domingo, 3 de febrero de 2008

Cuatriobra. Cole´s corner.

¡Predicar en el desierto,
sermón perdido!
¡No, que nada se pierde,
todo se gana!

No hay palabra de amor
que no se encienda.

La voz del corazón
abre al desierto
misteriosos oídos.

(Unamuno)



Uno.

Sobre la negra piedra del sacrificio palpita un pálido cuerpo desnudo.
Su cabeza está cubierta por una capucha que le impide ver la zarpa mortal, redentora, implacable, cruel purificación, destino fijado por aquel que me ordena, dentro.
Debo terminar el ritual para que el enemigo que me habita no regrese. En la mano llevo un cuchillo -mano de uñas, garra, odio- y ya lo he hecho otras veces, matar, lograr así la clemencia, el descanso, el abrazo redentor, el alivio de la sangre. Después las calles, la huida, olvidar, perderme, evitar los espejos, ser otro, o el de siempre, ya no sé.

Siento un turbio sentimiento que me cruza el esternón y frío en las largas cicatrices de la espalda. Aún bajan llenas las barcas del arrepentimiento. Ella ignora el peligro cerniéndose sobre su perpleja aventura de ignorancia. Se vino conmigo sin insistir demasiado, fue fácil, apenas dos palabras, un gesto, ni siquiera miró mi cara. Su pecado, querer amar a quién no se puede amar, a ese que me disturba. Y esas ansias de jugar detrás de la raya, de la señal que indica el peligro, de intentar horizontes y fronteras, de querer caricias, castigo, dulzura, y dolor, goce, curiosidad, llegar al extremo, sufrir, el muro atroz que divide, regar el altar con afectos imposibles, encerrarse conmigo, y con él, en una habitación tapiada a la esperanza.

(continuará...)

Vértigo


6 comments :

Nikté dijo...

Como estoy enfadá contigo no te voy a comentar esta entrada.
Eah

Ni besos tampoco

gaia07 dijo...

Y si no se ama así ¿Cómo se puede amar?
Ahora estoy ansiosa por leer el Dos. Quizá la respuesta esté en el Cuatro. Aunque conociéndote (lo que se te puede conocer por cómo escribes en Glup.2), examinaré el Tres minuciosamente.
Un beso tierno, para no distraerte mientras escribes ;-P

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté ¿cómo te puedes enfadar con alguien a quién no conoces?
Menos mal que sé de tu sentido del humor.
Pues yo si te doy un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07, estos días ando bastante escaso de tiempo (quizás de inspiración).
Por eso he recurrido a esta historia que tenía guardada. Surgió en una comida en la Barceloneta. Empecé con este capítulo, la historia derivó y la terminé con otro que también colgaré aquí.
Espero respirar en breve.
También puede ser que esté triste.
Algo me ocurre.
Gracias por ese beso tierno (así lo he sentido)

Margot dijo...

Respire usted, a bocanadas, pececillo mío...

Yo contemplaré desde esta orilla el resultado de su historia. Ya es un privilegio (y encima este calor y este olor a mar)

Un beso!

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, de momento seguiré respirando como solía.
Otras actividades me gustaría realizar como solía.
Pero hay lo que hay y es lo que es.
A la orilla del mar, en la meseta o en el páramo.
Siempre mirando para adelante.
Y alrededor.
(Quizás es que me miro demasiado. Dentro)

Un beso

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