miércoles, 17 de septiembre de 2008

Camino de Santiago.(y 3)

”Ahí está el punto, y esa es la fineza de mi negocio; que volverse loco con causa, ni grado ni gracias; el toque está desatinar sin ocasión y dar a entender a mi dama que, sin en seco hago esto, ¿qué hiciera en mojado?"(Don Quijote)


Por caminos que no, que sí, era sexo, ahora lo sé, como un romero por el camino de Santiago, con la concha peregrina y la calabaza con agua del Jordán, durmiendo en albergues de monjes oscuros, en casas de gentes de bien, en pajares de conventos con hermanas de tocas alborotadas, en hospederías cuando hay reales, comiendo pan y tocino, rezando ángelus en horas intempestivas, con relojes de viento y sombra, con la devoción ermitaña en cada pelo de la barba, con el olor del cuerpo de ella en mis dedos que acarician el tronco de los manzanos, los bancos de piedra, la correa de las sandalias polvorientas, besando los gallos que vigilan las cruces de los caminos, vadeando ríos por donde el agua cubre el ombligo, recostado bajo los arcos de las plazas mayores, allí donde se mezclan los olores de las tahonas con la humedad de las baldosas de tabernas oscuras, con parroquianos cantando himnos a vírgenes remotas, lugareños de nariz roja y albarcas embarradas que juegan a los naipes, labradores atribulados por la sequía, en la puerta mujeres pintadas enseñando los senos sin vergüenza, gestos ordinarios, falsos pendientes de oro como reclamo, zafias palabras de calabazas e higos, de frutas prohibidas, de coitos a un real, ancianos encorvados que las miran, titiriteros con ceñidas camisas, gorros de colores y cascabeles, era sexo, lo sé, aunque la amaba, me gustaba su cuerpo delgado, sus nalgas duras bajo el camisón cuando atravesábamos la noche y llovía, no había estrellas y la música de nuestros muslos detenía este mundo que ahora termina en Compostela, paisajes sucesivos, ora trigales ondulando, ora monotonía de la vid, ora campos verdes, pinares y choperas, hierbas secas para lechos de siesta bajo los robles, romeros italianos, alemanes, franceses chapurreando que ellos también van, que cumplirán sus votos, que este es su camino de redención, que se encuentran en las madrugadas de escarcha con conejos que huyen por los rastrojos, zorros en los gallineros de pueblos de adobe, con plegarias y gemidos saliendo de las espadañas de torres presentidas entre la niebla, el camino está lleno de misterios y un pastor blasfema entre el rebaño de ovejas atemorizadas por un mastín peludo, que pienso en beber de una bota con la lengua recogiendo cada gota, la misma lengua que recorría la espalda de ella, el hueco entre sus piernas torcidas, sus pezones pardos y jugosos, los lugares que eran míos y besaba con devoción y suspiros, la curva de sus caderas, regocijo de posturas que inventábamos, que se arrodillaba y las nubes formaban dragones, conejos gigantes y blancos, que entraba en su cuerpo como a un pozo de sombras y al fondo me esperaba su mirada adolescente, aquella mirada que perdimos en la plaza y que me hizo olvidar a otras mujeres de carnes tersas, gritos y temblores compartidos en fiebres de deseo, alboroto de sábanas, camas en la pleamar que parecíamos volatineros y por eso sigo este camino que a veces es un lodazal, rodadas de carros, burros salpicando con sus pezuñas, aullidos de lobos en las sierras, apoyado en un pilar, con la brisa que despeja los dolores ahora que el camino se bifurca y a un lado se adivina la catedral y al otro la puerta del infierno, patios atestados de míseros caminantes con los pies hinchados, pulmones que silban, llagas en las piernas polvorientas, toses, sabañones en las orejas, olor a sudor, una niña que mira al cielo y reza, hambre en esta villa al final del camino, llena de la paradoja de olores a caldo de berzas, morcilla y perejil, guisos en pucheros, frituras, parrillas con chuletas de cordero, ajo y vinagre, vino en barricas, me cubro la cabeza y a mi lado pasa una mujer preñada, un ciego guiado por un mozalbete desgreñado, un dentista con un mandil encarnado y unas tenazas en la mano, era sexo, tal vez, no se lo preguntaré a nadie, que ahora llegan orgullosos mendigos que miran a los comerciantes avaros, un carnero que escapa entre los puestos de baratijas, un toro que muge amarrado a un madero, una compañía de soldados con gorros rojos y banderolas, tambores y un capitán a caballo y en ese callejón fue, ahí me detuvieron, que no fui yo, ay dolor, que la amaba, que enloquecí quizás, que no gritó, que se quedó entre mis brazos, que no pude soportar que fuera de otro, quise parar la sangre con sus largas faldas, que huí llorando, que alguien me ha delatado, que después de tanto viaje no llegaré a la Puerta, que al fondo se ven las torres, que el santo ya no me perdonará, que no pude soportar su desamor, ella al principio de este camino ¿qué será de mi?.


