jueves, 9 de abril de 2009

Carta del amante crucificado cabeza abajo.

Semana Santa, casi comienza el verano y tú ¿dónde estás?, recuerdo tu cara entre mis manos y se me llenan los dedos del polen de tu sonrisa, apenas quiero hablar para no esparcir mi emoción, la que me produces, esa maravillosa sensación de estar en las nubes, flotando, encantado, suspendido de un cordel anudado en el cielo, con las piernas colgando, moviendo los brazos como un muñeco italiano, pinocho que no dice mentiras, chato, mudo para no cambiar nada, con autorización para ir a las viñas, bailarín sobre el río helado de tus ausencias parisinas, romanas, limeñas, de tu particular sentido de esta pasión, de tus encantos que me atraen como si fueran salmos de ancianos sacerdotes con barba blanca, druidas en la noche tan negra, la madurez de las uvas, la lactancia de las vacas, tu colección de estudiantes en fila, a veces me los imagino formando largas hileras, en un paisaje en gris, como en una vieja película de Murnau, con faroles combados que deforman la luz, con sombras alargadas, hombres con bombín, mujeres con mantillas lúgubres, niños serios que se meten el dedo en la nariz, hembra hermosa, debo escribir a tantas personas que me honran con sus cartas pero no puedo, no quiero, solo te escribo a ti, solo me salen palabras para girar a tu alrededor, como giran los ángeles, solo cabeza y alas, en esa hornacina de Santiago, para envolverte como copos de nieve, Rosebud, esfera con paisaje lunar detenido, pisapapeles con flores secas, cabezas de toros cárdenos colgadas de la pared, cuernos rasgando el pecho azul y femenino de los toreros, puñales que se clavan en la cortina roja de terciopelo, arriba el telón, empieza la función y los actores están dormidos, abajo el telón y una yegua marrón corre por la playa con las crines al viento de levante, sobre él una mujer, que no eres tú, me mira y ríe, me deja ver sus piernas desnudas, me lanza guiños, insinuantes miradas de andaluza, sonidos de sus dedos deslizándose por los belfos del animal, sus pies golpeando las ancas, olé las niñas bonitas, dice el barquero, olé las niñas que no pagan dinero, al barquero, Caronte herido, tapándose un ojo con la mano derecha, la izquierda empuña el remo, de esta tempestad no salimos, olas que salpican a mil peces enterrados, con sus aletas dorsales sobresaliendo en la arena, esperando nuestros pies incautos, preciosa mía, tú y yo sorteando el veneno, saltando como atletas etíopes, como antílopes suicidas sobre las fauces de los leones de la duda, quiéreme amor, quiéreme como si tu brazo pidiera ayuda, el resto de tu cuerpo sumergido en un lago de Escocia, el brazo que empuña la espada de la epopeya, la que deberás extraer de la piedra, la que cortará de un solo tajo el aburrimiento de esperar en un mirador de madera y cristales que reflejan el sol de abril, no, no sabrías esperar, dama inquieta, que estabas ahí, fumando sin parar, abrazada a Miller, viajando a Madrid, a Madrid, volviendo, que habías olvidado la voz ronca de un desconocido atropellando tus oídos, sus manos ásperas recorriéndote, su olor de otro, tu garganta emitiendo suspiros, tu pecho temblando de impaciencia por el que llegará a las once y cuarto, ni un minuto después, esa sensación en la boca del estómago, ese hombre tumbado sobre ti, ochenta kilos inmovilizándote, liberándote, haciéndote ascender a los cielos vestida con una túnica nívea, alrededor música de laúdes, un diablo escondido detrás de la biblioteca, se le ve el rabo, se le ve el tridente, huele a azufre, y esas nubes rojas, como el humo que salía de las chimeneas de la acería cuando soplaban oxígeno en los hornos con el caldo burbujeante, escandalosas nubes venenosas de las que nadie protestaba, como tú que no protestas de mi mirada que te ve como si fueras de cristal, te veo las tripas, te oigo el corazón, te puedo decir cuántas costillas tienes, puedo dibujar tu sexo de memoria, con la mano izquierda, con lápices que no dejen sombras, que iluminen, que rayen el cielo, que dividan, en ese cuarto el paraíso, el limbo el resto, tú y yo un universo a escala, modelo C para armar, lámina recortable como la casa Gaudí, para nuestras tijeras de dulzura, para el pegamento de amarnos como papagayos ensimismados, sin saber siquiera si volamos o ha llegado el crepúsculo y este es otro plano y esas voces es que vienen a prendernos