Fiscalía.
Me cambió la vida. Iba derecho al traje gris, la esquina del sofá, una suegra en la habitación del fondo, el bostezo. No sabía cómo y ella me enseñó. Filosofía, poesía, ironía, el amor de mi vida, entonces. Luego, claro, suele ocurrir, volvió a cambiar el rumbo de los días y tampoco éramos, no éramos el nosotros para siempre. No existe para siempre por más que muchos se empeñen.
De aquel tiempo me quedan muchos recuerdos, emoción, maravillosos momentos, Neruda, un retrato que me hizo a carboncillo, un avión de juguete que me trajo de París y el último día, su venganza, cruel. Un carácter, era todo un carácter.
También me quedan las muchas personas con las que compartimos risas y sueños, problemas y cantos. Algunas todavía están entre mis amistades. Nos saludamos en las calles de nuestra ciudad que antes era oscura y ahora brilla. ¿Cómo estás?, tiempo sin vernos, ¿todo bien?, el ritual de intentar simular que nada ha pasado, ni el tiempo, pero.
Lo había leído en la prensa, la verdad es que no le presté demasiada atención. Un asesinato, un hombre joven había matado a otro de cierta edad. Una pelea, no sé, no lo leí a fondo, otra noticia.
Ayer me llamó Javier. “¿Sabes quién ese que han asesinado?, Francis”. Me quedé atónito, no supe reaccionar.
Francis era de aquel grupo, de aquellos con los compartimos futuro, forma parte de aquellos recuerdos. Un chaval dulce, educado, atento, culto, encantador, deportista, guapo, amigo, alegre. Recordé aquella carrera que hicimos en el pantano, nadando, lucía el sol y nos animaban desde las orillas, las conversaciones sobre música, las confidencias, aquel tiempo joven.
Busco la noticia, leo, me entero de los detalles, la fiscalía dice que fue un asesinato con alevosía, la forma jurídica de definir una muerte cruel, injusta, triste, sucia, un final indigno, una tragedia.
Me estremezco y me apiado, dejo mi recuerdo y mi respeto por el joven que conocí y por el hombre que fue, con sus aciertos y sus errores.
No sabemos lo que la vida nos tiene reservado.
Vivamos.
4 comments :
Reitero mis condolencias, Pedro.
Siento la caricia inicial del primer párrafo de este escrito. Sublime...
Continúo la lectura. Me doy de frente con la realidad que cada día se cuece en las calles, abarrota los pasillos de los Juzgados, y siempre nos resulta tan lejana, tan peliculera..., hasta que nos toca.
Y acabo anotando el mejor canto de todos, “Vivamos”; me lo tatúo en negrita y subrayado, por si acaso releyendo este escrito en algún otro momento, y sumida en las tantísimas menudencias y trivialidades en que a veces centramos nuestra vida, tengo el desacierto de pasarlo por alto.
Abrazos. Feliz fin de semana.
Maria, suelo inventar, imaginar. Hoy no.
Lo sé.
Un abrazo grande.
Vivamos, sí.
Beso
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