miércoles, 21 de julio de 2010

El amante que se comió un zapato.

Una vez estuve enamorado de un zapato. Tanto. Me lo comí, al que hacía su par y a la persona que estaba dentro de ellos. No me duele decirlo, no me arrepiento, no me avergüenzo, es más, lo proclamo, lo esparzo, lo grito frente a un acantilado de ojos incrédulos, haciendo equilibrios sobre el palo de mesana de este barco que va, bah. 

El amor arrolla, es misterioso y fértil, sin cálculo previo, desmedido, incontrolable, avasallador, es una motocicleta que te atropella cuando estás descuidado. Si no es así no es amor, es otra cosa, costumbre, rutina, pobre cariño, necesidad, interés, egoísmo, algo mercantil, un asco, puaff.

Me comí ese zapato, sí, claro. Debo decir que es el primer zapato que me comía. Luego me comí el otro. Un tiempo después me comí a la dueña. Sé que es extraño pero así fue. Quiero aclarar que ella había intentado comerme primero, con lo que fue un caso de defensa propia. Fue gula, lo sé, debí conformarme con morderla de a poco, como antes, como entonces, pero no, se abrió tan magnífica ante mí, onírico pavo real femenino, que me la comí, entera, ñam.

 La digestión fue pesada. El zapato parece simple, sin adornos, pero me costó, sobre todo el tacón, ese mismo que había pisado mi pecho desnudo. Quizás lo he contado antes. Llegaba a sus brazos desde el viento, nos encontrábamos en una habitación en penumbra, me esperaba trémula, vestida solo con esos zapatos, su pelo mojado, nos abrazábamos de inmediato. Me desvestía mirándola, nos acariciábamos ya con los ojos. Saltaba a mi pecho como una pantera pálida y mis piernas resistían esa primera embestida, el ataque que precedía a las manos explorando la piel, los pliegues de los muslos, la cara interna de los brazos, el lóbulo de las orejas, el cuello en el que me demoraba hasta conseguir los primeros suspiros, el ven que yo retardaba, cruel, sus nalgas duras, sus pechos breves, la húmeda circulación en la que nadábamos sabiendo que íbamos a ahogarnos en el deseo, marea creciendo, subiendo por los muebles, la biblioteca, libros húmedos, mesas húmedas, sofá húmedo, palabras que resbalaban entre nuestros sexos tan sensibles hasta que todo eran gemidos y gritos y fricción y pasión, los dos dentro de un horno, abrasándonos, chamuscados, descontrolados, nos besábamos, nos insultábamos, luchaban los labios, los dedos, sudorosos, otros, perdidos, volcándonos, lejos, más lejos, inhumanos, animales que se apareaban y subían, arriba, más arriba, irresistible, cuando estábamos a punto de morir llegaba la explosión del placer y en cada músculo, hueso, piel, venas, sangre, cabello, dientes se producía un terremoto y nos rompíamos en diminutos trozos de amantes amándose, de enamorados enamorándose, perdidos el uno en el otro, exhaustos, definitivamente prisioneros de los cuerpos, enajenados, ambiciosos, egoístas, maldiciendo aquel primer momento que nos vimos y nos encadenamos, qué otra cosa podíamos hacer, qué sino perdernos en nuestros desiertos, en nuestros laberintos, rompernos el alma, el consuelo, la calma, la soledad anterior, la cordura, enajenarnos, enfrentarnos como fieras que defienden su espacio, los límites, que quieren traspasarlos, llegar más lejos, donde nunca, exploradores de tierras negras, subterráneos con grilletes y risas en lo oscuro, con miedo y tangos que advertían, rechiflao en mi tristeza hoy te evoco y veo que has sido, que extendíamos la alfombra de los reproches, esgrimiendo los agravios, la cobardía de abandonar la tibieza que se posaba en lo obvio, en el ya veremos, en el luego, no quemar las naves, imperfección del claroscuro, rehenes detrás de la puerta, un guante negro sobre su espalda blanca, lenguas de cisnes chupando su vientre, moscas venecianas, errores repetidos, lo táctil frente a la idea, el principio, los remolinos en el pantano de hablar sin decir, tumulto en el mercado, a la salida me comí su zapato, el otro, a ella, me comí a mí mismo y la vida fue ya, es, una digestión absurda, sin