Sofía Columela.
Ella
Sé de Ella el principio,
su indudable pretensión de atravesarme
con sus manos.
Si me lo permites, el logro fue
sentir esa escasez propia
de quien derrama su sed.
Ella y su tímida orografía.
No nos sirve el final, claro que no.
Duelen los finales por la certidumbre del olvido.
Sé de Ella por su registro, altura,
o avance, todo principio.
Señalo como principio la extensión de todo,
por eso sé qué principio no es.
Alterna Ella distancia y tierra.
Sé que elevas la intersección,
sé que el sustento atravesó el principio.
La cómoda resolución no llega, no existe.
Te llego, impropio nos es el descanso:
sería el final, y de eso no quiero saber.
Sofía Columela
(Blog: Estar al acecho.)
Sé de Ella el principio,
su indudable pretensión de atravesarme
con sus manos.
Si me lo permites, el logro fue
sentir esa escasez propia
de quien derrama su sed.
Ella y su tímida orografía.
No nos sirve el final, claro que no.
Duelen los finales por la certidumbre del olvido.
Sé de Ella por su registro, altura,
o avance, todo principio.
Señalo como principio la extensión de todo,
por eso sé qué principio no es.
Alterna Ella distancia y tierra.
Sé que elevas la intersección,
sé que el sustento atravesó el principio.
La cómoda resolución no llega, no existe.
Te llego, impropio nos es el descanso:
sería el final, y de eso no quiero saber.
Sofía Columela
(Blog: Estar al acecho.)
12 comments :
Veo un generoso extravío en el acento que lleva mi nombre. Pero acentuarme no me corresponde, ya lo has hecho tú con tu escanciada generosidad. ¿O es chorro puro?
Esa foto me Codrin Lupei me atrae. Esas paredes al descubierto y que un día estuvieron dadas de masa o de yeso. Y con esa mirada a la retaguardia.
Me voy a la cama. Besos alambicados.
Ventana indiscreta, nada, solventado, me acabo de cortar un dedo, el índice, y a más a más, mi generosidad en extravíos la compensaré privándome del postre.
No me privo de alabar tu poema, para generosidad la tuya compartiéndolo aquí, muchas gracias.
Este humilde escaparate se llena de luces, las de Ella, las tuyas, tu sensibilidad y maestría. Aquí queda, para nuestro deleite.
Mi saludo de domingo y un rosario de besos.
En ese 'no querer saber' siempre reside un poso de amargura que ya nos tiene atrapados y que no queremos que aumente.
Sutil y refinado poema, como las imagenes seleccionadas por Pedro.
Sofía, no casan con el amor las cómodas resoluciones ni los descansos. Es siempre una lucha constante por mantenerlo. Como dice un buen amigo: hay que remar.
Y cuando se acaba, duelen los finales no sólo por la "certidumbre del olvido", sino también por la "incertidumbre" de él. Para los que aman, el amor siempre es "corto", nunca les llega, pero "es tan largo el olvido".
El olvido es la nada, la no conciencia de ser ( no sólo de existir, se puede "estar" y no "ser"). Y esto sólo llega con la muerte o con la perdida de nuestra conciencia (lo que fuimos, lo que estamos siendo). Otra cosa es que ese amor permanezca en un cuartito recóndito del corazón como un recuerdo nostálgico, melancólico y que ya no duele, pero siempre quedará una costura:
"Se me olvidó que te olvidé,
se me olvidó que te dejé,
lejos muy lejos de mi vida,
se me olvidó que ya no estás,
que ya ni me recordarás,
y me volvió a sangrar la herida".
Los mejores finales en el amor: los abiertos, como el que tú dejas en estos versos...
Quedan páginas en blanco por escribir:
Código de signos
Transcribo un código de signos
manuscrito del tiempo
un buril de agua y sal
de fuego y viento.
Un pretérito de frutas carnosas
Un presente de cáscaras amargas
Y el futuro
- incierto laberinto- ,
un diario de hojas blancas.
(Shandy)
Me ha gustado mucho este poema.
