camisa nueva, tu cuerpo de siempre, el que amo, el que ansío mientras tú me guardas en el cajón de los llaveros encontrados, de los tenedores de plástico, de los cuchillos retorcidos, de las lenguas de gato. Coloco una piedra sobre otra piedra, sobre otra piedra, para poder atisbar detrás de la tapia. Quita el biombo, que quiero verte con tus medias de rayas, con tu falda con una abertura en el costado, con tu tanga rojo, con tu culo alto. Y jazz, mucha música de jazz; mira, ese del trombón es negro, y blanco, la batería suena así, el del piano es manco. Pero lo sé, sé que si me llamara Hawking no me querrías, no me pasearías con mi carrito eléctrico aunque te hablase sin cesar del rayo sobre la Gran Pirámide, de la deriva de los continentes, de la influencia de la soledad en las mujeres de mediana edad. Qué te importa a ti, tan atareada, con niñas haciendo de madres, con madres haciendo de supervivientes, ah, y las melancólicas. No es broma, da idea de los compartimentos de tu mente aunque me obstine en saber dónde estoy yo, en que caja me has metido, entre las hojas de qué libro me has abandonado, flor cansada de un otoño lluvioso. Si yo fuese Dylan sabría que no hay respuestas en el viento, pero como no lo soy me obstino en bañarme en el cierzo, en revolcarme en la tramontana, en sumergirme en el levante gaditano, en nadar por tus alisios, braceando hasta alcanzarte, hasta llegar a ti, mujer inerme por decisión propia. ¿He entendido bien?, ¿te entiendo? puede ser que quererte me haya dejado en este estado en el que solo sé correr por mis propias indecisiones, arriba y abajo, firmando este contrato en blanco, esta impenetrable sensación de provisionalidad. Ser hombre cada día es más difícil y más descubrir mi parte femenina cuando tu actúas con la frialdad de un cirujano. Un día pasearemos por una playa, tú la eliges,  allí me lanzaré a nadar en la galerna; amor, nado muy bien, pero estoy cansado para llegar hasta el horizonte. Maga Morgana, diosa de mi mente, pirata que ha asaltado mi bergantín, madrugadora sin imaginación, amante que quiere que le amen como ella quiere querer, como ella quiere que le quieran, yo sí que estoy inerme ante ti, por ti, desarmado y cautivo como un ejército derrotado, lleno de cicatrices, las de recordarte pedaleando en tu bicicleta por una carretera bordeada de árboles de la desesperación. Mis ranas, una verde, la otra azul, son sabias, saben, Miles Davis mientras toca la trompeta me obliga a recordarte,  Steely Dan,  Pániker,  la tortilla francesa que me ceno,  el vino que bebo,  mientras me cepillo los dientes todo me recuerda a ti y creía que mi día estaba lleno de lluvia pero tú lo has llenado de sol aunque te sienta tan mudable, tan desmemoriada, tan práctica, tan diferente. Mientras dejo salir mi tristeza a pasear recuerdo que te quiero, recuerdo que me querías.  

sábado, 22 de noviembre de 2025

Anselm

 


Tantos nombres que no conozco, músicos, poetas, suicidas, tiranicidas, escritores, compositores, deportistas, viajeros, personas como usted, como yo, que tampoco conozco, escribir es ser otro, buscar a otro, ponerse en el lugar de otro, seguir intentando lo cotidiano para hacerlo diferente, único, interesante, yo qué sé. Un día vi un cuadro de Anselm Kiefer y me quedé p`allá. 


viernes, 21 de noviembre de 2025

Ingrata

Oedipus Aegyptiacus c. 1653 by Athanasius Kircher

Para Isabel.



Das ist einmalig in der Geschichte.

Que quiere decir: esto ocurre una vez en la historia.
Tú y yo, nosotros, hemos tenido nuestro Das ist einmalig in der Geschichte.

