Nadie nos hablará así
Mi
amada, quiero sentarme ahora a tus pies, abrirte el corazón, derramar todas las
emociones que me produce tu presencia, el inmenso dolor de tu última ausencia,
pensarte, lo que sé de ti, lo que aún ignoro, tus misterios, tus certezas, tus
miedos, tu dulzura, desgranar uno por uno los temblores que me crecen en mitad
de la cabeza cuando dices tiernas palabras, cuando tengo tu cara entre mis
manos y sé que ahí empieza el mundo, que a pesar que no entiendo tantas cosas
tú has cambiado mi vida, nada es igual desde que me maravillas, me atraes, me
dejas al borde de una acequia de sombras, me rescatas, me elevas, cruel, me
dejas caer desde lo más alto, me sacas del fondo del pozo, me das patadas en la
cabeza para que me hunda, una y otra vez apareces como la hechicera que todo lo
puede, no quiero pedirte clemencia, reina, que como estás tan sensible igual no
lo digo bien y algo te raspa y no, eso no, que escribo a tientas porque no
puedo estar callado, que se me escapan las palabras de puritas ganas de
decírtelas, de que alguna se prenda en tu oído, te guste, te haga feliz y
sonrías, añoro tu risa, niña de colores que me muero de ganas de amarte hasta
que no podamos más y mirarnos ahí dentro, jamás he visto a una persona tan
dentro como a ti te he visto, entrando por tus ojos que se quedan detenidos,
inmóviles, deslizándome por la parte interior de esa mirada de luz como un
tobogán hasta tu centro, allí donde quisiera llenarte de gardenias y claveles,
de rosas rojas y orquídeas, de la hiedra de mi amor que te trepe y se lleve
esos bichos que te muerden, que no te dejan, como quisiera pasar una puerta y
estar en Roma, en algún lugar donde nadie más que tú y yo, cerrar el mundo en
un abrazo y ya se me escapa la nostalgia y tu pides concreciones, es cierto,
pero no puedo romperme el corazón cada día y seguir cuerdo, no puedo estar
desnudo sin pudor, no sé, temo dejar el disfraz y no encontrarme. Nadie nos
hablará nunca como nosotros nos hablamos


0 comments :
Publicar un comentario