paisaje, sin globos aerostáticos fotografiando los instantes claves, magos con sus juegos de manos, diarios detallados de lo que paso, día 17, día 18, el 31, calígrafos chinos viviendo en el cuerpo de un buey, de un burro, de un cerdo, de un mono, hasta aquí he llegado y, querida mía, mi corazón lo partiste a machetazos, guerrera, tutsi implacable, indígena de un país de psiquiatras y jugadores de fútbol, de payadores y comedores de peces, alterada que me alteraste, ausente de la realidad de mi realidad, avisada de mi ardor usas botas de clavos, es inútil, volveré a comerte igual, a bocados, Peter Sloterdijk se pregunta dónde estamos cuando escuchamos música, yo me pregunto dónde estábamos cuando nos apartamos, sin preguntas, sin entrañas, sin reconciliación posible, extraños en nuestros fugaces yo, exiliados de la patria que inventamos, ciegos, malditos para otros amores, cercenada la esperanza, colgada de un clavo en la blanca pared que espera sombras de nubes velazqueñas, aturdidas damas con ropajes enlutados, organistas onanistas, impíos revolucionarios que quieran quemar nuestras ermitas, las catedrales, el tiempo, joder, que pasa el tiempo y están las vides rezumando, los temporeros sentados bajo la tejavana esperanzada del país prometido, la belleza insoportable de ser, soy, no somos pero soy, mi mano escande, mide este verso desproporcionado, absurdo, inútil, cuenta sílabas, los signos articulados, el meollo del poema, el amor a ras de suelo, escarbando con las uñas, con las yemas de los dedos, sangrando, recordando el rotundo adiós, los argumentos, el sentido de seguir manteniendo esta página sin brújula, I glup you, si Cortázar levantara la cabeza, Rayuela insomne sobre mi mesilla de noche, al lado del vaso de agua, del microscopio, de la vuelta a las fuentes, enciendo candiles alrededor de la bañera, ella es Marat y esta Carlota Corday que soy, que puedo ser, clavará un simbólico cuchillo en su impiedad, en su silencio, alemanes invadiendo Polonia, páramo, que la vida se agostó, yermo campo sin liebres embadurnadas, sin águilas conejeras, sin documentales de la 2 que diversifiquen la cultura de animales en la sabana, jirafas entrometidas, leones de la Metro después del Nodo, películas de exploradores, de piratas, de romanos, de ciudadanos perdidos en la gran ciudad, en sí mismos, en las idas y venidas de la fortuna, tan caprichosa, tan desigual, tanto alboroto por un zapato, me lo comí, su pareja, a ella, Gargantúa despiadado, despistado, comiéndola me comía, antropófago desorientado mordiendo el aire, airado, estafado, tocando el tambor con la frente, buscando cuevas donde ocultar la miseria, la vergüenza, la ternura que ondula en los codos con heridas, su peso que no pesaba, su sexo que me encandilaba, su frente con una luz guiándome por la espesura de una selva sin gorilas, sin salacot, sin hombres mono saltando de liana en liana, aquí, así, se me cae la baba, lelo, así estoy, ya no sé qué ni a quién escribo, sé que es miércoles. Hasta mañana. 



20 comments :

ybris dijo...

Pesada digestión. No es extraño tras dos zapatos y su contenido.
Veo lo táctil frente a la idea; Rayuela redivivo e insomne sobre tu mesilla.
Deliciosa página perfectamente orientada a estar sin brújula.

Un abrazo.

Ventana indiscreta dijo...

Espero que todo lo que cuentes sea verdad. Igualmente espero que no te dé por ser un fakir de los Jimmy Choo porque te iba a costar cara la zapatofagia.

Se disfruta contigo, Pedro.

Pedro M. Martínez dijo...

ybris, lo que no he contado es que la última brújula también me la comí. Y a Rayuela. Por eso escribo así. Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Ventana indiscreta, ¿esperas que todo lo que cuento sea verdad? Qué absurdo, eso sería un diario, un aburrimiento. Escribo sobre las mentiras, sobre lo que no es pero podría ser, disfrazo lo que es para que no sea, escribo lo que imagino, invento, me cuentan, reciclo, desarrollo, sobre todo me lo paso bien y lo comparto por si a alguien le interesa.