y las antorchas hieren el rostro ingenuo de esas monjas que miran sin saber, sin ver y esos cinco ciegos en fila amarrados con cuerdas de necesidad, tomados del hombro, cae uno caen todos, caen en el pozo donde se entierran los presagios, tiré una piedra y no la escuché llegar al fondo, me tiré yo y me rompí los dos brazos, no puedo abarcarte, no puedo obligarte al beso, tú martillando mi cabeza como un obrero de la construcción haciendo zanjas y laberintos en mi cerebro, estoy así, abierto y expuesto, apuntalando el viernes, temiendo el vacío sin ti hasta el miércoles próximo, oh puente que apenas cruza la distancia, oh puente que no llega hasta allí, bombas sobre mi ciudad vacía, todavía está muy lejos la paz, todavía está el frente de batalla desde el no hasta el quién sabe, kilómetros de alambradas, aviones sobrevolando la Ciudad Jardín, sirenas dando música a las miradas perdidas y recoger los enseres y ponerse a salvo, esto no era pero derivó hacia los cuentos de mi infancia y ¿qué quieres? no se puede detener el rumor de los recuerdos, las tardes junto a mi madre, mirando por la ventana, reviviendo carreras por la calle Aragón, el olor en los refugios, esa flecha se ha clavado cerca de mi corazón y la sangre gotea, plof, plof, dama en la almena, me gustas cuando te vistes de señora, me gustas cuando te desnudas de niña, me gustas cuando me enseñas la diferencia entre un melancólico y un hombre triste, cuando me tiras de la oreja porque olvido un acento, cuando me corriges un porqué, cuando esparces tu pelo por mi espalda, cuando me das aceite entre los dedos de los pies, cuando me afeas que pasee ante ti con la evidencia erecta de mi pasión, mujer salada como el océano en el cuenco de tus manos, mujer palmera llena de pájaros, mujer imán para mis dedos de alfileres, para mi corazón de hierro, para mi cuerpo que se derrite en tu agosto constante, que estaría horas y horas trepando a tus balcones, bajando a tus sótanos, construyendo ladrillo a ladrillo el edificio de pasión y amor que nos cobija, peregrinos de otras vírgenes, romeros a galope entre el polvo del camino que lleva a dónde, refugio de golondrinas perdidas, de escritores franceses a los que ya nadie lee, de filósofos centroeuropeos perdidos en los anaqueles de librerías cerradas al terminar la guerra, no tienes imaginación, o mejor, la usas parcialmente, solo para lo que quieres, para lo que la tienes programada, por eso no quieres fantasear que entras con tu corto vestido de flores en bares llenos de humo y hombres que te rozan al pasar murmurándote vagas obscenidades al oído, yo a tu lado, defendiéndote, por eso no quieres imaginarte en la penumbra, en una cama de sábanas amarillas, con dulces olores de sándalo, con esa mujer que también te acaricia y te besa, se disputa conmigo tu cuerpo trémulo y lleno de ansiedad, ni siquiera sabes que te amaré en todas las posturas y maneras y te aprisionaré, te sujetaré, te haré mía con la rudeza del hombre del camión, y mucho menos consientes en sentirte con los ojos tapados por un pañuelo de seda mientras te despojo de la ropa lentamente y así, tendida, abierta al quizás, notas sobre ti manos que no conoces, olores que no distingues, voces y susurros que se superponen a la mía y quisieras gritar y marcharte si no fuera por esa dulce inquietud que te invade, por ese intensísimo placer que te aprisiona y te anula, y me llamas y te respondo y escuchas otras respiraciones y atrapas mi mano y no puedes hacer otra cosa que sentirte y contener el grito y ya, que llega la fiesta, que calle esa orquesta que quiero soñar, que se abran a la realidad, ahora sí, las puertas del hotel donde llegamos de noche y del que marchamos de madrugada, recepcionista somnoliento, cuarto a oscuras, amor de luz, sábanas mojadas, revueltas, sin mancha, solo la huella de un milagro, palomas saliendo por la ventana, conejos debajo de la cama, ojos detrás de los cuadros, ruidos en el pasillo, gemidos en la habitación de al lado, sonidos sucios en la de arriba, campanas en la iglesia al final de la calle, y volver, de puntillas, entrar en casa antes de que amanezca, shisssst, todos están dormidos, tu olor en mis dedos, tu aroma en mi alma, tu recuerdo fluorescente sentado en el sofá, tu imagen invisible recostada bajo las cortinas y saber que esta noche tampoco podré dormir, insomne, crucificado cabeza abajo por tu recuerdo.





