La mirada del gladiador.
A LA DERIVA
El conflicto es mi única verdad, la memoria una sombra que me guía.
Más allá de este bípedo ideal necesito desorden, carne asombrada, dulce adrenalina.
Aceptaré que nos encaminamos hacia ese sitio ajeno del que huimos para poder equivocarme mientras tanto.
Es mía esta palabra a la deriva.
El conflicto es mi única verdad, la memoria una sombra que me guía.
Más allá de este bípedo ideal necesito desorden, carne asombrada, dulce adrenalina.
Aceptaré que nos encaminamos hacia ese sitio ajeno del que huimos para poder equivocarme mientras tanto.
Es mía esta palabra a la deriva.
Erika Martinez
Al momento de verme sentenció “eres neurótico obsesivo”. Como quién dice eres rubio, o alegre, como yo digo terminal server o SQL. Y era cierto. Con todo, tras escalar dos miradas, la simpatía fue mutua. Después llegaron las confidencias en bares que ya no, en territorios de remeros, hombres de mar ajenos a mujeres terrenales. Era el tiempo de la aceptación, los escritos como una alfombra donde nos sentábamos para buscar el encaje entre Lima y el Estambul que vendría mucho después. Um, um, eoé.
Un día me enseñó tres fotografías, escogí la D. Con ingenuidad colaboré en el ascenso al territorio de la nada. En la caída –ay- di una opinión, improcedente, desafortunada quizás. Hube de pagar por ello con un muro de doce metros de altura. El resto ya no tiene importancia, muevo las manos y oculto cartas, nada por aquí, nada por allá, no cuento esto, aquello, disimulo que me parece injustificado, el dolor. Me miento, sí tiene importancia -por eso lo escribo ahora-, me parece injusto, desproporcionado, absurdo, impropio de una persona como ella –quizás me está leyendo-, sí que me duele. Craskk, aum.
Rescato esta historia de un cuaderno con tapas color naranja que encuentro debajo de la carpeta de los recortes. Es algo antiguo, muerto. Es lo que dejo hoy, en esta lluviosa mañana de domingo, antes que empiece el invierno. Y tantas otras cosas.
8 comments :
No dejamos de mirar atrás
...pero hoy hay que cambiar el reloj.
como dice Erika Martinez (una grata descubierta) es mía la palabra a la deriva
como también es tuyo el recuerdo naranja que ahora reposa en la mesa, que compartimos, en un domingo recién desayunado.
buen día,
y abrazos cálidos
:-)
Mi palabra no suele perder el norte, no así mis manos que derivan por los meandros de un folio ya tan gastado...debo desterrar esa goma.
Besos Pedro, con todo cariño.
Muchas gracias por todo.
Pues vaya, ¿Quién no es neuróticoloquesea?. Que se lo pregunten a Erika, a ver si no cómo esos versos. Ah! y las cartas: si hubieras elegido - me sale como un relámpago neurótico - otra, la que fuera, el precio hubiera sido otro, pero hubiera.
Felicidades a Arantza, y a ti.
Así que una vez catalogado el oponente decide qué arma usar, y con mano firme y maestria le da el golpe de gracia.
Si que es cruel, si, injustificado y desproporcionado.
Yo diria que este relato está muy vivo.
Un beso.
pues has hecho bien, porque de muerto no tiene nada.
y ser neurótico obsesivo no es tan malo, hay cosas mucho peores.
biquiños,
Es triste que todo acabe por una mala (a su entender) elección. Eso nos obliga a ser cautos y por lo tanto mentirosos.
Un abrazo
Se me olvidó decir el otro día, que en mi ciudad rodaron algunas escenas de "Espartaco". Hay sobre todo, un balconcillo en una esquina de una calle, que sigue igual, con la Puerta de Madrid al fondo... más mono...
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