Es un privilegio, a la mayoría de las personas no les ocurre, nunca.
Y tú tan como si nada.
Hay que ver.

jueves, 20 de noviembre de 2025

Matar a otro perro

 


Matar a otro perro

Marek Hłasko

Leer es un compromiso, sufrirlo, disfrutarlo, aprender, sorprenderte, vivir la vida de otros. No quisiera vivir las experiencias de los protagonistas de esta novela publicada en 1965, que me ha gustado mucho por su estilo, trama y esos diálogos que envidio. Desconocía a su autor y busco sus otras novelas. Muy recomendable.   

 


 Marek Hłasko (Varsovia, 1934 – Wiesbaden, 1969) fue uno de los escritores más controvertidos de la posguerra polaca. A los dieciséis años, tras una infancia marcada por los horrores de la guerra y la ocupación, comenzó a trabajar de camionero. Luego probaría suerte como albañil, vendedor ambulante y conductor de metro. En 1951 escribió su primer libro de relatos, un éxito en su país que le proporcionó cierta fama internacional como “enfant terrible” de las letras polacas.

La biografía de Hłasko está muy mitificada, y muchas de las leyendas sobre su vida las difundió él mismo. En 1963, pasó un mes en prisión porque, estando ebrio, se peleó con la policía. En 1964 intentó suicidarse dos veces. Entre 1963 y 1965, pasó un total de 242 días en clínicas psiquiátricas. En 1965 se divorció de su esposa y en 1966, con la ayuda de Roman Polanski, se trasladó a Los Ángeles. Se suponía que iba a escribir guiones, pero no funcionó. Tuvo una aventura con Betty Utey, la esposa del director de Rebelde sin causa, Nicholas Ray, lo que puso fin a su carrera como guionista. En su lugar, obtuvo la licencia de piloto.

 Las novelas El octavo día de la semana (1957) o El próximo en el paraíso (1958) lo consolidarían como una de las voces más personales entre quienes se rebelaban contra la hipocresía del sistema. Tras ser repudiado por el Partido Comunista y tras varios años de exilio político y excesos etílicos en los Estados Unidos, Israel, Francia y Alemania, Hlasko murió en Wiesbaden tras ingerir un cóctel letal de alcohol y sedantes. En años recientes se ha empezado a recuperar su valiosísimo legado literario.


https://www.mundiario.com/articulo/sociedad/matar-perro-inquietante-narracion-marek-hlasko/20161004235513069271.html

miércoles, 19 de noviembre de 2025

El afanoso Parker.

 


La vanidad. Parker, pobre, siente que el trabajo diario es superior al que sus escasas fuerzas actuales son capaces de soportar. Pero. El hastío. Busca por los rincones qué contar a partir de ahora, algo que le entretenga, algo que le libre de los tentáculos de la tristeza, que le vista de él mismo, cuando era. Escucha música, un consuelo. 

martes, 18 de noviembre de 2025

Ventana con luz

 


