Santiago Sierra.
Santiago Sierra (Madrid, 1966) es un artista español. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, desde 1995 reside en México, donde amplió su formación en la Escuela de San Carlos de la Universidad Autónoma de México. Galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas de España en 2010, rechazó el premio.
Ha expuesto en museos, centros de arte y galerías de todo el mundo, como en el Museo Kiasma de Arte Contemporáneo ARS 01 (Helsinki), en el Kunstwerke (Berlín), en la Kunsthaus Bregenz (Austria) o en el PS1 del MOMA (Nueva York). El arte de Sierra, cargado de reivindicaciones sociales y políticas desde sus comienzos, intenta evidenciar lo absurdo de las relaciones de poder establecidas y destacar los problemas que acarrea para la población la economía capitalista. La producción de Sierra se basa, no en una sola técnica, sino que juega con un amplio espectro de ellas: fotografía, vídeo, música, o elementos cotidianos con los que forma impresionantes instalaciones que luego invitan a una profunda reflexión sobre el mundo que nos rodea.
Sobre su obra, Pablo España señaló que "presenta los mecanismos de dominación de forma muy cruda, pero hay otras cosas a tener en cuenta como la frustración y la decepción de la promesa del placer estético". Su obra señala una crítica social, sin efectos paliativos. Controvertido, destacan su montaje de una sinagoga convertida en cámara de gas (245 metros cúbicos, Alemania, 2006), o Línea de 250 cm tatuada sobre 6 personas remuneradas (Cuba, 1999, sobre excluidos sociales).
Polémica sobre el Premio Nacional de Artes Plásticas de España
En 2010 fue galardonado con el Premio Nacional de Artes Plásticas de España que concede el Ministerio de Cultura "por su obra crítica, que reflexiona sobre la explotación y la exclusión de las personas, y genera un debate sobre las estructuras de poder, tal y como se manifiesta en sus diversos proyectos desarrollados a lo largo de dos décadas". Sierra rechazó al día siguiente el premio en una carta a la ministra de Cultura aduciendo que "los premios se conceden a quien ha realizado un servicio, como por ejemplo a un empleado del mes" y que el "premio instrumentaliza en beneficio del estado el prestigio del premiado", terminando con "el Estado no somos todos: El Estado son ustedes y sus amigos. Por lo tanto, no me cuenten entre ellos, pues yo soy un artista serio. ¡Salud y Libertad!" En la carta detalla además sus principales críticas al Estado, "Un estado que participa en guerras dementes alineado con un imperio criminal. Un estado que dona alegremente el dinero común a la banca. Un estado empeñado en el desmontaje del estado de bienestar en beneficio de una minoría internacional y local" La directora general de Bellas Artes, Ángeles Albert, señaló que le sorprendía el rechazo, dado que cuando se le comunicó se mostró "contento y agradecido", y ha trabajado con el Estado en otras ocasiones como en 2003, en la Bienal de Venecia cuando se lo pidió el gobierno de José María Aznar. Amigos del artista han contestado diciendo que su trabajo del 2003 fue un simple encargo laboral, no un premio.
Santiago Sierra escandaliza Londres con una exposición de mierda
LPC en arte | Enero 29, 2008El madrileño Santiago Sierra, posiblemente el artista contemporáneo español más famoso del mundo, acaba de exponer una obra en una galería de Londres consistente en 21 monolitos compactos de caca seca.
Una obra de mierda, podría decirse. Pero, aunque todos sabemos que Sierra no es el primer artista que hace una obra de mierda, esa no es la cuestión. Lo importante es que la materia prima de la obra ha sido recolectada a mano por mujeres de Nueva Delhi y Jaipur "cuya casta les impide tener otro trabajo que sacar la mierda de los baños públicos". Por si no lo han notado aún, Santiago Sierra es el artista de la conciencia. Pero no la suya, sino la de ustedes.
El artista como turista de la catastrofe. Hace dos años, la instalación de Sierra en Pulheim (Alemania) fue suspendida porque un grupo de judíos furiosos amenazaron con prenderle fuego. El artista había convertido una sinagoga en una improvisada cámara de gas, en la que los visitantes debían entrar de uno en uno, protegidos por una máscara de gas. Se llamaba Una protesta contra la banalización del Holocausto.
Hace cuatro, Sierra recogió diez emigrantes iraquíes en Londres, los puso contra la pared y los roció con espuma de poliuretano. Después esperó a que endureciera y grabó todo el proceso en video. Si no llevaran trajes y visores de protección, el arte les habría matado.
Todo tiene solución en esta vida. Como Diane Arbus, a Sierra le gusta llevar a banqueros, directores de museos y alta sociedad en general a ver cosas que no han visto nunca, precisamente porque pagan a gente para que las elimine, las tape o las disfrace. En este caso, mierda.
Pero cuidado: mierda seca, sanitarizada, mezclada con fevicol (un aglutinante plástico), curada en moldes de madera aromática y convenientemente desodorizada para no ofender a la delicada audiencia. Vamos, la misma mierda de siempre, sólo que en forma de monolito, con una historia de terror en la etiqueta y la muy cristiana intención de despertar un incontestable sentimiento de culpa.
Richard Dorment, el crítico del Telegraph, lo ha llamado "el olor inconfundible de la culpa gratuíta". Pero Richard Dorment, con cuyo apellido me entran ganas de hacer chistes malos cada vez que le leo, es un exagerado: hay culpa, vive dios. Pero, si se hace insoportable, Sierra ofrece un analgésico que ha funcionado durante, al menos dos mil años: dar dinero a la causa. Es decir, la misma mierda de siempre, pero en una galería del West End Londinense, rodeada de restaurantes de lujo y hotele con servicio de masajes en la habitación.
Dicen que el arte contemporáneo es y seguirá siendo el único superviviente de la crisis. Lo mismo dicen de las cucarachas. En los dos casos, es posible -y lamentable- que tengan razón.
(De La petite Claudine)
2 comments :
Que paren el mundo, que yo me bajo.
"Algo huele a podrido en Dinamarca"
un abrazo
Impresionante.
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