24 comments :

sk8 dijo...

Maravillosa y apasionante narración para disfrutar poco a poco. Y TÚ, ¿donde estás)

mirada dijo...

Gracias Pedro, la podemos dosificar, asi, coma a coma, pedacito a pedacito, vaya... me has recordado esta canción http://www.goear.com/listen/149bb69/Lucha-de-gigantes-Nacha-Pop

Sigo creyendo que el amor lleva al amor.

Muchos abrazos, disfrutad mucho.

Arantza G. dijo...

El ojo que todo lo ve.
La imaginación no tiene límites, como tampoco debería tenerlos la vida y menos el amor...
Mientras, creamos nuestro mundo con palabras que evocan los bellos recuerdos que un día fueron reales y ahora, con el paso del tiempo, solo son eso, recuerdos.
Y aquí estamos, tus seguidores, leyendo tus bellas palabras y recordándote y esperando que llegue el martes o miércoles para poder beber una vez más de tu copa y como dijo un escritor libanés "Aquel que se embriaga de vino recuperará la sobriedad en el transcurso de la noche; pero aquel que se embriaga de quien le da la copa no recocobrará el sentido hasta el Día del Juicio"
Disfruta, descansa o lo que sea...pero vuelve sano y salvo.
Besos

Pedro M. Martínez dijo...

Amanece entre brumas, viernes, solo se escuchan los pájaros, vencejos, gorriones, palomas, leo

sk8, estoy aquí ¿no me ves? Me alegro que te haya gustado.


Mirada, el amor lleva al amor y al amor y al amor, puff, ya me estoy agotando de tanto amor…gracias a ti. Muchos besos.


Arantza G. has dejado un bello comentario, muchas gracias.
Disfruto y descanso todo lo que puedo (aunque a veces me resulta difícil combinar las dos cosas)
Besos

gaia07 dijo...

Me dicen que hoy es viernes (parafraseando a Ángel González), lejos de mi cotidianidad, te leo, me estremezco, lo siento muy hondo, no sé qué hora es, ni me importa, te leo, me gusta, me gustas, estoy contenta, te sé contento y feliz. Me voy a ver sitios nuevos, caras nuevas, risas nuevas, con este amante crucificado en mi pensamiento que me hace especialmente sensible a cuanto veo.

Un beso alegre, mago de los sentidos.

cristal00k dijo...

Barroco pero sencillo a la vez, exhuberante, desbordante e ingenioso. Muchas veces te leo sin dejar huella y el motivo casi siempre acostumbra a ser que me deja sin palabras la combinación de tus letras con tus imágenes y tu musica. Hoy sin palabras y casi sin aliento. Gracias por compartirlo.
Un beso crack!

Єѕтnoм dijo...

Creo que sufrir así te merece la pena hasta a ti.
... y a nosotros, ni te cuento.
Una delicia leerte, querido Pedro.

Ogigia dijo...

Como siempre, eres extraordinario escribiendo...aunque no suelo ponerte comentarios, sabes que siempre te leo

Pedro M. Martínez dijo...

Ingrata gaia07 asediada por mensajes misteriosos desde números desconocidos. Oh cruel sufrimiento de las mujeres bellas. Oh desolación al ver partir las naves. Oh domingo ya.
No somos nada, pero por si acaso el beso me lo quedo.

Pedro M. Martínez dijo...

cristal00k desde el exceso te envío aliento, cien gramos ¿te sirve? Es que con esto de la semana santa está todo cerrado. Gracias y un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias Єѕтnoм de momento solo escribo. Sufro cuando no me salen los escritos como quisiera. Pero es un sufrimiento llevadero, leve. Un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Ogigia muchas gracias por leerme en silencio, un placer.

mirada dijo...