Buenas noches o cuando lo leas, ya has llegado, ya estás en casa, quizás has vuelto a la pata coja, pero has llegado, lenta, segura, pensando, encantada, feliz, cansada, debe ser la edad, veo el brillo, sigo el rastro y luego todo es sencillo, muy fácil, basta ser quién eres, magia, ahora lo entiendo, no creas no es tan fácil reír con libertad (ser libre sí que es difícil), resulta que somos así hasta que nos descubrimos en otro/a, por sorpresa, somos asá, después ya todo es diferente porque asá es encantador y un buen amante, sabe decir la palabra oportuna y todo eso  hace que te  sientas tan, tan bien, pero luego hay que volver y todo es como era, entonces te das cuenta que has entrado en el lado oscuro, sobre todo te das cuenta que quieres volver a ese lado oscuro, que quieres ser ese, así, asá, que jamás habías sentido de esa manera, tu mente, tu cuerpo, tus emociones, que jamás te habían besado de esa forma, que nunca habías perdido el control, la contención, que rozabas la enajenación (solo unos segundos, un zass) y eso es tan terrible, tan inquietante, tan excitante, tan nuevo, y un paso lleva a otro paso y un curso en Medellín, una insólita cena en Caracas, un retiro espiritual no sé dónde, mentiras para encontrar tu propia verdad, engañándote, esa que tiembla eres tú,  que te escribo escribiéndome, quizás no hay nada que decir y todo está dicho, me asombro de lo que puedo ver, me asusto de mi ceguera, voy y vengo, muchas veces en círculo, hablo de ti pero seguro que hablo de mi y reconoces esa sombra,  la angustia,  las ganas de salir, de noche, buscarle/a, no hay tantas historias para contar, las nuestras seguro que coinciden, alguien que te desea, el tiempo pasa pero alguien te desea, suspira, gime, se estremece a tu lado, sabes que estás viva/o y tienes que sujetarte las manos para no aplaudir. Ya. El resto lo pones tú, mujer, me ha salido así, aún no te he leído y se me ha encendido una luz, esta, he intentado contarte ¿se puede contar la luz? Seguiremos (¿?) en esta semana gloriosa, espero, amanece, buenos días, las calles están llenas de gente, desiertas.

lunes, 17 de noviembre de 2025

Paso a paso

Krzysztof Gil — Caged Bird
 

Hubo un tiempo, hace nada, en que estas cosas me preocupaban, me inquietaban, a veces me molestaban. Ya no, he aprendido.

El camino se hace paso a paso.

No sé a qué te refieres.

Yo tampoco, me gusta comentarlo.

Lo paradójico es que menos es más.

Es sorprendente.

¿De qué hablas?

Cosas mías, me animo, me estimulo, me hablo al espejo.

¿Hace mucho que no pasas por la consulta?

Sí, este/ese es un caso perdido.

Nada, ánimo.

Gracias.

A ti por venir.

domingo, 16 de noviembre de 2025

Ahí voy.

 

Leonard McCombe, Dublin, 1957


Estos días, es decir los últimos ochenta años, busco lo inexpresable, lo que aún está detrás de la pared de ladrillos.

Con ahínco seguro que lograré decir lo que ahora no sé pero está ahí,en el caos de la nada, en ese silencio del lenguaje, en los límites de mi mundo actual.

Lo cambiaré, sin engaños o subterfugios, sin miedo, este propósito es ya un comienzo.

Voy.

sábado, 15 de noviembre de 2025

Romanticismo

Ozy Worldy,

Romantic Darkness

Viernes por la noche. Una reunión de amigos para celebrar el inicio del fin de semana. Hablábamos de muchas cosas, de nada. Cuando la conversación decaía recurrimos al tema de la fidelidad, éxito seguro. ¿Ves cómo puedo hacer dos cosas a la vez?

Según se iban sumando opiniones los hombres sonreían y las mujeres se burlaban. Alguien lanzó la hipótesis de una teórica relación ¿sentimental?, ¿sexual?, entre integrantes del mismo grupo, es decir un cruce de parejas, o con terceros. También sí, en caso de ruptura, de separación, de ahí te quedas, de divorcio, quién continuaba en el grupo. Así, mi vida, así me gusta.

Se animó el tono, el fondo y la forma, las voces subieron de intensidad, como era la cuarta ronda de bebidas los ánimos estaban eufóricos. Ana, divorciada desde hace años, pedía castración en caso de infidelidad, cortársela. Carmen era más tolerante y decía que no, solo dejarle la maleta en la puerta, sea él o ella. Julia, maternal, pedía comprensión y perdón, tiene cuatro niños. Begoña no decía nada y sonreía. Cielo, levanta un poco la espalda que se me ha dormido el brazo.

