Usted está aquí.
No sin trabajo un cronopio llegó a establecer un termómetro de vidas. Algo entre termómetro y topómetro, entre fichero y curriculum vitae.
Por ejemplo, el cronopio en su casa recibía a un fama, una esperanza y un profesor de lenguas. Aplicando sus descubrimientos estableció que el fama era infra-vida, la esperanza para-vida, y el profesor de lenguas inter-vida. En cuanto al cronopio mismo, se consideraba ligeramente super-vida, pero más por poesía que por verdad.
A la hora del almuerzo este cronopio gozaba en oír hablar a sus contertulios, porque todos creían estar refiriéndose a las mismas cosas y no era así. La inter-vida manejaba abstracciones tales como espíritu y conciencia que la para-vida escuchaba como quien oye llover, tarea delicada. Por supuesto la infra-vida pedía a cada instante el queso rallado, y la super-vida trinchaba el pollo en cuarenta y dos movimientos, método Stanley-Fitzsmmons.
A los postres las vidas se saludaban y se iban a sus ocupaciones, y en la mesa quedaban solamente pedacitos sueltos de la muerte.
(Julio Cortazar)
No sé qué es lo que escribo, se me acumulan las ideas y las vivencias, se amontonan los escritos sin orden ni concierto.
A veces me leo.
Me sorprendo.
Hablo sobre cosas que voy aprendiendo.
No sabría concretar cuánto, mucho, poco, qué.
Llevo bastante tiempo aprendiendo.
Y ¿qué aprendes? ¿De quién?
No lo sé.
Pues cállate.
Vale.
(Muchas veces no me gusta lo que cuelgo. Por ejemplo, hoy.)
(Muchas veces no me gusta lo que cuelgo. Por ejemplo, hoy.)
5 comments :
Jaja...,ja.
Un cronopio bien vale un diálogo, que no sobrepase a una fama.
Saludos.
grande Cortazar
Pues a mi me gusta saber dónde estoy. Y te agradezco que digas aunque no tengas nada que decir.
Besos
Muchas veces me fascina lo que cuelgas, por ejemplo hoy. Cosas de la vida ;)
Un besiño, Pedro!
¿En dónde?
Publicar un comentario