lunes, 14 de mayo de 2012

Travesía.




Deseamos, tanto este fuego nos quema el cerebro,
Lanzarnos al abismo, Cielo o Infierno, ¿qué importa?
Al fondo de lo ignoto para encontrar lo nuevo.
(Baudelaire)

Todo iba bien, los problemas normales, es decir la norma, el canto del gallo, aguantar las semanas de lunes a viernes, por la línea, recuperar la sonrisa el sábado y gastarla el domingo en comidas familiares, visitas y bostezos, qué sé yo y el lunes otra vez.

Florecía el viento en los esbeltos sauces, siguiendo fugitivas milochas de ilusiones me adentré en una selva de incertidumbre más allá de la vereda de lo cotidiano. En aquel año del toro y el fuego intenté alumbrar con candiles la oscuridad del silencio, coleccioné sonidos viejos, cánticos de monjes grises, espirales de materias volátiles, lo que no conmueve, lo acontecido, el hábito, los sueños dormidos.

La fuerza se me escapaba por las hechuras de los días, no me contenían los suspiros, la energía, el hambre de luceros, la distancia.
Me fui a descubrir América.
Tarde varios años en llegar, la travesía es larga, llena de momentos difíciles. A pesar que nadaba con energía, mis brazadas no superaban las olas de las tempestades, la espuma de medianoche, las luciérnagas marinas. Me ahogué varias veces.
Pero llegué, todo fue desilusión, América ya estaba descubierta.
Lanzarme al agua otra vez, el camino de regreso, delfines y medusas, las estrellas guiándome, la gran tormenta, el salado sabor de la derrota, el cansancio ahondándome hasta las simas de la realidad submarina.

Retomar el inabarcable tedio, la doble jornada de la nada, el tictac implacable, los espejos obligatorios, la estepa infinita, el deterioro en el granero luminoso, la sed no apaciguada, un hueco socavado en lo oscuro, la maleza dormida. Cada día se me muere un dios desconocido, cada día me muerde el desalmado intento de no haber sido, la dimensión de mi realidad es el infierno de esta estancia sin esperanza de cielo.

Y los bárbaros no acaban de llegar.



3 comments :

virgi dijo...

Me gustas cuando nadas porque estás como ausente.
Vinieron los bárbaros (lo dicen los libros) y se fueron mientras nadabas.

Me chiflan los nadadores.

Nikté dijo...

Si hay que ir se va, pero ir por ir...Y lo que es aún peor: que vas y ya está descubierto.

El cielo, el infierno, siempre fue alguno hasta allí antes que nosotros, y cuando llegas preguntas correctamente donde estás, a lo que te responden con otra, algo típico de un gallego.
-No trajo brújula?
- Pues no
- Ni un prospecto?
-Ya le digo que no.
-Pues lo tiene crudo

Y así, sin saber donde te hallas, preguntas por el Limbo, a un señor con cara de tener pocas ganas de discutir hoy sobre teología. Refunfuña, se coloca bien el cetro y con un aire regio te señala el camino.

Llegas hasta allí y solo ves niños jugando a la pelota ficticia. Te aburres soberanamente.

Vuelves a preguntar- a estas horas rendido
- Oiga, sí, a usted, vera...Me he perdido, creo. Yo estaba acostado soñando con una señora, y vine a buscarla a nado, me digeron que estaría por aquí, pero no hay manera ¿Podría conducirme hasta las escaleras mecánicas de la estación de cercanías? Vivo justo allí. Me he perdido.

Y así, como lo relato, ocurrió todo. Ni más, ni menos.

Ihintza H de L dijo...

Escribes cada día...Sin perdón, me admira tu capacidad creativa.

Tengo una vida por contarte, y no valen excusas, cómo buenos vascos, apostemos, ¿quién de los dos tiene menos tiempo? Encontremoslo, te añoro amigo.
mua

PD- Apuesta_ te tocará pagar el café.

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