Sacamos vino, jamón del bueno y seguimos entre risas y alguna cara seria. Juan contó anécdotas de su anterior matrimonio. Luis insistía en que el hombre es polígamo de natural y la mujer monógama por educación. Todas, sin excepción, le abuchearon y le llamaron machista de mierda. Javier pidió permiso para confesar lo suyo, en su primer matrimonio, su pareja le dejó por un viajante de Sabadell, no le hacía ninguna gracia aquella charla. Nadie conocía esa parte de su vida. Cariño, échale un poco salero que con tanto hablar me desconcentro.

Vista la disparidad de criterios y que algunos empezaban a cansarse del tema Alberto sugirió cambiar de bar y salimos gesticulando, discutiendo sin enfadarnos y dando gracias porque en nuestra cuadrilla no podían pasar esas cosas. Bueno, preciosa, vamos al lío que he quedado con tu marido para preparar la excursión del domingo y   Conchi se enfada si llego tarde a cenar.

viernes, 14 de noviembre de 2025

Olinka

 



Olinka, de Fernando Ortuño. No quiero puntuar, solo una opinión. En mi ahora se acumulan los libros por leer, se escribe mucho, se publica demasiado, en general les doy una oportunidad, si no me gustan los dejo, en mi antes los leía. Olinka lo he leído entero. Fernando Ortuño escribe bien, por supuesto. El tema está correctamente planteado, tiene cierta originalidad y ya. Lo mejor, la descripción de la vida actual en Guadalajara, México. Lo peor, que no aporta demasiado. Un sin más.

https://literalmagazine.com/olinka-una-ciudad-ideal-dos-versiones/

No me preguntes más.

Luca Ponsato 

Es lo que te digo, inventar para no recurrir a los recuerdos.

Aunque siempre puedo escribir del tintineo de sus pulseras cuando se quitaba la ropa, tan rápida que parecía que le iba la vida en encaramarse a mi ansiedad, tan evidente, tan automática, reflejo de Paulov, indicio físico de complicados procesos químicos. Etc.

Temblábamos los dos como petirrojos en mitad de un incendio, pegados el uno al otro durante toda la noche de experimentos y ahora así, ahora de esta otra manera, páginas 12 a la 53 del manual de posturas. Así.

Luego llegaba el día, ella volvía a su libro de venenos, yo a revisar los cajones con sombras, a intentar poemas en papeles de colores, con cintas rojas para el amor, amarillas para el duelo, negras para la ausencia.

Bah, sólo añoro cuando me mordía.

Cuando (yo) no mentía.

Vivir era un milagro.

Igual que ahora pero diferente.

No me preguntes más.

jueves, 13 de noviembre de 2025

¿Tienes su número?

Rue Ravignan, Montmartre, Paris, 1956 - by Jean Marquis (1926 -2019), French
 

Este es un muestrario de máscaras, un vehículo que exhala y absorbe, un enjambre  de voces sin compás pero firme, constante, un vivero de inspiración para poetas mexicanas en el exilio, un ropaje de diario para un baile de gala solo porque viene esa que tú sabes, un diseño secreto para cautivarla, para sorprenderla. Busco tu complicidad. ¿Tienes su número de teléfono? ¿Me lo envías por WhatsApp? Gracias.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Por poder, puedo...

Noemia Prada

En esto que dejo aquí tu no sabes que hay una trama oculta, una historia debajo de la no historia, aunque lo intento sin fortuna una y otra vez. Puedo contarte un cuento. Puedo asesinar con mis manos un poema. Puedo callarme en un rincón de cara a la pared, con orejas de burro. Puedo dejarte en el refrigerador mi hígado en un tupperware azul. Puedo, de momento, sonreír y dejar todo este trabajo en una broma si no fuera porque puedo también ponerme serio y decir que no puedo y quedarme tan así, intentándolo, balbuceando, gritando, chillando, buscando una palabra, una frase, una idea, música, esa imagen que toque… 

(el resto está tachado, se conoce que era demasiado íntimo o ingenuo o absurdo)

martes, 11 de noviembre de 2025

Hola.

