miércoles, 9 de junio de 2010

Sombra.

Publicamos para librarnos de un texto, para no estar toda la vida corrigiéndolo y corrigiéndolo. (De una conversación con Borges)


Me ocurrió la primera vez.
Hoy lo he recordado.

Sole dejó a la niña con los abuelos y me invitó a tomar café, como entonces, como aquel día perdido en los recuerdos.
Acepté aún a pesar que si tomo café por la tarde me quita el sueño de la noche.

En el salón de su casa, nerviosos, hablábamos de muchas cosas, de nada.
Me levanté y la besé.
No opuso demasiada resistencia, tampoco demasiado entusiasmo, me dejo hacer.
Cuando acaricié sus caderas me invitó a conocer la habitación de arriba.
Se quitó la ropa sin dejar de mirarme, temblaba.
Quise aparentar seguridad pero también yo temblaba.
Fue entonces cuando la vi.
Una sombra pasó por su frente y creció y creció hasta abrazar todo su cuerpo.
Después nos amamos, los tres.
La sombra sonreía con una mueca cruel.
Mientras me duchaba se lo pregunté.

-¿La has visto?-
-¿Qué?-
-Una sombra.-
-Eh…no, no he visto nada.
-Estaba aquí.-
-Solo te he visto a ti, cariño, ¿volverás?

En nuestros siguientes encuentros no apareció la sombra, pero siempre me sentí observado, no estaba cómodo, no me concentraba.
Fuimos a un hotel pero por mi parte la sensación también era de intranquilidad.
Llegué a pensar que era un reflejo culpable de mi subconsciente.
Ella se dio cuenta, seguro que me tomó por un maniático.
Por consejo de mi psiquiatra dejé de visitarla.

Hoy me entero que la sombra se ha casado con Sole.
No somos nada.



7 comments :

Mayte dijo...

Hay sombras intermitentes como riachuelos ocultos en la mente que a veces se desbordan y lo inundan todo, incluso la realidad o viceversa y entonces todo parece una sombra que lo devora todo... como tus letras, sí.

Bikiño, Pedro.

ybris dijo...

Extraño "ménage à trois".
Aunque, si bien se piensa, muy frecuente.
Lo malo es darse cuenta cuando la sombra se lleva el gato al agua.

Un abrazo.

gaia07 dijo...

Por una vez puede que tuviera razón el psicoanalista. Imagina pasarte la vida soportando a la sombra, te deja hacer pero está siempre en medio.

Claro que, podrías llegar a una bella amistad resolviendo antes cómo hacerle entender a ella que la sombra es suya, y para eso tendrías que psicoanalizarles. Ahora no sé qué es peor.

Me encanta los remolinos que creas en mi mente.
Un besazo.

mirada dijo...

Caramba, Pedro, es un texto muy inquietante.
Me gusta mucho que sigas publicando.
El sábado en radio 3 escuché a un autor de canciones decir "juntas dos tapas y ya tienes un libro, me fui a un editor amigo y ya lo hemos puesto a la venta..."
Si es que para qué darle tantas vueltas a las palabras...
(ay, dios, qué mundo este lo que hay que oir...)
Me encanta leerte estas escenas, Pedro.

Shandy dijo...

Ay, esas presencias arraigadas, escondidas bajo tierra y sin salir a la luz, como las raíces. Su aparente invisibilidad, su ausente presencia es poderosa, se presiente y se percibe en las vibraciones del aire y se delata en las del ser.
Como decía aquella desgraciada princesa:"en una pareja, tres son multitud".
Abrazos

Carmen dijo...

Hablas hoy en primera persona... pero no creo que seas tú el protagonista de tu relato...
¿Quizás la sombra?
Un abrazo, versátil Pedro.

Tot Barcelona dijo...

Caramba...vengo de Tempero porque acabo de hablar de mi preferido Juan Eduardo Cirlot ( y me ha remitido a unos escritos en esta página)...y me encuentro a personas conocidas ¡¡¡¡que maravilla ¡¡¡ y que pequeño que es esto del internetes ...¡¡¡Salut...me ha gustado ...¡¡que pequeño que es esto ¡¡¡

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