Sobre "final del viaje"
cuyos contornos son los de tu cuerpo
da ganas de morir recordando la vida
(Jaime Gil de Biedma)
Final del viaje, momento de recopilar recuerdos, olores, brisas, el frío de aquel martes, la espera en aeropuertos, el silencio sentado en la butaca de al lado, la maleta azul con una etiqueta rota, las flores sembradas entre nubes.
Las montañas ahí abajo, las cimas rasgaban vientos y todos miraban hacia la puerta, algunos reían, los más lloraban con lágrimas dulces, resignadas, un llanto infantil, purísimo, sus manos buscando el manjar del miedo.
Luego llegó la noche y el aire sonaba en las alas como un arpa de melancolía, apenas recordábamos de dónde veníamos, ni la mirada de los ahogados bajo el mar intuido en un negro infinito, solo flotaba el destino.
Entonces vi al ángel, volaba hacia mi y sonreía, en sus manos llevaba un cetro dorado y la luz me cegó.
Es cierto, pude verlo.
Después el demonio, celoso, nos dio la mano, ignoramos el invierno y seguimos caminando, el cielo era amarillo y todos decían que faltaba poco para llegar.
Final del viaje, la casa dormida, la mesa con frutas, tu cama y esa que está tumbada eres tú, te miras desde el techo mientras los gigantes se esconden, los perros merodean por la alameda y cae una fina lluvia.
3 comments :
¿A dónde ha ido usted?... y sin mí que es lo más peor... (:D broma) ¿a Patmos?
Hay que despedir al ángel que te dejó cargado de estímulos para reconciliarte con el demonio. Ganando cada amanecer la partida, recoges haces de luz para derrocarle en la noche.
BRAVO, BRAVISSIMO
Publicar un comentario