 

Steven Assael

Mire usted, se trata de buscar el modo de decir lo diferente, lo que antes no, aquí, entender de qué va este recinto blanco en el que garabateo  emociones, aquí, donde las imágenes intentan colarse por rendijas abiertas a cuchilladas,  voces en la pared de un nosotros que empieza desde que entras, aquí, es igual si desde google o curiosidad, malas lenguas o fantasmas en las almenas de un castillo portugués. Hola.

lunes, 10 de noviembre de 2025

Buena intención



Sé que estos intentos son más una canción de cuna que una sinfonía, no sé si tienen que ver. La lluvia deja borrosa la mirada a lo lejos, sin consistencia, un velo de ojos con cataratas. El porvenir es un taller con obreros enanos e indecisos de un cuento finlandés, una fragua de dibujos animados con animales que hablan y guerreros de robustos brazos asolando los villorrios de las colinas. Escribir para dejarlo aquí es perder el tiempo, justo eso que no tenemos. Pero la buena intención ¿qué? 


domingo, 9 de noviembre de 2025

Más María.

Down-and-out begging for help, Aldgate, London, 1963 - by Don McCullin (1935), English
 - 

 

Como pueden ver a nada que miren, la palabra sirve, también, para decir lo incorrecto, para desfigurar la coherencia, que todo iba bien, en la línea y se me ocurren  cosas de lo íntimo. María, o como se llame, si existiera, estaría sonrojada o maldiciéndome, llamándome por teléfono,  si lo supiera, la palabra, lo que pienso, lo que siento, lo que miento, lo que imagino, el blog, el muro, tú, yo qué sé, total no has llegado hasta aquí, bú.

Ya está dicho/escrito. Lo subo y se puede leer. No es una obra de arte pero es. Lo de hoy. Domingo. Las palabras dicen hasta donde permite la palabra. ¿Sé decirlo mejor? Quizás, si supiera qué intento decir. Pero quiero estar hoy también aquí y digo. Pues eso, expresión entre horas, entre que voy y vengo, subo al monte y bajo. Escribir necesita calma. No la tengo. Sale así. Abstracto. Como que sí o que no.  Tractatus lógico-philosophicus 5.6, lee a Wittgenstein y terminemos.

Por hoy.

Me sigo buscando.

¿Qué?

sábado, 8 de noviembre de 2025

Olla a presión.

Giuseppe Molteni (Italian, 1800-1867)
 

María, o como se llame, es ingenua.

O se lo hace.

Me cuenta el proceso de compra de un sujetador rosa. Cómo entra a una corsetería y le atiende una amable dependienta que le sugiere modelo y copa, que se quite la ropa y  se vea, que se vean, cómo le queda, le tira aquí, y se acercaba, le sugiero este, pasemos al probador. Uno es como es, escucha estas cosas y las que siguieron, la descripción de pechos y acosos, de transparencias y sedas, de marcas del botón y la presilla en la piel, de ropa interior y mujer contra mujer y la intuición de fondo es el encuentro con la realidad, el encuentro con uno mismo, con los demás. Es absurdo creer que la realidad se aparece así, sin más, como una virgen sobre una zarza ardiente. Qué tendrá que ver esto con los pechos de esa señora, pues todo, o nada, la realidad es así, la que imagino. Es lo que tiene escribir sobre María o como demonios se llame, se te va la olla.

viernes, 7 de noviembre de 2025

No puedo asegurar su nombre

 

Harold Feinstein  Coney Island


María, o como se llame, es un espectáculo. Por dentro es dulce, sensible, tierna, enérgica, con las ideas claras, inteligente, obstinada, sentimental y por prudencia omito otros muchos valores. Por fuera, si no resultase incorrecto diría que es pura belleza. Mi admiración por su fuera y su dentro.

