lunes, 23 de agosto de 2010

Final del Apocalipsis


Apocalipsis

Capítulo 21

1 Después me Mostró un Río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluye del trono de Dios y del Cordero. 2 En medio de la avenida de la ciudad, y a uno y otro lado del Río, Está el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto. Las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones. 3 Ya no Habrá Más Maldición. Y el trono de Dios y del Cordero Estará en ella, y sus siervos le Rendirán culto. 4 Verán su rostro, y su nombre Estará en sus frentes. 5 No Habrá Más noche, ni tienen necesidad de luz de Lámpara, ni de luz del sol; porque el Señor Dios Alumbrará sobre ellos, y Reinarán por los siglos de los siglos. 6 Me dijo Además: "Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los Espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que tienen que suceder pronto. 7 ¡He Aquí vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la Profecía de este libro." 8 Yo, Juan, soy el que he Oído y visto estas cosas. Cuando las Oí y las vi, me postré para adorar ante los pies del ángel que me las mostraba. 9 Y él me dijo: "¡Mira, no lo hagas! Pues yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. ¡Adora a Dios!" 10 Y me dijo: "No selles las palabras de la Profecía de este libro, porque el tiempo Está cerca. 11 El que es injusto, haga injusticia Todavía. El que es impuro, sea impuro Todavía. El que es justo, haga justicia Todavía, y el que es santo, Santifíquese Todavía. 12 He Aquí vengo pronto, y mi recompensa conmigo, para pagar a cada uno Según sean sus obras. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin." 14 Bienaventurados los que lavan sus vestiduras, para que tengan derecho al árbol de la vida y para que entren en la ciudad por las puertas. 15 Pero afuera Quedarán los perros, los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los Idólatras y todo el que ama y practica la mentira. 16 "Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para daros testimonio de estas cosas para las iglesias. Yo soy la Raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana." 17 El Espíritu y la esposa dicen: "¡Ven!" El que oye diga: "¡Ven!" El que tiene sed, venga. El que quiere, tome del agua de vida gratuitamente. 18 Yo advierto a todo el que oye las palabras de la Profecía de este libro: Si alguno añade a estas cosas, Dios le Añadirá las plagas que Están escritas en este libro; 19 y si alguno quita de las palabras del libro de esta Profecía, Dios le Quitará su parte del árbol de la vida y de la santa ciudad, de los cuales se ha escrito en este libro. 20 El que da testimonio de estas cosas dice: "¡Sí, vengo pronto!" ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús! 21 La gracia de nuestro Señor Jesús sea con todos.


 


Querida Elena: esta es una alfombra de recibimiento a tu regreso, con palabras como arcángeles flotando a tu alrededor, con mi ilusión vestida de terciopelo porque has vuelto, con mi alegría porque te he recordado cada día.

Dando vueltas a esta sucesión de emociones intensas y tratando de oponer una definición a tu anhelo, encontré esta: inquietud, gozosa inquietud.

Y aquí me quedé con todas las preguntas, con todos los temblores recorriéndome, con el descubrimiento de una mujer que no conocía, ni conozco, pero que me llena de abismos, de misterios, de enigmas.

¿Por qué ahora? ¿Por qué en este momento? ¿Por qué de esta manera?. Y las respuestas vendrán solas. O no vendrán y estas cartas se quedarán en una mágica comunicación, en un paréntesis entre tus viajes por fuera y por dentro, en un experimento gozoso, en una hermosa alteración de la realidad más próxima, de lo cotidiano.

Todo esto que nos ocurre es nuevo para mí y quiero encontrar las palabras que se acerquen a este alboroto porque me llamas o te llamo y estoy en busca de caracolas paseando arriba y abajo por la orilla de esta playa que nos rodea, nos acaricia, nos llena de olas que nos agitan y nos estremecen.

Sin embargo la vida es otra cosa. No sé si esto es una evasiva. O miedo. O deseos de concretar esta algarabía de nervios cuando nos hablamos, cuando nos tocamos, este nudo aquí, este revoltijo amable de mejillas enrojecidas, de tartamudeos, de adolescentes sensaciones, de juguetear con la cremallera de tu falda, con los botones de mi camisa.

Te espero. Llámame pronto. Pero no, las obligaciones. La compra para el fin de semana. Debo acompañar a mi hija mayor al ginecólogo, a mi hija pequeña al ortodoncista. Y la colada. Y mi marido -ay, Juan- mi marido para el que sigo siendo transparente, una mujer transparente.

Bueno, será lo que deba ser pero ¿cuándo podemos vernos?. Me muero de ganas.




2 comments :

Anónimo dijo...

¿Cuando puedes?

gaia07 dijo...

Buen final para un Apocalipsis, fin de las ideas preconcebidas.

Será lo que deba ser, como siempre ha sido. Querer controlar el mundo, ya sea físico o mental, nunca ha llevado a nadie a la victoria.

Esto se merece un buen cava y unas fresas.

Besos.

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