Fin



18 comments :

Єѕтnoм dijo...

¿Qué será de todos?
Un besazo, buena persona.

gloria dijo...

¡Cómo que FIN!

¿que será de él entonces? quiero conocerle, ir a visitarle si está encerrado, ayudarle con el desamor...

Perdona Pedro, un final espectacular, gracias por eso.

Un beso genio.

Pedro M. Martínez dijo...

Єѕтησм, eso, qué será de todos.
De momento vamos p´alante.
Un beso.

( ¿Buena persona?, ¿cómo lo sabes?)
(Pero muchas gracias)

Pedro M. Martínez dijo...

Todo termina gloria, todo Camino tiene su Fin.
Por eso llegar a Santiago tiene un punto de frustración. ¿Para eso hemos andado tanto?
Como la vida.

Él murió encerrado.
Y el final, sí, tanto esperar merecía uno especial.

Me da miedo que me des un beso con genio ¿es tan salvaje?
Gracias, guapa.

Alfonso White dijo...

He llegado aquí de casualidad y me ha gustado este sitio de verdad. Tu escrito me ha parecido muy interesante porque me encantan los relatos de viajero, y todas esas apreciaciones que contienen. Además, el final de tu historia es desgarrador. Dan ganas de más.

Saludos.

Anónimo dijo...

Excelente e inesperado final para esta trilogia. Te tomarás un respiro mientras hilvanas lo próximo? Ahora te será dificil, dar marcha atras!!!!

Pedro M. Martínez dijo...

Pues nada Alfonso White, sigue leyendo.
Gracias por venir.
Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

Lobito, dudé entre que se casé con ella o que la mate.
Y, reina, no doy marcha atrás ni para tomar impulso.
Mientras escribo, respiro.
Saludos agradecidos.

Anónimo dijo...

Cuántas imágenes nos trae este camino, Pedro. Me ha gustado mucho.

Anónimo dijo...

Ala, me está bien por abrir la boca antes de tiempo, glup... Este no encontró la salvación sino la condena!
Bueno, rezaré una oración por el alma de este viajero que tan buenos ojos y mirada tuvo para describir tanto y tan bien. Me ha llevado a fume de carozo y sin resuello me ha dejado con su fatal desatino y su triste destino. Amén

gaia07 dijo...

Tendré que ceder ante tamaño final. Ahora defiendo que era algo más que sexo. Ese capitán me recuerda a alguien.
El sexo se desentiende de ti cuando lo sacias, pero el amor, ay señor, ese, jamás se sacia, y nos acaba confundiendo amor con amistad, necesidad y posesión.
Como siempre, ha sido un placer este rato contigo. Un abrazo con mucho cariño.

Lobita Esteparia dijo...

Una descripcion muy rica de detalles sobre el camino, un camino sin final y una historia de pasion con final atroz...me imagino al protagonista mientras nos lo cuenta, con la mirada perdida...Un saludo.

Lena yau dijo...

ohhhhhhhhhhhhh Peter......me has pillado...no esperaba ese final!!!!

Bueno, bueno, bueno!!!!!

(me encantó...las imagenes son diafanas....se ven como el paneo en una peli...)

Besos que desayunan sopresa!

Pedro M. Martínez dijo...

elshowdefusa, me alegro que te haya gustado. Gracias.

dama shandy es que hay caminantes que no aprenden. Tanto caminar para eso.

gaia07, al escribirlo no atendí a la triste realidad actual de tantas muertes inútiles, lo que se llama violencia de sexo y es pura brutalidad y horror. Ay.
Venga ese abrazo (me conmuevo)

Lobita Esteparia ¿a que parece que hice el Camino hace 400 años? Creo que lo hice entonces. Y el año pasado ...Un saludo.

Lena, me vas a tener que invitar a esos desayunos tan sonrientes. ¿Cómo va ese libro?

Tempus fugit dijo...

Me sorprendiste con ese final, gratamente, por supuesto. Me imagino tu media sonrisa pensando en la cara que pondríamos tus lectores al llegar a las últimas líneas.

un abrazo, maestro

Pedro M. Martínez dijo...

De cenizas, te agradezco mucho que me mantengas en tu parnaso particular a pesar de mi pesadez. Es todo un honor.
La verdad es que este escrito se merecía el suspense.
Mis lectores – que son a su vez a quienes leo- saben de qué va este glup (2.0)
Un abrazo, poeta de la luz.

Anónimo dijo...

A manera de apunte, te comento que la bella imagen con la que cierras tu caminata es del extraordinario pintor mexicano Alfredo Castañeda.



Saludos...

Pedro M. Martínez dijo...

Lo sé ángel, tengo la asignatura pendiente de colocar el nombre de los autores de las pinturas, fotos y dibujos que cuelgo. Humildemente digo que no sé cómo hacerlo, no sé cómo colocar sus nombres.
Gracias por el apunte.

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