Desearía columpiarme una y otra vez entre sus brazos, caminar y parar, hablar, compartir, tomar un café o bañarme en él junto a ella, disfrutar de abrazos en solarios solitarios o en la pared de un convento, en camas o piscinas, en playas o bosques, en su casa o en la mía, María, que llena de alegría el jardín al que llegan los buscadores de aves del paraíso, pájaros y hombres que se abrazan y yo, iluso, un pobre tipo que piensa que me lee, como las muchas que entran y pasan a esta página y ven o no ven, que seguro que a veces abominan de mis textos cándidos de canciones tan de amores y furores y qué sería esta página sin el misterio de los mares del sur que añoro desde  este brumoso norte que es de donde es María,  un regalo de ser humano, que uno es mayor para emociones tan fuertes y tenían que verme con la baba cayendo sobre el teclado cuando pienso en ella, que me emociono y solo falta que me cante/baile por bulerías y "qué daría yo por empezar de nuevo", una jota, un tango, yo qué sé, que escucho la voz de María y se me alteran los pulsos y entiendo y me toca tanto,  qué pena que no haya un camino submarino para recorrerlo a pulmón libre de este a oeste, buscándola, peregrinando a su cama de algas o a su húmeda cuna, de rodillas y con cilicios haciendo ganas para perderme en su catedral de sal, si la hubiera,  en su ermita, qué sé yo, poniendo velas o compartiendo mesa y peces, amores y sed, lenguados y sardinas, que tiro los platos con espaguetis a manotazos y nos amamos como italianos frenéticos sobre los cuadros azules y blancos del mantel hasta que se nos quede el culo a colores, que nos comemos uno al otro en un festín interminable, ay que sí, que se me pasa la hora de comer, que me está entrando un apetito que no veas, flor, tiritritán, tan, tan ea, que mañana va la segunda. María, o como se llame,

jueves, 6 de noviembre de 2025

La playa de noche

 


Verano. La luna iluminaba la playa. Nos escondimos en las dunas, entre las hierbas. El frescor de la noche nos animaba. Exploramos nuestros cuerpos y el deseo hizo el resto. Ni siquiera nos conocíamos. Ella apenas se movía, gemía, tenía los ojos cerrados. Dijo que era la primera vez. Luego gritaron nuestros amigos y nos bañamos desnudos en un mar en calma. Me sumergí y todo estaba negro, una extraña sensación. Me dio miedo. Aun así nadé mar adentro, imprudente lo intenté de nuevo, busqué el fondo, no había límites, bajo el agua había una dominante oscuridad. Salí braceando, desorientado, quería respirar, buscar la luz, aparentaba calma pero estaba asustado, no controlaba la nada, la absoluta ausencia. Me vestí, para defenderme. Ella me esperaba, se llamaba María. Me tomó de la cintura y en silencio volvimos andando hasta el pueblo.

Ahora, hoy, como aquella noche, estoy bajo un agua negra que me vence. Me ahogo, tengo miedo, quiero salir a respirar, quiero volver, no sé dónde. Nadie me enlaza de la cintura.

miércoles, 5 de noviembre de 2025

De lecturas y eso.

La historia la escriben los que ganan. Después la inventan, la modifican a voluntad, por conveniencia, por método, por odio.


¿Conoce usted a Boris Vian?
No, no había nacido.



La historia empieza cuando uno nace al conocimiento, cuando sabe.
De Gabriel García Márquez leí, parece que fue ayer, Cien años de soledad, un inicio, la entrada a la magia de leer lo diferente, el sur también existe.

Le digo que no había nacido.



No importa, léala, lea Conversación en la catedral, léase a sí mismo, conózcase, sepa, escriba su historia.

¿Diga?


Ya que está, lea Rayuela.

¿Mande?


