miércoles, 11 de noviembre de 2009

Matrimonio infeliz.




Estoy casado con Silvia desde hace diez años.
Nuestro hijo Jon es mi alegría.

Tengo una relación con Julia. Cuando dejamos a los niños en el autobús vamos a su casa y nos amamos con una pasión que desconocía, jamás había amado así, esos pechos me esclavizan. Esta mujer ha cambiado mi vida...aunque quizás sea sólo sexo.
Después voy al trabajo, no tengo horario, además la situación en mi empresa es dura, dicen que los suecos despedirán a la mitad de la plantilla.

Estoy atravesando un complicado momento, me siento confundido, perdido, nervioso. Con Silvia apenas hablo, está esquiva, no quiere hablar conmigo, parece que no le importase mi situación profesional. Ella ha ascendido de categoría en su despacho y viaja más que antes. Nuestra relación es tensa, aunque estoy seguro que no sabe nada de mi otra vida.

Hoy, lunes, es un día especial en mi vida, lo marcaré en rojo en el calendario.

A la mañana, después de amarnos, Julia me ha dicho que quiere que vivamos juntos, que quiere vender su piso y que nos vayamos a otra ciudad, con nuestros hijos. Me ha dejado descolocado, nunca habíamos hablado de esto. Le he dado largas, he dicho que lo pensaremos juntos. Y hemos vuelto a amarnos. Dios, qué pechos tiene.

Cuando he llegado al trabajo me ha citado el director en su despacho. Los nuevos propietarios quieren hacer una reducción de personal y mi perfil no entra en sus planes. Tengo un periodo de tres meses para buscar otro empleo. No esperaba estar entre los escogidos. Con mi edad, con mi experiencia, algo haré.

Al volver a casa, Silvia estaba esperándome. “Me voy”- ha dicho-, no soporto más. Ya no te quiero y es absurdo que continuemos juntos. Juan me da todo lo que tú no sabes darme. Eres insensible, frío, parece que vivo con un autómata. Y no te preocupes por el dinero, llegaremos a un acuerdo, mi abogado te llamará esta misma tarde”. Desde la puerta se ha girado y mirándome a los ojos ha dicho, arrastrando las palabras – “Y hoy recojo yo a Jon. Así tendrás más tiempo para estar con esa Julia”. Y se ha ido.

Estoy sentado en la butaca del salón. Miro la televisión sin verla. Mañana empezaré a pensar en todo esto. Ahora me está entrando sueño. Quizás debiera contárselo a Julia. Bueno, hay tiempo, mañana. Dios, qué pechos tiene.




22 comments :

YoSusan dijo...

Jajaja, lo sabía.
He colgado mi comentario en el post anterior y al regresar a la página principal me encontré con esto.
Estaba claro, era satisfacción.

Más besos para ti.

Tesa dijo...

Pobre Julia ...la chica sexo.

virgi dijo...

Lo de "mañana" me ha recordado a Escarlata en "Lo que el viento..." Así que seguro se resolverá...la vida es dura!

Bueno, yo te sonrío en esta madrugada.

ybris dijo...

Juan y Silvia, Julia y el marido que pasa de un matrimonio feliz a otro infeliz.
Jon, los suecos.
Dios qué pechos.
En el fondo todo tiene explicación.
Hasta el paso de la infelicidad a la felicidad.
Me viene a las mientes la frase rotunda que en una película el predicador de turno dedica a la bella a quien consuela al tacto mientras decía algo así como que no hay mayor muestra de la providencia divina que la precisón y exactitud en número y posición de los pechos de las mujeres.

Abrazos.

Tempero dijo...

Tiempos felices.
Tiempos difíciles, aunque momentos haya ubérrimos.
Ínclitas ubres ubérrimas.

Anónimo dijo...