Un abrazo,Manchega. Y eso, que de finales no quieras saber... A mi tampoco me gustan. Los The End de la vida siempre dejan mucho vacío.
Espera, Sofía, que suenan a la vez "Ti recordi" de la Zanichi, que ha puesto Pedro y "Vivir los recuerdos" de la Guillot que has puesto tú. Apago ambas, te leo a ti, bueno a "Ella", y me resuena a mi.
Menos mal que es domingo, tendré tiempo para deshacer, despacito, este precioso lío de recuerdos y pronombres.
Sofía, entro aquí como quien conoce todo el terreno, sus curvas de nivel, sus depresiones, sus riesgos. Ya sé que puede haber trasvase de pronombres. Pero sólo puede. Lo importante: no terminar nunca de saber.
Besos muchos.
Escasez, sed, final, distancia, tierra...
Líneas que se cruzan en la intersección esperada.
Es ese cruce el principio de otro recorrido, o quizá es la confluencia de las líneas que nos olvidan...
Solo los principios. Momento percibido que al instante ha degenerado. Te empeñas en detenerlos pero pasan, hasta que al final te das cuenta que estás rodeada de comienzos pasados que ya son finales.
Olvido y vacio, para poder volver a saber de un principio.
Bellísimo Sofia.
Siempre me he planteado si el amor no redacta más de lo debido. Siempre. Lo cierto es que el amor hace todo distinto, al menos por momentos, y eso es lo válido, con finales o sin ellos. Muchas gracias a tod@s por haberos arrinconado por un momento a mi poema: Si os dio calor, bien; si angustia, pues bien; si os puso melancolic@s, es que algo vale. Y si algun@ de los que quieran venir no les gusta les queda la ocasión de escuchar/leer algo mejor, sin duda. El poema es de Manuel Alcántara; y la voz de la cantante es Mayte Martín que irradia sensualidad, hermosura por los cuatro puntos cardinales. Ánimo y no dejéis de escucharlo.
http://www.goear.com/listen/c9346b9/En-aquel-tiempo-mayte-martín
En aquel tiempo
Yo tuve el corazón capaz de lluvia.
Ocurría febrero con sus alas
y el tiempo digital nos puso juntas
las manos y los ojos y los cuerpos:
toda la tierra que el amor excusa.
Igual que el viento en las banderas altas
se comportó en nosotros esta música.
Me fui quedando acompañado y cierto,
entendido en los bosques de mi jungla,
leñador orgulloso de raíces
que no debieron nunca estar ocultas.
Lo de siempre se puso a ser distinto:
el mar entero cupo en una urna,
el hielo de los vasos provenía
de una lejana nieve, nuestra y única,
mis manos migratorias se quedaron
a vivir en tu tierra más profunda
y en mi boca, de siempre descontenta,
dimitían de pronto las preguntas.
Presenciadas por dos cambian las torres,
la muerte aplaza sus gestiones últimas
y estar vivo se agita y condecora.
La muerte debe ser como un espejo
donde uno mira y mira sin ver nunca.
Ven cerca. Más. Que entre los dos no quepa
ninguna muerte ni ninguna duda.
Te hablo desde febrero y desde siempre:
sabemos del amor por lo que alumbra,
por lo que tuerce y acrecienta y rige,
por su forma de andar en la penumbra...
Y así, sobre semanas perseguidas
izamos con esfuerzo nuestra alma.
Besos, Pedro y buenas noches.
Con la música de la O. Guillot, y
todo lo que sabemos sin saber ,de Ella...
no nos queda más que adivinar un final incierto, yo, sólo lo adivino, sintiéndo el final de los finales.
Sublime, bs a los dos.
Por ese bolerón, os doy más que un abrazo..un apretón.
sintiendo.. quise escribir. Corrijo. Y añado que esta ventanita es...
Ella es perfume,
objetivo, acento,
pared al descubierto,
chorro puro,
retaguardia de masa o yeso,
Alambicada...como toda ventana indiscreta.
+ Bs y no me cortes... :)
Interesante, seguiré a Sofía hasta su blog.
Un saludo
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