Problemas.
Carl Honoré defensor de la filosofía “Slow”, en la cual sus seguidores intentan recuperar la calma perdida en las sociedades desarrolladas para saborear la vida de otra manera, es decir, vivir sin prisas. Eso defiende en su “Elogio a la lentitud”.
Grand Central at New Years Eve, NYC, 1969.
Qué cosas, hace poco, en el filo entre años, charlando con una amiga me decía: “tú no tienes problemas, siempre estás sonriendo”. Y no, ni una cosa ni otra, en un tiempo de crisis económica, de valores, en los que vivir es complicado, encarar los días con optimismo es una obligación. En un tiempo en que ser feliz se confunde con ausencia de problemas, confieso que estoy en los dos frentes.
Aún así, o por eso, quiero manifestar que me siento (razonablemente) feliz.
Lo escribo sin (demasiado) rubor, con la satisfacción de saber lo que me digo, de saber lo que me ha costado poder sentirlo.
Los problemas –como los que tienen todos- trato de afrontarlos con tranquilidad, uno a uno (aunque a veces se agolpen con insistencia). No siempre puedo.
Dedico a esta página un tiempo limitado. Me gusta escribir, me enriquece, me gusta comunicarme, me resulta una magnífica vía de expresión, de canalización de emociones, ocurrencias, sentimientos. Por los comentarios que recibo, la página también gusta a otras personas, mejor que mejor.
Día a día intento llenar estas paredes con imágenes nuevas que me conforten, que me ayuden, que no me hagan olvidar que otros, antes, ahora, dejan también aquí su voz y su corazón, su expresión artística, su cultura, su sensibilidad, su saber hacer, su diferencia. Mi recuerdo para ellos.
Seguiré mientras se me ocurran cosas que contar y no hipoteque mis (muchas) obligaciones y mis (muy extensas) devociones. Durante el resto de mi tiempo vivo con toda la intensidad que puedo.
Vaya, hoy me encuentro repetitivo, creo que algo así ya lo he dicho (debe ser que en invierno se me encogen las meninges).
Pues nada, lo repito.
Abrazos por doquier.
4 comments :
Es una suerte que esto sea así y que lo compartas de esta manera. Consigues para los demás lo que para ti, lo que no deja de ser una responsabilidad. Gracias por ayudarnos a encarar nuestros días. Un beso Pedro.
Me sumo al comentario de Joselu.
Abrazos por doquier Pedro.
Pues por esa mismo sendero (aunque sea diferente) procuro transitar. Aunque reconozco que la sonrisa me cuesta trabajo.
Enhorabuena por la sonrisa ganada, por la serenidad sentida.
Sigo viniendo por ésta tu casa, pero lo hago de puntillas. Hoy quiero dejarte un beso. Volveré.
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