Se disfruta contigo, Pedro. perdona la inmodestia pero me lo dijeron hace poco... (en privado, no lo comentes) jajajajajajajaja
Un beso, muchas gracias.

gaia07 dijo...

No me extraña que entre tanto misterio, descontrol, avasallamientos y cálculos desmedidos, ande desorientado mordiendo el aire, estafado, ocultando miserias, vergüenza, ternuras… será un gran amor el ahíto de roces, pero ya ves como acaban el palo y la piedra, la una fría y el otro quemado.

Felices sueños.

Susodicha dijo...

... pues que decir, maravilloso empacho de plenitud, transitoria...o estacional.
Las migas que dejaste tras el atracón amasadas con las palabras,fueron un entretenimiento sabroso para esta noche.

Un beso an saludete...de una recién aterrizada.

Pedro M. Martínez dijo...

Querida gaia07, no termino de acostumbrarme. Al paso que vamos quizás ya no me acostumbre nunca. Es decir, no depende de uno, de lo que uno haga o deje de hacer, depende de lo que el otro perciba o deje de percibir. Que la comunicación es compleja. Que nuestro “agur” sirve lo mismo para una despedida como para una bienvenida. Que en Checoslovaquia dicen (su) no para decir (nuestro) sí. Que te dejas un pulmón en la carrera y resulta que el resto de participantes ya había llegado ayer. Tienes razón, así acaban el palo y la piedra, la una fría y el otro quemado.
Feliz jueves

Pedro M. Martínez dijo...

Ignea gracias por venir. Espero disfrutar de tus sabrosas metáforas en cuanto el jueves me lo permita.
Ya sabes como va esto, unos días mucho y otros nada. Un beso.

Anónimo dijo...

Un manual de zapatofagia, de andros y de fagias, un desparrame con el sello de la casa Glup donde uno o una (como es habitual en la casa) también devora el texto, se lo come deprisa, deprisa, y pasa de las primeras líneas: “Una vez me enamoré de un zapato” - me gusta más sin participio, el título – a la lectura - en gerundio, de acción que sucede a la vez, que no se ha terminado - pasmándose del torrente onírico y onánico, riéndose de los tropos y los otros “mesas húmedas, libros húmedos” de las de las onomatopeyas “bah, puaff, ñam, ñam, ñam, ñaaaaaaaaaaaaaaaaam” y pasa a la digestión, tomándose una almax porque tanto tacón al horno arde, porque este es un texto de ficción de lo que no ha pasado o pasó y debiera, pero “no”, dice el autor, y de pura pena se me pone triste el esófago, y más abajo, por el protagonista, porque una historia así debiera ser en presente muy pluscuamperfecto, con música de fondo también en presente, tampoco The wall que separa demasiado, en todo caso, Wish you were here. O sea, nada de tangos.

gaia07 dijo...

Sin embargo a mi me gusta dejarme sorprender. Y luego decir de lo que me dicen, en un comentario o en un nuevo post. Aprender, en suma.
También es cierto que me gusta hacerme entender, preferiblemente que me entiendan cuando hablo cara a cara, con todas las palabras acompañadas de sus amigos los gestos para que el otro comprenda lo mejor posible.
Siempre, siempre, me provocas sensaciones diversas, aprendizajes con la palabra, me gustas, y cuando comento lo hago con las sensaciones de aquello que leo y mis propias vivencias. Tú eres el autor y el genio, y eso lo sabemos todos, el ponerme ñoña cuando te tenga delante, aquí prefiero escribir lo que pienso de lo que me dice tu texto.
Lamento hacerte sentir tan mal, o quemado, mientras yo disfruto tanto, la frialdad me repele y me hace huir.
Decirte que intentaré entenderte siempre es mentir, prefiero que me digas que no te gusto y que te deje en paz directamente, eso no hará que me gustes menos tan solo evitara mis comentarios.

Un beso

Pedro M. Martínez dijo...