Ya me tardas un montón, buen regreso.

:-)

Arantza G. dijo...

Buen viaje de regreso.
Besos

Nikté dijo...

Es que si te digo en lo que etoy pensando ahora...arde Troya, asi que calladita y me voy con lo leído.

Un besote,Pedro

Unknown dijo...

Mi primera carta de ti leida.

La primera de años de caricias que se extienden y se reguardan en el cuerpo como un nicho vivo..

Seda y caricia... para ti queridisimo Pedro....

gaia07 dijo...

¿Me llamáis ingrata señor? ¿De qué agravio me culpáis?
Si sois vos quién me ignoráis, no queriendo que de vos sepa más que allí donde os ignoro,
y a vuestros mensajes dais encontrados pareceres, esperanza en los tormentos y temor en los placeres.

Pero que malo eres jajajajajajaja
Me alegraste más aún el día, ya de por sí feliz, andaba por Lisboa.
Un beso risueño, disfruta mucho del viaje y de la compañía. ¡Guapo!

ybris dijo...

Menos mal que paraste un poco mientras lograba ponerme al día cercado por la nieve intempestiva madrileña.
Recupero el aliento tras leerte así, sin puntos aparte, encadenado a esos eslabones implacables de tus imágenes y evocaciones.
Espigo boquiabierto mientras leo:
"se me llenan los dedos del polen de tu sonrisa"
"bailarín sobre el río helado de tus ausencias parisinas"
"olé las niñas que no pagan dinero, al barquero, Caronte herido"
"olas que salpican a mil peces enterrados"
" quiéreme amor, quiéreme como si tu brazo pidiera ayuda"

Supongo que la imposible destinataria de tantas evocaciones moriría de nostalgia de recuerdos compartidos ante ese imsomnio de otro imposible crucificado boca abajo por ellos.

Un placer,amigo. Gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias por tu inquietud Mirada, un beso.



Aquí estoy Arantza G., gracias. Besos



Nikté, uy, creía que solo era yo el que pensaba siempre en “lo mismo”.
Ya veo que no.
Un beso, guapa.



Memoriosa Piel, con esas sedas y caricias me derrites, reina de México.
Eso del nicho vivo todavía me tiene estremecido (ay)


Lisboeta gaia07, señorita importante, con lluvia de pedros asediantes, deseo que lo hayas pasado bien por esa ciudad llena de rincones mágicos.
¿Fuiste a Alfama?
Te beso, preciosidad.



Espigador ybris este es un país de contrastes, unos cercados por la nieve y otros disfrutando de la brisa junto al río Guadalquivir.
No somos nada.
Gracias por tu detallada lectura.
¿Dónde estará ahora la destinataria de esa carta? Jubilada, seguro.
Jajajajajajajajaja
Ya ves, he vuelto muy contento de estas vacaciones.
Un abrazo.

mirada dijo...

jajajaja me has hecho reir, me alegra saberte tan contento, ahora me voy a poner un ratito a leerte lo que acabas de publicar, a régimen estaba, no veas el hambre que tenía ya....

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, cuando dices que te ríes, me río.
Y es que me gusta verte reír (un día te vi reír muchas veces a mi lado).
Un favor, dime si te gusta lo que he escrito hoy. Cuando lo he terminado me he dado cuenta que saco todo lo que llevo dentro, de ahora y de antes.
Una terapia, vamos.
Y así todo no me curo,.
Jajajajajajaja.
Sigo estando locamente enamorado de la vida.
Te beso como un poseso.
Guapa.

Nikté dijo...

¿De veras? ¿Tu siempre piensas en lo mismo que yo?
¿Crees realmente que si se le coloca en un lugar estratégico un petardo a una tortuga puede tomar una velocidad de 100 km por hora?

Es maravilloso, fantástico, esto de tener un mismo pensamiento.

Ya no me veo tan rara

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté, si se lo metes en el culo, sí.
Lo malo es que no sé dónde tienen las tortugas el culo.
Inténtalo
Y no eres rara, no, eres especial.

Anónimo dijo...

eres especial, tus cartas, acompañadas con esa música tan bonita me deja sen palabras.

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