Feliz, infeliz; verdad o mentira...
Más bien parece cosa de ir buscando equilibrios y haciendo malabares entre la pasión, el aburrimiento, el placer, la comodidad, la aventura, el bienestar, la traquilidad y hasta la autoestima, y cómo no, la curiosidad y el valor o la cobardía.
Esa búsqueda de equilibrio es la que nos lleva y nos trae, a algun@ no les lleva nada y a otr@s mucho.
Lo que es una pena, es que se quede sin trabajo, está un poco empanao.
Vi.

Belén dijo...

Pues me parece que Julia va a alcanzar una importancia muy buena en la vida de este hombre...

Besicos

gaia07 dijo...

Aproximadamente, parece ser, que ese es el tiempo para que dos personas lleguen a enfriar una relación.
En algún momento de ese tiempo pasamos inconscientemente de la querencia a la indiferencia soportable, tiempo en el que un Juan o una Julia despiertan el interés por “el otro” que teniamos sometido.

Si te fijas en las personas que consiguen ser fieles y seguir queriéndose, te sueles encontrar con los típicos que solo piensan en vivir tranquilos con la libido a pulsión normal, y con aquellos que son capaces de vivir diariamente compartiendo todo con una pareja, mal humor contraponiendo ternura, olvidos con post-it, depresiones con atención continua, malos momentos arrimando el hombro, el lomo, y el resto…
Magnas tareas que no todos tenemos la capacidad de llevar a cabo, y para mayor tormento, a ver cómo das con el otro que funcione igual.

Un abrazo querido Pedro.

PS: Todos hemos pasado por esto de una manera u otra, es normal que todos tengamos cosas que decir. No te sorprendas, tú nos sorprendes siempre con esa imaginación, con la que consigues rozar fibras sensibles de nuestras vivencias reales.

Arantza G. dijo...

El comadreo en las paradas de autobús nunca me gustó; las confidencias que en ella se puedan hacer, dejan de serlo en el momento que salen por la boca y las miradas cómplices, te llevan directa-o a la horca.
Hacer, callar y luego cumplir con tu pareja como buen compañera-o de cama.
De esa forma se evitan mosqueos y preguntas innecesarias.
Alguien dijo que no se debería confundir amor con sexo y eso creo que le ha pasado a este último romántico.
Besos

Anónimo dijo...

Era lo que tú quisieras que fuera, era.
Ahora es ella, sólo ella.
Una cara de la moneda,
la parte que menos quieren tocar y ver.
Otra, la parte que más quieren tener.
Tenerla, degustarla.
Palabras entre luces, palabras entre noches, palabras.
Tuyas y mías.
Palabras que transportan en cada letra, fuego abrasador.
Miedos absurdos a la felicidad compartida.
Fuegos tiernos que ilusionan,
fuegos que desgarran por dentro.
Futuros temerosos, escapa corriendo, huye.
Ella, la que siempre espera a tu lado, invisible.
Torpe, se desprende de su máscara.
Decidida, se entrega a ti llena de luz.
Te llena por dentro muy rapidamente
Sólo si tu quisieras tocarías el cielo.
Pero no, es mejor quedarse en la oscuridad
de tu hermoso rincón.

Leerte en mi habitación, ser rodeada por tus brazos mientras me acomodo para dormir.
Susurros que acarician mi cuello, entonces no puedo dormir, sintiendo tu calor en mi espalda.
Revuelvo mi cuerpo entre el tuyo buscando que otras partes de tu cuerpo despierten. Crezcan entre mis gluteos. Dejarme llevar por las olas que se conforman, tu cuerpo y el mío, abrazados, bailando entre las sábanas, abrazado a mí con tus manos en mis pechos, abrazado a mí te leo, abrazado a mí me susurras.

Con una misma moneda soy para tí,
con una misma moneda soy yo,
cara y cruz.

S

ana p. dijo...

Dicho popular:
Tiran más dos tetas que dos carretas
Yo añadiría que esto se da como las escobas que el primer día barren muy bien, a la larga es necesario algo más que pechos... Sino los hombres viviríais felices en una vaquería. O no?

LA ZARZAMORA dijo...