María Zambrano, dice “Hay que dormirse arriba en la luz. Hay que estar despierto abajo en la oscuridad. Arriba en la luz, el corazón se abandona, se entrega. Se recoge ...pues se ha llegado allí, a esa luz, sin forzar ninguna puerta y aun sin abrirla, sin haber atravesado dinteles de luz y de sombra, sin esfuerzo y sin protección” y sin transición, en el Perseguidor, Cortázar dice “Lo que pasa es que se creen sabios -dice de golpe-. Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido. Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas. En el circo es igual, Bruno, y entre nosotros es igual. La gente se figura que algunas cosas son el colmo de la dificultad, y por eso aplauden a los trapecistas, o a mí. Yo no sé qué se imaginan, que uno se está haciendo pedazos para tocar bien, o que el trapecista se rompe los tendones cada vez que da un salto. En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento. Mirar, por ejemplo, o comprender a un perro o a un gato. Ésas son las dificultades, las grandes dificultades. Anoche se me ocurrió mirarme en este espejito, y te aseguro que era tan terriblemente difícil que casi me tiro de la cama. Imagínate que te estás viendo a ti mismo; eso tan sólo basta para quedarte frío durante media hora. Realmente ese tipo no soy yo, en el primer momento he sentido claramente que no era yo, lo agarré de sorpresa, de refilón y supe que no era yo. Eso lo sentía, y cuando algo se siente... Pero es como en Palm Beach, sobre una ola te cae la segunda, y después otra... Apenas has sentido ya viene lo otro, vienen las palabras... No, no son las palabras, son lo que está en las palabras, esa especie de cola de pegar, esa baba. Y la baba viene y te tapa, y te convence de que el del espejo eres tú. Claro, pero cómo no darse cuenta. Pero si soy yo, con mi pelo, esta cicatriz. Y la gente no se da cuenta de que lo único que aceptan es la baba, y por eso les parece tan fácil mirarse al espejo. O cortar un pedazo de pan con un cuchillo. ¿Tú has cortado un pedazo de pan con un cuchillo? y para terminar, GGM escribe “José Arcadio Buendía, sin entender, extendió la mano hacia el témpano, pero el gigante se la apartó. "Cinco reales más para tocarlo", dijo. José Arcadio Buendía los pagó, y entonces puso la mano sobre el hielo, y la mantuvo puesta por varios minutos, mientras el corazón se le hinchaba de temor y de júbilo al contacto del misterio. Sin saber qué decir, pagó otros diez reales para que sus hijos vivieran la prodigiosa experiencia. El pequeño José Arcadio se negó a tocarlo. Aureliano, en cambio, dio un paso hacia adelante, puso la mano y la retiró en el acto. "Está hirviendo", exclamó asustado. Pero su padre no le prestó atención. Embriagado por la evidencia del prodigio, en aquel momento se olvidó de la frustración de sus empresas delirantes y del cuerpo de Melquíades abandonado al apetito de los calamares. Pagó otros cinco reales, y con la mano puesta en el témpano, como expresando un testimonio sobre el texto sagrado, exclamó:-Este es el gran invento de nuestro tiempo. y sin ser lo más significativo, es suficiente para que te/me pregunte, como tantas veces, qué diablos hacemos aquí, con cariño sí, pero la A, ¿sabes?, ¡la A!, Hay que dormirse arriba en la luz., pues eso. Esto. Estamos en el camino ".....triste ser letrado y funcional a la vez......" del poeta Cisneros

martes, 4 de noviembre de 2025

Parker y los silencios



Parker no puede callar más, añora la dulzura de aquellas manos, los labios que besaban sus párpados, la voz que le bañaba en aguas claras, lo más parecido a cuando con marea baja, atento a las olas traidoras, buscaba percebes en las rocas lisas de Ogoño.

Tantas cosas ignora aún de ella, las camas en las que ha dormido, los pájaros, animales oscuros, música, temblores, miedo.

Pero ella se esconde detrás del abanico, cierra las puertas, levanta paredes imaginarias, agravios reales, silencios o despedidas, baja al subterráneo, se pierde en viajes a países lejanos.

Y Parker sigue así, anhelante, confuso, hambriento, inseguro, con las heridas abiertas, con la memoria a flor de piel, con el cuerpo esperando el bálsamo de ese cuerpo de niña con mente de anciana.

Ven, musita.
Pero no viene

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