lunes, 2 de agosto de 2010

De madrugada.


 Apocalipsis

Capítulo 1

1 La Revelación de Jesucristo, que Dios le dio para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y que dio a conocer Enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2 quien ha dado testimonio de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo, de todo lo que ha visto. 3 Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta Profecía, y guardan las cosas escritas en ella, porque el tiempo Está cerca. 4 Juan, a las siete iglesias que Están en Asia: Gracia a vosotros y paz de parte del que es y que era y que ha de venir, y de parte de los siete Espíritus que Están delante de su trono, 5 y de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama y nos Libró de nuestros pecados con su sangre, 6 y nos Constituyó en un reino, sacerdotes para Dios su Padre; a él sea la gloria y el dominio para siempre Jamás. Amén. 7 He Aquí que viene con las nubes, y todo ojo le Verá: aun los que le traspasaron. Todas las tribus de la tierra Harán Lamentación por él. ¡Sí, amén! 8 "Yo soy el Alfa y la Omega", dice el Señor Dios, "el que es, y que era y que ha de venir, el Todopoderoso." 9 Yo Juan, vuestro hermano y Copartícipe en la Tribulación y en el reino y en la perseverancia en Jesús, estaba en la isla llamada Patmos por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús. 10 Yo estaba en el Espíritu en el Día del Señor y Oí Detrás de Mí una gran voz como de trompeta, 11 que Decía: "Escribe en un libro lo que ves, y Envíalo a las siete iglesias: a Efeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea." 12 Di vuelta para ver la voz que hablaba conmigo. Y habiéndome vuelto, vi siete candeleros de oro, 13 y en medio de los candeleros vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una vestidura que le llegaba hasta los pies y Tenía el pecho ceñido con un cinto de oro. 14 Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la lana blanca, como la nieve, y sus ojos eran como llama de fuego. 15 Sus pies eran semejantes al bronce bruñido, ardiente como en un horno. Su voz era como el estruendo de muchas aguas. 16 Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca Salía una espada aguda de dos filos. Su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. 17 Cuando le vi, Caí como muerto a sus pies. Y puso sobre Mí su mano derecha y me dijo: "No temas. Yo soy el primero y el último, 18 el que vive. Estuve muerto, y he Aquí que vivo por los siglos de los siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19 Así que, escribe las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas. 20 En cuanto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi mano derecha, y de los siete candeleros de oro: Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros son las siete iglesias.


 -¿Nunca habías visto una mujer desnuda?

-Nunca, antes he visto mujeres sin ropa, el breve tiempo de entrar a la habitación, en una penumbra absurda. Además siempre voy medio borracho. No es contemplación lo que busco.

-Te conozco, esta te ha marcado, no dejas de pensar en ella.

-No digas tonterías, vamos a tomar otra copa.

-Como quieras.

(Su piel es de marfil, de porcelana, es blanca, de la substancia de la que están hechos los dioses. Flota sobre las sabanas, sin peso, es perfecta. Ríe y me llena de luz, me abraza y el mundo se detiene.)

-Tenemos que volver al hotel, mañana salimos temprano.

-Vete tú, me tomo otra y voy.

(Me mira y siento que ve todos mis pecados, que me absuelve, con un dedo hace cruces en mi frente y olvido quién soy, qué hago en el mundo, oculta mis abismos.)

Etc, etc.


6 comments :

virgi dijo...

Su piel marcará la madrugada. No serán iguales los días sin ella.

Sé que tus etc. no son precisamente abismos, sino pozos refrescantes cuando de la chistera te sale la magia de deleitarnos.

Besitos y ternura.

Pedro M. Martínez dijo...

La verdad, virgi, es el primer agosto en ni recuerdo cuantos años, que trabajo. Siempre me he ido de vacaciones. Ahora me queda una semana.
Iba a colgar el cartel de vacaciones pero no, seguiré con la página. Lo que no sé es si tendré imaginación para dejar algo (espero que sí)
Escribir, como nadar, tiene eso, que desde la playa al rompiente te deslizas suavemente y los brazos entran y salen del agua, sin espuma, las piernas baten rítmicamente, la boca busca el aire con elegantes movimientos del cuello.
Esto de hoy ni sé lo que es.
Tus besos y ternura sí sé lo que son. Muchísimas gracias.

Joselu dijo...

Viendo el Paraíso Perdido de Doré me ha venido a la cabeza la reciente visita a la exposición “De Durero a Morandi: grabados de la Fundación William Cuendet & Atelier de Saint-Prex” que está ahora en Gijón. Allí están todos: Durero, Rembrandt, Canaletto, Piranesi, Lorrain, Goya, Degas o Morandi….
Impresiona Durero. Sus ilustraciones de la Biblia intentan hacer llegar el mensaje a quienes no saben leer y para ello dibuja grupos en torno a Jesús que escuchan lo que dice. Maravillan esos rostros, esa colección de expresiones y actitudes frente a quien les está hablando. Parecía que si mirando tan cerca girabas la cabeza y pegabas la oreja al vidrio le ibas a escuchar lo que decía. También los grabados de Giambattista Tiepolo (que yo no conocía) ilustrando pasajes de la Biblia, me dejaron abrumado por su exquisitez y belleza. ¡Que pena que no alquilasen lupas! ¡Imperdonable!...
Con Doré me pasa que me vienen a la cabeza los comics de Harold Foster de “El Príncipe Valiente”. Yo creo que descubrí su Quijote al tiempo que Camelot. ¡Que envidia dibujar así! ….Que tiempos…
Gracias por seguir ahí, tan…Speedo.

Pedro M. Martínez dijo...

Joselu un día, desde el Guggenheim, me ofrecieron una suscripción a una revista de arte, de prestigio, lujosa, y gratuita. “No puede ser, aquí hay trampa”, pensé. Pero acepté. Mes a mes me llegaba, puntual, un tesoro, magnífico papel, cultura pura, un tesoro. Y gratuita, ya te digo.
Traía, además, un librillo como suplemento en el que con profusión de ilustraciones informaba de las exposiciones en las principales capitales europeas. Se te ponían los dientes largos, hubiera querido ir a todas. Me dejó especialmente colgado una, en París, sobre la “Melancolía”, las críticas eran magníficas. No pudo ser. Para compensarlo vi (en Paris) una exposición de Moebius (que no es lo mismo pero también me gusta).
Desde entonces me di cuenta que no se puede estar en tantos sitios, que no se puede ver todo, que no hay tiempo, que no hay bolsillo que lo resista.
Y sin embargo, ya ves, al año siguiente, en Berlín me encontré con aquella “Melancolía” que me colmó y se colocó en los primeros puestos de mi hit parade particular en exposiciones (y he visto bastantes, en bastantes sitios).
No te voy a contar nada sobre mi idilio con Harold Foster (cuando quieras te dejo alguno).
Tampoco te voy a contar nada sobre Speedo (bueno, sí, era una marca de bañadores de competición muy apreciada por los nadadores del club Deportivo –entre los que me encontraba- y que utilizábamos tanto en las carreras de piscina como en travesías a mar abierto)(en la playa no, marcaba mucho)
Cuida a las chicas.
Sigo en Bilbao y vigilo la escalera.
Y te abrazo.

mabel g. c.© dijo...

Sumergido el miedo en el líquido, todos los muros vuelven a erguirse.
Yo tampoco sé lo que es esto.

Transmite. Se sujeta sin correas.

Un beso.

gaia07 dijo...

En resumen, el único cataclismo del que seremos victimas de seguro, es el del abrazo capaz de detener el mundo.
Amén.

Besos.

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