Cuando la complicidad, el diálogo, y las risas compartidas se acaban da igual con quien te acuestes o te hayas acostado. La relación no tenía ningún sentido ya.
Besos.

mirada dijo...

Oh, el amor, el amor, el amor...

"Una persona no está enamorada
si el amor no ilumina su Alma.
No es un amante
si no gira como las estrellas alrededor de la luna." Jelaluddin Rumí(1207-1273).

"Dondequiera que estés, sea cual sea tu condición y hagas lo que hagas,
sé siempre un buen amante”

"El movimiento de las olas,
día y noche, viene del mar,
tú ves las olas, pero, ¡qué extraño!
no ves el mar." Jelaluddin Rumí(1207-1273).

¿Precisamos más espiritualidad?
¿Más filosofía?

No entiendo porque nos tenemos que hacer daño a nosotros mismos...

mabel g. c.© dijo...

¿No hay continuación? Ahora me voy a quedar con las dudas de cómo saldrán adelante esas dos nuevas parejas...

Bué, cualquier cosa te mando un email y me lo cuentas, si quieres, claro...

Un beso... dudoso...

LA ZARZAMORA dijo...

El movimiento de las olas,
día y noche, viene del mar,
tú ves las olas, pero, ¡qué extraño!
no ves el mar." Jelaluddin Rumí(1207-1273).

¿Precisamos más espiritualidad?
¿Más filosofía?

No entiendo porque nos tenemos que hacer daño a nosotros mismos...


Hoy ando con tiempo para filosofar.
Y este comentario de Mirada, atrajo la mía.
Por eso vuelvo de marejada y contesto:

Ver el movimiento de las olas, ¿le impidió a alguien ver el mar?
De ser así, creo y pienso que nunca supo adentrarse en él...

Sí, precisamos de más de filosofía y de espiritualidad aunque en cada reflexión nos hundamos con la resaca.

Bs

LA ZARZAMORA dijo...

Y me dejé la última baza... Tal ves o quizás la fundamental.
¿Por qué hacernos daño a nosotros mismos?

Porque ni siquiera cada cual ha resuelto quien es, ni cómo es, ni lo que será capaz de hacer, de ser ni de resolver o de lo que pretende saber le acontecerá de seguir siendo, ser y estando consigo mismo/a. O ajeno a sí mismo.
Bs.

Anónimo dijo...

Prefiero el anonimato, aquí no me encuentro, o me encuentro demasiado(que luego me dirás si tengo todas las papeletas para ser/parecer un poco psicótica)...si tú supieras...
A veces la realidad supera cualquier ficción. Allí te leo.
Vi.

pepa mas gisbert dijo...

No recuerdo que poeta hablaba de las viudas del amor, en este caso ambas dos lo son (en su relación con él claro). Una por perderlo, la otra quizás por no haberlo tenido nunca (¿virgen del amor?).

Los poetas tienes palabras para todo, aunque no se si explicación.

Un abrazo

Pedro M. Martínez dijo...

Muchas gracias a todos por los comentarios. Llego ahora a casa y, la verdad, el tiempo no me da para más.
Muy agradecido.

Anónimo dijo...

Por desgracia hay muchos matrimonios así y que acaban así también.

Me gusta el relato de la cruda realidad.

Un saludo desde León.
Cris

Nikté dijo...

Aunque comento con un día de retraso esta entrada, solo quería decirte lo agradecida que estoy como lectora de la ternura con la que has perfilado a estos personajes.

Yo también te quiero aunque no siempre.

veruska dijo...

mira: Julia en seis meses de convivencia se convertirá en la esposa, y él en el marido, lo que interesa de ese momento, es que lo prohibido, triunfa sobre lo rutinario. Sólo es interesante el vivir separados , no verse a diario, extrañarse y que la cosa parezca algo difícil. La separación conlleva problemas económicos y si hay hijos, no hay que interponerlos ni hablarle mal de su papá o mamá.
Así que si intentan otra realación, en convivencia , sólo cambia el protagonista.

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