Anónimo, cariño, vivir al límite, vivir en el límite, ojala estuvieras aquí para contártelo, al oído, bajito, susurrándotelo, lo que sí y lo que no, lo que fue, es, lo que he inventado, lo que no puedo dejar en el jardín, ahí, junto a una farola, que lo mean los perros, que lo mismo se lo lleva un buhonero y lo deja en la repisa al lado de tebeos de Hazañas bélicas y bidés sin estrenar, que dejar el corazón en la arboleda tiene el riesgo de no encontrarlo a la vuelta, lo pican los estorninos, lo desprecian los enanos que viven en las setas que crecen después de la lluvia, hay hadas, sí, pero se están quedando mayores, algunas, están sometidas a un plan de reconversión, de ajustes de personal mágico, dicen que aventuras las justas, que lo suyo es mantener la cifra, son de números más que de letras, y lo entiendo, es solo rock and roll pero me gusta, ella, la que me comí después de comerme sus zapatos, tenía una teoría sobre los juglares, sobre las inspiradoras de sus cantos desmedidos, de esa ingenuidad propia de los hombres con la cabeza a pájaros, apajarados, majaras perdidos, que creen que aún es posible la primavera, que patinan por el arco iris, que llevan de la mano al niño aún en su vejez, que creen que todo es posible, que basta con desearlo, vale, ya veo, quieres que escriba desnudo, que lo diga, que lo certifique, sí, señoras y señores, esto que cuento es mi verdad, no sé mentir, se me nota, que quién duerme conmigo diga “qué cabrón”, qué paradójico que lo pida alguien que se oculta en los siete velos del anonimato, que sí pero no, una propuesta, mi desnudo integral por tu culo, lo total por lo parcial, anda, nadie lo sabrá, un culo es anónimo, redondo, plano, escueto, dilatado, amojamado, abullonado, no está ligado necesariamente a una cara, ea, enséñalo, un escrito es un riesgo calculado, no es la bomba atómica, no cambiará el calor en Andalucía, las nubes sobre Bilbao, que mi niña vuelva de Chiapas (ay), que los días dupliquen sus horas, que un escrito perdido entre millones y millones cambie ni siquiera el rictus de quién lee el principio y el final, que ve las fotos, que escucha a Olga Guillot y piensa “qué antigua”, a Bach y dice “qué aburrido” y mecagüen en la “música” de los bisbalesbustamanteschenoasorejasdevangogh”, señora, señor, anónimo, busque, compare, si ve algo mejor, cómprelo, es más, se lo regalo, y un peine, y mi chulería, ¿qué pasa?, mira, estoy de páginas de brujitas, de las calientes, de las ñoñas, de las que dejan cosas de otros, de las que copian, de las huecas, de las absurdas, de las de “poesía”, ni puta idea de lo que es poesía, este comentario a tu comentario es poesía, está escrita rascándome los pulmones, por dentro, sacándome la rabia, la ternura, lo íntimo, el amor, ojala estuvieras aquí para contártelo, al oído, bajito, susurrándotelo.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07, calma al obrero (que es una frase que utilizo coloquialmente), que el clima, el verano, el calor, no nos haga perder el sentido de lo que es.
Vamos a ver, ¿de dónde sacas que me haces sentir mal? O quemado. Lo lamento pero no me puedes hacer sentir mal ni aunque te lo propongas. Escribir tiene una carencia, no puedes ver la cara que pone el que escribe, su sonrisa, su risa a veces, fruncir el ceño, abrir la boca, cerrarla, esas cosas. Doña R, sabes que te quiero mucho, si no lo recordabas te lo certifico, es decir que recibo tus comentarios con toda la expectativa, cariño, atención, respeto y buenas vibraciones, digas lo que digas, como lo digas y sea crítico, críptico o entendible hasta por mí. Me gustan tus comentarios. Y los agradezco, todos, digas lo que digas, ya digo. Faltaría más.
Pretender entender lo que cada uno escribimos, entender lo que dice el que escribe es tarea imposible. Ni falta que hace, además.
Vamos a hacer una cosa, si te parece, nos abrazamos, nos damos un beso y nos decimos eso de “necesitamos que lleguen pronto las vacaciones”.
Mimosa, eres una mimosa.
Otro beso.

Anónimo dijo...

¡Qué cabrón! (con cariño)

mabel g. c.© dijo...

