“La vida, a la hora de destrozarnos, tiene la terca paciencia de la marea.
— Fragmento de Lejos de Veracruz, Enrique Vila-Matas
Demasiadas palabras, elogio de la brevedad, tantos días para decir qué, con la honradez de no repetir, vano intento, nubes retorcidas en un calabozo, palabrería estéril en un desierto de miradas, toreros brindando al sol del eclipse, alhelíes, Irina en la Sexta Avenida, la conciencia es una anilla en la nariz, la marca que le hizo con el bisturí, soy tuya, ahí empieza el conflicto, con la alienista, y el hermeneuta, un torbellino de rapsodas, el poeta como un grillo, soliloquio, Pollock sentado al borde de un precipicio salpicando el vacío, los versos se evaporan entre las rocas, los desocupados miran y remiran el qué, el cómo, los muslos tatuados de la bailarina, tatuajes de dragones y flores, cuentagotas de inspiración plantada como lechugas para una ensalada con aceite, vinagre y romero, buscar el poema allí donde no está, en lo que no, donde las puertas están cerradas, el cielo a jirones, la mirada sin ira, el deseo…ay, el deseo vigente como piedras formando un camino que sin remedio conduce a Ella, demasiadas palabras.
Ella está a otra cosa.
1 comments :
Al fondo del vacío estoy yo, con los brazos abiertos, los ojos cerrados (mala cosa la pintura en los ojos) y la cabeza girada hacia arriba. Apenas veo a Pollock pero cuando golpea el aire con la brocha, bendiciendo con sus gotas de color el abismo, lo intuyo. Corrijo mi posición. Hace un poco de aire y las gotas devienen en mariposas. Claro...por eso no me llegan...
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