Caramba, Pedro, te dejo este comentario abanico en ristre, y eso que por aquí los calores no sofocan tanto como los de la capital.
Este canibalismo sentimental y fetichista te ha dado alas, ¿o ha sido un red bull?, jajajaja...
¡¡Me has dejado flipada!!

Te mando un besazo en tacones, puedes, si tienes apetito, comerte un par de centímetros, a mí las alturas me dan un poco de vértigo.

Pedro M. Martínez dijo...

Anónimo, ¡tu perro! (con mala leche)

Pedro M. Martínez dijo...

mabel g. c., hay un cierto confusionismo entre los aquí y los allí, entre capitales (administrativas, culturales, autonómicas, emocionales, reivindicadas, imaginadas, etc), entre entusiasmos ocasionales y los continuos, entre distinguir entre una manzana y un grifo, “Ceci n´est pas une pipe” , que no necesito redbulles, de momento y sí otros estímulos más…como decirte, cosas de la emoción, emocionantes, ocurre que cada día es más difícil emocionar, nada por aquí, nada por allá, abracadabra, un conejo sale de la chistera (eso es fácil, lo realmente difícil es sacar un escalofrío, esa sensación en la nuca, hemos perdido la nuca, la sensación y el tiempo).
Jueves, recibo tu beso taconado y disculpa que no me lo coma (ahora) porque temo que me quite el apetito (me han invitado a un magnífico menú) ¿te importa que lo deje para merendar. Gracias.
Ay, el calor…jajajajajajajajajaja

Anónimo dijo...

Tienes razón, esto del anonimato tiene su aquel, como que te salga otro anónimo (el segundo) y parezca el primero, yo, que siempre digo, o escribo, las letras - el culo no, soy muy mía con el culo - suficientes, a quien comento, para que de anónima nada.

Me repito: ¿Qué más dará al resto un pseudónimo? ¿Me van a querer, abrazar? ¿Alguien se comerá o comentará mis tacones? Te recuerdo que no tengo página: ni caliente ni fría.

Pues eso, qué no, que a mí los desnudos virtuales ni fú ni fá y menos que quien duerma contigo - o cualquier anónima - te llame cabrón, con cariño o sin él -

Como te decía, un comentario absorto, cariñoso y meditado que podemos continuar en privado, pero público en lo que concierne a un texto público.

ANÓNIMO 1º
(ya tengo nombre)

Joselu dijo...

Jodér Pedro. Te leo y me deslizo por un tobogán. Como en un restaurante (¿?), mas bien una lonja, sospecho de todo menos de que ahí está el mar. Miro con aprensión los cubiertos. ¿Como se me ocurre meternos aquí?. Romanticismo marinero. Pero levanto la vista y te veo En la tele, mudo, escribiendo con tu mallot de colores y tu casco, con los dientes apretados, todo entrega, pedalendo con el cerebro, agazapado junto a la frontera de Polonia viendo pasar los nazis y regalandonos escenas de amor caníbal. Leo el subtitulo. "Vuelven los cooperantes de Chiapas rico y en paz". Dios los bendiga. Que aventura. Como la de comerse un tacón. Eso si que si. Lo das todo Pedro. Se te lee fuerte y entrenado. Gracias también por ese blanco y negro de los cincuenta y por alimentar nuestras orejas. Mallot amarillo cada día. ¿y este olor?...¡Dios mío, es el camarero!.

Palmera dijo...

Menudo empacho de TEXTO!!!
Ayer no pude "entrar".
Hoy s´´olo para saludarte y poco m´´as.
T´´u te comes "sus" zapatos y ellos mis zapatillas de andar por casa como son mis comentarios compar´´andolos con los del resto,zapatillas de andar por casa.
Me encanta mi nuevo barrio:lleno de gatos, perros,abuelillos y vecinas taradas(son 2) que ya lo dec´´ia mi padre:"cuando el burro/a no tiene qu´´e hacer...")
Yo lo que tengo que hacer ahora es dar un paseo con mi "princesa",GOLfo hace rato que se me ha ido.
Asi que nos
vamos pavone´´andonos...porque podemos,chincha...)
Muak

gaia07 dijo...

Pues si que me hacían falta unos mimos, si. ¡Anda que no cuesta traerte últimamente bribón!
La obrera… mejor me callo Don P, jajajajaja
Aysssss ¡señó, qué hombre!

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